¿Fácil? ¡No! (Completa)

Da IchiroKaze

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Tras unas brillantes carreras como deportistas, el grupo de amigos conformado por 4 parejas, regresan a la ci... Altro

Prólogo - Retiro
El Fuego y el Hielo
Cicatrices
Cabellos celestes
Pequeño Kariya
Fotografías
Hijos
Secuestro
Despedida
Melena
Tiempo
Heredero
Anillos
Imperio Kumush
Condición
Arritmia
Adiós Canadá
Copo de Nieve
Café
Gripe
Decisiones
Calendario
Parte 1
Parte 2
Crueldad
Si sabes correr, hazlo
Accidente
Los dos faltantes
Niños
Daigo
Temporal
Un buen amigo
Diez
Sinceridad
Sol
Impacto
Aúpa Capitán
Irreconocible
Quiebre
Cambios
Señor Swift
Frente a Frente
Arakumo
Tíñete de rojo
Epílogo: Campo De Abejas
Final alternativo

Envidia

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Da IchiroKaze

En el aeropuerto internacional de Tokio, el rubio se encontraba esperando a que le permitieran abordar el avión que lo llevaría hasta Canadá, él era una persona muy terca y persistente, tal y como le gustaban a Kazemaru, lástima que usara esa cualidad para hacer daño y cumplir sus caprichos personales.

Durante todo el viaje, practicó mentalmente lo que le diría al padre de su "amigo", estaba realmente convencido de que lo mejor para el peliazul era estar lo más lejos posible de Endou Mamoru, ese castaño era posiblemente la persona que más odiaba en el universo, siendo que sus emociones negativas comenzaron en base a la envidia, no soportaba ver como ese idiota se ganaba todas las sonrisas y muestras de cariño de su sempai.

Después del incidente a causa del vodka de limón y el rechazo a sus intenciones de entablar amistad, Miyasaka realmente trató de cambiar, se propuso olvidar y enterrar sus sentimientos hacia el de largos cabellos celestes, lográndolo por algún tiempo, pero al enterarse sobre el sufrimiento que él estaba pasando a causa del rechazo de su familia y el accidente de tránsito, sintió la necesidad de culpar y hacer responsable de todas esas desgracias a alguien, que lastimosamente fue el portero.

Cuando obtuvo noticias sobre la recuperación del ex-velocista, pensó que este terminaría con el castaño tras todo lo ocurrido, creía que su antiguo compañero del club de atletismo también se pondría en contra de Endou, por lo que se vistió y arregló lo mejor que pudo, comprando un bello ramo de rosas blancas como señal de que sus intenciones eran las mejores, quería decirle que estaba dispuesto a ir lento y con paciencia hasta lograr que el amor que sentía fuera mutuo, pero se llevó una enorme decepción al asomarse por la puerta de la habitación donde se recuperaba su amor platónico, viendo como su eterno rival lo besaba con cariño, lo peor era que el peliazul le correspondía - ¿Cómo puedes seguir queriéndolo después de lo que te hizo? - Pensó, apretando el arreglo floral y echando a correr hacia la salida.

Ese era un recuerdo doloroso, que lastimaba directamente su orgullo, siendo algo que realmente se había esforzado por olvidar, por lo que trató de concentrarse en el atletismo, pero su mala suerte lo siguió hasta en los deportes, lesionándose a raíz de una desafortunada caída, quedando incapacitado para volverse un atleta profesional.

Con los sueños y el corazón roto, decidió que su nueva meta sería estar lo más lejos posible de Kazemaru, tras un accidente como ese seguramente no podría volver a jugar fútbol soccer, así que volverse periodista le pareció la mejor opción, él ahora detestaba el atletismo, no podía ver competencias ni hablar del tema sin sentirse frustrado, imaginaba que al peliazul le pasaría exactamente con el deporte rey, esperando que eso fuera más que suficiente para que si le tocaba encargarse de notas sobre jugadores y demás, no se cruzaría con él - El método más efectivo para olvidar a alguien es dejar de verlo.

Su sorpresa fue inmensa al ver como el Sagan Tosu anunciaba mediante todas sus redes sociales sus nuevos fichajes para la temporada, entro los que estaba el de Kazemaru Ichirouta, Endou Mamoru, Goenji Shuuya y Fubuki Shirou, él estaba encargado de hacer las notas periodísticas sobre el tema, pero no esperaba que su trabajo se relacionara nuevamente con las personas que tanto daño le habían hecho. Además de frustrarse por ver que sus caminos se cruzaban nuevamente, sentía envidia del peliazul ¿Por qué él si se recuperó y volvió a jugar fútbol?

