Al despertarme por la mañana tenía una sensación indescriptible en el pecho, la energía me sobrepasaba, sentía mi cuerpo estallar en adrenalina. La conversación que tuve con mi madre la noche anterior me llenaron de vitalidad, de esperanza, pero sobre todo de valor. Ahora sabia toda la verdad, conocía mi origen y un poco de la historia de papá como príncipe. Mi madre y yo ahora estábamos mas unidas que antes y a pesar de que cometió errores no iba a juzgarla por absolutamente nada.
—¿Lista cariño? —Asentí con la cabeza y eleve una sonrisa ante el tacto de mi madre -. Muy bien, andando.
Mamá y yo habíamos ideado un plan para encontrar a Stella y acabar con Arturo, y así matar a dos pájaros de un solo tiro, mi madre había oído ese nombre entre las conversaciones telefónicas de Arturo, pero él jamás había hablado de ella. Así que mamá se iba a encargar de obtener toda la información de esta princesa impostora mientras yo me centraba en buscar el testamento de mi abuelo. El tiempo ahora era nuestro peor enemigo, ya que la boda entre Eithan y Helena era en menos de tres semanas.
Era la hora del desayuno, y mi madre y yo íbamos a estar presentes, casi nunca solía levantarme temprano por la mañana, ya que soy bastante perezosa y muy dormilona, pero últimamente el sueño me había abandonado y tenia responsabilidades sobre mi que no podía dejarlas pasar.
Al llegar al salón principal visualice al rey Arturo sentado en el lugar de siempre, con una fina taza de porcelana en la mano, al frente de el estaba su hijo y su prometida, en cuanto mis ojos conectaron con los de Eithan un nudo se me formó en la garganta, pues lo recordé saliendo de la habitación de Helena. Debía dejar de pensar en él y estar más concentrada.
—Que lindas se ven las dos - exclamó Arturo antes de llevarse la taza de café a sus labios.
Mi madre y yo sonreímos en forma de agradecimiento, aunque por dentro no sentía nada más que náuseas por ese hombre. Decidí usar el vestido lila que mamá me había regalado el primer día que llegue al castillo, este era corto y sencillo con pequeños detalles de piedreria en los hombros y el escote. Un diseño bastante bonito, el cual en sus inicios rechace.
—Buenos días con todos - salude en general para no tener que decir el nombre de cada uno, era molesto.
Rodee la mesa y tome mi lugar al costado de mi madre.
—¿Y el príncipe Carlos? —Pregunté colocándome la servilleta blanca sobre mi regazo, mi pregunta fue dirigida al rey Arturo —. ¿No desayunará con nosotros?
—Oh, por supuesto que si —respondió —.De seguro, no ha de tardar.
Me había levantado con un hambre voraz, así que comencé a desayunar sin esperar la autorización de nadie, aun habitaba la rebelde Catalina dentro de mi . Y así como lo presagio Arturo, minutos después el futuro rey de España hizo su ingreso al comedor, me sorprendió verlo vestido de una forma muy casual, llevaba puesta una playera ploma con un pequeño cocodrilo bordado a la altura de su pecho y un buzo negro con franjas blancas. No había visto antes a un príncipe con un atuendo deportivo, debo admitir que el se veía bastante bien.
—Buenos días, discúlpenme la tardanza — dijo mientras caminaba con prisa a su lugar, se sentó frente a mi —. Tuve algunos asuntos que arreglar esta mañana.
—Tranquilo, eso sucede siempre —comenté con una suave sonrisa —. Además recién estábamos empezando.
El príncipe enfocó sus ojos en mí y me respondió con el mismo gesto, pero por alguna razón que ambos desconocíamos ninguno de los dos bajo la mirada, había algo magnético en ellos.
—¿Siempre eres así de impuntual? —La pregunta de Eithan me hizo despabilar —. Deberías saber que la puntualidad es uno de los pilares más importantes en la realeza.
—Si, claro que lo sé Eithan— respondió el príncipe con tranquilidad —. y por eso pido disculpas, no volverá a suceder. Como mencione, tuve unos asuntos importantes que resolver.
