Bad (Good) Decisions; TKV

By kamieshiro

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♱Mis colmillos ansiaron tener un suave cuello en el cual enterrarse y succionar hasta perder la cordura♱ Jung... More

✧༺Introducción༻✧
✧༺Booktrailer + Antes de leer ༻✧
✧༺Segundo capítulo༻✧
✧༺Tercer capítulo༻✧
✧༺Cuarto capítulo༻✧
✧༺Quinto capítulo༻✧
✧༺Sexto capítulo༻✧
✧༺Séptimo capítulo༻✧
✧༺Octavo capítulo༻✧
✧༺Noveno capítulo༻✧
✧༺ Décimo capítulo༻✧
✧༺ Onceavo capítulo༻✧
✧༺ Doceavo capítulo༻✧
✧༺ Treceavo capítulo༻✧
✧༺ Catorceavo capítulo༻✧
✧༺ Quinceavo capítulo༻✧
✧༺ Dieciseisavo capítulo༻✧
✧༺ Diecisieteavo capítulo༻✧
✧༺ Dieciochoavo capítulo༻✧
✧༺ Diecinueveavo capítulo༻✧
✧༺ Veinteavo capítulo༻✧
✧༺ Veintiunavo capítulo༻✧
✧༺ Veintidosavo capítulo༻✧
✧༺ Veintitresavo capítulo༻✧
✧༺ Veinticuatroavo capítulo༻✧
✧༺ Veinticincoavo capítulo༻✧
✧༺ Veintiseisavo capítulo༻✧
✧༺ Veintisieteavo capítulo-Final༻✧
✧༺ Epílogo ༻✧
✧༺Extra 1༻✧
✧༺Extra 2༻✧

✧༺Primer capítulo༻✧

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By kamieshiro

El castaño quería arrancarse el cabello a tirones. Desesperado era poco para describir como se sentía. Sus dedos sobre el teclado amenazaban con romper cada una de las teclas.

¿Dónde rayos se había ido su inspiración? ¿Acaso desapareció por completo para no volver?

No lo sabía. De verdad que no lo hacía.

Tal vez si se golpeaba la frente sobre su escritorio conseguiría que las ideas fluyeran como antes. Sí, la idea le parecía muy tentadora.

Soltó un chillido de frustración y dejó caer sus puños a cada lado de su escritorio, mientras se dejaba caer en su cómoda silla.

—¡No puedo, de verdad no puedo! —se quejó con la frustración brotando por cada uno de sus poros—. No doy más, no quiero seguir...

Gracias al estruendo causado por el golpe en la superficie de madera, el castaño no tardó en escuchar como la puerta de su estudio se abría rápidamente.

—¿Qué te sucedió, TaeTae?

La preocupación en la voz de su amigo y publicista Jung Hoseok fue lo que le hizo que levantara su cabeza después de echarla para atrás, creando un inmediato contacto visual.

—No puedo escribir, Hobi...—se lamentó con pesar, masajeando sus sienes—. Las ideas no vienen a mí, y eso me está desesperando.

—Ay, Tae—el mayor dejó salir un suave suspiro, acercándose hasta quedar detrás del escritor para darle un masaje en los hombros—. Te ves horrible y a simple vista se nota que estás exageradamente tenso.

Lo comprendía. Su cara justo ahora debería verse peor que la de un zombie.

—No tienes que mencionarlo...

—Pero tranquilo, aquí está uno de tus hyungs favoritos—musitó con mucha confianza— Desahógate mientras me encargo de que estos músculos se sientan más livianos—apretó levemente la zona a su disposición, robándole un suspiro a Taehyung—. Estoy más que dispuesto a escucharte, de paso también me distraigo de mi propio trabajo.

—Está bien, hyung. Eres un sol.

—Lo sé, lo sé—respondió, sin esconder una pequeña sonrisa—Soy todo oídos.

—Bien, como ya te mencioné, estoy con los nervios de punta por el simple hecho de que en cualquier momento Seokjin hyung entrará por esa puerta y me dará la regañada de mi vida.

—Y eso es algo que te angustia mucho.

—Demasiado—admitió, girando levemente su rostro para observar de reojo al joven de sonrisa brillante—. Porque estoy con un bloqueo horrible, y eso me imposibilita poder escribir el prólogo y el primer capítulo de una historia de la cual todavía no tengo ni la más mínima idea de que va a tratar.

—Ugh... ¿Tan mal estás? —cuestionó con sorpresa—. Yo creí que ya tenías un primer borrador.

