¿Fácil? ¡No! (Completa)

By IchiroKaze

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Tras unas brillantes carreras como deportistas, el grupo de amigos conformado por 4 parejas, regresan a la ci... More

Prólogo - Retiro
El Fuego y el Hielo
Cicatrices
Pequeño Kariya
Fotografías
Hijos
Secuestro
Despedida
Melena
Tiempo
Heredero
Anillos
Imperio Kumush
Condición
Arritmia
Adiós Canadá
Copo de Nieve
Café
Gripe
Envidia
Decisiones
Calendario
Parte 1
Parte 2
Crueldad
Si sabes correr, hazlo
Accidente
Los dos faltantes
Niños
Daigo
Temporal
Un buen amigo
Diez
Sinceridad
Sol
Impacto
Aúpa Capitán
Irreconocible
Quiebre
Cambios
Señor Swift
Frente a Frente
Arakumo
Tíñete de rojo
Epílogo: Campo De Abejas
Final alternativo
Especial 15k

Cabellos celestes

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By IchiroKaze

El regreso a la ciudad Inazuma fue mucho más complicado de lo que esperaban. Principalmente porque ninguno tenía un lugar exacto al cual ir apenas llegar, detalle "insignificante" que se les escapó. Todo el grupo se encontraba escondido en una sala privada de espera en el aeropuerto internacional de Tokio, pensando en las posibilidades y opciones que tenían.

- No puedo creer que después de 18 horas de vuelo, estamos encerrados en este lugar, huyendo del mar de personas que nos quieren ver - Fudou renegaba mientras tiraba su maleta de mano.

- Cálmate... Al menos tuvimos suerte de que todos llegamos con pocas horas de diferencia, Ryuuji y yo llevamos aquí 3 horas - Hiroto se encontraba tendido sobre uno de los sofás de la habitación, apoyando la cabeza en el regazo del peliverde - El guardia de seguridad dijo que era peligroso que salgamos, mucho más si no tenemos un rumbo fijo.

- Hasta que todos compren su casa, pueden quedarse en la de mi padre, conmigo y Akio - Ofreció Kidou mientras se asomaba por la ventana con cautela - Son bienvenidos y lo saben.

- Nos estás salvado Kidou, gracias - Goenji respondía mientras seguía jugando con los cabellos del albino.

- Nosotros también tomamos la oferta - Se unía el peliverde a la conversación - Será bueno pasar unos días con ustedes.

- ¿Endou y Kazemaru todavía no han llegado? - Preguntó el estratega.

- Parece que Endou dejó una maleta en la cinta de desembarque y tuvieron que ir a buscarla - El pelirrojo miró su reloj de muñeca - Hace casi media hora que se fueron...

- ¡Pero ese lugar está lleno de gente! - Exclamó el castaño de ojos verdes - ¿No pudieron pedirle a algún trabajador del aeropuerto que fuera por el maletín?

- Creo que tenía algo importante para Endou-kun - Fubuki respondía - Él mismo quería ir a buscarlo y bueno, Ichirouta lo acompañó pero... - La puerta se abría con suavidad, haciendo que todos mirasen a ver quien había ingresado - Volvieron.

- ¡¿Qué demonios le pasó a Kazemaru?! - Goenji preguntaba exaltado al ver como el peliazul tenía la cabeza vendada y entraba a cuestas sobre la espalda del chico de la banda naranja - ¿Endou que pasó?

- Espera, déjame recostarlo... - Avanzó hasta uno de los sofás libres recostó al ojiavellana con cuidado y le quitó el cabello del rostro, haciéndolo mirarlo a los ojos - ¿Cómo te sientes Ichirouta?

- Mareado... - Respondió llevándose las manos a la cabeza con una pequeña risa - Necesito descansar un poco, saluda a Kidou y Fudou cuando lleguen y discúlpame con ellos.

- Ya estamos aquí - Se acercó el de las rastas - ¿Estás bien? ¿Qué sucedió?

- Una estampida me pasó por encima - Reía - Pasó cuando recogíamos la mochila con videojuegos de Mamoru, se le cayó y yo volví a recogerla pero me alcanzaron los fanáticos y me aplastaron... - Bostezaba.

