Capítulo 3

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Aquí estaban en el despacho de Evan, sentados, odiándose mutuamente. Marianne sabía que esta plática no iba a terminar bien. Ni Evan ni ella se toleraban.

-¿Qué fue todo eso que les dijiste a los chicos? Evan preguntó mirándola con desdén.

Marianne solo levantó una ceja y no dijo nada.

-Será mejor que vayas con ellos y los tranquilices.

-¿Tranquilizarlos? Quieres que les mienta y les diga que ellos son el fruto de nuestro amor. A estas alturas todos saben que sigues obsesionado con Aria.

-Te he dicho que no digas su nombre. Los ojos coléricos de Evan habían dejado de asustar a Marianne.

-Evan, dejémonos de juegos. Hace un mes se divorció Aria. ¿Crees que no me he enterado que la has estado viendo? Todos nuestros amigos saben que pagaste los gastos del abogado para que se divorciara y que le has prestado un apartamento. Ni siquiera es que me importe lo que hagas o con quién estés. No quiero seguir siendo la villana de tu historia.

Marianne lo miró tranquilamente, pues llevaba días pensando lo que le iba a decir. Aunque lo más importante es que llevaba meses esperando que la compañía de su padre se independizará de la influencia de su marido. 17 años para poder hablar sin repercusiones.

-Quiero el divorcio. -Evan llevaba días pensando cómo decirle y haciendo planes para contrarrestar la escena que iba a armar.-

-Quiero una suma justa para firmarlo. -Marianne le contestó sin enojo, sin alegría.-

Evan sacó un fólder que le pasó a Marianne, quien al ver la cantidad supo cuán desesperado estaba su aún esposo por separarse. Por un momento, Marianne pensó en todo el daño que podría hacerle de no firmar el divorcio, semanas o meses en que no podría estar con Aria, pero ella, Marianne, estaba cansada de soportar el drama que era Evan.

Una vida de ser comparada con Aria la había dejado sin interés de seguir con un hombre como Evan. "¿De qué le servía a Evan ser atractivo y rico si no sabía comportarse como marido?"

Marianne pensó que la cantidad era justa, firmó y le devolvió el fólder.

-No puedo decir que ha sido un gusto, Evan, pero, aunque no lo creas, espero que obtengas lo que has querido. Hoy mismo me mudo a casa de mi padre. Habla con Julien y Liz sobre el divorcio, lo entenderán mejor si se los dices tú. Aún son menores, pero se querrán quedar contigo, así que envíame los papeles para que tengas la custodia.

Evan solo asintió, se miraron y Marianne salió de la oficina de Evan con la intención de no volver.

Ardiente pasión o la villana decide ser felizWhere stories live. Discover now