Destinados

By bar250

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Rin es una joven y brillante estudiante de negocios, que lleva una vida difícil y ocupada, sin ganas ni tiemp... More

Cap. 1: El amor no es lo mío
Cap. 2: Un rostro familiar
Cap. 3: Deudas saldadas
Cap. 4: Sesshomaru Taisho
Cap. 5: La pasantía
Cap. 6: Primer día
Cap. 7: A prueba
Cap. 8: Trato especial
Cap. 9: ¿Error?
Cap. 10: Sólo una noche
Cap. 11: En la boca del lobo
Cap. 12: Juntos
Cap. 13: La cita (Parte I)
Cap. 14: La cita (Parte II)
Cap. 15: El día siguiente
Cap. 16: La verdad de Rin (Parte I)
Cap. 17: La verdad de Rin (Parte II)
Cap. 18: La verdad de Rin (Parte III)
Cap. 19: Hechizado
Cap. 20: A su lado
Cap. 21: Contratiempos (Parte I)
Cap. 22: Contratiempos (Parte II)
Cap. 23: Enmendando errores
Cap. 24: Pequeña Borracha
Cap. 25: Viaje (Parte I)
Cap. 26: Viaje (Parte II)
Cap. 27: El regalo
Cap. 28: Cumpleaños de Rin
Cap. 29: La primera
Cap. 30: Resistencia
Cap. 31: Punto de quiebre (Parte I)
Cap. 32: Punto de quiebre (Parte II)
Cap. 33: Punto de quiebre (Parte III)
Cap. 34: Mentiras y verdades (Parte I)
Cap. 35: Mentiras y verdades (Parte II)
Cap. 36: Nuevo trabajo
Cap. 37: El reencuentro
Cap. 38: Negociaciones
Cap. 39: La boda
Cap. 40: Corazones rotos
Cap. 41: Decisiones
Cap. 42: Sin arrepentimientos (Parte I)
Cap. 44: Sorpresa
Cap. 45: Idiota enamorado
Cap. 46: Destinados

Cap. 43: Sin arrepentimientos (Parte II)

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By bar250


¿Lo había escuchado bien? ¿Le dijo que la amaba?

La castaña lo miraba con la boca levemente abierta de la impresión, más aún porque podía verlo en sus ojos dorados, él la amaba. Y ella...

Y ella lo amaba a él. 

Pero al parecer su cuerpo no quería reaccionar y no salían las palabras de su boca. Sintió sus labios ser atrapados por los suyos nuevamente con tal intensidad que la hizo erizarse de pies a cabeza, hasta dejarla sin aire.

- Yo también... - Le habló rozando sus labios al recobrar el aliento.

- ¿Tú también qué? - La levantó haciendo que la castaña lo rodeara con sus piernas. Rin lo miró con los ojos entrecerrados y una inevitable sonrisa, Mientras él mordía levemente su cuello.

- ¡Ahh!

- Dilo, quiero escucharlo. - Tomó su mandíbula para mirarla fijamente a los ojos. 

- Yo también... Te amo.

El peliblanco sonrió de lado y la recargó con firmeza contra la pared mientras devoraba sin piedad alguna su cuello, haciendo que suaves gemidos escaparan de la boca de la castaña.

Le sacó la delicada polera que llevaba mientras bajaba sus besos por entre sus pechos, Rin lo escuchó ahogar un gruñido contra ellos y morder y lamer todo a su paso.

- Ahh, Sesshomaru...

Caminó con ella a cuestas hasta su habitación, mientras Rin le sacaba su corbata y abría su camisa para poder recorrer todo el fuerte y musculoso torso que tenía a su disposición.

Él la dejó caer sobre la cama y le quitó sus jeans mientras se abalanzaba sobre ella como un león apunto de devorar a su presa. Estaba ansioso y deseoso de ella como nunca antes, quería probar cada rincón de su ser, hacerla vibrar y escucharla gemir de placer, la necesitaba.

Lamía y succionaba uno de sus pechos, jugando con su lengua con esa protuberancia rosa que se endureció al sentirlo, mientras masajeaba el otro con su mano, la que fue bajando lentamente por su vientre, disfrutando como su piel se erizaba bajo él, hasta colar su mano por debajo de su ropa interior. Se relamió sus labios al sentirla completamente humedecida, recorrió sus pliegues íntimos de arriba a abajo, tocó y jugó con esa parte tan sensible suya y la profanó con sus dedos logrando que la castaña se estremeciera bajo él.