- Duerme un rato, yo les explicaré lo demás - Endou se quitaba la chaqueta y lo cubría, luego le hizo señas a Kidou para que se volvieran con el grupo al otro lado de la sala.

- ¿Ahora sí nos vas a decir que rayos pasó? Ustedes salieron estando en perfecto estado y cuando regresan, Kazemaru tiene la cabeza vendada - El delantero de fuego esperaba una explicación.

- Cuando llegamos para recoger la mochila, el lugar estaba vacío, así que con calma la tomé y regresamos, pero apenas pasaron unos segundos... ¡Una muchedumbre venía hacia nosotros! - Levantó las manos mientras contaba lo sucedido - Entonces echamos a correr pero me asusté y solté la maleta, él me dijo que yo siguiera avanzando porque me alcanzaría con su velocidad apenas la recogiera, pero alguien se lanzó sobre él haciéndolo caer, luego el mar de personas se sumó y... Todo acabó mal - Suspiró un poco - El personal de seguridad lo sacó de ahí algunos minutos después pero cuando cayó, se golpeó la cabeza y estaba muy desorientado, lo llevamos al tópico del aeropuerto donde el doctor lo revisó - Buscó en su bolsillo la receta médica - Le dio unas pastillas y lo vendó, luego vinimos acá...

- Eso debió doler... Mucho más sabiendo que las secuelas del accidente debieron empeorar la situación - Comentó preocupado Fubuki, mirando al ojiavellana dormir - Pero al menos no fue nada grave.

- Espero que en Inazuma no sea igual... - Dijo Fudou bastante preocupado - Tokio es la capital, no me sorprende que se nos reconozca con facilidad pero eso puede arruinar nuestros planes, además de que es incómodo no tener privacidad.

- Las personas de ahí nos conocen desde que somos niños, dudo que se desate el caos - Kidou estaba confiado - De todas formas, por precaución es mejor no andar sin cuidado por ahí, al menos hasta que cada uno compre su casa, por cierto, Endou ¿Dónde se quedarán?

- Ichirouta y yo nos quedaremos en casa de mis padres mientras el agente inmobiliario nos ayuda a encontrar un buen lugar.

Cuando anocheció, el grupo seguía atrapado en esa sala privada, esperaban que en algún momento la multitud se cansara y se fuera del lugar, pero eso no pasó hasta altas horas de la madrugada.

Al salir, el personal de carga del terminal aéreo les informó que las pertenencias empaquetadas llegarían por la tarde a las direcciones indicadas, por lo que tranquilos tomaron una camioneta con lunas polarizadas para que nadie los reconozca y así puedan llegar sin problemas a la casa de los padres de Endou y la casa de la familia de Kidou. Durante el camino pudieron ver que la ciudad no había cambiado mucho, si bien era más moderna de lo que recordaban, la torre de metal y el campo en la ribera del río seguían exactamente igual.

Al llegar a casa de sus padres, Endou entró corriendo bastante emocionado, los extrañaba mucho y hacía meses que no los veía, pero la emoción se convirtió en celos cuando ellos se apresuraron en salir a saludar a Kazemaru, alarmados por la venda.

- Ah claro, él primero - Dijo cruzando los brazos - No es como que yo fuera su hijo ni nada parecido, entiendo que lo extrañen más a él.

- ¡Ichirouta! ¡Pasa por favor! Debes estar cansado - La señora lo saludaba alegre mientras lo abrazaba - Mamoru me contó lo que sucedió en el aeropuerto, me alegra que no sea nada grave pero necesitas reposo.

- Cuanto tiempo señora - Correspondiendo el contacto con una enorme sonrisa - El viaje fue bastante pesado, además de que hemos estado varias horas esperando a que nuestros seguidores se vayan, pero estamos bien.

- ¿Cómo has estado Ichirouta? - Estrechando la mano del peliazul - No nos hemos perdido ni uno solo de sus partidos, estamos orgullosos de ustedes. ¿Tu lesión se curó completamente?