El hecho de que el castaño de la banda naranja y el ex-velocista firmaran contratos por el mismo equipo solo significaba una cosa, seguían juntos - Endou de mier... - Renegaba el ojiverde tirando todo en su escritorio - Bueno, si no puedo sacarte del camino ni competir contra ti, me las arreglaré para hacer de tu vida un infierno.

Durante meses trabajó arduamente, para que lo ascendieran a periodista en jefe, lo que le permitía publicar reportajes y tener su propia columna en uno de los diarios deportivos más importantes a nivel nacional, por lo que aprovechó su posición para esparcir rumores y criticar abiertamente al portero, pero claro, todo bajo la firma del anonimato, sabía que si Kazemaru se enteraba de que era él quien los atacaba mediante la prensa, seguramente perdería cualquier posibilidad de ganarse se corazón.

Lastimosamente al editor del reportaje se le escapó quitar su nombre cuando sacaron el noticiero de fin de semana, en el que se hablaba sobre los nuevos contratos de ambos y sus futuros en el deporte europeo en uno de los clubes más grandes del mundo, el ver que su identidad había sido revelada le erizó la piel, entrando en pánico ante la posibilidad de ser cuestionado por su platónico, pero para su suerte esto nunca sucedió - ¿Le habrá enojado? Si fuera así creo que me habría encarado... Pero es Kazemaru-san, lo conozco a la perfección, es muy calmado, seguramente ese idiota de Endou fue el que explotó - Pensó mientras reflexionaba en el sofá de su casa.

Durante los primeros meses tras la partida de los futbolistas al viejo continente, estuvo tranquilo en la medida de lo posible, claro que aún esparcía rumores y criticaba mediante la prensa al castaño de la banda naranja, pero fuera de eso, su vida se había vuelto muy monótona, basándose en el trabajo completamente, ya no salía con sus amistades ni se tomaba tiempo para sí mismo, la ausencia del peliazul le quitaba toda la motivación que podía tener.

El tiempo había pasado, llevaba años "enamorado" del chico de la coleta, ahora él mismo definía sus sentimientos como verdaderos, no era posible que a pesar de todo lo ocurrido sea incapaz de superar su "encaprichamiento", por lo que cuando se comenzó a filtrar información sobre las cicatrices de Kazemaru por la prensa española, no dudó en hacer un reportaje positivo hacia el peliazul, no quería verlo sufrir bajo ninguna circunstancia, a menos que sea necesario.

"A veces tenemos que romper a las personas para volver a construirlas, haciéndolas más fuertes y mejores"

Fue lo que pensó cuando el señor de cabellos dorados le ofreció dinero a cambio de información, fotografías, videos o cualquier dato útil que le permitiera al empresario controlar nuevamente la vida de su hijo.

El plan era simple, dejar que Ichirouta sufriera y luego rescatarlo de todo ese dolor, eso seguramente lograría que el amor que sentía fuera mutuo, sin embargo no contaba con que el ex-velocista desapareciera tras su ruptura con el portero, lamentándose de perderlo, pero agradeciendo haberlo alejado de Endou.

No sabía como ese par se habían reencontrado, ni el porqué se les veía tan felices juntos, haciendo que los celos y la envidia lo consumieran.

Al llegar al aeropuerto de Ottawa, se dirigió a la zona de desembarque para recoger su mochila, no llevaba gran cosa debido a que esperaba irse tan rápido como había llegado, pero la inmensa cola de personas que también querían recibir su equipaje lo desalentó, por lo que un pequeño soborno al encargado de la cinta fue más que suficiente para salir rápido del lugar.

Gracias a su trabajo, dominaba el inglés a la perfección, teniendo que aprenderlo para poder realizar entrevistas o documentos de carácter internacional, así que sin mucho problema tomó un taxi y pidió ser llevado a la compañía de la familia de Kazemaru, indicándole la dirección al chofer mediante el GPS.

Al llegar, recordaba el edificio diferente, pero no le prestó mucha atención a los detalles, lo único que le impactó fueron las numerosas fotografías publicitarias del peliazul, el cual estaba en los banners y afiches en los que se anunciaba el lanzamiento de nuevos productos, donaciones, colaboraciones con empresas afiliadas o simplemente un intento de realce a la compañía, estaba más que claro que el ex-velocista era la imagen del negocio - Parece que arregló las cosas con su padre - Pensó al mismo tiempo en que se tomaba una selfie con uno de los carteles.

Tras eso, se acercó al mostrador de recepción - Buenos días, necesito hablar con Kazemaru-sama, agradecería que le comunicaran que Miyasaka Ryou ha venido a verlo - Pidió con una leve sonrisa.

