~"A veces un poco de ayuda es necesaria"~
Los incendios llevan asustando a la gente incluso antes de que empezara el Gran Cataclismo, por lo que ya se había hecho normal ver a gente correr por ahí y por allá cada vez que había uno, y es por esa misma razónde que la Fire Force trataba de calmar a la gente para que pudieran evacuar la ciudad de manera tranquila para evitar que hubiera algún accidente y que más personas terminaran atoradas entre los escombros de las casas en llamas. Sin embargo, los Infernales seguían apareciendo, lo que hacía que la gente cayera aún más en el pánico y la desesperación, otros estaban llorando porque sus seres queridos se habían vuelto la llama misma por la Combustión Estontánea Humana, y otros estaban tan sorprendidos que parecía que se les había olvidado cómo comer.
La chica de las chispas eléctricas estaba siendo informada de que ya habían incendiado una parte muy grande de la ciudad, por lo que sonreía plenamente, sabiendo que la Fire Force ya estaba cerca de su posición, y eso significaba, que el portador de Adolla Burst, Shinra Kusakabe, también lo estaba, y era su oportunidad de atraparlo de una vez por todas, si es que lo lograban.
Hablando de él, el humo que lo "separaba" de aquel hombre llamado Charon, al que recientemente había conocido, y no de una buena manera, se había disipado, por lo que ya lo podía ver correctamente para tener más posibilidades de protegerse ante sus ataques, pero tendría que tener cuidado.
—A ti también te llevaré conmigo. No interfieras, solo hazme caso.—Dijo Charon con una sonrisa, seguro de que su plan sí iba a funcionar.
—¡No fastidien!.—Alzó la voz Inca, llamando la atención de ambos hombres.—¿Quienes se creen que son ustedes? Yo decido lo que haré.—Dijo la chica con enojo ya que ambos estaban tratando de decidir por ella a dónde iría.
—¡Puede que no entienda su objetivo, pero no decidan por mí si me escoltan o me aseguran!.—Volvió a decir la chica.
Charon dio un suspiro pesado y volvió a gritar la misma palabra sin sentido de antes, comenzando a caminar hacia la chica, y creando pequeñas pero potentes explosiones a su paso, haciendo caso omiso a lo que Inca le había dicho, y apareciendo en frente de ella.
—Tú eres poseedora del Adolla Burst. Tu libertad... Desapareció.—Dijo con una sonrisa más aterradora que la de Shinra.
En ese momento, Inca recuerda lo que este hombre había hecho con su amigo, pero aún así se le empezaba a formar una sonrisa en sus labios, dando a entender que le gustaba esa sensación que le estaba haciendo sentir el hombre más alto, pero al parecer Shinra no notó aquello, por lo que de una patada alejó al hombre de ella, tratando de que no cumpliera su objetivo, y también haciendo caso omiso a lo que había dicho Inca.
—Te llevaré a un lugar seguro en seguida. Solo déjame esto a mí, después de todo, soy un héroe.—Dijo creyendo ingenuamente que eso era lo que la chica quería.
—¿Estás seguro? ¿Para qué? Es aburrido. Está fuera cuestión.—Dijo la chica muy poco convencida y bastante disgustada por lo qur había dicho Shinra, lo que hizo que este se sorprendiera y se confundiera bastante. Era obvio que Charon era peligroso, pero entonces, ¿Por qué se veía tan disgustada con la idea de que la salvara de él? No parecía tener sentido alguno.
—¿Una vida diaria sin emoción? Eso sería aburrido. No cuentes conmigo.—Dijo sin resentimiento alguno. De hecho, hasta estaba sonriendo al decir eso.
—¿De qué estás hablando?.—Dijo Shinra bastante confundido. No entendía nada.—Puedes robar el dinero de las personas, pero igual salvar su vida, ¿No es así?.—Dijo tratando de descifrar lo que estaba diciendo la chica, lo cual era más que obvio, pero no quería a eptarlo, no planeaba irse de ahí sin ella.
—No me importa que me salves, no te daré nada.—Le respondió pensando que era aquello lo que quería, pero en realidad, cono había dicho, le importaba menos que un bledo.
—Nunca he querido nada a cambio en realidad.—Dijo algo enojado por lo que estaba pensando la chica de él. Iba a esos lugares para salvar a las personas, no para obtener recimpensas por ello.