- Buenas tardes señor - Apretando fuerte la mano de su suegro - Es bueno escuchar eso, nos hemos esforzado mucho, y sí, ya me encuentro bien, gracias por preocuparse.

- Mamoru, cambia esa cara y ayúdame con las maletas - Reclamó el señor - Ichirouta debe estar agotado del viaje, ya les preparamos la habitación.

- Ya voy ya voy - Respondió mientras reía por lo bajo - Parece que te quieren más que a mí, pero te lo voy a cobrar en la noche - Le susurró a Kazemaru cuando pasó a su lado.

 La familia de Endou quería mucho al peliazul desde que lo conocieron, y el tiempo solo había fortalecido el cariño.
La confianza que tenía el ojiavellana con sus suegros era envidiable, se llevaban de maravilla y gustaban de pasar el tiempo juntos, cosa que al castaño de la banda naranja le causaba una extraña sensación, una mezcla entre celos y satisfacción.

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En Canadá, Haruki se encontraba en su despacho revisando informes y documentos relacionados a la gestión de la empresa de biología e investigación que ahora manejaba. Él había logrado que el prestigio de esta aumente y a su vez, los ingresos, pero todo a costa de mucho trabajo, estrés y tiempo, tiempo que no le había dedicado a su esposa ni su familia, quienes a pesar de todo, lo seguían apoyando.

- Kazemaru-san, disculpe que lo interrumpa - Abría la puerta su asistente - Su padre está en la línea, espera a que tome la llamada.

-  Gracias por informarme, ahora lo atenderé - Respondió sin dejar de leer los papeles, pero apenas estuvo solo por fin pudo reaccionar - ¿Qué demonios querrá? - Miró el teléfono, dudoso sobre si contestar o no, pero al final la curiosidad ganó - Habla Haruki, ¿Qué pasa?

- Haruki - Se escuchaba la ya conocida y fría voz del señor - Me enteré de que los negocios están yendo bien, quisiera información sobre eso.

- ¿Para eso llamas? Pudiste mandarme un correo y te respondía - Las rencillas entre ambos seguían presentes, más fuertes que nunca - Te enviaré un informe completo sobre eso mañana a primera hora a tu casa. ¿Necesitas algo más?

- Por ahora nada, gracias - Se mantenía tranquilo a pesar de haber recibido una respuesta algo ruda - Aunque, ¿Qué noticias tienes sobre Ichirouta?

-  Que sigue sin casarse por culpa tuya.

- ¿Mi culpa? No puedes hacerme responsable por su debilidad, yo no le he prohibido nada.

- ¿Cómo? ¿Qué él quiera que estés presente en su boda es debilidad? - La paciencia se le terminaba, llevaban meses hablando sobre el tema - Sigue postergando su compromiso porque tú te niegas a conversar con él, no le respondes ni las cartas, mensajes ni llamadas. Solo lo buscas para criticarlo y gritarle - Suspiró fastidiado - Y por si no fuera poco, cuando supiste de que los planes para su matrimonio, le dijiste que si se casaba podía olvidarse de que algún día lo llamarías "hijo".

- Esa vez me excedí, lo admito - Dijo a regañadientes - Además no me ha hecho caso con lo que respecta a borrarse las cicatrices, se ven horribles y arruinan su imagen personal.

- Si no quiere hacerlo, es su asunto - Refutó tajante - Y no son horribles, deberías dejar de criticar cada decisión que él toma, comenzando por su cabello y aspecto, después de todo ya lo dijiste, es su imagen PERSONAL.

- ¿Te parece bien que tenga el cuerpo marcado de esa forma? Hace algún tiempo incluso lo tildaron de mafioso, traerle vergüenza a la familia de esa manera, todo porque no me hace caso en lo que le...

- ¡Basta! - Interrumpió casi gritando - No pienso seguir escuchando este tipo de cosas - Suspiró - ¿Qué te parece si le demuestras amor y asistes a su boda? Así por fin podrá casarse y ser feliz sin cargar con tu indiferencia.

- En el fondo lo quiero, eso lo sabes bastante bien - Dijo fríamente - Pero de igual manera me quedaré aquí, ni obligado iré a Japón para ver a mi hijo arruinar su vida.

