Me enamoré de un ¿medio corea...

Bởi MarilaPereZ

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Liane, una chica de 24 años que decide mudarse a Corea del sur gracias a su terrible obsesión por el K-pop y... Xem Thêm

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Bởi MarilaPereZ


Algo de tí que nunca le contaste a nadie.

—Yo digo que te veías adorable.

—Liane, parecía una ardilla regordeta que usaba pañal.

—Por eso. Adorable.

Mis ojos contemplan las fotografías pegadas en el álbum de fotos que Seung me trajo hace un momento. Y me es inevitable no soltar pequeños "awww" cada vez que veo las imágenes de él cuando era chiquito.

Paso la página, y mis ojos se abren un poco al ver a Seung vestido con uniforme escolar. No voy a mentirles, le sentaba tan bien el traje bordó y la corbatita amarilla.

—¿Esto es aquí o cuando ibas a la escuela en Latinoamérica? —curioseo mientras apunto la fotografía con mi dedo.

Volteo a ver a Seung, el cual está sentado en el sofá a un lado mío, con una mano en el mentón y los labios fruncidos hacia un lado.

—Creo que es allí... habré tenido unos seis años, tal vez —dice con la mirada en la foto.

—Te veías muy contento.

—Y lo estaba. Si mal no recuerdo, me había mudado un par de días antes a Sudamérica; ese fue mi primer día yendo a una escuela de ahí.

—Te veías lindo —digo mientras formo una pequeña sonrisa—. Me gusta el peinadito de hongo que llevabas en ese tiempo.

—Agh, era un asco —arruga la nariz.

Suelto una risita y vuelvo a pasar de página. Mi entrecejo se frunce un poco al ver una foto de él con uniforme diferente.

—¿Cambiaron el uniforme de tu escuela? —pregunto, un poco confundida.

—Eh... no. Yo me cambié de escuela. Permíteme —dice sacándome el álbum de fotos de las manos—. Estas fotos son bastante aburridas... son del tiempo en el que asistía a la escuela primaria, me cambié muchas veces a diferentes escuelas. Déjame buscar unas en mi época emo.

—¿Por qué te cambiabas tanto de escuela? —curioseo mientras veo como pasa de páginas—. Espera, ¿tenías una época emo? Tengo que ver eso.

Lo oigo soltar una risa grave.

—Te lo advierto, era muy guapo como emo —alardea haciéndome bufar y rodar los ojos—. Y con respecto a la otra pregunta... pues... la gente no era muy agradable ¿sabes?— dice con un dejo de diversión al verme—. A la mayoría le resultaba gracioso mi acento al habla y... se burlaban de mí y esas cosas.

Mi mirada no se aparta de él ni cuando dice "aquí están las fotos, toma" mientras deja el álbum apoyado en mis piernas. Frunzo mi ceño y aprieto los labios al imaginar la situación de Seung. ¿Saben qué me da más coraje? Oírlo decir eso mientras sonríe como si eso que vivió fuese lo más fascinante que le haya sucedido en la vida.

—Oye, ¿y eso no te afecta ahora? —intento preguntar cabizbaja, al tiempo en que mis brazos se dejan caer sobre el álbum de fotos para no distraerme y poder darle mi mayor atención a Seung.

El chico del elevador pega su espalda al sofá y deja caer su cabeza hacia atrás mientras suspira.

—Nah, ya lo superé. Ya sabes, "sin preocupaciones es cómo hay que vivir", como dice la película esa de Hakuna matata.

Lo miro con extrañeza.

—Creo que te refieres a la película de El rey Simba —intentó corregirlo.

Seung se endereza para mirarme con la misma cara de extrañeza con la que lo miré.

—La película se llama Hakuna Matata.

Niego con la cabeza y sonrío con arrogancia.

—Seung, es El rey Simba.

Frunce el ceño.

—Oh claro que no. ¿Sabes qué? Existe internet, démosle una ojeada por ahí.

—¡Pues me parece genial! —digo con falsa emoción—. Así veremos quién tiene razón.