—Es porque las demás personas piensan que ser rescatado es algo de esperarse. ¡Los convierten en una basura incompetente que no hace más que esperar!.—Dijo dando un paso hacia Shinra.
—Mientras la gente termine siendo rescatada, ¿Qué importa? ¡Tener una habilidad no te convierte en un pez gordo!.—Le respondió Shinra.
—Las personas no saben lo que es correcto o no, ¡No fuerces tu aburrida seguridad sobre mí!.—Le respondió Inca con enojo.
—¿Eh?.—El chico no entendía, ¿No quera ser rescatada?.
Entonces Inca pareció estar hipnotizada, ya que comenzó a mirar un punto fijo en el que no se veía nada, y comenzó a murmurar cosas que para Shinra eran raras, puesto que él no estuvo presente cuando ella adquirió esa habilidad.
—¿Qué es lo que le pasa de repente?.—Dijo bastante confundido por lo que estaba oyendo, escuchando y acababa de escuchar.
—Entonces, solo haré lo que quiera.—Dijo Inca mientras comenzaba a hacer raros movimientos con las manos y tarareaba una suave y dulce melodía.
Cuando la chica llegó al objetivo, se creó una explosión practicamente al lado de donde estaban Shinra y Charon, haciendo que estos salieran volando un poco lejos, a lo que Inca aprovechó aquello y el humo para salir corriendo de ahí.
—¡¡Espera!!.—Exclamó Shinra comenzando a seguirla.
Luego, para colmo, apareció Charon de la nada delante suyo. Había sido lo suficientemente silencioso como para que Shinra no notara que lo había adelantado, y como era de esperarse, el hombre lo detuvo con una mano.
Al ver esto, Shinra comenzó a usar su habilidad con fuerza, comenzando a avanzar, más lentamente, y aún sin librarse del hombre, pero avanzaba, ahora solo faltaba lo otro.
—¡El Quinto Pilar nos pertenece!.—Dijo Charon con una sonrisa sin quejarse de ningún dolor.
—¡Quítate de mi camino!.—Dijo Shinra tratando de apartarlo.
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Mientras tanto, en un lugar no muy lejos de ahí se encontraban Vulcan y Hinawa. El primero tenía los lentes para vigilar el perímetro, enterándose de que habían muchor Infernales a su alrededor. De hecho, más de 10. En serio iba a ser un problema tener que lidiar con ello, y por si fuera poco, una fuerte explosión sucedió justo frente a ellos, y de esta saltó un Infernal más grande que los demás. No tanto como el anterior, pero sí era norablemente más grande que los que estaban a su alrededor, aparte de ser del tipo denominado como "Demonio".
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En la punta del mismo edificio todavía se encontraba la chica rubia bailando bastante contentamente.
—¡Esto es genial! ¡Estoy tan contenta! ¡Era obvio que iba a nacer un Infernal! Tenemos a alguien aquí que acaba de despertar su habilidad de Adolla Burst. Sabía que si usábamos insectos para causar la Combustión Humana Espontanea, iba a terminar saliendo un Demonio de ellos.—Tarareaba con una enorme sonrisa en su rostro mientras daba vueltas por el techo de la estructura sosteniéndose del palo que estaba en el centro de este y lo didtinguía de los demás edificios, pero se detuvo unos segundos después de haber dicho aquello, y se quedó mirando la escena sin borrar su sonrisa.—Aunque, he de admitirlo, va a ser difícil para ellos.
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De vuelta con Hinawa y Vulcan, los Infernales se les acercaban cada vez más, y no sabían cómo iban a resolver ese problema ellos solos.
—Rayos, ¿Cómo se supone que vayamos a sobrevivir contra eso los dos solos?.—Se quejó Hinawa.
Entonces se comenzaron a escuchar pasos rápidos detrás de ellos. Era Tamaki, que estaba vestida con un traje de monja.
—Tamaki, ¿Acaso pasaste por entrenamiento de monja?.—Le preguntó Vulcan al ver sus ropas, y es que sí, oa chica había pasado por entrenamiento para ser una monja que participara en la Fire Force Especial.
—Bueno, yo era de la Primera. Aunque es mi primera vez poniendo a alguien a descansar en el campo.—Le respondió.
—Bien, contamos contigo.—Le dijo el Teniente.