- Quédate donde te de la gana, pero no lastimes más a Ichirouta, por lo menos dale tu bendición, adiós. - Colgó la llamada estando bastante irritado - No puedo creer que sea mi padre... - Miró el marco en su escritorio, la foto con su hermano menor de cuando todavía eran unos infantes y vivían juntos.

Hace tres años, él había sido el cómplice de la pedida de mano que organizó Endou debido a la buena relación que tenía con él como su cuñado. La idea de que su hermano contrajera matrimonio con su eterna pareja le parecía excelente, por lo que no dudó en ayudar al castaño con la sorpresa que tenía preparada.

El plan consistía en que mantener ocupado de manera virtual al menor de su familia mientras el portero alistaba una cena romántica en su casa, lo cual era sumamente sencillo porque cuando hacía una videollamada con el ojiavellana, este solía encerrarse en el cuarto de videojuegos del castaño.

Durante horas mantuvo ocupado a su hermano menor, jugando en línea y conversando sobre sus relaciones, trabajos y acontecimientos importantes que habían ocurrido desde su última comunicación, pero apenas recibió el mensaje de Endou, confirmándole que ya estaba todo listo, le dijo a Kazemaru que le habían enviado un correo urgente, informándole que el domingo tendría que ir a la oficina a primera hora y no podía seguir desvelándose. Por suerte para él, tenía la diferencia de horarios y la responsabilidad del ojiavellana a su favor, era consciente que su hermano menor aceptaría de inmediato cortar la videollamada al saber que tenía obligaciones que cumplir al día siguiente.

Al final de verdad se quedó dormido mientras esperaba que Endou le dijera como había resultado la sorpresa, pero el cansancio pudo más que él. Cuando se despertó, eran aproximadamente las 10:00 am en Canadá, por lo que asumió que ya era la tarde del día siguiente en Madrid, buscó rápidamente su celular y se encontró con una foto de su hermano y su cuñado juntos, mostrando el bello anillo de compromiso que ahora llevaba el peliazul, además de un mensaje.

"¡Me dijo que sí! ¡Gracias por distraerlo! Cuando fijemos fecha para la boda te avisaremos, así puedes hacer espacio en tu agenda para que puedas venir, gracias Haruki"

Se sintió muy satisfecho y orgulloso de su pequeño hermano, pues él sabía que este había pasado por una serie de problemas emocionales cuando despertó del estado de coma. Si bien siempre lo ocultó bajo una frase motivadora y una sonrisa enérgica, Endou lo mantenía al tanto de la situación.

Kazemaru sufría de constantes pesadillas, acoso en la preparatoria, el rechazo de su padre y el miedo constante de no poder recuperar su vida. La verdad es que tenía motivos para sentirse mal, pero de todas manera era doloroso saber que su hermano no era feliz.
Trató de apoyarlo a la distancia, pero eso no era tan eficiente, lo que en algún punto lo frustró al no poder hacer nada más que repetirle que todo estaría bien y que contaba con él para lo que necesitara.

La noticia de que por fin Ichirouta volvía a caminar fue la mejor que escuchó en meses, pensó inocentemente que su padre se alegraría por él, pero en ese tiempo todavía seguía resentido a causa de la muerte de su madre. Todas las buenas intenciones con las que fue se esfumaron cuando su progenitor renegó del nacimiento de Ichirouta, en medio de insultos y lágrimas maldecía a la vida por quitarle a su primer hijo, por perder a su esposa y por tener un hijo que nunca cumplió con las expectativas.

Discutió a más no poder con él, dejó de tratarlo por "usted" debido a que ya no sentía ningún respeto hacia su persona, todo lo que veía era a alguien cegado por el dolor.
De alguna forma sentía lástima por la situación de quien alguna vez fue un padre sumamente cariñoso con él, era triste ver en lo que se había convertido, pero no podía hacer nada, principalmente porque cada que intentaba ayudarlo o le sugería terapia psicológica para poder superar las pérdidas que tuvo, este se negaba y culpaba de todo a su hermano menor, lo cual era injustificable desde su punto de vista. Con el paso del tiempo, comenzó a sentir indiferencia, solo lo veía cuando era el aniversario del fallecimiento de su madre, cruzándose en el cementerio, pero sin dirigirse la palabra.