Me inclino para ver la pantalla del teléfono de Seung cuándo lo saca de entre los cojines del sofá. Arqueo una ceja cuando lo veo poner la contraseña delante de mí sin apartar el celular «por cierto, es 0040, de nada», y luego lo veo buscar algo en una app parecida a Google, sólo que no es Google «cierto que aquí no existe Google».

—¡¿Qué tal si hacemos una apuesta?! —pregunta de repente haciéndome dar un brinquito por el susto—. Si la película se llama "Hakuna matata" tu tendrás que contarme algo de ti que no le hayas contado a nadie.

Parpadeo varias veces al procesar todo lo que acaba de soltar.

—¿Y si la película se llama El rey Simba?

—Pues te cuento algo de mí que nunca le he contado nadie —su rostro refleja picardía al decir eso.

Me la pienso por un momento...

Y por un momento me refiero a dos segundos.

—Okay —respondo entusiasta mientras me vuelvo a inclinar hacia él.

Lo veo teclear en la pantalla del celular, y frunzo el ceño cuando todo su teclado está configurado en coreano. Entrecierro mis ojos al intentar comprender algo de lo que escribe «Ay, claro, como si eso sirviera para que puedas entender el idioma. Ya basta de estupideces, Liane».

—Uh... —lo oigo decir, decaido, cuando le sale el resultado de la búsqueda.

—¿Uh? ¿Eso quiere decir que gané? —sonrío victoriosa.

Seung me mira de reojo y se mofa de mí.

—Pfff —dice con burla—, claro que no.

—¡Oh, vamos! ¡¿Cómo puede llamarse Hakuna matata la película?!

—Ey, jamás dije que yo gané, chica de cabello gris —aclara con diversión.

—¿Entonces...? —indago al no entender nada.

—Pues... la película se llama El rey León.

Me lo quedo mirando con una ceja enarcada, el otro ojo entrecerrado y los labios fruncido como una abuelita. Borro instantáneamente esa mueca extraña cuando veo a Seung apretar los labios para impedir que se le escape una risa por mi cara.

—¡No te burles! —lo golpeo suavemente en el hombro.

Suelta un carraspeo y dice seriamente:

—¿Yo? Yo jamás haría algo como eso. —Lo miro con una expresión incrédula en mi rostro mientras cruzo mis brazos sobre mi pecho—. Bueno, solo un poquitito.

Ruedo los ojos y digo regresando al tema anterior:

—Creo que al final la apuesta la gané yo, o sea, estuve más cerca.

—Mmmh, yo digo que no. Perdiste de todas formas —acusa con obviedad haciéndome poner mala cara y soltar un resoplido frustrante, algo que al parecer, a Seung le divierte muchísimo—. Comenzaré yo contándote algo de mí, luego tú ¿está bien? —pregunta y asiento lentamente—. Estoy ansioso por oír algo que nadie más sabe de ti.

Sin darme cuenta, mis labios se curvan hacia arriba, formando una pequeña sonrisa de labios cerrados. Se aclara la garganta, y se acomoda mejor en el sofá. Siendo sincera, también estoy ansiosa por saber algo de él que nadie más sabe. Me hace sentir de una forma extrañamente especial.

Apoyo mis manos sobre mi regazo y le dedico toda mi atención.

—A los dieciséis años... me hice un tatuaje.

Mis labios se entreabren un poco y mis cejas se arrugan al escuchar tal confesión. Parpadeo como una tonta antes de decir:

—¿Q-que tú qué?

—Me... tatué... a los... dieciséis —repite muy lentamente.

—¿Y eso no lo sabe nadie? ¿Ni siquiera tu familia? —pregunto con mucho interés.

El chico del elevador niega con la cabeza.

—Oh, wow... —expreso por lo bajo—. ¿Y qué te tatuaste? ¡Oh, no, espera! Mejor... ¿en qué parte del cuerpo te tatuaste?

Lo oigo reír.

—Responderé las dos preguntas porque soy un alma noble.

—Ay, ajá —pongo los ojos en blanco y él sonríe de manera engreída, haciendo que se le marque ese huequito de la mejilla.

