En la escuela, las primeras semanas pasaron con tranquilidad. Al no estar en el mismo salón que Evan, Marianne había evitado encontrarlo. Desde lejos lo había visto, pero ya que no se conocían previamente, eso le había permitido pasar un inicio escolar pacífico.
Aunque Steven estaba en su misma clase, sus intereses eran muy diferentes, por lo que tampoco convivían. Con sus demás compañeros, Marianne había establecido una relación cordial pero distante. En esta vida no estaba interesada en formar parte de ningún grupo. Sobra decir que en su vida previa Evan la había considerado la líder de ese grupo de chicas que le habían hecho la vida difícil a Aira, incluso cuando ella directamente no la había agredido.
Así, esta vez no sería parte de ninguno de estos grupos. Por otra parte, Aira había entrado a la escuela pero estaba en otra clase diferente a la de Evan y a la de ella. Si las cosas continuaban como en su vida anterior, Evan y Aira entrarían en contacto a través de las actividades extraescolares.
De esta manera, cuando pasaron los formatos para entrar en el consejo técnico o en los clubes, Marianne decidió no integrarse a ninguno. Su madre no había estado de acuerdo desde un inicio en esta decisión, pero Marianne había planeado que tendría una vida académica diferente.
Su plan consistía en no quedarse en los dormitorios del colegio y en tomar clases de arte de forma externa, para evitar relacionarse con sus compañeros. Al escuchar su propuesta de tomar clases externas, la madre de Marianne había aceptado que no se integrase a ningún club. En su vida previa, Marianne había vivido en las instalaciones de la escuela, lo cual había desencadenado en formar parte de un grupo de chicas que Evan asociaba con el acoso de Aira.
Además Evan y Aira vivían en los dormitorios, al estar ahí habría sido inevitable convivir con ambos. Marianne estaba decidida a llevar una vida distinta