¿Fácil? ¡No! (Completa)

By IchiroKaze

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Tras unas brillantes carreras como deportistas, el grupo de amigos conformado por 4 parejas, regresan a la ci... More

Prólogo - Retiro
El Fuego y el Hielo
Cicatrices
Cabellos celestes
Pequeño Kariya
Fotografías
Hijos
Secuestro
Despedida
Melena
Tiempo
Heredero
Anillos
Imperio Kumush
Condición
Adiós Canadá
Copo de Nieve
Café
Gripe
Envidia
Decisiones
Calendario
Parte 1
Parte 2
Crueldad
Si sabes correr, hazlo
Accidente
Los dos faltantes
Niños
Daigo
Temporal
Un buen amigo
Diez
Sinceridad
Sol
Impacto
Aúpa Capitán
Irreconocible
Quiebre
Cambios
Señor Swift
Frente a Frente
Arakumo
Tíñete de rojo
Epílogo: Campo De Abejas
Final alternativo

Arritmia

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By IchiroKaze

Una semana después de la pedida de mano y la casi muerte de Midorikawa en manos de Kidou, ya todos tenían sus maletas y pertenencias listas para regresar a Japón, despidiéndose del hermano de Kazemaru, quien al enterarse de todo lo sucedido no dudó en mantener el convenio con las empresas Kumush a pesar de que su hermano se separara de Ize.

En esos días, Haruki no dejó de disculparse con el peliazul por lo sucedido en el pasado, al punto de agobiarlo y hacer que este le tirara un balonazo al más puro estilo de Goenji para hacerle entender que todo estaba bien, pues no le gustaba ver como se culpaba de problemas que realmente estuvieron fuera de su control.

Ize organizó una despedida con sus amistades más cercanas para que estas aprovecharan a pedir los autógrafos de los futbolistas antes de su partida, tomándose numerosas selfies y prometiendo mantenerse en contacto a pesar de la distancia.

Kazemaru por su parte, quería ir a despedirse de su padre y con suerte, quizá perdonarlo por todo lo que hizo, pero esta vez no cometería el error de ir solo nuevamente, ahora su prometido lo acompañaría y estaría presente en la plática, sin embargo no intervendría a menos que fuera necesario.

En la entrada de la mansión del señor de cabellos dorados, ambos se tomaron de la mano bastantes nerviosos, tenían miedo de la reacción que él tendría a verlos juntos nuevamente, pero si querían que su relación no tuviera recuerdos dolorosos del pasado, debían arreglar las cosas lo más que pudieran con el padre del peliazul, sin importar que este siguiera en contra de lo suyo, no les gustaba la idea de avanzar con el remordimiento de no haberlo intentado todo.

- ¿Estás listo? - Preguntó el portero, apretando fuertemente la mano de su novio - No sé como lo miraré sin recordar que lo golpeé con mi avatar...

- Bueno... Supongo que sí debió dolerle, el Gran Demonio es un avatar que potencia mucho tus manos, si hubiera sido el mío probablemente le hubiera dolido menos.

- Eso es porque El Luchador Hipersónico es de regate y velocidad... ¡Oye! ¡Estamos por ver a tu padre! ¿Por qué estamos hablando de avatares? - Soltando al peliazul y tocando el timbre - Listo, llegó la hora.

Sin que pasara más de un minuto, el personal de servicio abrió la puerta, reconociendo de inmediato al ex-velocista, sorprendidos de verlo nuevamente por la casa, creyendo que tras todo lo ocurrido, este nunca volvería a menos que sea por la fuerza, por lo que fue recibido con amabilidad, siendo luego dirigido a la oficina de su padre, quien ya había sido avisado de la llegada de la pareja apenas entraron a la casa, esperándolos algo intrigado.

- Pasa por favor Ichirouta - Inmediatamente notó al castaño tras de él - Veo que viniste con Endou... Por favor, pónganse cómodos.

- Señor buenas tardes - Se apresuró a saludar el guardameta, inclinándose de manera algo exagerada.

- Padre, buenas tardes - Tomando asiento enfrente del escritorio de su progenitor - Necesito hablar con usted.

- Te escucho.