- Entendido señor, por favor espere - Indicándole los asientos para invitados.

- Gracias - Finalizó para dirigirse a los cómodos sillones individuales, mirándose de reojo en la cámara de su celular, recordando que no vestía ni camisa ni corbata, había olvidado por completo ese pequeño detalle de etiqueta, pero ya era demasiado tarde para querer cambiarse de atuendo, por lo que esperó a que el padre de su amigo no le tomara importancia - ¿Por qué tardará tanto? - Se preguntó a sí mismo mentalmente, imaginaba que el señor estaría ansioso por recibir nueva información, aunque no lo haya solicitado, entonces ¿Por qué lo estaban haciendo esperar?

- Señor, el gerente Kazemaru-sama lo espera en su despacho, por favor acompáñeme - Dijo la recepcionista sacándolo de sus dudas, al final solo había sido demasiado impaciente.

El rubio se levantó y siguió a la mujer en silencio, no es que quisiera ser grosero pero tampoco tenía un tema de conversación con ella, además sus pensamientos estaban volcados en la futura conversación con el señor de cabellos dorados, si todo salía bien esta vez, podría separar de manera definitiva a la pareja EnKaze y tener la oportunidad que tanto había esperado.

-  Es aquí, con permiso - Comentó la dama, retirándose del lugar y dejándolo solo frente a la puerta.

- ... - Rápidamente tocó, esperando a que le permitieran el ingreso, escuchando desde el otro lado un suave "adelante" - Que extraño... Recordaba su voz diferente, quizá imaginaciones suyas - Pensó, abriendo y entrando - Buenos días Kazemaru-sama, es un placer verlo de nuevo... ¿Quién es usted? - Frente a él tenía a un hombre también de cabellos dorados, pero se veía muchísimos años más joven, sus rasgos faciales eran casi idénticos a los del señor que vino a buscar ¿Su hijo? ¿Ichirouta tenía un hermano? ¿Quizá un pariente?

- Buenos días, permíteme presentarme, me llamo Haruki Kazemaru, por favor siéntate - Dijo indicándole las sillas frente a su escritorio - ¿Se te ofrece algo de beber?

- No... Gracias - Estaba en shock, pero de todas formas obedeció y se puso cómodo - Disculpe ¿Usted es pariente de Kazemaru-sama?

- Es mi padre.

- Ya veo... - ¡¿SU PADRE?! pensó escandalizado, nunca se enteró de que su ex-compañero tenía un hermano, o quizá si se lo comentaron pero pasó por alto esa información.

- Bueno, por favor dime ¿Qué te trae por aquí? - Haruki no era ingenuo, en las historias de Ichirouta había escuchado miles de veces el nombre "Miyasaka", sabía perfectamente que era alguien que vivía obsesionado con su hermano menor, alguien que lo había lastimado, por lo que fingía no conocerlo para descubrir sus verdaderos objetivos - ¿Tienes negocios con esta empresa? - Revisando su portafolio.

- No, no es por eso que vine... Ehhh... ¿Dónde puedo encontrar a Kazemaru-sama?

- Con todo respeto, no estoy autorizado a brindarte la locación de su domicilio, si gustas puedo contactarlo para que él en persona venga a la empresa.

- Se lo agradeceré mucho.

Haruki tomó su celular y buscó la conversación con su padre, pensando en que tipo de relación mantenía este con el acosador de su hermano, quería pensar que no tramaba nada nuevo en contra del peliazul, pero consideran los antecedentes que este tenía, no iba a confiarse, lo mejor sería encararlo directamente y presenciar por su propia persona lo que sucedía, así que sin dudarlo, cumplió y le avisó a su padre que Miyasaka se encontraba en el despacho de gerencia, esperando verlo.

- Bien, solo queda esperar - Dijo sonriente - ¿Puedo preguntar, de dónde conoces a mi padre?

-  Negocios... Bueno, supongo que se puede definir como acuerdos de palabra... No sabía que Kazemaru-san tenía un hermano ¿Mayor? ¿Menor?

- Mayor, él y yo crecimos separados por motivos familiares.

- Entiendo... - Por dentro se moría por preguntar el nivel de relación que llevaba con el peliazul, quizá quisiera sumarse a los planes que tenía, después de todo, si el ex-velocista nunca le mencionó nada sobre tal hermano, significaba que tenía los mismos ideales que el jefe de la familia, por lo que no sería difícil convencerlo de que lo mejor para el ojiavellana era separarse del portero - Disculpa ¿Conoces a Endou Mamoru?

