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"Te ves muy molesto." Escucho a su madre decir mientras mandaba el último mensaje, soltó un suspiro antes de responderle.
"Lo estoy." Susurro apagando su celular y peinando sus cabellos hacía atrás en señal de frustración. "Pero el té que hiciste está muy bueno, mamá, no pierdes la buena maña."
"Gracias." Sonrió, a pesar de la sonrisa en su rostro aún se le reflejaba angustiada, preocupada por su hijo. "¿Quién te escribía? ¿un cliente?"
"Minho." Soltó a secas, dándole un mordisco a la galleta de avena, era deliciosa, muy familiar.
"Ugh." La mujer rodó los ojos, dejando su taza de té en la mesita, acompañándola de su servilleta de tela. "¿Y qué quería?"
"Pues, quería saber que porqué no estaba en el edificio supervisando a la inmobiliaria y que porqué me la he pasado todos los días lejos de la casa."
"¿Acaso no puedes salir por ti solo?"
Jungkook se encogió de hombros. "No lo sé, él siempre ha sido así de invasivo, quiere que lo tenga sobre mi hombro en todo lo que haga."
"Es muy molesto ¿no?"
"Demasiado." Jungkook hizo una mueca, volviendo a beber de su té. Haciendo como si el problema y la infelicidad de su matrimonio no estuviese ahí, apretando sus dedos.
Haseul hizo una mueca, arrugado la tela de su falda entre sus manos, indecisa sobre hablar del evidente problema y fatiga de su hijo. No sabía si era buena idea echar más tierra a la infelicidad de su hijo, señalando la evidente razón por la que siempre tenía una migraña dolorosa. Pero como madre, debía darle consejos a su hijo; por más que no haya oído ni uno de ellos.
Sus razones tendría.
Sin embargo, era su hijo.
"¿Por qué te casaste con él en primer lugar?"
"Ya lo sabes..."
"Pero nunca hubo un hijo y tampoco se lo que pasó con aquel niño que supuestamente era tuyo, ¿lo perdió? ¿aborto? ¿nunca existió?"
"Lo perdió." Dijo. "Supuestamente, lo perdió, ni siquiera se si esperaba un bebé."
"¿Tu crees que estaba de encargo?"
"No lo sé, tal vez si, tal vez no, es algo que quedo en el pasado." Se encogió de hombros, dándole poca importancia al inicio de su infelicidad, su miseria.
Haseul volvió a hacer una mueca con disgusto, pensándolo bien si hacer una de las preguntas del millon. Tenía que hacerlo, no podría quedarse con la duda después de tanto tiempo.
"Hijo...si tan infeliz eres en tu matrimonio, ¿por qué no te divorcias? eres un gran abogado, podrías tener tu sentencia más antes."
Jungkook soltó un suspiro. "Yo no puedo manejar mi propio caso de divorcio, mamá." Dijo, dejando la taza de té sobre la pequeña mesa. "He tratado de divorciarme, dos veces."
"¿Dos veces?" Frunció el ceño asombrada, no sabía eso, no sabía nada. Después de estar tantos años lejos de su hijo, había perdido el contacto con cada referente de su vida.
"Sí, dos veces." Hizo una mueca. "No puedo divorciarme, mamá, por lo menos no por ahora."
"¿Por qué?"
"Porqué Minho tiene todo a su nombre, hasta la firma del despacho es suya, si me divorcio de él perderia todo."
Haseul frunció el ceño, no podía creer que su hijo haya renunciado a su propia comodidad por el dinero y el poder que su firma de abogados le traía, no podía creer que su hijo se había vuelto alguien ambicioso.
Pero antes de que ella siquiera pudiese decir algo, Jungkook la interrumpió porque sabía lo que su madre pensaba, después de tantos años, era obvio que le sería fácil pensar malas cosas de él, sobre todo con el expediente que tenía.
"Perder toda mi fortuna y mi buen nombre en mi área no es todo por lo que no me puedo divorciar, han habido trancas de distintas formas."
"¿Cómo cuáles?"
Jungkook tomó una gran bocanada de aire, cerrando los ojos y expulsó el aire por su boca.
"Minho trato de suicidarse las dos veces que le pedí el divorcio."
El silencio en la sala hizo eco, sus respiraciones y latidos eran tan sonoros que abrumaban. Haseul sintió muy amarga en su lengua y en su corazón, la distancia había ocasionado un gran daño, aquel que veía en los ojos de su hijo; que cuando los miraba solo veía a su hijo cuando era un niño asustado y triste.
"Jungkook..."
"Se que la vida y decisión de otros no es mi responsabilidad, se que es el problema de Minho que ate de esa forma su vida a la mía, pero cada vez que pienso en el divorcio solo se me asoman las imágenes de él tirado en el baño con sangre corriendo de sus muñecas o él en su cama y un frasco de pastillas para dormir. Tal vez soy una persona muy estúpida y no soy tan malo después de todo, que me importa como aquel sujeto se va a desgraciar la vida si le dejo."
Una vez más el silencio reino en aquella pequeña y añeja casa, la tensión y los sentimientos descubiertos rondando por sus lados, el corazón de Haseul rompiéndose con cada segundo, su hijo había soportado bastante, su hijo había caminado en un camino de piedras puntiagudas mientras que en sus manos colgaban las espinas de unas rosas.
