Medicine

By evabetancortg

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Después de tantas mentiras, es hora de contar la verdad aunque con ello le cueste vida. A cada paso suyo es u... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45

Capítulo 37

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By evabetancortg

No puede ser, no puede ser, no puede ser...

Me abalanzo contra ella para atrapar sus labios en un desesperado beso que gratamente me devuelve. Camino hacia delante haciéndola retroceder y termina pegada con la espalda en la puerta, se le escapa un leve gemido en mi boca que capturo como si también pudiera besarlo. Agarro su cara con ambas manos presionando más, dejando poco espacio entre ambos, sintiendo cada sabor, cada respiración y cada movimiento de su lengua.

No ha sido precisamente una declaración de amor pero ha admitido algo importante, algo que ansiaba oír. Pensando en ello profundizo más el beso, sus labios, maldita sea, tan suaves y dulces que soy incapaz de pensar que los posee una asesina de sangre helada.

Tocan la puerta tras ella, suelto un gruñido bastante animal sin dejar que se desprenda y ha entendido que es un "No abras", se ríe rompiendo un poco el beso que en seguida sigue y vuelven a tocar. Rezo porque la persona que esté detrás se vaya pronto, no tengo ganas de pegarle a alguien por ser tan insistente. Otro toque.

- Harry... -Susurra apartándose apenas pero casi ha salido como un gemido que me ha hecho gruñir-. Tengo que abrir.

- No lo hagas -La beso de nuevo pegando su cuerpo al mío.

Otro toque ¡Joder! Sin si quiera separarme lo suficiente de ella la aparto con cuidado para abrir la puerta bruscamente topándome con un chico joven, más mayor que Atenea pero posiblemente de mi edad. Es atractivo, tiene un cuerpo musculado, los ojos desprenden un brillo especial entre los colores marrones de su iris, el cabello peinado perfectamente con algunos mechones cayendo en su frente y unos reflejos rubios sobre el castaño relucen con la luz del apartamento. Se me queda mirando como si fuera un estorbo para su vista, aprieto el pomo de la puerta conteniéndome a las ganas impulsivas que tengo de sacarle los dientes.

- Edward -Dice la morena en forma de saludo-. ¿No has estado aquí hace un momento?

¿Hace un momento? ¿Hace cuánto? Debió ser antes de que yo llegara ¿Porqué este tío vendría al apartamento de una desconocida recién llegada? Alzo una ceja obligando a que conteste algo coherente, una explicación a todas mis preguntas no formuladas pero también para hacerle saber que se ha quedado mirando más de la cuenta el cuerpo desnudo de Atenea bajo la corta seda de su pijama.

- Sí, siento molestar de nuevo -Esboza una sonrisa despreocupada-. Un señor ha estado preguntando por ti en el portal, te busca con el nombre "Panthera Onca".

- James -Explica ahora mirándome-. ¿Y dónde está?

- Abajo, en el vestíbulo.

Ella se abre paso entre el cuerpo del chico, cierro la puerta lentamente para dejarle claro que ya no es bienvenido pero se queda plantado en la entrada, pone una mano de bloqueo y la vuelve a abrir, no me molesto en ejercer fuerza al contrario, me interesa saber con qué derecho se cree para seguir en mi presencia.

- No nos han presentado -Sigue mostrando una sonrisa afilada, retorcida-. Me llamo...

- Edward, ya escuché.

- ¿Eres amigo de la chica?

- ¿La chica? -Junto las cejas mostrando mi confusión.

- Vine hace unos minutos a presentarme, vivo aquí y no me quiso decir su nombre -Suelta una ligera sonrisa como si recordara alguna trastada de un niño pequeño-. Y a deducir en que tú tampoco me has dicho el tuyo, parece ser algo normal entre ustedes.

- En ese caso, no me concierne dártelo yo.

- Entiendo, vais del rollo misterioso y eso -Hace movimientos con las manos dramáticamente-. Aquí los vecinos somos muy discretos, no nos gusta la gente escandalosa ni problemática.

Atenea sube a toda prisa por las escaleras arrastrando a James con ella a sus espaldas, las pisadas se oyen tan fuertes que ya intuyo lo furiosa que está, me aparto para dejarles paso a ambos los cuales no se molestan en echarme, saludarme o si quiera mirarme. Vuelvo a cerrar la puerta poco a poco, esta vez Edward retrocede aunque sin quitarse la máscara de vecino agradable, mete las manos en los bolsillos de su pantalón y eleva los hombros despreocupado en forma de despedida.