—No, ni eso. Si no hubieras entrado, ni siquiera te lo estaría contando, porque sé que tú también tienes tus propios tomentos.

—Quizá, ser publicista de la editorial VanteBooks no es fácil, pero tampoco creo que pueda ser comparado a lo que Jin hyung o tú hacen.

El joven de piel canela simplemente hizo una mueca con sus rojizos labios. Pues en ese preciso momento preferiría cualquier otro trabajo que no fuera el suyo.

Desde muy pequeño amó escribir todo tipo de relatos, y con el pasar de los años, había logrado pulirse en ese aspecto, volviéndose reconocido entre sus compañeros como el estudiante con más posibilidades de volverse un gran escritor a futuro.

En esa época el nombre de Kim Taehyung era relacionado directamente al joven que ganaba cada uno de los concursos de escritura en los que participaba contra otras escuelas, contando con un maravilloso estilo para narrar, una perfecta ortografía y una capacidad innata para expresar sentimientos.

Sus profesores no se cansaban de felicitarlo y animarlo a que por nada del mundo dejará de esforzarse en aquel pasatiempo que se volvió su todo.

Tan importante era la escritura para él, que sus padres no se sorprendieron cuando al estar por terminar la preparatoria les comentó que quería dedicarse a ello.

Para su suerte, sus progenitores respetaron su decisión y lo respaldaron porque eran conscientes del gran talento de su hijo. Ya que el peor error que podían cometer sería no apoyarlo a explotar su potencial.

Los señores Kim lo dejaron volar del nido y emprender su propio camino. Taehyung se los agradeció con intensidad, prometiendo los mejores resultados, mientras sus padres le otorgaban su entera confianza. Así que el castaño no se lo pensó dos veces antes de tomar sus cosas y salir de Daegu con el único objetivo de independizarse y recorrer esa nueva etapa en su vida en compañía de dos buenos amigos, los cuales fueron sus vecinos gran parte de su adolescencia y que ya se encontraban cursando la universidad en Seúl, Taehyung comenzó a planear lo que algún día sería su preciada editorial.

VanteBooks comenzó con muy poco presupuesto, apenas surgiendo gracias a los ahorros de los tres jóvenes pudieron alquilar una oficina y armar su (en ese entonces) pequeña empresa. Sin embargo, aquella editorial contaba con mucho esfuerzo, amor y dedicación, que eventualmente la volvió una de las mejores en Corea del Sur.

En el principio solo contaban con el puro talento de algunas obras escritas con anterioridad por Taehyung. Para que poco después de volverse más conocidos gracias a las memorables historias de su autoría, a los amigos no les tardarían en llegar más propuestas de otros escritores con increíble potencial que querían poder compartir su arte con el mundo.

Marcando el inicio de la mejor época de la empresa en menos de dos años.

No obstante, tan hermosa situación o siempre sería color de rosa.

Porque a más reconocimiento, mucha más presión.

Y aunque el joven de piel canela lo había estado haciendo muy bien durante cuatro años seguidos, a estas instancias podría asegurar que se encontraba cada vez más cerca del abismo.

Estaba a nada de entrar en un verdadero colapso, donde quería alejarse de todos y de todo. Olvidar por un momento que era el famosísimo Vante. El autor con diez libros publicados en menos de siete años.

Cada uno coronándose como éxitos en ventas, tanto en su nación como internacionalmente.

Sus preocupaciones, sus inseguridades, sus temores estaban al tope. Generándole una gran carga de estrés.

¿Qué hacía si su próximo libro no gustaba? ¿Sus lectores se aburrirían y lo dejarían de apoyar?

Muy probablemente.

Y eso era lo que más le agobiaba. Porque antes escribir era tan fácil para él, pero desde sus dos anteriores libros se volvió un completo castigo.

Había llegado al punto donde se obligaba a tomar café para mantenerse despierto durante las noches en las que se desvelaba escribiendo. Aclarando que odiaba dicha bebida con toda su alma.

No era sano seguir así, pero no quería decepcionar a nadie.

Por eso estaba en donde estaba, al borde del precipicio.

Sin querer se perdió a sí mismo de la peor forma posible.

No sabía cómo volver a ser el chico que escribía por inercia, con auténtica pasión, y que disfrutaba de principio a fin el proceso de crear personajes y narrar sus diversas vivencias.

Ojalá poder volver a eso, pero ese anhelo se sentía tan lejano y no creía que pudiera cambiar en mucho tiempo.

