CAPÍTULO CUATRO.
supongo que ahora eres parte de la pandilla, tigre.
AL DÍA SIGUIENTE, ADRIÁN AGRADECIÓ A SUS ESTRELLAS DE LA SUERTE QUE ALLISON NO ESTUVIERA HERIDA. Después de suplicar y sobornar a su hermana, Lydia le había dado el número de la chica que le dio el visto bueno de que ella estaba bien e ilesa. Ahora todo lo que Adrian necesitaba era una actualización de Scott.
—¿A quién estás esperando? —Toby estaba a su lado esa mañana mientras su amigo se movía sobre sus pies, mordiéndose los labios como si necesitara ir al baño.
—A alguien. —Contestó Adrian sin rodeos mientras se giraba hacia su mejor amigo—. Hazme el favor de seguir sin mí. Tengo que hacer algo.
Toby lo miró de arriba abajo antes de asentir lentamente, echando aire por las mejillas. —De acuerdo, hombre. Nos vemos en clase. —Adrian asintió, ahora de pie solo en los terrenos de la escuela.
El jeep azul de Stiles se detuvo después de cinco minutos de espera, el adolescente saltó cuando Martin corrió hacia él.
—¡Stilinski, no estás muerto!, —le dijo Adrian con una sonrisa, relajándose al ver al chico de una pieza intacto.
—Sí, gracias por la observación. —Contestó Stiles extrañado, asintiendo con la cabeza rígidamente. Tenía que admitir que no esperaba que Adrian le prestara atención en la escuela, pero no se quejaba. Empezaba a gustarle el lado menos malo de Adrian Martin.
Los dos chicos entraron juntos en el instituto, ignorando algunas miradas extrañas que les dirigieron cuando se dieron cuenta de que el chico popular hablaba con el nerd. —Así que, ¿cuál es el resumen? —preguntó Adrian con impaciencia, caminando hacia atrás mientras se ponía delante de Stilinski.
Stiles entonces pasó a explicarle cada detalle y quiere decir cada detalle. Resulta que Scott había tenido un encontronazo con un cazador de hombres lobo Adrian no le creyó al principio y había resultado herido. Ahora, el chico estaba fuera con la esperanza de pedir disculpas a Allison, tratando de limpiar su desorden.
—Entonces, ¿qué pasa ahora? ¿Vas a esperar, lo mejor y encadenarlo cada luna llena? —le preguntó Adrian al chico mientras jugaba con las correas de su mochila.
Stiles se detuvo de repente en el pasillo, haciendo que el pelirrojo se detuviera también y observara su cara de confusión. —Por mí creo que quieres decir nosotros, ¿no?
Adrian no pudo evitar soltar una carcajada mientras negaba con la cabeza. —¿Me estás tomando el pelo? Estás solo, Stilinski. Mira, te agradezco que me hayas informado de que Scott es hombre lobo, pero voy a tener que pasar de todo este asunto. —Hizo gestos con las manos, con la cara contraída.
El cuello de Stiles se sacudió mientras su boca se abría y cerraba, obviamente sin haber esperado las siguientes palabras. :
—¿Qué? ¡Tú eres tan parte de esto como yo! Scott necesita ayuda... ¡necesitamos tu ayuda!
—Lo siento, pero no me involucro con perdedores. No quiero involucrarme en tu pequeña pandilla, Stilinski. Así que, buena suerte, supongo. —Con un movimiento de cabeza, Adrian le guiñó un ojo al chico antes de marcharse— ¡Nos vemos!
Adrian se estaba cambiando tranquilamente el equipo de lacrosse cuando oyó a Scott entrar y golpear su cuerpo contra el banco de rejas metálicas, con los ojos muy abiertos y sin expresión.
Optando por ignorarlo, Adrian volvió a cambiarse mientras Stiles se acercaba a Scott. —¿Te has disculpado con Allison?
—Sí. —Scott respondió casi sin aliento, con los ojos concentrados al frente. Parecía como si no pudiera creer algo, lo que sólo hizo que Adrian se sintiera aún más tentado.
—Así que ella te está dando una segunda oportunidad o... —El adolescente con el corte de pelo corto se interrumpió, intentando que su amigo revelara más información. En un momento dado, su cabeza se giró en la dirección de Adrian, viendo al joven volver a lo que estaba haciendo antes como si no estuviera escuchando de antemano.
—Sí.