En la empresa todos lo conocían y respetaban por ser el nuevo gerente general, incluso comentaban que desde que él asumió el cargo, el ambiente laboral había mejorado considerablemente, lo que era bueno para los negocios, trayendo un mayor número de inversores y elevando el precio de las acciones.

Fue entonces que conoció a quien ahora era su esposa, una joven canadiense profesional en el área de administración de empresas, tenía los cabellos blancos y los ojos azul zafiro, además de ser muy amable y atenta con todo. Ella trabajaba para una compañía farmacéutica que colaboraba con ellos para mejorar la calidad de los productos medicinales, convirtiéndose de inmediato en la pareja ideal para Haruki, sobre todo porque no supo de su cargo como gerente hasta que aceptó tener una relación formal con él, lo que evidenciaba que no era un romance por intereses.

Un año después de comenzar a salir, contrajeron matrimonio en Ottawa durante el invierno, teniendo una ceremonia pequeña, solo con la familia y amigos, pero la tensión estuvo presente durante toda la celebración debido a que Ichirouta había asistido con Endou y apenas ellos se cruzaron con su padre, una pequeña discusión tuvo lugar.

- ¿No te da vergüenza venir con él? - Preguntó molesto el señor de cabellos dorados - Arruinas la boda de tu hermano, él si supo tomar buenas decisiones. 

- No quiero problemas, mucho menos hoy, padre - Respondió con tranquilidad el ojiavellana - Pero no, al contrario, estoy muy orgulloso - Su voz demostraba firmeza, mientras tomaba de la mano con fuerza al castaño para poder mantener su valor.

En silencio la pareja se alejó y buscaron asientos lo más alejados posibles del señor Kazemaru, pero Endou se sentía culpable por hacer que el peliazul discutiese con su padre en la boda de Haruki. Sin embargo el joven novio se acercó y les pidió que ignorasen todos los comentarios, a final de cuentas solo lo había invitado por consideración, mas no estaba de acuerdo con su forma de pensar, él siempre mostró su apoyo incondicional a la relación que sostenían ambos jugadores de fútbol.

La visita de su hermano le hizo muy bien, aprovecharon para salir y hacer actividades juntos como cuando eran niños, era una buena forma de recuperar todo el tiempo perdido a causa de la distancia, pero no duró mucho debido a que este tenía que volver a Japón para continuar con los entrenamientos de su equipo, se rumoreaba que grandes clubes de Europa estaban interesados en ficharlo y no podía descuidar su carrera como deportista.

Apenas 3 meses después, se hizo oficial que su hermano jugaría por el Real Madrid, la alegría no le cabía en el cuerpo, era ese gran paso por el que el peliazul había trabajado tanto.
Haruki y su esposa viajaron a España cuando los deportistas ya se habían instalado, quería felicitar en persona a Ichirouta por haberse superado a tal nivel que ahora era un futbolista de primer nivel.

Cuando regresó a Canadá, estuvo trabajando muchísimo en compañía de su esposa, quien a pesar de todo, no había dejado su trabajo en la farmacéutica porque ambos consideraban que el las responsabilidades laborales no debían mezclarse con las relaciones personales.
Aproximadamente un año después, ella quedó embarazada pero perdió al bebé por un accidente en el trabajo, cayendo por las escaleras a causa de un mareo por la gestación.

La noticia devastó a Haruki, ambos habían sufrido por la pérdida, pero ninguno podía salir de la zona depresiva en la que se encontraban. Fue entonces que el recuerdo de su padre, volviéndose frío, manipulador e insensible atormentó al joven rubio de ojos esmeralda, el miedo a cambiar a causa del dolor lo impulsó a tomar la iniciativa para recuperar sus vidas, luchando durante meses por salvar su matrimonio.

