Alexis:
Han pasado siete años desde la muerte de mi hermano mayor, las cosas no fueron iguales pero gracias a Derek pudimos seguir adelante como manada. Ahora tengo quince años y puedo entender muchas cosas, aunque jamás voy a perdonar a Enrys por haber tomado la decisión de acabar con la vida de Sti.
En fin, me he dedicado en esto estos años en convertirme en un lobo digno de ser el próximo alfa, tengo las habilidades de todos en la manada, incluso he podido convertirme en un lobo completo, algo que ni siquiera Derek había logrado cuando era un cachorro, porque no deje de entrenar aunque mis padres me dijeron que no era necesario, pero tengo que ser fuerte, yo cargo con el legado de Mieczyslaw Stilinski y es el honor más grande que voy a tener en mi vida.
La manada se ha vuelto mucho más fuerte que antes y Thomas junto con los demás no tardaron mucho en adaptarse y ser uno con nosotros, era como tener nuevos hermanos mayores y ellos me ayudaron mucho a seguir adelante después de todo lo que sucedió, además de que estoy completamente seguros de que ellos son la razón de que no he matado a cierto elfo maldito.
*
Derek suspiró mientras negaba con la cabeza, a sus treinta cinco años no podía seguir lidiando con cachorro escandalosos. La manada había crecido en esos años, los betas tenían hijos y al ser unos cachorros de entre dos a cuatro años no era sencillo mantenerlos en orden, sobre todo cuando a esa edad no obedecían a nadie ni siquiera al alfa. Todo eso resumido a un gran dolor de cabeza porque dejaban a los menores a su cargo, pero por otro lado era el mejor, esos cachorros habían salvado su vida junto con Antonio y en especial Alexis. Su primo se convirtió en su mayor apoyo y viceversa, aunque el menor tenía la ayuda de la pequeña manada de Stiles, ellos se unieron esos años, el sentimiento que tenían por la pérdida del primer humano de la manada era mucho más fuerte que el de los demás, el lazo que tenían con él era diferente, ni siquiera Noah podía entenderlo a pesar de que tuviera el lazo de un padre-hijo.
Derek frunció el ceño al captar el olor de azufre, se encontraba con los cachorros en el bosque mientras sus padres disfrutaban de una cita sin sus hijos, era extraño que olor estuviera en el pueblo y no le gustaba nada. Los demonios no habían ido a Beacon Hills desde que sus padres estaban vivos, recuerda que vinieron cuando era apenas un niño, recuerda vagamente a unos cazadores que los ayudaron a acabar con ellos, aunque solo era un cazador junto con sus hijos, pero esa parte estaba un poco borrosa.
No tardó en llegar a la mansión donde se encontraba Chris Argent con Antonio a su lado, el niño ya era todo un cazador a su corta edad así que solía acompañara a su padre en cualquier cosa que tuviera que ver con una amenaza, tal y como lo hacía Alexis por se el futuro alfa.
— Hay demonios. — dijo Derek después de que los menores entraran a la mansión.
— Lo sé, son demasiado.
— ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo nos preparamos?
— Con los mejores cazadores que existen: los Winchester. Su padre ya no está vivo pero sus hijos se encargaron de su llegado.
— ¿En necesario?
— Ellos han lidiado con demonios durante toda su vida, podemos volver a la paz que hemos tenido por siete años si ellos nos ayudan. — le dijo Chris mientras colocaba una mano sobre el hombro del alfa, sabía que no quería volver a ese tiempo de caos y destrucción, Stiles hubiera querido que vivieran tranquilos.
— De acuerdo, llámalos.
*
La manada se encontraba en la mansión, estaban esperando por los Winchester, quienes llegarían ese día al atardecer o eso le había dicho a Chris.
— ¿Cuántas veces te hemos dicho que no pongas las música tan alta? Ni siquiera Cass la tolera.
Los lobos miraron al bosque en el que se escuchaban seis corazones, además de las voz que acaban de escuchar.
— Solo me molestan, ya les he dicho mi auto, mis reglas.
— Papá, es molesto.
— ¡Hasta mi hijo me ha traicionado!
— Ya llegamos.
Todos se quedaron estáticos al escuchar la última voz, ellos sabían muy bien de quien era y jamás pensaron volver a escucharla.
Antes de que pudieran decir algo frente a ellos apareció un joven de treinta y dos años de cabello castaño, ligera barba adornando su rostro, vestía unos tejanos de mezclilla, una playera gris y arriba de esta una chaqueta de cuero, de él emanaba un olor a pólvora y acónito.
Frente a ellos se encontraba Mieczyslaw Stilinski o eso parecía porque su cabello era un poco más claro y sus ojos tenían motas azules.
— Un gusto manada Hale, me llamo Dean Winchester y ellos son Castiel, mi esposo y Jack, mi hijo. — los mencionados sonrieron levemente — Mis hermanos, Sam y su esposo Gabriel, y Mitch. Mi hermano menor es el más peligroso así que no lo provoquen. — dijo el mayor con una ligera sonrisa en su rostro.
La manada no respondió, sus miradas seguían en el chico llamado Mitch, en especial Derek y Alexis que sentían que en cualquier momento sus piernas dejarían de funcionar y caerían al suelo de la impresión.