Marianne dejó pasar un par de días, mientras se debatía entre ir o no al consejo escolar. Finalmente, decidió que lo mejor sería actuar como una estudiante normal y zanjar el asunto.
Al terminar las clases, fue al salón asignado para el consejo técnico. En su otra vida había acudido múltiples veces, aunque nunca había formado parte de éste.
Evan estaba ahí y Marianne decidió ofrecer su ayuda, que rápidamente fue aceptada. Evan solo le había solicitado acudir una o dos veces por semana, durante los últimos meses antes de terminar el ciclo para ayudar con la gestión de un anuario escolar para los alumnos de tercer año.
Era un proyecto que llevaba Evan y en donde Marianne colaboraría. No era demasiado trabajo e incluso tenía un fin bastante aceptable.
Sin embargo, a Marianne le inquietaba la parte de trabajar con Evan. No podía evitar pensar en una vida con él, en la que siempre había habido disputas entre ambos.