Los años pasaron y él seguía manteniendo una relación fría y tensa con su padre, debido a que cada vez que creía que comenzaba a perdonarlo por todo lo ocurrido, el señor lanzaba una nueva piedra contra su hermano y para él, eso ya era intolerable.

En una ocasión, tuvo la mala fortuna de que estaba visitándolo para realizar el informe trimestral de la empresa cuando una tormenta comenzó, obligándolo a pasar la noche ahí.
Durante la madrugada pudo conversar con su padre de manera más suelta, viéndolo incluso llorar y culparse por considerarse débil, afirmando que en el fondo él si amaba a Ichirouta, pero era incapaz de superar el recuerdo de Akiro y de su esposa, traicionándose a sí mismo como padre y ser humano.

A pesar de haberse mostrado arrepentido aquella noche, su actitud no cambió en lo más mínimo, lo que causaba mucha confusión en él, no comprendía como aún sabiendo de sus errores podía seguir tratando de esa manera a su hermano, pero no valía la pena seguir pensando en eso.

El tiempo siguió pasando, hasta que nuevamente su esposa se embarazó, pero esta vez ambos tomaron todas las medidas necesarias no correr ningún riesgo, y tras nueve meses de gestación, dio a luz a un bello niño de cabellos celestes lacios como los de su hermano y ojos azul zafiro como los de su esposa.

Una costumbre familiar no escrita era llamar a los niños por sus rasgos y actitudes, creyendo que eso traería un futuro próspero para el infante. Por lo que el señor y la señora Kazemaru habían elegido los nombres de sus hijos basados en ello, llamando al primero "Akiro" que significaba "Chico brillante" por el gran futuro que querían para él, el segundo se llamó "Haruki" lo que se traducía como "Brillo del sol" por haber traído la luz nuevamente a la familia.

Pero para el tercer hijo hubieron discusiones, el padre quería llamarlo "Ichiro", que significaba "Primer hijo" por el enorme parecido que tenía con su difundo primogénito, pero la madre optaba por nombrarlo "Uta", lo que se traducía a "Poema" por la belleza de su rostro y la calma que tenía a pesar de ser un bebé. Al final se decidieron por "Ichirouta", lo que se podía definir como "Mi primer hijo es un poema" en conmemoración al recuerdo de su hijo mayor y el sueño de que este creciese tan fuerte como él.

Aunque a Haruki no le gustó nunca que el nombre de su hermano menor fuera elegido por el recuerdo de alguien que ya no estaba, le encantaba la idea de darle un nombre con significado a su hijo, por lo que al verlo sonreír por primera vez, decidió que el nombre de su retoño sería "Kichiro", que en japonés se traducía como "niño afortunado", esperando que la suerte siempre estuviese de su lado, para que sea feliz.

Él se dio cuenta con el pasar de los meses, que el pequeño tenía rasgos parecidos a los de Ichirouta, cosa que lo hizo amarlo aún más, incluso pensaba que la vida le daba una segunda oportunidad para tratar y proteger como se debe a alguien como su hermano, tenía como meta cuidarlo y darle la mejor vida posible.

Su esposa presumía al niño a todas las personas que podía y tomaba miles de fotos de él. Para ella, los cabellos celestes eran algo exótico, pues la única persona que conocía con este rasgo era el hermano de su esposo, por lo que cuando se vieron por primera vez, quedó fascinada y rogaba que su hijo adquiriera ese rasgo de la familia Kazemaru, además los ojos azules resaltaban muchísimo en el fino rostro del pequeño, era el niño más apuesto ante los ojos de la orgullosa madre.

El único temor de Haruki era la posible reacción de su padre, este podía ver las cosas de forma negativa al conocer a Kichiro, por lo que retrasó la reunión con él lo más que pudo, pero en cierto momento fue inevitable. Cuando lo conoció este no relacionó los cabellos celestes con recuerdos del pasado, todo lo contrario, parecía estar orgulloso de que un nuevo peliazul había llegado a la familia, sin embargo el gran parecido físico con Ichirouta causaba una enorme desilusión en el señor Kazemaru, quien a pesar de no decir nada, tenía una expresión de incomodidad y decepción.