- Los abogados de la familia Kumush ya hicieron todos los arreglos, mañana temprano ella y yo firmaremos nuestro divorcio y por la noche regresaré a Japón - La expresión del rubio no mostraba ninguna emoción, lo cual era raro pues estaba informándole sobre la separación que él tanto había querido evitar - Además Endou y yo hemos retomado nuestra relación...

- Pude notarlo apenas llegaron, felicidades - Dijo suspirando - Espero les vaya bien, si eso es todo lo que tenías que decirme, por favor ve tranquilo.

Ninguno de los dos salía de su asombro al escucharlo hablar así, se habían preparado mentalmente para recibir un rechazo e incluso tener que discutir con él con tal que los deje tranquilos.

- Padre... ¿Usted acepta mi relación con Mamoru?

- La respeto, todavía no creo estar preparado para asimilar todo lo que ha pasado en los últimos años, pero al menos te puedo dar mi palabra de no volver a forzarte a nada, mucho menos ahora que me doy cuenta del daño que te hice - Dijo levantándose de su asiento - Seguramente ya lo sabes, pero él me golpeó cuando perdí la cabeza después de tratar de matarlo... He pensado mucho en ti a raíz de eso.

- ¡¿QUÉ USTED HIZO QUÉ?!

- Ichirouta cálmate por favor... - Pidió asustado el castaño, no contaba con que su suegro dijera eso, había tratado de ocultar ese pequeñísimo detalle - Estoy bien, no pasó nada grave...

- No pasó porque tu amigo me empujó y no te llegué a disparar, en ese momento estaba muy enojado, no pensaba con claridad... - Admitió el rubio agachando la cabeza - No debí hacer eso... Lo siento Endou.

- ¡¿POR QUÉ NO ME LO DIJISTE MAMORU?! - Gritó furioso, para luego acercarse a su progenitor y declarar - ¡NO VUELVAS A ACERCARTE A ÉL! ¡TE JURO QUE TE MATO SI LE TOCAS UN SOLO CABELLO A ENDOU!

- Está bien hijo, no te preocupes... Los dejaré tranquilos.

- ¡MAMORU! ¡VÁMONOS DE AQUÍ! - exclamó alejándose en dirección a la puerta.

- ¡Espera Ichirouta! ¡No trates así a tu padre! ¡Él dijo que lo sentía! - Tomando al peliazul por el brazo - Al menos hablemos con él por favor...

- ¡HE DICHO QUE NOS VAMOS! - Tirando de su brazo para soltarse, pero dándose cuenta al instante de que estaba tratando mal al chico de la banda naranja sin que este tuviera la culpa - Perdón... No quería gritarte, pero no quiero seguir aquí - Dijo suspirando y saliendo de la oficina.

- Ichirouta... - Murmuró algo asustado, nunca lo había visto tan molesto - Señor, hablaré con él para tratar de calmarlo, no prometo nada pero haré todo lo posible para que ustedes puedan conversar y quizá arreglar las cosas, puedo ver que está arrepentido.

- Gracias Endou, la verdad es que ahora ninguno de mis hijos quiere verme, me he equivocado demasiado con ellos... Especialmente con Ichirouta, anda con él, debe estar muy enojado, te va a necesitar.

- Cuídese por favor - Se apresuró en despedirse para alcanzar al ojiavellana, ofreciéndole un apretón de manos antes de salir.

El castaño salió trotando, bajando las escaleras de la mansión lo más rápido que sus piernas le permitían, preguntando al personal en que dirección se había ido su amado, confirmando que este ya se encontraba en la calle, quizá esperándolo, por lo que comenzó a correr porque era peligroso que estando tan molesto caminara por las calles.

Apenas cerró la puerta principal tras de él, vio al peliazul arrodillado en el suelo, alarmado corrió en su auxilio - ¡Ichirouta! ¿Qué te pasó? ¿Te caíste? - Notando como este respiraba de manera muy agitada - No te ves bien, vamos al hospital.

- No, no te preocupes... Creo que me exalté demasiado, vámonos de este lugar por favor - Pidió con voz de fastidio, tratando de volver a ponerse de pie.

- ¿Por qué estás tan molesto?

- ¡¿Cómo que por qué?! ¡Ese idiota casi te mata! ¡Yo no sabía que te amenazó con un arma! Incluso llegó a disparar - Nuevamente la presión en el pecho lo aquejaba, pero todavía no había conversado con el chico de la banda naranja al respecto y no quería decírselo de esa manera - Vámonos a casa por favor Mamoru.