Stiles se animó, con una sonrisa fácil en la cara. —¡Sí! Muy bien, ¡así que todo está bien!
Mientras se daba la vuelta para irse, la voz de Scott cambió ligeramente. —No.
Stiles volvió, con una mirada confusa en su rostro. —¿No?
—¿Recuerdas a los cazadores? —Preguntó Scott, sin mirar si Stiles se acordaba o no—. Su padre es uno de ellos.
Stiles tardó un tiempo decentemente largo en responder, tratando de digerir la nueva información. Mientras tanto, las cejas de Adrian se fruncieron, pensando en la chica nueva. —¿Su padre?
—Me disparó...
—¿El padre de Allison? —Stiles volvió a preguntar, incrédulo ante el vínculo que tenía la chica que le gustaba a Scott con su yo hombre lobo.
—... Con una flecha.
Stiles se quedó con la boca abierta mientras miraba el vestuario con cara de duda, presionando de nuevo. —El padre de Allison-:
—¡Sí, su padre! —Scott alzó la voz, haciendo que incluso Adrian diera un respingo mientras jadeaba—. Oh Dios mío.
Como Scott fue a lloriquear acerca de sus problemas, Stiles no tenía nada de eso mientras le daba palmaditas en las mejillas de los chicos con sus guantes de lacrosse y lo regañó para que espabilara. Ahora completamente vestido con su equipo, Adrian se apoyó contra la pared mientras observaba el desarrollo de la escena.
Como el padre de Allison no lo reconocía y Allison no se daba cuenta de nada, Stiles seguía intentando calmar a Scott mientras sonaba el silbato del entrenador; una señal de que era hora de jugar en el campo.
Recogiendo las cosas del bronceado muchacho en sus brazos, Stiles le empujó el equipo. —Vale, céntrate en el lacrosse, ¿vale? Toma, Scott, coge esto. —Cuando tuvo todas sus cosas en la mano, Stiles le agarró de los hombros—. Concéntrate en el lacrosse por ahora, ¿vale? ¡Eso es todo lo que tienes que hacer! ¡Toma! ¡Nosotros! Vamos! —Cuando fue a alejarse, se resbaló en el suelo; sólo consiguió agarrarse mientras él y los otros dos chicos se dirigían a la salida.
—¡Vamos! Uno contra uno desde arriba. Jackson, —dijo el entrenador justo cuando el capitán se acercaba corriendo a recoger su palo de lacrosse—. Toma un palo largo hoy. ¡Bien hecho!
El silbato sonó de nuevo mientras el capitán de ojos verdes cogía su palo largo y corría para colocarse en defensa. Adrian se alineó como el resto del equipo, esperando su turno.
Tal y como Martin había adivinado, nadie había superado a Jackson. Nadie, excepto él mismo. Jackson era un buen jugador, pero tristemente nunca fue mejor que Adrian Martin. De hecho, la única razón por la que se mantenía como capitán era porque el pelirrojo rechazó el papel cuando se lo ofrecieron por primera vez.
Scott era el siguiente, y Adrian odiaba decirlo, pero esperaba que venciera a Jackson sólo para ver la cara de sorpresa y enfado que ponía. Sin embargo, cuando se acercó al capitán, fue enviado rápidamente hacia atrás en cuanto levantó el palo.
Jackson no estaba jugando y Scott se levantó mientras el entrenador se acercaba riendo. —¡Mi abuela puede correr más rápido que eso y está muerta! ¿Crees que puedes moverte más rápido que el cuerpo sin vida de mi abuela muerta? —Se burló del chico, haciendo que se tensara mientras Adrian se hacía consciente del Entrenador.
Scott debió murmurar una respuesta, porque Finstock le devolvió el grito—¡Entonces hazlo otra vez! —El profesor palmeó la espalda del adolescente antes de alejarse, anunciando a todos— ¡McCall va a hacerlo otra vez! McCall va a hacerlo otra vez!
—Vaya, —murmuró Adrian a través de un suspiro, agarrando con fuerza su bastón cuando sonó el silbato por segunda vez.
Scott tomó una gran carrera hacia Jackson, mucho más rápido de lo que Adrian le había visto correr antes. Jackson ni siquiera movió un músculo para atajarlo debido a que el cuerpo de Scott se estrelló contra el suyo de una manera dura que le hizo caer hacia atrás con un sonido doloroso.