—Fueron solo un par de minutos Eithan, deberías dejar de exagerar —intervine seria con la mirada puesta en el. Lo estaba acusando como si llegar dos minutos tarde al desayuno era un crimen.
—No es exageración Catalina, ser puntual es un valor que siempre se debe destacar en el reino, claro que no todos tienen presente eso — respondió con sarcasmo ligero y desdén con los ojos puestos en mi.
Sabia a la perfección que se refería a mi, puesto que desde que llegue al castillo "impuntual" siempre fue mi segundo nombre. Aun no eran ni las nueve de la mañana y Eithan como es de costumbre estaba comenzando a joderme la existencia.
Queria contestarle de la misma manera como en los primeros días que llegue al castillo, pero en este momento no tenia cabeza para estar distrayéndome en juegos tontos. Corría contra el tiempo y Eithan ya no seria una distracción para mi.
—Por supuesto —coincidí con el, tenia la voz serena y tranquila.
Su expresión confusa me daba a entender que no se esperaba esa respuesta de mi parte —. De igual forma, sé que el príncipe Carlos no tuvo la intención de llegar tarde.
—¿Y desde cuando abogas por él ? Acaso no puede defenderse el mismo — ataco, sabia lo que el quería, pero no iba a caer en su juego.
—No estoy abogando por nadie, solo di mi opinión —respondí.
Quise cesar el tema y continuar con mi desayuno, ya que aun seguía hambrienta y me ponía de mal humor cuando eso sucedía. No quería despertar a la Bestia, pero al parecer el princeso la estaba buscando.
—Opinión que nadie te pidió.
—Eithan — interfirió su padre con voz fuerte.
—Oh déjalo Arturo, esta bien, ha de haberse levantado con el pie izquierdo — enuncie dándole una mirada cargada de ferocidad al niño de quien me había enamorado.
Eithan también había empuñado sus ojos en los míos, no lograba entender que le molestaba, el tomo su decisión y era claro que no formaba parte de ello. Era momento de tomar el mio y aunque dolía aceptarlo Eithan pasaría a ser parte de mi pasado.
—Cariño, deja a Catalina en paz—dijo Helena cubriendo la mano del príncipe con la de ella —. toda princesa debe de cuidar y abogar a su príncipe, no lo tomes personal.
—¿De que hablas?—inquirió Eithan girando la cabeza hacia su prometida. —¿Por que hablas como si ellos estuvieron juntos?
A la princesa Helena le tomo alrededor de tres segundos para creer que quizás había dicho algo que no debía, ella intento sonreír para disimular su nerviosismo. Fruncí levemente el entrecejo ante el comportamiento de la princesa. Últimamente estaba actuando extraña.
—No estoy afirmando nada Eithan... solo es una suposición—respondió —. Ambos hacen una linda pareja y no seria sorpresa que ellos en algún momento puedan comprometerse ¿no lo crees así?
—No—expreso con detenimiento, eso me hizo enojar —. Catalina aun no puede comprometerse.
Suficiente, había soportado demasiado desde que llegue a este castillo. Comenzando por las inmadureces de Eithan, los problemas que trajo conmigo desde el día en que lo conocí, eso sin mencionar el revuelo que logro hacer con mis sentimientos y que haya puesto mi corazón a su merced para que al final, termine destruyéndolo. A pesar de todo eso, evite el querer odiarlo, pero su actitud no esta siendo de mucha ayuda.
—¿Disculpa?—cuestione indignada dejando los cubiertos de lado —. ¿Quien eres tú para decidir sobre mi vida?—enfatice la palabra "TU"
—No lo hago, pero algo me dice que no estas lista para comprometerte.
Una media sonrisa ladina se asomo en sus labios.
"Vete al carajo Eithan"
Eithan estaba mas que seguro que el amor que sentía por el cerraría toda posibilidad de enamorarme y mucho menos de comprometerme con otra persona, pero lo que el desconocida era que había decidido anteponer mis responsabilidades por encima de mis sentimientos, y aunque por el momento no entraría en una relación con nadie, le haría a creer a Eithan que así seria.