- ... - El portero dudó sobre que responder, por un lado quería que él y su suegro arreglaran las cosas e hicieran las pases, pero la verdad era que el ex-velocista no estaba en condiciones para una charla tan larga, parecía haberse debilitado de un momento al otro - Está bien, pero primero pasaremos por una clínica, me preocupa que estés mal.

- No es necesario, anda cabeza de balón - Tratando de sonreír - Regresemos con los demás.

- ¿Qué dices? ¡Mírate! Parece que te vas a desmayar en cualquier momento, estás pálido y agitado, esa no es una buena combinación - Caminando hacia la autopista para pedir mediante aplicativo su transporte - No voy a aceptar un no por respuesta, Ichirouta.

- ... - Cuando el castaño hablaba con ese tono de voz, era señal de que nada podría hacer para cambiar los planes que este tenía, no le quedaba más remedio que decírselo ese mismo día - Bien...

Un poco nervioso, sacó su celular del bolsillo, buscando rápidamente la conversación con su mejor amigo, el mensaje tenía que ser corto y directo para que su pareja no se diera cuenta de que estaba escribiéndose con el albino y así no sospechara sobre que le ocultaba algo, debido a que siempre que lo veía enviar mensajes al albino poco antes de que tuvieran una conversación o haya pasado algo importante, significaba que algo tramaban.

"Shirou, estoy por contarle la verdad a Mamoru, posiblemente tardemos un poco en regresar, si puedes avísale al resto"

Guardó su móvil , caminó para alcanzar al castaño, quien ya miraba en la pantalla de su celular la distancia y tiempo que faltaban para que su taxi llegara a recogerlos, por lo que sin pensarlo mucho lo abrazó por la espalda, mirando de reojo la expresión de preocupación que tenía el castaño.

- ¿Qué está pasando? En otra ocasión me hubieras dicho que la salud es importante y que te acompañe al hospital ¿Está todo en orden? - Preguntó, sintiendo como el peliazul lo apretaba ligeramente más fuerte - Estás nervioso... ¿Me vas a decir el por qué?

- Hay algo que no te he dicho todavía... Está relacionado a mi salud.

- ¿Y por qué no me lo has dicho? Sabes perfectamente que me importa mucho ese tema, sobre todo porque aún cargas con las secuelas del accidente.

- Quería esperar a que lleguemos a nuestra casa en Japón, así podríamos hablar más tranquilos y a solas... No te enojes conmigo Mamoru, por favor.

- No estoy enojado, solo me molesta el hecho de que pases por alto algo tan serio como esto - Suspirando - ¿De verdad quieres esperar hasta llegar a Inazuma? Si es así, entenderé.

- Creo que ya no tiene mucho sentido posponerlo, te lo contaré todo pero por favor, no me lleves al hospital ahora... ¿Podemos hablarlo en algún lugar un poco más privado?

El castaño accedió y canceló el pedido del taxi, caminando lentamente en silencio junto al ojiavellana en dirección a algún parque que les diera algo de espacio y paz para conversar, al final decidiendo ir al que estaba cerca a la casa de Ize, aprovecharían que el clima era bastante frío ese día, por lo que probablemente el área del estanque estaría vacía.

Ninguno de los dos se atrevió a hablar durante todo el trayecto, cada uno estaba preparándose mentalmente para la situación, Kazemaru pensaba en como decirle al portero sobre su enfermedad y las posibles reacciones que este tendría al enterarse, mientras que Endou se preguntaba el porqué su amado había querido ocultarlo hasta Japón, tratando de imaginar que es lo que estaba ocurriendo.

Al llegar, se sentaron bajo el árbol del que había caído su amigo peliverde, teniendo un silencio incómodo, pero este no duró mucho debido a que el portero tomó la iniciativa y volvió a pedir que le contase todo, sin omitir ni un solo detalle, y Kazemaru así lo hizo, explicando detalladamente desde cuando había comenzado a sentirse mal, las primeras citas en el doctor, los exámenes del cardiólogo, el diagnóstico, desde cuando lo sabía, las posibles consecuencias a futuro, el tratamiento a seguir, los cuidados que le recomendaron y haciendo énfasis en que había cura, solo era cuestión de ser responsable con todo lo que el médico le recomendara.