- Ella es un escándalo público -Digo en advertencia antes de cerrar definitivamente.

Giro sobre mis talones para observar la estancia, definitivamente es más de lo que Liam nos haya ofrecido anteriormente y me da que pensar que quizás era por mi presencia al lado de su amiga, pues no tiene porqué confiar en mí. Me acerco al gran ventanal sin dejar de prestar atención al hombre que ahora ocupa el sofá tan encorvado que apenas se le puede ver la cara aunque por la manera de temblar, el baile que hace el té en la taza entre sus manos y las caricias en la espalda que le ofrece Atenea en forma de consuelo intuyo que está pálido. Me quedo observando la ciudad, dándoles privacidad suficiente para que se abran el uno con el otro pero siempre escuchando para mi propio beneficio o para poder intervenir.

- ¿Qué ha pasado? -No es un susurro, tampoco un tono de lastima, es el tono de un familiar preocupado, una madre consolando a su hijo, un hermano empatizando con el otro, me sorprendo tanto que hasta mi cuerpo reacciona con un escalofrío en la columna.

- E...Ellos... Ellos los han... los han matado -Consigue decir, Atenea le quita la taza y la coloca en la mesa con un ligero sonido de cristal-. Delante de mí.

Si se pudiera oír el interior de la morena escucharía un "crack" de su corazón, una rabia que poco a poco la consume y una lástima que se esfuerza por contener, se que se culpa a sí misma por la manera en que cierra los ojos tranquilizando todos los pensamientos, canalizando la energía que ahora rodea la estancia.

- ¿A quién? -Me atrevo a intervenir girando hacia ellos pero sin acercarme.

- A mis hijos.

Atenea abre y cierra la palma de su mano con fuerza, sigue sobando la espalda de James que me pregunto cómo hace para dividirse en dos, un consuelo y una venganza. Apoyo la espalda en el ventanal cruzando mis brazos sobre el pecho, la escena es entrañable pero vago en quién ha podido ser. Scarlett ya tiene lo que quería, el pendrive con todo tipo de información, no me necesita para nada, ni siquiera para contarme sus siguiente pasos aunque estoy seguro de que lo haría. Zayn da caza a mi cabeza y a la de todo aquel que le traicionara y Atenea atenta contra todos sin importar quién seas y después del vínculo que ha creado con James, quien sea que lo ha hecho va a pagar una gran tortura.

- ¿Por qué lo harían? -Vuelve a usar ese tono bajo, comprensivo, no es una obligación solo refleja el "Si quieres contármelo".

- Estaban esperando a la cena de navidad para hacerlo -Explicó luego de tranquilizar su respiración-. Lo tenían planeado, alguien sabía que mi familia vendría a la mansión.

Ella me dirige una mirada preocupada, cargada de odio pero también de preguntas que entiendo y niego, sí, Scarlett estaba presente el día que James le contó que sus hijos irían a cenar por navidad, sí, yo también estuve y lo escuché pero ninguno había nombrado la innecesaria liquidación de ellos. Vuelve a concentrarse en su amigo y entonces reflexiono; Ya ha pasado la navidad...

- Eran demasiados -Vuelve a temblar sollozando-. Mis hombres no han podido, los hombres de Zayn tampoco.

- Tendría que haber estado ahí -Masculla para sí misma con enfado, James posa una helada mano sobre la de ella y la mira directamente a los ojos con una expresión de sinceridad, la expresión de ese mismo hermano que ha necesitado del otro, la de un hijo que admira a su madre.

- Lo único que me ha alegrado saber cuando todo ha terminado, es que tú no estuvieras ahí.

Ella traga tan pesado que lo puedo oír a la perfección, niega con la cabeza y se levanta lentamente. Desaparece en el cuarto de la izquierda, supongo que su dormitorio y se escucha la cremallera de una maleta, el cierre y silencio. Vuelve cargada con una manta y una almohada, se agacha al mecanismo lateral del sofá y consigue abrirlo en forma de cama, coloca la almohada y ordena a James que se tumbe, este sin cuestionarlo lo hace con gusto aún temblando y ella lo tapa, lo arropa y se acuclilla ante él sosteniéndole la mano.

- Puedes quedarte aquí el tiempo que necesites, la mansión no es segura y te traerá muchos recuerdos. Se que esto no es como tu casa pero...

- No me imagino otro lugar mejor -Interrumpe el hombre con voz queda-. Con tu compañía es suficiente.

