-Así que por fin te pidió el divorcio. Aldo, el hermano de Marianne, dijo mientras ambos estaban en un salón tomando té.
Marianne había llegado hace un par de horas y había sido un caos entre las maletas que traía, las explicaciones a sus padres. Finalmente, Aldo y Marianne habían podido platicar a solas.
-Era cuestión de tiempo. Afortunadamente, pudiste mover las acciones antes de que ocurriera el divorcio. -Marianne jugaba con una pluma fuente mientras hablaba.- ¿Ya conseguiste el departamento que te pedí?
Hacía un par de semanas, Marianne le había solicitado buscar un departamento privado y no asociado a los inmuebles de Evan.
-Ya está listo para que te mudes. Piensas quedarte aquí o mudarte a otro país.
-Por el momento me quedaré, pero el plan es que antes de que termine el año pueda estar en América.
-¿Tanto lo detestas que quieres poner un océano de por medio? -Aldo la miró fijamente.
-Es más por mi beneficio. Evan siempre ha sido impredecible, prefiero alejarme de él y de sus negocios. Por fortuna, me dio dinero y propiedades, no será necesario que lo vea.
-¿Crees que se casen? -Marianne sabía que se refería a Evan y Aria, verdaderamente no sabía qué podría ocurrir. De lo único que Marianne estaba segura es que Evan estaba obsesionado, pero no estaba segura si estaba obsesionado con Aria o con la idea de romance que había cultivado en su juventud. "¿Estaría la Aria real al nivel de la Aria idealizada?" Marianne tembló y supo que no quería estar cerca para descubrirlo. En el fondo, un magnate como Evan, no era una buena persona del todo.
-No lo sé y no me interesa.