Apenas la explicación terminó, el chico de la banda naranja no tenía palabras, agachando la cabeza y llevándose las manos al rostro para tratar de controlar las ganas de llorar. No había esperado en lo absoluto que se tratara de algo tan grave, principalmente porque la madre del peliazul había terminado fallecido a causa de las complicaciones que una enfermedad cardiaca puede generar.

Decir que tenía miedo de perder o ver sufrir al ex-velocista era poco, pero como era típico de él, sin importar cuan asustado se encontrase, hallaba la forma de mantenerse firme y de alguna manera salir adelante, tenía claro que sería él la persona que tendría que acompañar en el proceso de recuperación y tratamiento a Kazemaru, porque como Goenji le dijo una vez.

"Cuando eres el soporte de alguien, no puedes permitirte fallarle"

- Ichirouta, vas a estar bien - Dijo por fin rompiendo su silencio, acercándose para abrazarlo suavemente - Te prometí que siempre iba a estar a tu lado, esta vez será igual, te vas a recuperar.

Después de la noticia, se quedaron sentados bajo el árbol como cuando solían admirar el atardecer en la ribera del río hacía muchos años atrás, pensando en el futuro con positivismo y emoción, su boda sería en menos de un año, o al menos así lo estaban planeando, y una vez estuvieran casados podrían adoptar algún niño para cuidarlo y darle todo su amor.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

En la casa de Ize, todos estaban anonadados con la noticia de la enfermedad del ex-velocista, solo Kidou se mostraba furioso por la irresponsabilidad que este tenía para no comenzar el tratamiento, se suponía que él sabía bien de las consecuencias que los problemas cardiacos podían desencadenar y le parecía de muy mal gusto que su amigo no le diera la importancia necesaria al asunto.

- No puedo creerlo, yo pensé que Kazemaru era más sensato - Decía renegando el estratega - ¡Simplemente no lo creo!

- Yuuto ya cálmate, habrá tenido sus razones para esconderlo - Fudou miraba desde el sofá la reacción explosiva de su esposo, le causaba algo de gracia pues este siempre era muy calmado y centrado - ¿Por qué estás tan molesto?

- ¡¿Cómo que por qué?! ¡LA MADRE DE KAZEMARU FALLECIÓ DE UN PROBLEMA CARDIACO! - Gritó irritado - La pregunta es, como pueden estar tan tranquilos sabiendo que él está enfermo ¡No puede ser! Ahora mismo voy a buscarlo y lo obligaré a comenzar su tratamiento - Agarrando su saco con claras intenciones de salir.

- Espera por favor Kidou - Dijo el albino mientras se levantaba de su asiento para alcanzar al de los lentes - Seguramente Endou-kun reaccionó igual que tú, vamos a esperar a que lleguen para poder hablar con ellos directamente.

- Fubuki tiene razón, será mejor tener algo de paciencia - El pelirrojo también estaba bastante preocupado, pero no por eso iba a encarar al peliazul - Concuerdo con Fudou, si no nos lo dijo antes, debe ser por algo.

- Sí pero no puede tomarlo a la ligera, no quiero ni pensar en la posibilidad de que su condición empeore... No no, mejor ni lo digo - Comentó el peliverde - Kidou, entiendo que tú y él sean muy cercanos, yo también lo quiero mucho pero no por eso me puedo enojar con él.

- No estoy enojado... ¡Bueno sí! ¡Si lo estoy! Pero no sé como esperaban que reaccione, es su salud lo que está en juego... Y todos sabemos que las secuelas del accidente no se han ido, al menos no por completo...

- ¿Accidente? - Preguntaba Ize, quien solamente se había limitado a escuchar la conversación de los deportistas.

- Es verdad, tú no lo sabes - Respondía el goleador de fuego - Hace muchos años, Kazemaru fue atropellado por una persona que maneja en estado de ebriedad, perdió mucha sangre y se lastimó mucho, a causa de eso estuvo en estado de coma por casi 3 años...

- Me parece haber leído algo al respecto, creo que lo criticaban por sus cicatrices - Dijo la pelinegra, recordando su etapa de fanática - Algunos medios dijeron que era falso, la verdad es que en ese tiempo no supe muy bien que pensar, se me hace un poco increíble que después de eso se haya convertido en jugador profesional.