- Si necesitas ducharte el baño está al lado del dormitorio, puedes encender la televisión cuando te despiertes si no puedes dormir, si por la noche necesitas algo estaré pendiente, te avisaré cuando la cene esté lista. Ahora descansa.

Se levanta para dirigirse a mí, vamos hasta la puerta que cierra con llave en el interior y extrañamente me alivia eso, no sé si porque Edward está fuera del alcance o porque me ha dejado dentro con ellos. Caminamos hasta la cocina donde ya se escuchan los ronquidos profundos de James mientras ella cocina verduras y pasta. La rodeo por la cintura apoyando mi cabeza en el hueco de su hombro observando cómo pica una cebolla con tanta elegancia como corta una garganta.

- ¿Estás seguro de que no fue Scarlett? -Le ofrezco un sonido de asentimiento mientras comienzo a esparcir besos por su hombro-. ¿Cómo lo sabes? ¿Confías en ella?

- Ya tiene lo que quería -Beso detrás de su oreja-. Ella no es tan chapucera como para regresar sin motivos solo para matar a una familia que no le interesa.

- ¿Quién pudo ser entonces?

- James es un hombre importante -Viajo por todo su cuello-. Tendrá tantos enemigos como Zayn o como tú, podría ser cualquiera.

- Averiguaré quién es -Un último cuchillazo y lo deja clavado en la tabla de madera.

Gira bruscamente hacia mí, nuestros cuerpos tan unidos que ambos nos percatamos de esto y posiblemente me esté controlando más de lo que jamás lo hubiera hecho. Me ha besado y después... Después no se ha arrepentido, no me ha echado de su apartamento, no me ha hablado como si solo fuéramos compañeros o enemigos, solo lo ha dejado estar como si ya no le molestara lo nuestro. Puedo volver a besar esos labios ahora, la tentación es grande pero ella se concentra en mis ojos, en mis facciones y en cada respiración.

- ¿Por qué?

Ladea la cabeza, no muestra pena, tampoco rencor, solo es una pregunta simple, sencilla y que se perfectamente a lo que se refiere. No al beso, no a mi romance con Scarlett, no... A la traición.

- Ella quería ese pendrive y me aseguró que en él habían cosas que podrían incriminarte, tanto que si sale a la luz te darán caza, tanto que todo el país estaría en tu búsqueda y pagarías con la pena de muerte. Me prometió que si la ayudaba solo cogería algunos archivos pero borraría todo lo que te relacionara, vi como lo hizo. Se que su intención era hacerme ver como un traidor y que desconfiaras de mí pero si me lo volviera a proponer, lo haría, no me arrepiento, no cuando se que estás segura.

- Podrías haberlo dejado en manos de James, donde siempre estuvo.

- Prefiero borrar las evidencias aunque sea ayudando a Scarlett.

- ¿Qué buscaba?

- No lo sé, nunca lo dijo.

- ¿Vistes mis vídeos? -Una mirada de preocupación, de vergüenza como si creyera que eso me haría huir, ella sabe perfectamente qué clase de vídeos eran.

- No.

- Tendrás que hablar con Zayn de esto porque no pienso pelear contra él para salvarte el culo -Dice ahora más aliviada.

- Lo sé -Me acerco despacio, chocando el aliento entre ambos.

- Tienes que dejarle las cosas claras a Scarlett a partir de ahora.

- Lo sé -Un centímetro más cerca, sus labios casi me rozan.

- Joet te golpeará tanto que serás su próximo saco de entrenamiento.

- Lo sé -Una pieza, nuestras bocas eran una sola pieza sin juntar.

Una brusca tos de enfermo la hace despegarse ligeramente para mirar por encima de mi hombro, algo la saca de trance y camino hacia el sofá. Cuando vago la mirada hasta allí me encuentro a James vomitando en el suelo, vomitando sangre. Me acerco tan rápido como puedo para inclinar al hombre, ella posa un dedo en el líquido espeso y lo examina a la luz, se lo posa en la piel y hace un gesto como si se hubiera quemado. Abre los ojos y corre de nuevo a por un vaso de agua y unas gotas de un frasco marrón. Se lo deja en las manos y le ayuda obligándole a beber todo el contenido, cuando el líquido pasa por su garganta se recuesta de nuevo jadeando y limpiándose el sudor frío de la frente.

- Arsénico -Explica bajo la presión de mi mirada-. Le he dado dimercaprol.

- Aquí no se vende arsénico...

- Conozco a la única persona que sí, pero no te va a gustar.

- ¿Qué pasa?

- Tenemos que volver a West Pines.

- ¿Al psiquiátrico?

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