- ... - ¿Entonces eso trama? ¿Quiere arruinar su relación? Tiene sentido, debe buscar a mi padre para asociarse, pero... Dijo que hacía tiempo no se veía ni hablaban, seguro no sabe sobre su cambio de actitud, veré que es lo que me dice - Ah... Sí, lamentablemente.

- ¿Cómo es que lo conoce? - Genial, al igual que yo, es inteligente y se da cuenta de lo dañino y falso que es ese patán.

- Pues jugó en el mismo equipo que Ichirouta, además siempre lo ha pretendido y eso no me gusta para nada.

- Más que pretenderlo, salen, Endou engañó a Kazemaru-san, su relación es una completa farsa, él no es la persona que aparenta, pero parece que nadie se da cuenta.

- ... - ¿Se le está yendo la boca por el enojo? Está soltando demasiado información... Quizá sea mejor no seguirle el juego, aunque si mi padre está realmente planeando algo, necesito descubrir que es para evitar que interfieran entre ellos - Eso no lo sabía, cuéntame más por favor.

Durante aproximadamente Haruki tuvo que contener las ganas de estamparle una patada en la cara al rubio, le enojaba muchísimo escucharlo insultar y despreciar de esa manera a su cuñado que tan bueno había sido, quien durante años demostró amar con sinceridad y lealtad a Ichirouta, viendo por sus propios ojos la voluntad que tenía para no dejarlo solo en ningún momento, le costaba procesar el porque Miyasaka lo odiaba tanto ¿Cómo era posible que la envidia cegara tanto a una persona?

- Y bueno, eso es un breve resumen.

- Ya veo... Quien lo diría - ¿BREVE RESUMEN? - Gracias por la información, con tu permiso, iré a los servicios higiénicos.

Con tranquilidad caminó hasta el baño de su oficina, cerrando la puerta y apoyando la frente contra la pared ¿Qué se supone que haría ahora? ¿Podía decirle a su padre la verdad sobre sus intenciones de descubrir lo que tramaba? ¿Debía llamar a Ichirouta e informarle sobre todo lo que estaba pasando? Sus pensamientos fueron interrumpidos con un mensaje de su padre.

- Estoy llegando, te explicaré todo cuando él se vaya, pero aclaro que yo no lo he contactado.

Con ese nuevo dato, Haruki ya tenía en claro lo que tenía que hacer, un pequeño susto seguramente le quitaría al rubio todas las ganas de interferir en la vida del peliazul - Estoy harto, fue suficiente - Dijo mirándose al espejo, lavándose el rostro - Nadie se volverá a meter con mi familia - Musitó para sí mismo, secándose con una toalla y saliendo del baño - Disculpa la demora, saldré a recibir a mi padre, con tu permiso - Vio como el ojiverde asentía y le dedicaba nuevamente su atención al celular.

El hijo mayor de la familia Kazemaru salió de la oficina y se quedó en el pasillo esperando a que su progenitor hiciera acto de aparición, ansioso por conversar con él directamente y saber que es lo que harían con el acosador.

- Buen día Haruki - Saludó el señor de cabellos dorados - Ahórrate la formalidad ¿Te dijo a que ha venido? 

- Aún no, pero es irritante, odia a Endou - Afirmó apretando los puños - ¿Qué piensas hacer?

- ¿No es obvio? Vamos a ponerlo en su lugar, no planeo equivocarme más con ustedes.

Aquellas palabras sorprendieron al joven gerente, pero no tenía tiempo para pensar mucho en eso, ya luego vendrían las explicaciones - Pues vamos de una vez - Caminando de regreso a la oficina - Cierto, le seguí el juego, cree que yo también odio a Endou.

- No pensé que fueras tan astuto, entonces te seguiré, veamos primero que es lo que planea - Abriendo la puerta e ingresando - Buen día Miyasaka, cuánto tiempo.

- ¡Kazemaru-sama! - Exclamó emocionado, levantándose para hacer una leve reverencia y tomando nuevamente asiento - ¿Cómo se encuentra?

- Bien, gracias - Sentándose en la silla de la gerencia mientras su hijo se recostaba en una de las paredes, expectante ante la conversación - Dime ¿Qué te trae por aquí? No recuerdo haberme puesto en contacto contigo ni mandarte a llamar.

- No, vine por mi cuenta - Respondió buscando algo en su mochila - Pensé que le interesaría saber donde está Kazemaru-san ahora - Entregándole una fotografía impresa - Lo vi hace poco en un supermercado de Tokio acompañado de Endou, no sé como es que se volvieron a juntar pero está claro que tenemos que separarlos ¿Él no estaba casado? ¿Se escapó?