- Todos dicen eso - Fudou sonreía con su sarcástica expresión de siempre - Pero nosotros somos testigos de toda la rehabilitación que él tuvo que hacer, cuando despertó del coma no podía hablar ni moverse, a duras penas comía, fue realmente duro para él.

- En aquel entonces, además de la terapia intensiva que hacía casi a diario en el hospital, Kazemaru tuvo que lidiar con la impotencia y frustración de no depender de sí mismo ni para las cosas más básicas...

-  La verdad es que incluso a nosotros se nos hace una historia bastante fantástica, si no lo hubiera visto por mis propios ojos, también dudaría sobre si es real o no... ¡Pero mira! - Midorikawa se acercaba a la joven, con su celular en mano - Tenemos fotos con él en el hospital que demuestran que no mentimos.

La pelinegra estaba asombrada con la cantidad de fotos y selfies que tenían los ex-futbolistas, se les veía mucho más jóvenes, sin embargo se notaba que no habían cambiado a pesar de los años, lo que la conmovió y le reafirmó nuevamente la sensación de estar haciendo lo correcto. Ella sabía perfectamente que nadie estaba interesado en convertirse en su pareja, por lo que se quedaría soltera tras su separación con el peliazul, quien a pesar de todo, la hacía feliz de algún modo, sin embargo todo eso llegaría a su fin muy pronto, dando paso a tener que lidiar con la constante presión de su padre para que el apellido de su familia no se perdiera, pero sus sentimientos de cariño sincero la hacían ver el lado positivo.

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- ¿No piensas hablar con él? - Preguntó el portero, recostado en el regazo de su amado mientras miraba al cielo - No te diré que fuiste duro ni nada por el estilo, él no te ha tratado bien y ambos lo sabemos... Pero, pienso que si está arrepentido, al menos podrías escucharlo.

- Mamoru, ese hombre casi te mata - Pasando sus manos por el cabello del castaño - No merece nada, perdóname, sé que tú crees que las personas pueden cambiar y mejorar pero... Estuvo a punto de dispararte con un arma, no puedo perdonar eso.

- Ese hombre es tu padre, Ichirouta... No quiero que vivas con ese rencor a cuestas.

- Puedo perdonarle por haberme obligado a casarme, pero no que haya tratado de asesinarte. Quiero estar lo mantenerlo lo más lejos posible, no voy a permitir que siga interfiriendo en nuestras vidas. 

- Pero al final no me hizo nada... Incluso se ha dado cuenta de sus errores ¿No crees que es un buen comienzo para que cambie?

- Lo es, no he dicho lo contrario, pero soy yo quien no quiere tenerlo cerca, Mamoru.

- No te voy a insistir, pero al menos prométeme que con el tiempo, tratarás de pensar en la posibilidad de perdonarlo.

- Está bien... Te doy mi palabra de que lo pensaré - Suspiró, la inocencia del chico de la banda naranja a veces era demasiada, en el fondo admiraba esa capacidad de perdonar que este tenía - Por ahora, quiero concentrarme en nuestra boda, mi tratamiento y recuperar el tiempo perdido durante estos dos años.

- ¿Me prepararás panqueques cuando lleguemos a Inazuma? ¡Compremos mucho jarabe de arce! ¡Para tener una reserva personal en casa!

- No pienso volver a preparar panqueques - Dijo con seriedad, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño.

- ¡¡¡¿¿¿EHHHHHHHHHH???!!! - Gritó alarmado el castaño, levantándose de golpe y mirando asustado al peliazul - ¡¿POR QUÉ?!

- Es broma, cabeza de balón - Respondió estallando en risas, la expresión de incomprensión que su novio había mostrado era demasiado cómica - ¿Cómo se te ocurre que te voy a dejar sin panqueques? Si es tu desayuno favorito - Acercándolo a él para abrazarlo suavemente - Extrañaba tanto estar cerca de ti...

- Tonto... Me asustaste... - Musitó sonriente, correspondiendo el abrazo - Ya quiero que regresemos a casa, está tal y como la dejaste Ichirouta, incluso limpié tu moto para que la vuelvas a usar.