—Claro, empezaré en seguida.—Dijo comenzando a acercarse más a ellos, pero su túnica se atoró en una piedra que había en el suelo, lo que lógicamente provocó que se le cayera toda esa ropa.—No miren.—Dijo avergonzada colocándose su túnica nuevamente y volteándose para que nadie la viera mientras se hacía bolita.
—¿Cómo rayos se le cayó todo del cuello para abajo? ¿Y por quéle quedó solo el velo?.—Dijo Hinawa desviando la mirada.
Los Infernales se seguían acercando, y Vulcan estaba buscando algo mientras que el Teniente se encargaba de mantenerlos a raya.
—Resiste, Vulcan.—Le dijo el Teniente mientras les disparaba a lso Infernales y al Demonio para que el nombrado encontrara lo que estaba buscando.
—Rayos. A este paso, aquí es donde encontraremos nuestro fin.—Le respondió buscando desesperadamente en su maletín.
—¡No te rindas!.—Le respondió Hinawa.
—¡Solo esperen, ustedes 2! Yo ya casi termi-!.—Decía Tamaki tratando de colocarse las prendas nuevamente, pero fue interrumpida ya que esad mismaz la hicieron tropezar y caer de cara.
Mientras tanto, los Infernales ya les habían alcanzado, y estaban tratando de librarse de ellos.
—¡Maldición, oye, Vulcan...!.—Dijo el Teniente tratando de librarse de unos Infernales e intentando vigilar que no le hicieran ningún daño a Vulcan, pero las criaturas no le dejaban.
—¡¡¡Maldición!!!.—Gritaba el mecánico tratando de quitarse a un Infernal que tenía encima suyo, pero este tenía más fuerza y era más pesado, a lo que el Infernal estuvo a punto de hacerle daño.
Justo cuando todas las esperanzas parecían acabadas, se escuchó el tintineo de una pequeña campana, y de pronto todos los Infernales que estaban cerca de ese grupo fueron congelados.
¡Karim había entrado en escena! Y como era de esperarse, traía su instrumento que convertía las cosas en hielo consigo.
—Rayos, Tamaki....—Dijo este al darse cuenta del estado en el que estaba la chica.—Como siempre, ¿Qué Demonios haces...?.—Se quejó tratando de no mirarla.
—¡Teniente Karim!.—Dijo Tamaki agradecida de que haya llegado y los haya podido sacar de ese lío.
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Por otro lado, la gente seguía evacuando la ciudad aterrorizada y corriendo, pero las cosas parecían empezar a ponerse más fáciles ahora que el Teniente Karim estaba en la escena.
Mientras tanto, Shinra estaba rodeado de hombres de los Vestidos de Blanco, y parecía que a este sí se le iba a hacer difícil salir se esa.
—Atrapen a la niña que se escapó.—Le ordenó Charon a unos dos de ellos y volvió la mirada hacia Shinra.
—¡Esperen!.—Dijo Shinra tratando de seguirlos, pero fácilmente lo detuvieron los otros hombres que quedaban a su alrededor.—¡Muévete!.—Dijo tratando de quitarse al hombre que se le había puesto en frente, pero luego otro lo agarró por detrás.
—¡Suéltame, bastardo!.—Exclamó pisándole el pie y haciendo que el suyo con el que le estaba pisando ardiera en llamas.
Luego el que lo tomaba por detrás lo estrelló contra el suelo, y el que estaba en frente aprovechó para tomarlo de los pies, dejándolo inmóvil.
En eso, una bola de fuego en forma de pelota de bolley se estrelló contra la cara del que estaba tomando los pies de Shinra. A este no le sorprendió tanto verla, sino que le sorprendió más el ver que una burbuja de chicle se acercaba hacia ellos y creó otra explosión. Ambas habían logrado hacer que los hombres soltaran al azabache.
—¡Tú, el de la Quinta! ¡Tõru Kishiri!.—Exclamó asombrado al ver al chico rubio de los chicles en frente suyo.
—¡Wena amigo, bacán tu ayua'!.—Exclamó Yuna (le cambié el nombre porque se me hincharon los huevos inexistentes, y Candy solo se le va a quedar como apodo). Ella era la que había lanzado la "pelota de bolley".
—Recibí una notificación de que querías algo de ayuda extra, así que vine.