—Bien, comenzaré respondiendo tu primera pregunta. Lo que me tatué es... —carraspea—. Redoble de tambores por favor —dice y mueve las manos como si estuviera golpeando un tambor imaginario mientras hace el ruidito del mismo con la boca.

Me es inevitable no sonreír por la manera de actuar de este chico. Próximamente lo ayudaré a conseguir trabajo como animador infantil, definitivamente le iría de maravillas.

Y creo que no faltaría a ninguna de sus funciones.

—¿Preparada?

—Seung, ¿realmente te gusta hacerme irritar por la espera, cierto?

—Seré sincero: sí.

Abro la boca con ofensa y él se hecha a reír.

—Okay, okay —repite con una sonrisa burlona en sus labios—. Me hice un dragón.

Mi cara demuestra sorpresa y algo de fascinación. Técnicamente sé que en latinoamérica los tatuajes son tan normales como las espinillas de mi nariz, pero aquí, eso es extraño de ver. Aunque últimamente Corea se está adaptando bastante a eso, pero aun así se lo ve raro; también a los piercings.

Y supongo que si no se lo contó a nadie, el tatuaje no debe ser la gran cosa. Tal vez sea algo diminuto.

—Y me lo hice en la espalda.

—¿Me lo muestras? —pregunto a toda velocidad con ingenuidad y una sonrisa ansiosa.

Los ojos del chico del elevador se abren un poco tras preguntarle eso, y sus labios se entreabren como si quisiera decir algo, pero luego los cierra repentinamente haciéndome ladear la cabeza en espera de una respuesta afirmativa.

—Liane... —Pone cara pícara y interroga con una voz increíblemente seductora—: ¿Realmente quieres verlo?

Obvio, soy Liane, y mi segundo nombre es "curiosa".

—¿Pues qué pregunté? —imito la misma expresión de picardía que él e intento que mi voz salga igual de sensual que la suya.

Lo veo relamer sus labios lentamente antes de sonreír y negar con la cabeza.

—No entendiste.

—¿Entender qué? —frunzo el ceño.

—Me verás la espalda.

—¿Y eso es pecad...? —Detengo mi pregunta cuando me doy cuenta de lo que pedí, y siento mis mejillas como empiezan a arder por la vergüenza—. Oh... Te veré la espalda. Oh...

—Sí. Oh.

Liane... a veces te pasas, ¿lo sabes, no? Arreglalo como puedas, bruta.

—¿Sabes qué? Mejor no me lo enseñes. Quedaré con la curiosidad, supongo —asiento para convencerme a mí misma.

Sus carnosos labios se curvan en una media sonrisa que me hace sentir más vergüenza aún. ¡Necesito desviar esta conversación! «piensa, Liane, piensa...». Bajo la mirada lentamente hacia mis manos, y frunzo el ceño moviendo las mismas hacia un lado. Abro mis ojos como platos al ver la fotografía de Seung en su "etapa emo".

—¡Por el amor a corea! ¡Te parecías muchísimo a Jungkook del 2014! —exclamo encantada tras sostener el álbum y acercarlo más a mí.

—¿Jungkook? ¿Ese chico de BTS?

Asiento frenéticamente.

—¡Sí! ¿No te parece guapísimo? —suspiro como lo haría cualquier persona enamorada.

Seung borra su sonrisa y me mira con una ceja arqueada mientras se cruza de brazos.

—Pfff, seguramente yo soy más guapo.

Frunzo el ceño con diversión y aprieto los labios con fuerza al intentar ocultar una sonrisa de burla.

—Seung Lee... ¿usted no se estará comparando con un Dios griego, cierto? —pregunto conteniendo la risa.

Rueda los ojos.

—Un Dios griego dice —masculla apartando la mirada.

—¡Seung, no seas engreído! —lo pincho con el dedo en las costillas haciendo que se sobresalte.

Vuelvo a pincharlo en el mismo lugar haciendo que vuelva a sobresaltarse. «Jo Jo Jo ¿qué tenemos por aquí?». Lo miro de manera juguetona y sonrío como una villana.