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En casa se desató una guerra apenas la pareja EnKaze regresó, siendo bombardeados por las preguntas y reclamos del estratega, quien se encontraba al borde de un colapso nervioso como nunca antes lo había estado, siendo precedido y apoyado principalmente por Fubuki y Midorikawa, estos también estaban teniendo una crisis de ansiedad a causa de la preocupación, haciendo que el peliazul jurase comenzar su tratamiento apenas llegaran a Japón, en la mejor clínica que encontraran.

Durante la noche, el peliazul y su aún esposa tuvieron una conversación de despedida a solas en el patio de su casa, tomando algunas copas de vino para entrar aún más en confianza, queriendo aprovechar ese último día de casados para conocerse y fortalecer su amistad.

- ¿A qué hora vendrán los abogados mañana? - Preguntó el ojiavellana, recostado en el "puf" de exteriores que tenían.

- Según me dijo mi padre, a las 09:00 am.

- Fue muy amable al aceptar que nos separemos, al menos más que el mío - Comentó riendo - ¿Cómo te sientes? He notado que estás algo decaída...

- Un poco triste, voy a extrañar tu presencia en esta casa... Sonará gracioso pero... Siento que he sido una cazadora que ha tenido en cautiverio a un león, haciéndote perder tu melena... Pero ahora vas a regresar a donde perteneces y eso me hace feliz.

- ¿Un león? -  Musitó con una sonrisa, la verdad es que si analizaba las cosas desde ese punto de vista, si se había sentido de esa forma - Estuve pensando en volver a dejarme crecer el cabello... Y aunque me gusta llevarlo largo, creo que lo dejaré tal y como lo tengo ahora, he cambiado mucho en estos últimos años.

- ¿Por qué? Endou me dijo que desde pequeño nunca te lo quisiste cortar, que era tu barrera de seguridad ante las miradas, que te daba confianza. No tienes porque perder eso, recuerda que los leones deben tener una larga melena.

- ¿Mamoru te dijo eso? Es increíble recuerde lo que le dije sobre mi cabello en la secundaria... ¡Entonces te haré caso! Lo dejaré crecer, además, fue con ese peinado me conociste ¿Cierto? Creo que nunca te lo pregunté, pero... ¿Cómo así te volviste mi fan cuando era futbolista?

- ¿Es en serio? - Dijo con seriedad, para luego echarse a reír - ¿Eres consciente del número de fanáticas que tienes? Por Dios Kazemaru, muy aparte de tu talento como deportista, eres bastante apuesto... Pero respondiendo a tu pregunta, mi padre siempre fue aficionado del soccer, estábamos viendo las noticias cuando pasaron un reportaje sobre tu fichaje, entonces él me dijo "No me inspira ninguna confianza que dos japoneses estén jugando para el Real Madrid, espero den la talla"

- Créeme, he escuchado eso muchas veces - Comentó riendo - Algunos seguidores del club nos criticaron al comienzo por nuestra nacionalidad, debido a que consideraban que el nivel de los japoneses no era suficientemente bueno para destacar en ligas europeas, pero con el tiempo nos ganamos de a poco un lugar en el equipo.

- En ese tiempo, me quedé impactada al verte, te veías deslumbrante... Y decidí que me volvía tu fan número uno, sin importar que mis compañeros de universidad te criticaran por ser asiático - Agregó mientras bebía un poco - Después de algunos meses, me di cuenta que además de guapo, era un excelente futbolista... Lo que hizo que tu número de seguidores subiera como la espuma, siempre te he admirado mucho Kazemaru.

- No es para tanto, lo único que puedo resaltar de mí mismo es mi velocidad, lo demás vino con mucho esfuerzo y el apoyo de mis amigos.

- Eres demasiado modesto, Kidou ya me lo dijo y lo acabo de comprobar, no puedo creer que niegues de esa forma tu talento.

- ¿Kidou te dijo eso? ¿Ellos te han hablado de mí? - Viendo como ella asentía - Y yo que pensaba contarte por mi propia boca más sobre mí para poder hacer esta despedida más amena... ¿Qué más te han dicho?

- Fudou dice que la responsabilidad personificada, Hiroto dijo que tienes una habilidad única para armar muebles y hacer trabajos manuales, Midorikawa afirma que eres un maestro en lo que respecta a la cocina y que aún así no subes de peso.

- Esos... - Musitó riendo.