El peliblanco comenzó a bajar sus besos por su cuerpo, hasta llegar a su entrepierna, se deshizo de esa pequeña prenda que aún había entre ellos y la recorrió por completo con su lengua y su boca afirmando fuertemente esas piernas extremadamente suaves que tanto había extrañado y que ahora rodeaban su cuello justo como en las fantasías que lo estuvieron atormentado por incontables noches, mientras Rin sentía cómo una ola de placer la golpeaba nublándole la razón al sentir como él la follaba exquisitamente con su lengua.

- Oh por dios, Sesshomaru... No... No te detengas... - Pidió entre jadeos al sentir como las sensaciones de ese inevitable orgasmo la tenían al borde de la locura. - Ahhh... ¡Ahhhhhh!

El albino gimió contra ella al escuchar esos dulces jadeos que lo calentaban a un extremo. Verla desbordada en placer de esa forma, arqueado su espalda y escucharla gemir su nombre lo tenían tan excitado que sentía que su erección no dejaba de aumentar hasta el punto de ser levemente dolorosa.

- Deliciosa... - Soltó en un ronco jadeo mientras se saboreaba de sus fluidos, haciéndola sonrojar aún más de lo que ya estaba. 

Se deshizo del resto de su ropa, se recostó en la cama y con sus fuertes brazos la tomó sin esfuerzo aparente y la dejó sobre él. Él con su espalda erguida, sentado sobre la cama y la castaña rodeándolo con sus brazos, sentada sobre él, comenzó a bajar lentamente sobre toda su longitud, enterrando sus uñas en su piel y dejando escapar un gemido, acompañado de sus gruñidos, al sentirse completamente llena en su interior por todo su miembro que parecía interminable.

Comenzó a moverse lentamente sobre él, disfrutando del placentero roce de sus cuerpos y cuando esos movimientos comenzaron a ser cada vez más demandantes Sesshomaru se dejó caer en la cama, sintiendo como al rato ella parecía estar saltando sobre su polla con esos maravillosos gemidos llenando la habitación y regalándole una exquisita vista de sus jugosos pechos saltando con ella, acompañándola en ese exquisito vaivén y logrando que el peliblanco sintiera como su boca se hacía agua y que las venas de su cuello iban a explotar junto con él. 

- Mierda, Rin... ¡Eso, así, móntame! 

La castaña gimió sin dejar de moverse sobre él, sintiendo como todo su interior vibraba y cosquilleaba al escuchar esa ronca voz pedir por ella.

- ¡¡Ahhhhhhh!! Sesshhh... Ahhhh me voy... - Sesshomaru la tomó con fuerza de sus caderas y comenzó a embestirla sin piedad desde abajo. - Ahhhh dioses, ¡sigue! 

Ya no daba más, no podía seguir conteniéndose, es que no realmente no había nadie que lo hiciera sentir como ella lo hacía y cuando sintió como el interior de Rin comenzó a apretarlo aún con más fuerza y a palpitar al rededor de él en lo que la castaña gritaba llegando al orgasmo, se dejó ir junto a ella, liberándose completamente mientras seguía embistiéndola con profundidad alargando esa sensación de placer absoluto. 

- Oh por dios... - Jadeó la castaña y se dejó caer sobre él completamente rendida y sin fuerzas. - Te extrañé. 

- Yo también... No sabes cuánto.

No mucho tiempo después la castaña cayó dormida entre sus brazos mientras él se aprovechaba de contemplar su dulce perfil y de abrazar su maravilloso cuerpo hasta con sus piernas, mientras la escuchaba ronronear al sentirse completamente envuelta. 

La amaba, sin duda alguna. 

Pero había algo que aún lo tenía intranquilo, que no paraba de dar vueltas en su cabeza y era lo único en lo que podía pensar mientras acariciaba con ternura su mejilla, liberando su rostro de algunos cabellos que caían sobre ella... 

Mañana, al despertar... ¿Ella aún querría irse?



Al día siguiente los rayos de sol que entraban por la ventana de su habitación la obligaron abrir sus ojos a duras penas.

Miró hacia su lado para encontrarse con la maravillosa imagen de su peliblanco aún durmiendo a su lado, rodeándola con sus brazos.

No pudo evitar besarlo suavemente en sus labios. 