—Liane... —reprocha frunciendo el ceño mientras toma un cojín y lo usa como escudo—. Ni se te ocurra...

—Admite que está guapo —sacudo mis cejas de arriba abajo.

—No.

Se pega al apoyabrazos del sofá cuando, lentamente, mis manos en formas de garras se extienden hacia él con la intención de poder hacerle cosquillas.

—Te daré una oportunidad más. Admítelo o...

—Nop, está horrible. Tienes pésimos gustos —responde meneando la cabeza.

—¿Ah, sí? —Me abalanzo sobre él para hacerle cosquillas.

El chico del elevador se retuerce como loco al tratar de que mis manos no lleguen a tocarlo. Pero varias risas se le escapan al fallar en el intento.

—¡Liane! ¡Detente, por favor! —ruega entre risas aireadas.

—No hasta que lo admitas.

Sigo con las cosquillas. Y creo que me doblé un dedo por el tonto cojín, pero defender la belleza de Jungkook es lo primordial. Sonrío al oír un "está bien, está bien" y me alejo lo suficiente como para que pueda hablar.

—¿Y bien? —lo apuro.

—Su estilo de la moda es bueno —dice luego de recuperar la respiración.

—¿Y...?

—Me gusta como su cabello no se daña por tantas decoloraciones y tinturas fantasías.

Es cierto, también me impresiona eso de los Kpopers, ¡necesito su truco para que mi cabello esté más sano y no se dañe!

—¿Y...? —lo amenazo mostrando mis manos en formas de garras.

Seung me mira como si lo que estuviera por decir fuera lo más tortuoso que lo han obligado a hacer. Lo siento, mi ciela, esto es por el amor que siento a mis coreanitos.

—Y está guapo... —murmura entre dientes.

Me inclino hacia él, poniendo la mano detrás de mí oreja.

—¿Perdón? ¿Qué fue lo que dijiste? —pregunto sonriendo con malicia.

Seung bufa.

—¡Que ese tipo es guapo! —responde en voz alta, haciéndome reír.

—Muy bien Seung —palmeo suavemente su cabeza al igual que a un perro—. Estás aprendiendo.

Lo miro a los ojos y este me fulmina con la mirada haciendo que una risita se escape de mis labios. Vuelvo a sentarme en mi lugar y regreso mi mirada al álbum de fotos, repasando a Seung como un chico emo. La verdad no se veía mal, seguramente si lo hubiera conocido en ese tiempo, él sería mi crush de la infancia, de eso no cabe duda.

—Te toca —interrumpe Seung mis pensamientos.

—¿Qué cosa? —pregunto sin apartar la mirada del álbum de fotos.

—Cuéntame algo de tí.

Pongo cara pensativa. Bueno, ¿qué puedo contarle? Mi vida no es tan interesante... tampoco tengo un tatuaje que esconder al igual que él.

—Mmmh... —Regreso mi mirada a Seung— soy adoptada. Nadie más lo sabe aparte de las personas que me acogieron en su hogar, ¿eso cuenta?

Alza las cejas con sorpresa y se queda callado, formando un tedioso silencio entre los dos.

—¿Adoptada? —dice después de un rato, en voz baja.

—Sí... Oye, ¿no tienes problemas con eso, verdad? —pregunto algo desconfiada.

Se me queda mirando otro tedioso rato, haciéndome fruncir el ceño con preocupación. Pero al parecer Seung se da cuenta de eso, pues dice con voz aireada:

—No, Liane. Claro que no —exhala antes de formar una sonrisa reconfortante—. Sólo... me gustaría saber más de tu historia— se detiene a sí mismo con cara de panico—. E-eh, sólo si qui-quieres contármelo, claro.

Sonrío al oírlo tartamudear.

—Pues... la verdad no hay mucho que contar. Creo que es un caso común entre los niños que crecen en un orfanato. Mi padre no quiso hacerse cargo de mí cuando se enteró que mi mamá estaba embarazada. Cuando nací, mi madre creía que sólo era una carga y me culpaba de todo lo que le pasó. Me dejó en un orfanato y luego de un tiempo me adoptaron. Fin —voy directo al grano.