—¿Intuición masculina?—inquirí con sarcasmo —. Estas bastante equivocado Eithan.
—No, no lo estoy—respondió casi riendo, parecía divertirle esta situación.
—Si que lo estas.
—Nou—introdujo un pedazo de croasant en su boca
—Siiii—chille estresada
el negó con la cabeza mientras saboreaba su bocadillo, a este punto yo ya estaba incendiandome de rabia, poco me importaba el resto.
—¿Y porque estaría equivocado?— cuestiono con calma cruzando los brazos y reposando su espalda en la silla —. Dame una razón por la cual alguien que a penas a cumplido su mayoría de edad, quiera comprometerse.
—Bien—masculle levantándome de mi asiento.
Tenia la mirada de todos puestos en mi, incluso la de mi madre era de confusión. No sabia si lo que iba a ser era correcto o no, pues si bien es cierto Carlos y yo hicimos un acuerdo, pero vamos no puedes creerle a un príncipe que acabas de conocer que va jugar contigo al compromiso.
Todas esas dudas invadieron mi cabeza en apenas un par de segundos, enmudecí y no supe que decir.
—De hecho—la voz del príncipe Carlos me hizo despabilar, lo vi ponerse de pie y rodear la mesa para aproximarse.
Sin siquiera esperarlo él tomo mi mano y la entrelazó con la suya dándome un ligero apretón. Acerco su rostro a mi oreja y susurro.
—Quería anunciarlo al medio día, pero la situación lo amerita.
Carlos se aclaró la garganta y anuncio nuestro compromiso frente a todos los presentes.
—El día de ayer conocí a la princesa Catalina, de quien quede encantado no solo por su belleza sino por su valentía y sus incontables virtudes—comenzó a decir mientras sostenía mi mano —. En mi país, el casamiento por obligación es un deber que dejo de regirse hace mucho tiempo, es por ello que estoy aquí frente a ustedes— enfocó sus ojos en mi madre y Arturo —. Pidiendo que me concedan el permiso de cortejar a Catalina, conocerla un poco más y ver qué puede pasar más adelante. Al final la decisión la tomará ella, pero me gustaría poder intentarlo.
El príncipe giro y tomo mi otra mano colocándola a la altura de su pecho, alce la mirada y lo vi a los ojos —. Y que tú me permitas entrar en tu corazón, enamorarte a mi manera, sin presiones ni etiquetas de reyes tontos. Solo siendo yo intentando conquistarte.
Una sonrisa tonta nació de mis labios asintiendo con la cabeza en afirmación a su petición. Estaba claro que todo esto era actuado, pero vaya que nos estábamos metiendo demasiado en nuestro papel.
—Por supuesto que si—exclamó el rey logrando que desprende mi mirada de Carlos, para verlo a él. Arturo se había puesto de pie, se le notaba bastante emocionado —. Tienes mi permiso en su totalidad.
—Pero la mía aún no—intervino Bianca de la misma forma levantándose de su asiento —. Catalina, hija ¿Puedo hablar contigo un momento?
—Si claro—solté la mano de Carlos y fui con mi madre, nos alejamos un poco.
—¿Que está sucediendo Catalina?—inquirió con el entrecejo fruncido —. Un matrimonio, ¿entre tú y el príncipe? Hija, lo acabas de conocer ayer, si es muy apuesto y rico pero aún estás joven, ademas...
—Mamá—la interrumpí casi riendo, ella se detuvo —. Tranquila, no me voy a casar con Carlos. Todo está siendo actuado.
Mi madre estaba mucho más confundida que antes, así que muy brevemente le conté lo que sucedió ayer con el príncipe y el trato que hicimos.
—Ya veo, y tu plan es muy bueno ya que él conoce a Stella, solo ten mucho cuidado, no me fío de nadie y tú tampoco lo hagas ¿Entiendes?—me advirtió con seriedad.