Jackson rodaba por el suelo, acariciándose el hombro mientras la gente se acercaba preocupada. Los jugadores se reunieron alrededor del herido mientras el entrenador hablaba con él.
Un nuevo grupo de entrenadores agachó la cabeza de Jackson, el chico de ojos verdes se encontró con una voz familiar.
—Corrígeme si me equivoco, pero creía que el capitán debía ser bueno en su deporte. —Adrian se burló del chico mientras ayudaba al adolescente herido.
Jackson gimió, sujetándose el hombro dolorido. —Que te jodan, Martin.
Adrian vio cómo Stiles llevaba a Scott lejos de la multitud, por suerte sin ser vistos, ya que muchos estaban prestando atención al capitán del equipo. Martin debatió rápidamente su opción, mirando entre los chicos que salían y su amigo herido.
¿Y si Stiles necesita su ayuda? ¿Y si Scott es peligroso? fueron los únicos pensamientos que tuvieron que aparecérsele a Adrian antes de salir corriendo a seguir a los dos nerd.
Irrumpiendo a través de las puertas de los vestuarios de los chicos, Adrian encontró a Scott jadeando mucho más de lo que lo había hecho nunca. Lo que vino después hizo que Adrian jadeara.
Los dientes de Scott se habían convertido en colmillos, mostrándolos a los dos chicos. Sus cálidos ojos marrones profundos brillaban ahora de un color dorado/amarillo. —¡Aléjate de mí! —Gritó, notando la otra presencia en la habitación mientras ocultaba su rostro.
Por instinto, Adrian agarró el antebrazo de Stiles y retrocedió. Los arrastró lejos de Scott tan rápido como pudo, manteniéndolos ocultos detrás de una taquilla. La cabeza de Stiles estaba prácticamente sobre su pecho mientras esperaban en un inquietante silencio.
Un repentino traqueteo vino de encima de ellos, Scott había saltado encima de las taquillas mientras les gruñía. Los dos chicos se pusieron en pie en cuestión de segundos, probando juntos todas las soluciones para escapar del hombre lobo.
Scott logró acorralarlos con éxito después de un juego del gato y el ratón, mirándolos como si fueran su próxima comida. La cabeza de Adrian retumbó mientras miraba a su alrededor, divisando algo rojo cerca de Stiles. Sus ojos se abrieron con esperanza, llamando al chico. —¡El extintor!
—¡¿El qué?! —preguntó Stiles, apartando la mirada sólo un segundo del hombre lobo salvaje para mirar al otro chico.
—¡Usa el maldito extintor! —Adrian estaba gritando ahora, dando a Stilinski la idea de que estaban respaldados más contra una pared.
Stiles se dio la vuelta frenéticamente y se agarró al extintor que había cerca de la puerta. Al principio, luchó por aferrarse a él, haciendo que Adrian temiera mientras Scott se acercaba. —Stiles, ¡dispárale!
Stiles consiguió agarrarse bien sólo cuando Scott estaba justo delante de ellos. El dióxido de carbono llenó el aire mientras el gas golpeaba al hombre lobo en la cara, haciendo que se alejara frenéticamente.
Stiles no se detuvo hasta que se hubo sacado a sí mismo y a Adrian del vestuario.
Sus espaldas se apoyaron contra la pared mientras sus oídos escuchaban cómo las narices de Scott se apagaban lentamente. Y entonces, una voz. —¿Stiles? ¿Adrian? —Sabiendo que Scott estaba mucho más tranquilo que antes, Adrian fue el primero en asomarse para ver a Scott McCall sentado en un banco empapado en sudor. Su rostro estaba desconcertado, si no más desconcertado de lo que estaban Adrian y Stiles— ¿Qué ha pasado?
Stiles suspiró, soltando el extintor al caer con un ruido metálico para arrancarse los guantes. —Intentaste matarnos a Adrian y a mí.
—Para ser honesto me sorprende que no recuerdes teniendo en cuenta que fue hace sólo unos segundos, —Adrian declaró, su voz tranquila sonando en el exterior cuando en realidad estaba aterrorizado.
—Es como les dije antes, —dijo Stiles a ambos con sencillez—. Es la ira. Es tu pulso subiendo. Es un detonante.
—Pero es lacrosse. —Scott protestó contra él, con el ceño fruncido—. Es un juego bastante violento, por si no te has dado cuenta.