- ... - Al señor de cabellos dorados se le encogió el corazón, hacía tanto tiempo que no veía la sonrisa de su hijo menor, en la imagen se veía perfectamente que la pareja de futbolistas habían recuperado la alegría, por lo que se quedó sin palabras.

- Sí, llevamos tiempo queriendo dar con su paradero - Intervino Haruki al darse cuenta del efecto que tuvo la foto en su padre - ¿Cómo conseguiste dar con él?

- Lo sabía, no era posible que ustedes permitieran que siga al lado de ese patán - Dijo sonriendo - Los seguí, siguen viviendo en el mismo lugar, al igual que sus amigos, no vine para vender información, solo quería saber que era lo que planeaban hacer para alejar a Kazemaru-san de esa persona porque...

- ¡Suficiente! - Gritó molesto el señor, haciendo que ambos lo voltearan a ver sorprendidos - No puedo seguir con esto Haruki - Mirándolo para esperar la aprobación del siguiente paso, recibiendo un leve asentimiento - Te exijo que te alejes de Ichirouta, no lo busques ni trates de interferir más en su vida.

- Pero... No lo entiendo, usted fue quien me contactó hace años...

- Sí, pero las cosas son diferentes ahora, estoy rompiendo todos los lazos contigo, no pienso seguir haciéndole daño a mi hijo - La frialdad del jefe de la familia era terrorífica, hasta el joven gerente se asustó ligeramente - Agradezco que hace años me brindaras toda la información, fuiste bastante útil, no lo negaré, sin embargo ahora mismo no tengo ningún uso para ti, mis objetivos han cambiado, espero que lo entiendas.

- ¡Fue Endou! ¡¿También lo ha engañado?! ¡¿Qué le dijo ese maldito?! - Preguntó histérico.

- A ver, relájate si no quieres que yo mismo te cierre la boca - Dijo Haruki bastante irritado - Ya soporté durante más de una hora escucharte hablar pestes de mi cuñado, no toleraré ni un solo insulto más.

- Pe-pero... ¿A ti también? ¡¿Qué les pasa?! ¡¿Cómo pueden pensar en dejar a Kazemaru-san con ese imbécil?!

- ¿Engañarnos? Al contrario, si no fuera por Endou no estaría aquí, es gracias a él que tengo la posibilidad de arreglar las cosas con mis hijos - Respondió sonriendo levemente - Además... Fuiste tú el que trató de engañarme ¿O me equivoco? ¿Acaso no querías separar a Ichirouta de Endou para poder tener el camino libre? Si te soy sincero, eres el peor pretendiente que he visto.

- ¡No es cierto! ¡Yo puedo hacer las cosas mejor que ese...! - No terminó su frase pues cayó al sueño tras recibir un golpe directo en el rostro.

- ¿Te lo advertí, no? Deja de insultar a Endou.

- Miyasaka, no lo volveré a repetir, aléjate de Ichirouta, no interfieras más en su vida - Suspirando - Tú deberías conocer perfectamente el poder y las influencias que tengo, no me gustaría hacerte daño, pero si vuelves a tratar de lastimar o destruir a mi familia, no me dejarás más remedio, ahora vete y no regreses.

- Se arrepentirá de esto, se lo aseguro - Finalizó el periodista saliendo de la oficina, cerrando la puerta tras de sí con mucha fuerza.

- ¿En serio has cambiado? - Preguntó el gerente - ¿O solo lo dijiste para asustarlo?

- Haruki, entiendo que desconfíes de mí después de todo lo que hice, pero déjame decirte que realmente quiero hacer las cosas bien... Estoy bastante arrepentido...

- ... - Las expresiones de tristeza y remordimiento no mentían, le estaba costando seguir haciéndose el duro e indiferente, no quería olvidar tan fácilmente todo lo sucedido, pero a final de cuentas estaba aliviado de saber que el cambio y la mejoría de su padre eran sinceros.

- Hijo ¿Podrías perdonarme? - Preguntó agachando la cabeza, con la voz entrecortada - Dame otra oportunidad, por favor...

- Claro que sí, padre - Respondió, sin contenerse más se lanzó a abrazarlo - Estuve años esperando para escucharte decir eso.

Tras el emotivo momento, el señor de cabellos dorados le explicó detalladamente sobre los lazos que había tenido con Miyasaka, él no omitió ni un solo detalle ni trató de quedar bien en su versión de la historia, simplemente soltó la verdad.

Él lo había buscado tras enterarse de que era periodista, ofreciéndole una fuerte suma de dinero a cambio conseguir toda la información necesaria para llevar a cabo sus planes. En ese entonces, incluyó al rubio en sus planes, y a pesar de no tener ninguna excusa para hacer que el ojiavellana viajará hasta Canadá, los preparativos para forzarlo a contraer matrimonio ya se habían hecho, por lo que la visita sorpresa de este fue el golpe de suerte que tanto habían esperado.