- Se parece a él - Dijo Haruki por detrás del señor de cabellos dorados - Espero no lo trates igual que a mi hermano.

Él estaba dispuesto a criar con amor, paciencia y devoción al más reciente miembro de la familia, aunque tuviese que mantener a su padre lejos de este para evitar comparaciones mal intencionadas, críticas y cualquier cosa que pudiese afectar el desarrollo de su hijo.

Las cosas fueron muy diferentes cuando Ichirouta viajó hasta Ottawa para conocer al infante, él quedó fascinado con Kichiro, consideraba increíble que a pesar de ser hijo de dos rubios tuviera los cabellos celestes como él, de alguna forma lo hacía sentir satisfecho el saber que los genes de su madre no se perderían.

Esta tonalidad en el cabello provenía de la familia de su madre, siendo ella la única con ese rasgo después de tres generaciones, pero transmitiéndolo a dos de sus hijos, aunque era bien sabido que uno de ellos tuvo un trágico final. Hasta hace algunos meses, Ichirouta era el único descendiente directo de aquel peculiar gen y estaba muy preocupado por la posibilidad de que el rasgo familiar se perdiera porque él no tendría descendencia biológica, pero la llega del hijo de Haruki solucionaba todo.

- Debería llamarlo... - Se dijo Haruki después de recordar todo lo que había sucedido hasta la fecha, por lo que buscó su celular y marcó a su hermano, esperando que por la diferencia de horario este le contestase.

- ¿Haruki? - Preguntó el peliazul al otro lado de la línea - ¿Y ese milagro? No sueles llamar sin avisar antes.

- Hola Ichirouta, perdón pero necesitaba hablar contigo.

- ¿Pasó algo? ¿Kichiro está bien? - Se alarmó al escuchar la voz seria de su hermano mayor - ¿Necesitas ayuda?

- Él está bien, no te preocupes, solo está resentido porque su tío no le ha mandado la camiseta firmada que le prometió - Dijo riendo suavemente.

- ¡Lo olvidé! Se la enviaré pronto, dile que la tendrá antes de su cumpleaños - Una sonrisa enorme - ¿Pero eso era de lo que querías hablar?

- No, quería conversar contigo sobre tu compromiso.

- ¿Qué pasa con eso? - Su tono de voz había cambiado drásticamente, se escuchaba apagado.

- ¿Cuánto más lo piensas postergar? No puedes hacer seguir esperando a Endou por culpa de nuestro padre, no es justo para ti ni para él, tienes derecho a ser feliz Ichirouta.

- Sé que tengo suerte de que Endou es muy paciente conmigo... Y a mí tampoco me gusta hacerle eso, pero... No puedo Haruki... - Suspiró dolido - ¿Cómo puedo casarme con el rechazo e indiferencia de nuestro padre a cuestas?

- Si vas a esperar a que él cambie, nunca vas a ser feliz, piensa en ti... ¿Acaso no llevas años esperando a que él acepte tu relación?

- Haruki... No puedo casarme sabiendo que él aún me mira con decepción, frialdad e incluso odio.

- ¿Y qué vas a hacer? ¿Endou que opina de esto? ¿Él está feliz de retrasar sus planes tantos años? - Esperó un momento por la respuesta, pero esta no llegó - Ichirouta, al menos dime que lo pensarás, no puedes priorizar su aprobación sobre tu felicidad.

- Está bien, lo pensaré...

- Tengo que colgar, estoy en el trabajo, cuídate por favor.

Había perdido la cuenta de las veces que tuvo esa conversación con el futbolista, incluso tenía ganas de estrujarlo cual juguete de hule para hacerlo entrar en razón.
Pero entendía el dolor que él sentía, después de todo siempre tuvo que vivir con las críticas, el control y la indiferencia de su padre constantemente, lo que con el tiempo se había vuelto una gran carga para su hermano, lamentablemente nadie se la podía quitar, nadie que no sea su padre. Pero ese hombre era caso perdido, por lo que Haruki se rompía la cabeza pensando en que podría hacer para que Ichirouta superase esos traumas de la niñez, porque si la situación se mantenía así, eventualmente todo acabaría muy mal.

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