—Pues créeme cuando te digo que se va a poner más violento si vuelves a perder el control así en el campo, Scott. Acabas de herir gravemente a Jackson, pero podrías haberle dado algo mucho peor. Podrías matar a alguien, hombre, —Adrian le dijo con una mueca de dolor en sus palabras. Se sintió mal por esto de estar sobre Scott.
—No puedes jugar el sábado. Vas a tener que salir del partido. —Le dijo Stiles, pesar en los ojos de ambos al ver la mirada de decepción de Scott. No querían prohibirle al chico su gran oportunidad, pero ambos veían la razón por encima de todo.
—Pero yo estoy en primera línea. —Scott les recordó tristemente en un graznido, su voz muy probablemente dañada un poco por los gruñidos que acababa de hacer.
—Ya no. —Pasó un rato antes de que ninguno de los dos volviera a hablar, el aire se tensó a su alrededor mientras Stiles miraba de reojo al pelirrojo que tenía al lado—. Supongo que ahora eres parte de la pandilla, Tigre.
Stiles le había dado a Adrian su número y el de Scott, diciendo que lo necesitaba ahora que estaba atrapado en este drama de hombres lobo. Le molestaba cómo incluso después de tratar de eliminarse a sí mismo de la situación, Adrian seguía atrapado en ella.
Los tres concertaron una llamada por Skype esa misma tarde, así que Adrian se sorprendió gratamente de tener tiempo para matar hasta entonces. Eligió leer un poco sobre matemáticas, casi se queda dormido y pierde la alerta.
LLAMADA EN GRUPO: SCOTT MCCALL Y STILES STILINSKI.
Adrian se debatió entre contestar o no, pero se apresuró a hacerlo mientras pulsaba el teclado. La cara de Stiles apareció en la pantalla con una pistola de juguete verde brillante en la mano. Una sonrisa infantil se dibujó en su rostro mientras "disparaba" a su ordenador, la pistola emitiendo destellos y un sonido de acción.
Scott no parecía divertido mientras Adrian ocultaba su sonrisa. —¿Qué has averiguado? —Preguntó mientras Stiles guardaba la pistola.
—Bueno... según Lydia... Jackson tiene un hombro separado y está sufriendo muchísimo —Adrian les dijo a los dos, enfatizando la palabra igual que su hermana—. Está bastante enojada porque has lastimado a su novio.
La cara de Scott cayó aún más. —¿Por mi culpa? —Adrian se encogió de hombros y asintió.
—Porque es un idiota —Stiles intervino, lo que hizo que el pelirrojo pusiera los ojos en blanco.
—¿Pero va a jugar? —Sabiendo que el adolescente Martin estaba más cerca de Jackson que cualquiera de ellos, el contacto visual de Scott se centró en Adrian. A veces Scott era demasiado amable para su propio bien.
—Nadie lo sabe todavía. Lydia está segura de que estará bien, pero creo que todos cuentan contigo para el sábado. —Le dijo Adrien al chico, que cerró los ojos y suspiró.
Estaba claro que Scott estaba luchando con la nueva presión en su vida. Adrien también lo haría si estuviera pasando por lo mismo que Scott. No sólo era un hombre lobo, sino que el padre de su novia es un cazador que desprecia a los de su especie. Y cuando Scott por fin tuvo una oportunidad en primera línea, Adrian y Stiles se abalanzaron sobre él.
Stiles se inclinó hacia delante, entrecerrando los ojos en la parte de Scott. A Adrian también se le paró el corazón. Había una figura oscura detrás de McCall, asomándose sin decir nada. —¿Qué? —Preguntó inocentemente el adolescente al percatarse de sus miradas.
Sin arriesgarse, Stiles se dirigió a su teclado y empezó a teclear. Las pantallas de los tres ordenadores empezaron a fallar, lo que no mejoró la situación.
STILES: parece que...
Adrian maldijo en silencio cuando su pantalla hizo que todos se congelaran. Scott no se dio cuenta de que había alguien detrás de él y ahora Stiles y Adrian no podían advertirle. Deberían haberlo dicho.
Cuando la pantalla por fin volvió, el texto de Stiles aparecía en la pantalla. Scott se inclinó hacia delante para leerlo.
STILES: hay alguien detrás de ti
Scott parecía temeroso, asustado incluso de hablar. —¿Qué? —Susurró.
Antes de que ninguno de los dos pudiera repetir las palabras, toda la pantalla de Scott se volvió negra. Adrian y Stiles se sentaron en silencio, como si estuvieran en una película de terror.