- Entonces ese desgraciado fue tu cómplice...

- Correcto, apenas me avisaron que tu hermano se encontraba en la mansión, le envié un mensaje para informarle que el plan entraba en acción.

- Ya veo... Pero bueno, al menos ahora has cambiado y te das cuenta de todo el daño que hiciste.

- Ichirouta todavía no me ha perdonado...

- ¿Y qué esperabas? Padre, él estaba dispuesto a perdonarte por haberlo forzado a casarse, pero cuando se enteró de tu intento de asesinato contra Endou... Perdió la cabeza, no creo que lo olvide con tanta facilidad...

- Eso lo sé perfectamente Haruki, espero que algún día podamos ser una familia... Quiero ser el padre que ustedes siempre necesitaron, aunque es algo tarde... Él ya está en edad de sentar cabeza, ojalá se case pronto... Me gustaría ir a su boda.

- En ese caso, yo hablaré con él, seguramente que logro al menos suavizar su rechazo contra ti, pero conseguir su perdón dependerá de lo que hagas y digas.

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El rubio se ojos verdes estaba furioso por todo lo ocurrido, no perdonaría a nadie que se burlara de él, realmente no pensaba con claridad, pero eso era lo de menos.

Sin esperar más, se apresuró en regresar al aeropuerto para tomar el primer avión que lo llevara a Tokio, pues nada le quedaba por hacer en el país del continente americano.

Cualquiera pensaría que tras casi 18 horas de viaje, lo último que querría sería volver a subirse a un avión, pero claramente no era el caso, consiguiendo un boleto en clase turista para el vuelo de las tres de la tarde, teniendo tiempo suficiente para comer algo y dar una vuelta por el terminal aéreo.

Sin embargo esta actividad no fue en lo absoluto placentera, los paneles publicitarios pasaban cada cierto lapso la propaganda de la empresa de la familia de Kazemaru, con la imagen del peliazul anunciando futuros proyectos o fomentando el apoyo a la biología, por lo que durante todo su almuerzo tuvo presente lo sucedido.

Cuando por fin abordó, le tocó compartir asiento con un padre y su hijo, notando de inmediato que el pequeño llevaba una banda blanca en la cabeza, pero decidió ignorar el hecho y dormir, necesitaba descansar después de todo.

- Papá ¿Puedes poner el video de Endou Mamoru? - Pidió el niño con una tableta entre sus manos - ¡Quiero ser como él! ¡Un gran portero! ¡No puedo esperar a llegar a Japón papá!

- Por supuesto que sí, déjame acomodar las maletas - Dijo el hombre.

Mentalmente Miyasaka maldecía la suerte que estaba teniendo ese día, ganas no le faltaban de bajarse del avión y exigir un cambio de asiento, sería insoportable para él pasar 18 horas al lado de un fanático de su mayor rival, pero realmente no quería pasar más tiempo en ese país, por lo que se quedó callado y con un par de audífonos trató de amenizar el trayecto.

Tal y como lo imaginó, fue insufrible, pero al menos los recuerdos y la música lo distrajeron lo suficiente para llegar con algo de cordura a su casa, mirando y analizando la fotografía que se había tomado esa mañana ¿Realmente estaba obsesionado? No, desde su punto de vista solo daba batalla por lo que creía correcto y mejor para el peliazul, su intención era protegerlo y hacerlo feliz, aunque eso significara lastimar a otras personas a su alrededor.

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En casa de la pareja EnKaze se respiraba un ambiente pacífico y calmado, muy propio de un fin de semana libre, pues ya habían terminado de hacer las remodelaciones en casa, pintando y comprando nuevos muebles para "cerrar ciclos", sin embargo la agenda del día estaría ocupada apenas finalizaran el desayuno.

- Ichirouta, siéntate ya y come por favor, llegaremos tarde - Dijo mientras preparaba su café y el jugo de su novio desde la mesa, endulzándolos con mucha concentración.

- ¿Quieres o no tu panqueque con forma de balón de fútbol? - Preguntó desde la cocina mientras le daba forma a la masita dorada con la sartén.

- No dije nada, tómate tu tiempo corazón - Respondió riendo - ¡Cierto! ¿Ya tomaste tu medicina? Son más de las 09:00 am.

- ¿Podrías traerme el pastillero? Lo dejé en la mesa de mi lado de la cama.