—Parece tan... sencillo si lo dice así —Su sonrisa se desvanece poco a poco.

—Es que, no lo sé, lo es, supongo —me encojo de hombros—. Luego de ser adoptada, crecí como una chica común y corriente.

—¿Y nadie lo sabe?

Bajo mi mirada a mis manos apoyadas sobre mis rodillas.

—Aparte de Catherine y Oliver, que son los que tuvieron un gran corazón como para hacerse cargo de mí, pues... no. No veía la necesidad de contarlo. Aunque extrañamente me alivia un poco hablar de esto con alguien; contigo, Seung.

Al alzar la mirada hacia él, lo atrapo viéndome fijamente, con una mano en su nuca y las mejillas teñidas de un suave color rojizo. Le dedico una sonrisa de labios cerrados, haciendo que él desvíe la mirada hacia ellos «okay... esto es raro». Formo un puño con mi mano y la llevo a mis labios al aclararme la garganta; Seung abre los ojos y voltea su cabeza hacia mi lado contrario, dándome la espalda, mientras se peina hacia atrás algunos mechones de pelo que caen sobre su frente.

—Yo... eh... yo... —intenta decir, pero una llamada proveniente de mi móvil lo hace callar.

Suelto un gruñido poniendo los ojos en blanco al agarrar el celular de mi bolsillo. Veo la pantalla y frunzo el ceño al ver el nombre del chico de la laptop en él.

—¡Hey! —saludo al atender.

Cuando Seung alza la mirada hacia mí, le hago una señal con la mano para que me espere. Él asiente y me pongo de pie, yéndome a hablar a la cocina.

Hola, Liane —lo oigo decir a través de la línea—. ¿Ya estás preparada? Estoy por salir a recogerte.

¿Preparada? ¿Recogerme? ¿Qué? Me quedo mirando a la nada, pensando en todo.

¿Liane? —vuelve a hablar.

—Sí, estoy aquí. ¿Por qué debería...? —guardo silencio al recordar por qué debía prepararme.

Despego el celular de mi oreja con pánico y miro la hora; mis ojos se abren de golpe y mi mano se pega a mi frente sin poder creer que haya olvidado la cena en la casa de Tae-oh. ¡No puede ser que ya sean más de las nueve de la noche! ¡¿Cómo es que paso tan rápido el tiempo?! Cierro mis ojos por un momento y exhalo con frustración.

—Tae-oh, e-estoy preparada.

Bien, entonces... paso por ti.

—Está bien. Te espero. —Cuelgo la llamada lo más rápido posible.

Voy a pasos veloces hacia la sala y me acerco al sillón para tomar mi bolso, luego me acerco a la mesita del centro y bebo lo último que queda de la botella de soju.

—Eso es mío —lo oigo decir a Seung con voz divertida.

—Era —corrijo sosteniendo la botella de soju—. ¿Dónde dejo esto?

—Emmh... déjalo en la mesita, luego lo recojo yo.

—Bien, lo llevaré a la cocina.

—Pero-

Camino rápidamente a la cocina, y dejo la botella sobre la encimera. Me doy la vuelta acomodado la cartera sobre mi hombro, y me dirijo nuevamente a la sala, sólo que esta vez, mi cuerpo choca con el de Seung a medio camino.

—¡Wow! tranquila, chica de cabello gris —toma mis hombros—. ¿Qué tienes?

Alzo la mirada hacia él.

—Debo irme, ya son las nueve.

Emite una risa suave.

—¿Y acaso eres Cenicienta? ¿Te transformaras luego de las doce? —pregunta con un dejo de diversión.

—Pues... no, pero necesito prepararme. Y tengo menos de quince minutos para hacerlo —aviso.

—¿Prepararte para qué? —parece interesado.

¿Le digo...? ¿O no le digo... ?

¿Sí...?

¿O no...?

Mmmh...

—Un amigo me invitó a cenar. Pero por estar con alguien —acuso, apuntandolo en el pecho con diversión— se me pasó la hora.

Forma una sonrisa mientras me suelta los hombros, dejando caer sus brazos a las costados de su cuerpo.