"Jungkookie, ¿y que piensas hacer?" Camino hasta sentarse frente a él, encima de la mesita, acariciando su mejilla y apretando su mano, el consuelo que sólo una madre podría dar.
"Tener mis propios bienes acá en Busan, la casa que compre esta a mi nombre." Sonrió de lado, apretando de vuelta la mano de su madre. "No soy tonto, mamá, yo no tenía en mente quedarme tanto tiempo con él, solo quería que su hijo tuviera un apellido y beneficios legale
0⁰s, después me iba a divorciar de él, ni me imaginaba que iba a perder a su hijo; supongo que él planeo todo, porque fue quien sugirió poner todo a su nombre."
"¿Cómo pasó todo, hijo? ¿cómo te metiste con él, que fue lo que—" Y fue interrumpida por el sonido de unas llaves.
Y el sonido de una risilla aguda.
Antes de que se pudiera evitar la primera rajadura del vaso perfecto, una pequeña niña entró a la sala, luciendo como un patito con su pomposo vestido amarillo, sus ojos redondos, sus mejillas rosadas y sus labios pomposos, era una ternura. Y se veía aún más tierna con las dos coletitas que tenía.
Jungkook sonrió al verla. Era muy linda.
La niña corrió hacía su madre, dando saltitos y soltando risillas, se acercó a la mujer y la tomó de las mejillas para saludarla con un beso en la nariz. A Jungkook se le hizo muy extraño, era la primera vez que veía a aquella niña y se sorprendió de su cercanía con su madre, pero le pareció muy tierno, sonrió como si fuera la cosa más normal en su vida, como si ya la conociera aunque no supiera su nombre.
Él estaba tan atento a la niña con una sonrisa tierna, que no se percato de la mirada de espanto que tenía su madre y su hermana, lucían como si presenciaran el juicio final plasmado en la sonrisa de devoción en Jungkook quien sonreía sin saber que veía a su pequeña hija.
"Hola." Saludo Jungkook en dirección a la niña, extendiendo su mano para que ella la estrechara.
"¡Hola!" Salto en su lugar, tomando la mano y soltando a la madre de Jungkook, ella estrecho la mano de su padre y le sonrío. "¿Quién eres tú?"
"Me llamo Jungkook." Sonrió achinando sus ojos. "¿Y tú?"
"Yunjin." Sonrió mostrando los dientes, le faltaban unos cuatro y resaltaban dos dientes delanteros haciendola lucir como un conejo. "Me dicen Yunjinie, mi papá, mis tíos y—"
"Yunjin." Heejin interrumpió antes de que a la niña se le saliera algo de información relevante sobre sus orígenes. "Ve a lavarte las manos."
"Ya me las lave." Puchereo mientras ladeaba su cabeza como un cachorrito, era muy linda, mintiendo igual se veía tierna.
"Lávate las manos Yunjin, o si no, no podrás comer pastel." Dijo Jungkook, soltando la pequeña y suave mano de la niña, sintiendo un vacío al hacerlo.
"¡¿Pastel?!" Sus ojos redondos se iluminaron, dando un saltito y corriendo con su vestido pomposo hasta salir de la sala, por el 'chiz' de sus zapatillas podían saber que se dirigía a la cocina. "¡Es de chocolate!"
Jungkook siguió sonriendo, sin perder de vista a la niña que pasaba por el pasillo para así subir al baño, siendo seguida por Heejin, él no dejó de ver a la niña, a su hija.
"¿Quién es ella? ¿Heejin tuvo una hija y no me dijeron?" Bromeo soltando una risilla.
Su madre también se rió pero de incomodidad. "No, no, no, es....la hija de uno de sus compañeros de trabajo, a veces le pide que la cuide porque no tiene a nadie más que lo haga."
"Oh...que buena acción." Sonrió, levantándose del sofá, arreglando su saco y mirando la hora en su reloj, era tiempo de irse. "Bueno, mamá, me voy, les dejo el pastel, si la niña quiere llevarse una gran parte que se la lleve."
"Gracias." Sonrió a pesar de sentir amargura en su corazón, mintiendole de frente a su hijo tras ver como su rostro se iluminó por la presencia de la niña, su hija. "Nos vemos otro día, cuídate mucho." Su despedida fue un abrazo, lo sostuvo fuerte entre sus brazos mientras despeinaba sus cabellos, dándole un beso en la mejilla y sonriendole.
"Nos vemos, mamá." Sonrió de vuelta, alejándose de ella para ser acompañado hasta la salida.
En el pasillo una vez más se encontró con la niña, ella le veía desde las escaleras mientras esperaba a Heejin, al parecer le daba miedo las alturas. Jungkook se despidió de Yunjin ondeando su mano en el aire, sonriendole ampliamente tras recibir la misma despedida. Después, Jungkook salió del hogar de su madre, viendo una vez más a la niña antes de cerrar la puerta, ella le sonrío.
Se fue del lugar con una sonrisa en los labios, sintiendo el calor familiar y un extraño sentimiento, no supo que era. Aún así, se fue feliz, volviendo a su angustiarse realidad con una sonrisa por el encuentro de aquella pequeña niña.
"Yunjin..." Susurro mientras abotonaba su abrigo.
Susurro el nombre de su hija, sin saber que dentro del hogar de su madre, Haseul y Heejin le decían a Yunjin que no le dijera nada a su padre Jimin, jamás conoció a Jungkook.
🐝
jungkook conoció a su hija :")