Oh, pobre Taehyung que no tenía ni la mínima idea de lo que la vida le tenía preparado.

—No es justo para nadie que minimices tu trabajo. Aunque mejor me ahorraré mis comentarios Hobi porque estoy harto de mi situación, gracias por el masaje y por escucharme—expresó, incorporándose de su silla, sacando de su trance a Hoseok, quien había estado muy ensimismado en su labor.

—¡Espera! ¿A dónde vas?

—Quiero estar un rato solo, pasear por ahí y ver si eso me devuelve la inspiración para al menos tener listo lo que Jin hyung me pidió antes de que termine la semana.

El menor informó, tomando su abrigo, porque según su reloj no faltaba mucho para la noche cayera y, por ende, el frío hiciera su aparición.

Siendo un resfriado lo menos que quería en medio de su bloqueo creativo.

—De acuerdo... Supongo que estaré un rato más aquí, hasta enviar esos últimos correos que me quedan para promocionar los últimos libros que la editorial va a sacar a la venta.

—No tengo problemas con que te quedes Hobi si eso es lo que te preocupa.

—Es que no quiero molestarte, tú también mereces un poco de privacidad y no que esté contigo durante toda la semana.

- Tu compañía me ayuda muchísimo a pesar de que cada uno esté en distintos puntos de mi casa.

—Es bueno saberlo, soy tu publicista y me gusta trabajar desde la comodidad de tu hogar, porque no me gusta estar tan solo, pero igual quiero que por hoy te despejes al cien por ciento y eso no lo conseguirás si yo estoy aquí—explicó, acercándose para dejar unas palmaditas en el hombro ajeno—. Así que termino lo que me queda pendiente por hoy, y cierro bien tu casita para que cuando vuelvas vayas directito a descansar para que recuperes energías.

—Está bien, Hobi. Nos vemos mañana.

—Claro que sí, cuídate mucho.

El castaño se despidió con un ademán del mayor, y salió de su hogar sin mirar atrás.

¿Sería una buena o mala decisión?

Más pronto que tarde lo descubriría.

🍷

Kim no miente cuando en un momento de lucidez piensa que no estaba entre sus planes ponerse a beber. Simplemente la tentación había sido mucha, y él era débil.

Una presa fácil para el consuelo que el soju podía brindarle. Quería que su garganta quemara, y el dolor de sentirse tan incapaz desapareciera.

Después de salir de su hogar tras despedirse de Hoseok, el castaño había estado recorriendo las calles de Seúl completamente cabizbajo, hasta que su estómago gruñó, exigiéndole un poco de comida.

El almuerzo de ese día fueron unas simples galletas integrales y un té de menta.

Por eso no se sorprendió ni un poco al querer comer algo más sustancioso. Sin embargo, el escritor estuvo caminando sin rumbo cierto por más de dos horas, mientras la mayoría de sus restaurantes favoritos quedaban cerca de su casa.

Y lo menos que quería era volver tan pronto.

Así que no se lo pensó dos veces antes de decidir ir a cualquier local de comida que se encontrara ubicado en los próximos dos metros. Cuando visualizó un sencillo restaurante, el castaño se sintió tan feliz, pues el olor de la comida era exquisito.

Tan bueno para lograr saciar su hambre.

Ingresó, saludando a la dueña y sentándose en una mesa que tenía lugar para solo dos personas. Se dedicó a jugar con el salero, moviendo de un lado al otro su contenido, mientras la mujer de mediana edad le comentaba acerca del menú que tenían en el establecimiento con una vibra muy tradicional y casera.

El joven de veintiséis primaveras terminó eligiendo el tazón más grande de japchae que pudieran servirle. Y en menos de quince minutos, la fémina se lo servía con una amable sonrisa, esperando que su comida pudiera sacarle una sonrisa a ese pobre jovencito que se veía tan demacrado.

Luciendo unas horribles ojeras debajo de esos orbes avellana que seguramente serían verdaderamente preciosos si tuvieran un poco de brillo. Pero no, aquellos ojos se veían muertos, completamente apagados dándole un aspecto lúgubre al castaño que a pesar de todo quería mostrar una sonrisa de agradecimiento por la maravillosa atención.

Taehyung sopló levemente los fideos que enredó en sus palillos, no queriendo quemarse en el proceso, porque lo último que le faltaba era que su lengua terminara adolorida. Al dar el primer mordisco, se sintió reconfortado y no contuvo la leve sonrisa que aparecía entre sus labios.