- Goenji dijo que era un amigo muy leal y Fubuki... Pues de todos fue el que más se extendió, pero resumiendo dijo que eras el mejor amigo que podría existir.

- No pensé que tuvieran tan buen concepto de mí, pero la verdad es que yo también pienso que son personas extraordinarias, después de todo los he visto crecer...

- Me gustaría muchísimo tener amistades así, la mayoría de personas se me acercaban por ser hija de un gran empresario uzbeko, creyendo que así podrían obtener algún beneficio económico de mí... Con suerte So-ah siempre estuvo para mí, no me puedo quejar teniéndola a ella como amiga.

- ¿Ella es coreana cierto? ¿La que estuvo en nuestra boda?

- La misma - Mirando de reojo la hora en su celular - ¿No es tarde? Deberíamos ir a dormir, mañana es un día importante.

- ¿Estarás bien?

- Como diría Endou, de alguna forma lo estaré... - Dijo tomando en seco su copa, haciendo un gesto de amargura - Te extrañaré Kazemaru, pero quiero que seas feliz.

- Ize... Llámame Ichirouta por favor, hemos pasado por muchas cosas, creo que tenemos la confianza suficiente - Ella asintió, levantándose y comenzando caminar lentamente de regreso a la casa - Descansa...

- Tú también, Ichirouta - Alejándose levantando la mano para despedirse, sin voltear para que no la viera llorar.

El peliazul por supuesto que notó como los ojos de su esposa se habían cristalizado a causa de las lágrimas que amenazaban con salir, pero no dijo nada, no tenía el derecho de consolarla sabiendo que era por su separación que ella sufría.

Por más que la menor de la familia Kumush trataba de mantenerse firme, decirle adiós a alguien a quien te habías entregado en su totalidad era difícil, sobre todo porque le quedaba el remordimiento de no haber logrado hacerlo feliz, sin importar cuanto se esforzó, nada dio resultado. Él solo había sonreído nuevamente cuando se reencontró con Endou, haciéndole darse cuenta de que ella nunca había tenido un lugar en el corazón de su esposo, el amor en ese matrimonio no era recíproco, pero al menos quedarían como amigos.

- ¿Es mejor que nada, cierto? - Se dijo mentalmente, recostada sobre el lavabo en el baño, conteniendo las ganas de gritar y llorar con fuerza.

Luego de eso se lavó la cara y se miró al espejo, durante años había odiado su imagen personal, culpándose a sí misma por "espantar" a todos los chicos de los que se enamoró, siendo estos unos patanes al decirle que no era lo suficientemente bonita y que sus familias no la aceptarían por eso, dañando profundamente su autoestima durante años, pero nadie tenía que saberlo, mucho menos Kazemaru, no podía decirle que nuevamente se sentía la adolescente "fea", de quien solo un ciego se enamoraría.

A lo largo de toda su vida, solo su familia le había dicho cumplidos sobre su apariencia, pero desde su punto de vista, lo hacían simplemente por el cariño que le tenían, más no porque realmente fuera atractiva.

Salió del baño apenas logró calmarse, comprobando que nadie se encontraba despierto, subió hasta su habitación y se recostó en la cama, ahora dormía sola, y aunque él nunca fue romántico ni cariñoso al momento de descansar, su ausencia en los últimos días la mataba, se había acostumbrado a escuchar en medio de la noche la respiración del peliazul, sentir sus leves movimientos e incluso sentir cuando se levantaba de madrugada para ir al baño.

Mirando al techo pensó en todo lo que había ocurrido desde que le dijeron que el famoso jugador de sus sueños quería casarse con ella, dándose cuenta de los miles de errores que había cometido, comenzando por creer que un matrimonio podía forjarse de esa forma, habiéndose saltado todos los pasos que una relación necesita antes de consolidarse como marido y mujer, se arrepentía de haber sido ella quien tomara la iniciativa en la intimidad, recordando el rostro de dolor y tristeza del peliazul cada vez que lo hacían, imaginando en que quizá si hubiera sido paciente este no se alejaría de su lado, pero al mismo tiempo sabía que él y Endou se amaban, no podía interferir entre ellos, no quería ser la responsable de arruinar una relación tan hermosa como la de ellos, por lo que entre lágrimas, decidió resignarse por el bien y la tranquilidad de su esposo, quedándose dormida con una mezcla entre felicidad y frustración.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Apenas el sol se asomó por la ventana del cuarto de invitados, el ex-velocista se levantó, mirando de reojo como el castaño dormía profundamente abrazado a la almohada, en una de esas poses que solo él hacía cuando estaba en el mundo de Morfeo.
Sonriente se vistió con ropa deportiva y salió al patio, tomando el balón y practicando los regates y tiros de manera solitaria, sintiéndose nuevamente vivo y emocionado.