El portero no perdió ni un segundo, echando a correr hacia el segundo piso mientras se reprochaba mentalmente haber olvidado algo tan importante, rompiendo su perfecto cronograma y control. Tomando lo solicitado y regresando lo más rápido que pudo, encontrándose al peliazul colocando los platos en la mesa y sentándose - Anda, tómala de una vez.

- Gracias - Miró como el castaño se acomodaba en su asiento - Que aproveche.

- ¿Estás nervioso? - Preguntó mientras rociaba jarabe de arce sobre los perfectos y gloriosos círculos dorados - Yo sí, muchísimo.

- Y pensar que es a mí al que le van a dar su diagnóstico - Dijo bebiendo su jugo y riendo levemente - La verdad es que sí, un poco... La última vez me aumentaron la dosis, espero haber mejorado...

- Yo sé que sí - Engullendo un panqueque - Por cierto, hablé con la organizadora, dijo que nos consiguió el local, tenemos que ir hoy por la tarde a verlo y dar nuestra aprobación.

- Te iba a decir para que vayamos a ver el atardecer en la torre de metal, pero tal parece que no habrá tiempo... ¡Bueno! ¿Quieres que veamos una película en la noche? Shirou me dijo que han lanzado una nueva sobre un soldado que se niega a usar armas en la guerra, me interesa.

- Eh... ¿Habrán muertes? Que digo ¿Es obvio, no? Hmm... Está bien, pero si no puedo dormir te haré responsable.

- Es un riesgo que estoy dispuesto a correr.

- ¡Mira la hora! ¡Ichirouta! - Exclamó mientras bebía y engullía todo su desayuno - ¡Apresúrate! ¡Tenemos que estar en el hospital en menos de una hora! - Corriendo hacia la cocina.

- Ya voy ya voy... - La energía que tenía su novio le daba ternura, agradecía profundamente la enorme preocupación y compromiso que siempre mostró el portero cuando de su salud y bienestar se trataba - Eres tan perfecto... - Musitó terminando de beber su jugo y levantándose para lavar los trastes.

- ¿Dijiste algo? - Preguntó asomando la cabeza por la puerta.

- No es nada - Dejando la vajilla en el fregadero y abrazándolo por la espalda - Te amo, Mamoru... ¡Te toca lavar a ti! - Gritó y salió corriendo en dirección a la habitación para quitarse la ropa de casa.

Aproximadamente 25 minutos después, ambos se encontraban ya en el auto en dirección a la clínica de Tokio,  con el castaño conduciendo, al peliazul le dio tiempo para ir pensando y preparándose mentalmente para alguna noticia negativa, aunque claro, prefería escuchar algo que le diera esperanzas, pero tenía que estar listo en caso no fuera así.

Endou también iba algo distraído, pero trataba de evitarlo en la medida posible para garantizar que ambos llegaran a salvo hasta la ciudad, sin embargo no era sencillo, en lo absoluto, para él este día era sumamente importante, la vida de la única persona de la que se había enamorado estaba en juego.

Al llegar, se estacionaron y se colocaron las gafas oscuras, lo típico para pasar desapercibidos o al menos disimularlo, porque recientemente se había anunciado a los nuevos miembros de la selección japonesa de fútbol y el público se encontraba incómodo, haciendo comparaciones para nada positivas contra las actuales figuras del deporte nacional. Los fanáticos recordaban con cariño al Inazuma Japan que logró un tri-campeonato mundial, y buscaban en los jóvenes un indicio de que podían confiarles el honor de representar al país, pero en palabras de Endou mismo "No deberían compararlos, déjenlos jugar", pero una gran problemática en el mundo del fútbol soccer es añorar a un gran jugador y decepcionarse al ver que nadie puede reemplazarlo.

Ambos tomaron asiento en la sala de espera del área de cardiología, mirando cada cierto par de segundo la hora, ansiosos por conocer el nuevo diagnóstico del médico que supervisaba el tratamiento del peliazul - Kazemaru Ichirouta - Dijo la encargada del  área - Por favor ingrese, el doctor Yamamoto lo está esperando - Llamando la atención de los demás presentes - Usted es... ¿Es ese Kazemaru Ichirouta? ¿El ex-jugador de la selección?

- ¿Eh? - No puede ser, la gorra y los lentes para nada - Sí... - Suspiró al sentir la mirada del resto de pacientes - Gracias, un placer conocerla - Dijo sonriente mientras se levantaba de su asiento y se dirigía al consultorio, pero siendo interceptado por algún fanático - Disculpa... Tengo que entrar...

- ... - Endou se mantenía callado, también estaba de pie pues él acompañaba al peliazul siempre, pero temía decir algo y ser descubierto también, por lo que con discreción se acercó a la señorita y le susurró - Disculpe, él realmente necesita entrar al consultorio ¿Podría ayudarnos? No queremos ningún tipo de problemas...