Aquel japchae estaba hecho con amor, se notaba a leguas.

Luego siguió con los otros ingredientes, llevándose a la boca un poco de la carne y verduras que complementaban a los fideos celofán. Escuchado la música suave que salía del viejo radio pudo perderse en el paisaje que podía apreciar a lo lejos.

Siendo honesto no tenía la certeza de saber dónde demonios se encontraba. Porque en el tiempo en el que vivía en Seúl podía jurar nunca haber llegado hasta esa parte de la ciudad. Nadie podía juzgarlo, ya que esa ciudad era inmensa.

Frente suyo se revelaba un bonito parque que a su vez conectaba con una zona boscosa.

Curioso, así fue como se sintió.

La naturaleza era de las cosas más maravillosas a su criterio, y talvez sería un gran plan conectar con ella para ganar un poco de inspiración. Definitivamente al día siguiente iría a alguna reserva natural acompañado de una libreta en la que pudiera tomar apuntes, mientras se deleitaba con un ambiente pacífico y el dulce cantar de los pajaritos.

No obstante, su plan distó totalmente de lo que estaba por suceder.

Porque poco después de saborear los primeros bocados de su cena, la mujer se le acercó muy avergonzada a decirle que la bebida que pidió para acompañar su comida se había terminado, que su despensa de reserva también estaba vacía, y lo único que le quedaba era unas cuantas botellas de soju y agua.

Taehyung pudo aceptar el agua. Sin embargo, le parecía muy soso degustar un delicioso japchae con un líquido que carecía de sabor. Así que le hizo caso a su "yo estúpido" y aceptó la oferta de beber soju.

La primera botella le sentó tan bien, realzando la exquisitez de su cena. Por eso se vio asimismo pidiendo una, y otra, y otra más. Hasta que cinco botellas estuvieron apiladas a sus costados y apenas logró con éxito sacar su billetera y pagar la cantidad que la mujer pidió.

La susodicha quiso ayudarle a pedir un taxi por su estado tan alivianado, pero el castaño se negó a más poder. Argumentando que por muy "feliz" que estuviera gracias a los tragos que llevaba encima, era consciente de lo que debía hacer y por ende tendría cuidado al volver a su hogar.

La dueña del restaurante no pudo contradecirlo, porque los como decía un viejo dicho: "los clientes siempre tienen la razón" así que lo dejó ir sin más, pidiendo silenciosamente que nada malo le sucediera en el camino y llegara con bien a su hogar.

Kim estaba muy enfocado en volver a su casa por el mismo camino que lo había traído a esa zona tan desolada, en las que muy pocos vehículos pasaban y casas y locales minimalistas se asentaban. De no ser porque por pura inercia, su cabeza se giró con dirección al parque tanto le llamó la atención unas horas antes.

Sí, tal vez no llevaba una libreta consigo, pero podría respirar un poco de aire fresco a la par en la que la inspiración volvía a llenarlo para al menos tener un tema al día siguiente que pudiera desarrollar.

Y así fue como esa noche tomó la primera mala decisión.

Porque estando borracho se adentró a la parte más boscosa y oscura.

Tambaleándose entre los árboles, riendo sin razón y pisando algunas flores que nacían en la tierra fértil, Taehyung no se percató de cómo alguien lo observaba entre las sombras.

Unos brillantes ojos rojos lo recorrían de arriba hacia abajo con atención.

Sin embargo, no tenía la mínima intención de atacarlo. Claro que no, él no era de esos, por más que anhelara ese dulce néctar escarlata.

Bueno, o eso fue lo que pensó hasta el preciso momento en el que Taehyung arrancó una rosa, clavándose una espina en uno de sus largos dedos. Un gemido de dolor se escapó de sus labios por el escozor de la herida abierta, mientras dejaba caer la hermosa flor al suelo.

Ese detalle bastó para que el ser que lo acechaba se le acercara por detrás, ni bien el olor de la fresca sangre se coló en sus fosas nasales.

"Delicioso".

Esa fue la palabra con la que Lord Jeon podría describir al líquido rojizo que probó ni bien sus colmillos se enterraron en ese cuello canela, desgarrando con gracia la fina dermis de ese chico tan bonito.

Que sin querer su subconsciente proclamó como suyo al tenerlo atrapado entre sus brazos.

Uniendo sus vidas tan distintas en un destino difícil de cambiar.

Continuará...

Espero les haya gustado el primer capítulo, cuéntenme que les pareció en los comentarios, y regálenme una estrellita por favor.

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