Adrian ya se estaba moviendo, cogiendo su teléfono para ponerse en contacto con el chat de grupo al que Stiles le había añadido.
ADRIAN: . . ¿qué acaba de pasar?
Inmediatamente aparecieron tres puntos antes de que Stiles disparara un texto a la velocidad del rayo. Adrian sólo podía imaginar sus dedos golpeando furiosamente su teléfono.
STILES: ¡No lo sé! ¿Scott? ¿Estás ahí?
ADRIAN: Dios mío, Scott está muerto.
STILES: Estoy intentando llamarle ahora. ¡Inténtalo tú!
Adrian salió del chat para llamar al número de Scott. No hubo respuesta después de varios intentos, lo que le dijo a Adrian que Scott no estaba disponible en el teléfono. Empezó a llamar a Stiles en su lugar, quien contestó al cabo de un timbrazo. —¿Le has llamado? —preguntó Stiles con urgencia.
Adrian suspiró, preocupado por el adolescente con el que acababa de hablar. —Sí, no contesta. —Su respiración volvió a sonar, el chico de la otra línea lo oyó.
—Oye, ya lo solucionaremos, ¿vale? —La voz de Stiles sonó a través del teléfono, calmando un poco al pelirrojo.
Ya está. Otra vez esa sensación. Adrian tragó saliva y cerró los ojos, sintiendo una extraña sensación en el estómago. —Intentaré llamarle otra vez. —Terminando rápidamente la llamada, Adrian tiró su teléfono sobre su cama y dejó caer su cabeza sobre su escritorio.
El hermano Martin se sentó en silencio durante unos minutos antes de que su teléfono empezara a sonar. La silla de su escritorio cayó con un ruido metálico cuando se precipitó hacia delante, viendo el identificador de llamadas de Scott. —¿Scott?
—Era Derek. —Fue lo primero que pudo decir, los ojos de Adrian se abrieron de par en par—. Me amenazó. Me dijo que no puedo jugar el sábado.
Suspirando, Adrian se lamió los labios rosados, una mano en el hueso de la cadera. —Está bien, probablemente deberíamos decirle al entrenador que te enfermaste o algo así.
—¿Qué? —Scott respiró sorprendido, horrorizado de que el popular adolescente no estuviera de su lado en este caso—. Estás destinado a apoyarme, tú y Stiles. Si alguien tenía que estar interesado en que yo jugara, ¡pensé que serías tú! ¡Que me dirías que viviera mi vida como un adolescente normal!
—Bueno, no eres exactamente un adolescente normal, ¿verdad? —Scott no respondió, haciendo que Adrian frunciera los labios—. Mira, Scott, no tienes experiencia. Derek sabe más de lo que yo y Stiles jamás sabremos, así que si te dice que no hagas algo... sería prudente que le hiciéramos caso.
—¿Qué dirá el entrenador? —La preocupación de Scott por el profesor hizo que Adrian se sintiera mal, sabiendo que ese era otro problema que no debería estar en el plato de Scott.
—Te ayudaré a lidiar con el entrenador. En este momento, concéntrate en todo el asunto del hombre lobo, ¿de acuerdo? —Adrian le dijo al chico, esperando que de alguna manera ayudara.
—Bien —Scott exhaló—. Tengo que irme, Stiles no para de mandarme mensajes y llamarme.
Riendo, Adrian asintió. —Sí, probablemente deberías hacer eso. Un Stiles estresado y despistado es un Stiles que nadie quiere manejar.
Scott estuvo de acuerdo, iba a colgar cuando de repente recordó algo. —¿Adrian?
—¿Si?
—Gracias. Me alegro mucho de que nos ayudes a Stiles y a mí con esto. —Scott se lo dijo sinceramente, haciendo que Adrian se sintiera culpable por no querer tener nada que ver con la situación.
—. . . de nada. Hablamos luego. —El tono de Adrian se volvió un poco monótono mientras colgaba, mirando fijamente a su suelo enmoquetado.
El viernes siguiente por la mañana, Scott había salido corriendo para decirle al entrenador que no podía jugar mañana. Declinó la oferta de Adrian de ir con él, diciendo que tenía que hacerlo solo. Martin respetó su decisión y continuó con su jornada.