- ¿Qué haces tan temprano entrenando solo? - Preguntó Fudou, viéndolo desde la puerta trasera - ¿Puedo unirme?

- Claro - Lanzándole el balón con fuerza y agresividad.

- Ohhh, con que piensas competir conmigo igual que en la preparatoria - Recibiendo el esférico con su típica sonrisa burlona - Haré que el famoso Huracán Azul muerda el pasto y se postre ante el genio de la estrategia.

- Pensé que el genio de la estrategia era Kidou - Dijo con un tono de voz soberbio para molestar a su amigo, echando a correr en dirección al castaño de ojos verdes para comenzar el desafío de fútbol - Veamos si eres capaz de superarme ¡Allá voy Fudou!

Ambos llevaron a cabo un duelo apasionado, en el que ninguno cedía ni un poco por una cuestión de orgullo, desde que se conocieron en preparatoria sus personalidades chocaron de inmediato. El responsable y serio peliazul lidiaba con el rebelde solitario castaño, en clases no se toleraban pero al entrar al campo de juego, formaban una combinación realmente espectacular, sin embargo esta se vio interrumpida cuando el accidente de tránsito alejó de las canchas al defensa, haciendo que Fudou se diera cuenta que cuando tienes a tu lado a personas que valen realmente la pena, la vida es más divertida, volviéndose más unido a Kidou, al punto de enamorarse y formar una relación con él.

Cuando el ojiavellana se recuperó, el mediocampista tenía un nivel mucho mayor debido a los entrenamientos constantes que realizó durante todo el tiempo en que estuvo en coma, por lo que su rivalidad creció de una manera sana, realizando sesiones de práctica intensivas hasta que consideró estar al nivel de su amigo, encendiendo una chispa de competitividad en Akio como nunca nadie lo había hecho.

- ¡Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente! - Exclamó el peliverde, quien aprovechó que los deportistas no notaron su presencia para robar el balón con facilidad - ¡Veamos si me la pueden quitar!

- ¡Lechuga! ¡Esto era un duelo entre él y yo! - Reclamó el castaño, corriendo en dirección al chico de los proverbios, barriéndose pero siendo esquivado - Demonios.

- ¡Ya te tengo! - Gritó el peliazul, arrebatándole el esférico con velocidad y dribleando hasta el otro lado del patio - Como dirías tú Midorikawa, el pez grande se come al pequeño.

- ¡No uses refranes contra mí!

Los tres comenzaron a jugar, realizando un enfrentamiento de espíritus como cuando eran más jóvenes, divirtiéndose al punto de olvidar todos los pendientes que tenían, solo parando cuando el dueño de casa comenzó a toser a causa del ejercicio, recordando que debía mantenerse lo más tranquilo posible.

- ¿Estás bien? - Preguntó algo preocupado el peliverde - ¿Necesitas agua? Siéntate un rato mejor.

- Finalizamos el juego, teniendo como ganador a su servidor, Fudou Akio - Dijo el castaño - Agradecemos a todos los presentes por participar.

- Nadie dijo que habías salido victorioso de esta - Reclamó el peliazul - Pero tienes razón, por ahora lo dejamos... Creo que llegué a mi límite de ejercicio diario, me iré a duchar - Caminando en dirección a la casa - Hagan lo mismo, ni piensen que les daré panqueques si están tan sudados.

Los otros dos se rieron y se pusieron en marcha hacia el interior para asearse, entrando en las habitaciones con cuidado para no despertar a sus respectivas parejas, recordando que de todo el grupo, ellos tres eran los que siempre madrugaban mucho antes que los demás.


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-Contiene +18 -Contiene temas como Masoquismo, toxicidad, robos, etc.... -NO ME ROMPAN LAS PELOTAS, HAY MAS HISTORIAS FARFARICH EU YA TA EH