—Porque soy grandioso y la pasaste increíble conmigo. ¿A quién no se le pasaría el tiempo con alguien tan genial como yo? —se señala el rostro al sonreír de forma adorable.

—Te dije —lo pincho en el estómago, haciendo que se aleje— que dejaras —otra vez— de ser —de nuevo— tan —una vez más— engreído.

—Ya, Liane, ya —dice entre risas, tomando mis muñecas para que me detenga.

Suelto una risita.

—Pero, hablando enserio, Seung; debo irme ahora —digo con seriedad, haciendo que Seung forme una mueca triste.

Suelta un ruido extraño con la boca que parece de queja.

—Bien —responde de manera afable, soltando mis muñecas.

Camino tras Seung hacia la puerta, mientras oigo como, varias veces, suelta suspiros melancólicos que me hacen preguntar qué es lo que le sucede. Nos detenemos delante de la puerta, y el chico del elevador espera hasta que me ponga los zapatos. Levanto la cabeza hacia él cuando lo escucho suspirar otra vez, más pesadamente.

—¿Por qué suspiras? —pregunto al fin.

—¿Yo? —pregunta con inocencia.

—Sí, tú, Seung —me pongo de cuclillas para atar mis cordones.

Vuelve a Suspirar y dice con tristeza:

—Porque te marchas...

Quedo estática con la mirada en mis zapatos, e intento suprimir una sonrisa al morder mis labios con fuerza. No puedo creer que haya dicho, con palabras y acciones, que le ponía triste el hecho de que me marche. Quiero gritar, no sé por qué, pero quiero hacerlo. Lleno de aire mis pulmones antes de ponerme de pie y mirarlo directamente a la cara.

—Seung... vivimos en el mismo edificio. Es probable que vuelva, no te preocupes.

—Sí, pero la pase bien contigo —manifiesta sin descaro.

Lo miro ocultando la sorpresa que me provocó, y ruego a todo lo cielos que mis mejillas no se sonrojen por lo que dijo.

—V-volveré —declaro.

—¿Lo prometes? —pregunta con desconfianza.

—Ay, Seung —golpeo su brazo suavemente—, no dramatices —intento bromear, pero este hace un puchero que me golpea directo en el corazón y me hace corregir rápidamente lo que dije—: Te juro por corea que volveré —pongo una mano en mi pecho y la otra la sostengo en el aire.

Seung sonríe abiertamente; se acerca a mí y justa su palma de la mano con la mía, haciéndome tomar una bocanada de aire.

—Los juramentos no se rompen —dice en voz baja.

Espulso todo el aire de mis pulmones y repito con el mismo volumen de voz que él:

—Los juramentos no se rompen.

~♡~♡~♡~♡~♡~♡~♡

¡¡¡Holaaa!!! ¿¿¿que tal???

Antes que nada...

¡¡¡¡LLEGAMOS A LOS 100K DE LECTURAS!!!! AAaAAaaAhHh. GRACIAS GRACIAS GRACIASSSSS. Los amooo, estoy muy agradecida por todo el apoyo que me brindan :''''D❤❤❤❤

Creo que no lo dije aún, pero los personajes tienen cuenta de Instagram, por si quieren seguirlos se los dejo aquí:

Liane @lianedixon24

💙Seung💙 @seunglee96

💚Tae-oh💚 @jungtae-ho

Amo lo que escriben en la descripciones de las fotos

Quiero que recuerden que voy a estar dedicar capítulos a todas esas personitas que sigan la historia desde el primer capítulo hasta ahora y dándome todo su apoyo, comentando y votando. Creo que sería una verdadera forma de agradecerles por su apoyo tiempo que se toman al leer esto. <3

Ya saben que si creen que algo puede mejorar con respecto a la trama o escritura, no duden en dejarme un comentario para saberlo.

Y espero que les haya gustado este capítulo. Si es así, por favor voten y recomienden a quien crean que le encantará esta historia. Eso me ayudaría un montón :D

Los quiero mucho y los espero para la próxima semana. ♡♡♡

Fotito del bebé:

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