- Por favor, está prohibido que acosen a los pacientes - Exclamó la encargada - No me obliguen a llamar a seguridad, aléjense del joven.

- Gracias - Dijo el ojiavellana aliviado, abriendo la puerta y esperando a que el castaño ingresara para cerrarla tras de ellos, saludando al cardiólogo - Buenos días - Quitándose la gorra y los lentes.

- Buen día - El portero también reverenciaba levemente al médico, para luego que acomodarse el cabello que se había desordenado a causa del camuflaje.

- Buen día, por favor, tomen asiento - Dijo el de la bata blanca indicando las sillas - ¿Cómo se ha sentido Kazemaru-san?

- Pues... - Miró algo nervioso al chico de la banda naranja, quien lo tomó de la mano para transmitirle seguridad. El peliazul explicó todos y cada uno de los síntomas y malestares que había presentado durante las últimas semanas, sin omitir ni uno solo pues era consciente de que para recuperarse, su médico debía conocer la situación a la perfección, por lo que algo triste admitió que no se encontraba tan bien como quisiera.

- Bien, por favor quítate la camisa y recuéstate en la camilla, te haremos un electrocardiograma.

Los exámenes para verificar el estado de una persona con arritmia eran bastante sencillos, consistían usualmente en monitorear el pulso cardiaco, el ritmo, la fuerza y eficiencia del bombeo de la sangre, además de comprobar los niveles de oxígeno que esta tenía.

Una vez los chequeos terminaron, el cardiólogo les informó de la situación - Kazemaru-san, la arritmia que usted presenta ya se encuentra en la etapa persistente, lo que significa que a diferencia de la fase paroxística, las irregularidades no pasarán por sí solas y su duración será mayor, por lo que tenemos que cambiar el tratamiento para evitar que llegue a la fase final, la permanente.

- ¿Y qué vamos a hacer doctor? - Preguntó el castaño bastante preocupado, sujetando con fuerza la mano del ex-velocista para contener sus nervios.

- Por lo usual, el 78% de personas puede recuperarse con la medicación constante, pero en estos casos lo más recomendable es realizar una operación, puesto que si dejamos que la enfermedad siga avanzando, desencadenará tarde o temprano una insuficiencia cardiaca o un derrame cerebral a causa de los coágulos por el mal bombeo de sangre.

- ¿Necesitará un donante? - Dijo asustado el de la banda naranja.

- No, al menos, la arritmia no requiere trasplantes - Dijo, notando como ambos chicos parecían relajarse - Kazemaru-san, usted tiene dos opciones, una más riesgosa que otra, pero claro, con una gran diferencia en la eficiencia.

- ¿Podría explicarme eso, por favor? - Pidió el peliazul.

- Por supuesto que sí - Buscando documentos que le permitieran decir de manera sencilla las cosas - La primera es implantar un marcapasos en su corazón, este se encargará de controlar y enviar ondas eléctricas con el único objetivo de normalizar tu ritmo cardiaco cada vez que este presente irregularidades, es un proceso bastante común, pero como toda operación, está el factor riesgo, mucho más cuando del corazón hablamos.

- ¿Y la otra opción cual es?

- Realizarle una ablación, esta intervención consiste básicamente en quemar el tejido cardiaco que provoca la arritmia - Señalando en el órgano de plástico de su escritorio como referencia - Esto eliminaría en su totalidad la enfermedad, pero como he dicho antes, el riesgo es muchísimo mayor, además de que la recuperación tras una cirugía como esta es mucho más larga y costosa, pero no deja secuelas a largo plazo.

- Disculpe... ¿Tenemos que decidir ahora? - Preguntó el portero algo nervioso - Nos gustaría conversarlo.

- Claro, en ese caso, regresen por favor el día lunes a la misma hora, los esperaré.

- Gracias doctor - Dijeron al unísono.

- Esto es un poco vergonzoso pero... Mi hijo quiere sus autógrafos, si no les molesta...

- No, claro que no, será un placer - Afirmó el peliazul, sonriendo y firmando con una pequeña dedicatoria en el papel que le entregó el de la bata blanca.

- Es lo menos que podemos hacer, usted le está salvando la vida - Comentó el castaño mientras también dejaba su marca - Con su permiso, nos retiramos.

Ambos salieron del consultorio bastante callados, emitiendo una vibra negativa como nunca antes, por lo usual eran una pareja radiante y alegre, pero esta vez la preocupación y el miedo se había apropiado de ellos, cualquier estaría así después de escuchar lo que el médico les dijo.

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