Confusa di un asentamiento de cabeza en respuesta, ya que mi madre era quien mas conocía al príncipe, era extraño que ahora ella desconfiara de el.
—Mamá pero tú elegiste a Carlos como candidato para que él viniera al castillo y pudiera conocerme ¿Por que ya no confías en él?—pregunté ceñuda al recordar lo mencionado por Helena.
El rostro desencajado de mi madre me daba a entender que no sabía de lo que yo estaba hablando. Eso me puso en alerta.
—¿De que hablas hija? Yo no elegí a ningún príncipe, ni siquiera supe de él hasta un día antes de su llegada.
—¿Que?—exclame echando la cabeza ligeramente hacia atrás —.¿Como... como que no? si Helena me dijo que tu habías seleccionado a Carlos, incluso le contaste secretos que nadie mas conoce.
—¿La princesa helena? pero si a penas he cruzado palabras con ella y solo ha sido en frente de Arturo, jamas tuve una conversación con la princesa y mucho menos le contaría cosas privadas tuyas hija.
De repente comencé a sentirme vigilada, a sentir que las paredes tenían ojos y oídos, la paranoia se estaba apoderando de mi. Volví a mirar a mama y sé que no mentía, esta vez no lo hacia. ¿Por que Helena inventaría todo eso? ¿Con que intensión?
—¿Que esta ocurriendo Catalina?-pregunto mi madre notablemente preocupada.
—No.. no lo se mama, pero todo esto es extraño—dije con el ceño fruncido —Debemos siempre...
Quise terminar de hablar con mi madre pero vi al rey aproximarse. Así que cerré la boca.
—Querida, tu té se enfría—rodeo la cintura de mi madre con una mano —. Es hora de regresar a la mesa
Bianca me miro con preocupación, parpadee unos segundos y retome mi postura.
—Es cierto mama, regresemos.
—¿Todo bien?—me pregunto carlos en voz baja, asentí con la cabeza —Bien, ten tu copa.
Me extendió una copa de vidrio que parecía contener vino blanco ya que el agua era cristalina. no estaba segura que era pero tampoco iba a preguntar. Estaba tan inmersa en mis pensamientos que no me di cuenta en que momento Eithan desapareció de la sala. Escanee la sala pero no había rastro de el.
—Salud por los novios—exclamo Arturo muy eufórico levantando su copa a la altura de su mentón.
Todos los presentes repitieron la acción del rey brindando en honor al compromiso ficticio. No dude y me lleve la copa a los labios esperando poder saborear un buen vino. En cuanto sentí su sabor, gire la cabeza en dirección al príncipe y lo mire con los ojos entrecerrados.
—Agua sola ¿Es enserio?
—Es muy temprano para tomar alcohol princesa—respondió ocultando una notable risa —Te prometo que en nuestra boda probaras el mejor vino de todos.
Ambos sabíamos que eso nunca pasaría, así que solo negué con la cabeza riéndome.
—No puedo creerlo, esto es maravilloso—comento Helena —. Nos casaremos casi al mismo tiempo ¿Cuando lo anunciaran frente a la prensa?
Pase de la risa a la seriedad en cuanto la princesa abrió la boca, tenia que estudiarla y saber que había detrás de esa cara bonita, habían tantas preguntas delas cuales quería respuesta, pero si de algo estaba segura es que la prometida de Eithan era una completa mentirosa.
—Probablemente hoy en la tarde—hablo Carlos.
— Eithan y yo también anunciaremos nuestro compromiso el día de hoy ¿No es maravilloso?
NO, claro que no lo era. Estaba comenzando a hartarme de su sonrisa perfecta y lo falsa que comenzaba a notarla desde la llegada del príncipe Carlos.
NOTA DE LA AUTORA:
Ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez que escribí, no daré excusas ni tampoco los abrumare con todo lo malo que me ha sucedido en estos meses, solo quiero disculparme con las personas que han seguido y continúan con la lectura esperando mi actualización. No mentiré, mis actualizaciones serán lentas, pero si tendrán mas contenido que antes. Muchas gracias por su apoyo.
xoxo.