Toby llevaba todo el día siguiéndole como un cachorro perdido, incapaz de dejar al chico en paz. Adrian estaba cada vez más agitado a medida que pasaba el día, todo parecía irritarle.
—Bueno, el otro día te vi hablando con Stiles y Scott. —Toby fue el primero en abordar una conversación con el silencioso muchacho— ¿Ahora son colegas o algo así?
—¿Qué? No. —Adrian negó con la cabeza, caminando por el pasillo mientras miraba su teléfono.
—¿De verdad? Sólo pensé que ya que has sido más amigable con Stiles... —antes de que el Valack pudiera decir otra palabra, Adrian se dio la vuelta con una mirada furiosa.
—¡No pasa nada! ¡No soy amigo de ellos! —Gritó Adrian, algunos alumnos le miraron raro mientras se calmaba pero seguía echando humo de rabia—. Dios, ¿qué te pasa con las preguntas indiscretas? Déjame en paz, hombre.
Toby retrocedió unos pasos, con los ojos ligeramente brillantes. Su labio tembló ligeramente mientras hablaba. —Vale, estaba preocupado porque últimamente no estás.
—No estoy ausente. Y si lo estuviera, ¡no sería asunto tuyo! —Adrian le dijo, una mirada presente en su cara. No era su intención atacar al chico con tanta dureza, pero una vez que empezó no pudo parar. Todo se le había amontonado encima últimamente y no tenía ni idea de cómo arreglarlo.
—Sólo estoy preocupado por ti. —Admitió Toby, sus ojos marrones brillando por encima de sus frágiles emociones. El rubio llevaba su corazón en la manga, siempre lo había hecho desde que se mudó.
Burlándose, Adrian se apartó del adolescente. —Pues para. No necesito que me mimes. Así que déjame en paz y búscate a otro con quien pasar el tiempo. —Y con eso, Adrian comenzó a alejarse.
Decidiendo que un tiempo a solas sería lo mejor para él, Martin se dirigió al baño con la esperanza de despejarse. Bueno, al menos lo intentó.
Los frenéticos pasos de Stiles se oyeron justo antes de que agarrara a Adrian por el hombro, tirando de él. A Scott lo sujetaba por el otro brazo, permitiendo que su mejor amigo los ocultara tras una pared.
Más adelante, el padre de Stiles y sheriff del pueblo, Noah Stilinski, hablaba con el director Thomas y otro agente de policía. —Dime qué están diciendo, —ordenó Stiles al joven hombre lobo, señalando a su padre.
Scott se concentró, enfocando al sheriff mientras Adrian ponía cara de aburrimiento. A estas alturas, ya se habría alejado si Stiles no lo hubiera agarrado bien del brazo. Su pecho se sentía ligero mientras veía a los dos amigos idiotas interactuar.
Stiles continuó preguntando a Scott lo que estaban diciendo, el joven le hizo callar. Después de un momento, se volvió hacia los dos adolescentes. —Toque de queda por lo del cadáver.
—Bueno, no puedes decirle exactamente a tu padre la verdad sobre Derek. —Scott razonó con él.
Stiles se apresuró a contraatacar. —Yo puedo hacer algo.
Adrian hizo un ruido, llamando la atención. —¿Ah, sí? ¿Como qué? ¿Decirle a todo el mundo que los hombres lobo son reales? —Se burló.
—No. —Stiles puso los ojos en blanco—. Como encontrar la otra mitad del cuerpo. — Después de eso, se alejó de los dos sin que hicieran nada.
Scott se apoyó en la pared, con los brazos extendidos. —¿Estás de broma? —Stiles actuó como si no lo hubiera oído mientras se alejaba de su vista, Scott gimió—. Por favor, dime que está bromeando.
—Bueno, si quieres mi respuesta honesta diría que definitivamente no está bromeando y lo más probable es que cause más daño que bien. Pero considerando que no es una respuesta que quieras oír en este momento... podría estar bromeando, —despotricó Adrian, encogiéndose de hombros con una simple mirada—. Pero ese no es mi problema. Adiós, McCall.
Mientras el pelirrojo se alejaba, no pudo evitar hacer lo posible por distraer su mente del chico de ojos avellana. ¿Y si encontraba el cuerpo? ¿Qué pasaría entonces? ¿Y si eso le convierte en sospechoso? ¿Y si resulta herido?
A Adrian no le gustaban sus pensamientos mientras se alejaba, intentando por todos los medios continuar con el día.