- Hola pequeña. - Saludó apegándola aún más a su cuerpo desnudo.

- ¡Hola! Perdón, no quería despertarte, pero no me pude aguantar. 

Él sonrió de lado al escucharla y atrapó sus labios en un profundo beso.

- Sesshomaru... 

- ¿Qué? 

- Sé que tienes que trabajar, pero... ¿Podrías quedarte conmigo un poco más? 

- No tenía intenciones de irme. 

- ¿De verdad? - Preguntó con emoción en sus ojos cafés, él asintió enternecido. 

La verdad es que aún no podía sacarse de la cabeza la idea de que Rin decidiría irse después de todo... Y aunque necesitaba saber porque esa incertidumbre lo estaba matando, prefirió no preguntar porque sería aún peor escucharla decir eso que no quería escuchar. Ahora estaban juntos y eso era todo lo que importaba...

Ahora.

Así que enterró la dolorosa idea de que su pequeña lo dejaría en el fondo de sus pensamientos y pasaron el resto de esa mañana jugueteando entre las sábanas. El peliblanco se deleitó cada vez con el sonido de su risa, con sus caricias, con sus curvas y su suave piel, con su olor y el maravilloso y adictivo sabor de sus labios. 

Desayunaron tarde en la cama y finalmente se bañaron juntos. La castaña se quedó en el baño, terminando de arreglarse y cuando salió se encontró al peliblanco vestido y sentado al borde de la cama, mirándola de forma extraña. 

- Rin... 

La castaña se acercó a él y se sentó a su lado. Intuía de que se trataba todo eso y la verdad es que ella también había querido retrasar esa inevitable conversación, pero al parecer el momento había llegado. 

- No te vayas. - Inconscientemente Rin agachó su mirada, hasta que él tomó su mentón con delicadeza, levantando su rostro para poder verla a los ojos. - Dime... ¿Qué es lo que quieres? 

- Yo... No lo sé. 

- Quiero que sepas que hagas lo que hagas, voy a apoyarte y te estaré esperando si eso es lo que deseas, siempre te estaré esperando... Pero como te dije antes, nadie más que tú puede tomar esta decisión, que no te importe lo que diga o piense el resto, ni siquiera yo, porque eres tú quien tendrá que vivir con esto, así que sea lo que sea que decidas... Espero que sea sin arrepentimientos.

Rin lo abrazó con fuerza, escondiendo su cabeza en su cuello mientras él acariciaba con ternura sus cabellos castaños. 

- Siento que no pertenezco aquí. Pasé tanto tiempo intentando ser alguien que no soy, que ahora ni siquiera sé quién soy ni a dónde pertenezco. Y creo que necesito descubrirlo...

El peliblanco suspiró resignado, sintiendo como algo se rompía en su interior. 

- Está bien...

La castaña se separó de él sólo lo necesario para poder mirarlo a los ojos. 

- Aún así... Quiero quedarme. Quiero dejar de sentir que estoy escapando, quiero... Sentirme bien, feliz, como en casa... Y tú me haces sentir así.

Sesshomaru se paró de la cama y sin decir nada, la cargó sobre su hombro y comenzó a caminar hacia la puerta, haciendo que la castaña soltara una risa al sentirse cargada con tanta facilidad, sin entender lo que estaba pasando. 

- ¿Qué haces, Sesshomaru? ¡Bájame!

- Te llevo a mi departamento antes de que cambies de opinión. 

Rin se carcajeó al escucharlo. 

- ¡Sesshomaru! Mis cosas, el departamento, tengo que entregarlo, las cajas, ¡Todo! ¡Tengo cosas que hacer! 

- Silencio, no grites. 

- ¡Te estoy hablando!

- Jaken se encargará de todo. - Dijo con calma tomando el bolso de Rin con sus llaves y saliendo del departamento, cerrando la puerta tras él con su castaña a cuestas.

Ella no podía dejar de reír y menos al notar que él no tenía intenciones de bajarla. 

- Tengo que encontrar un lugar para vivir... 

- Después piensas en eso, te quedaras conmigo ahora.

- Pero Sesshomaru, aún tengo cosas que pensar y qué voy a hacer, no puedo llegar y mudarme contigo...

- Dame un par de días. 

- ¿Y después? 

- Después te pones a pensar en todas esas cosas, pero antes dame un par de días, te tengo una sorpresa. 

- ¿Qué sorpresa? 

- Si te lo digo entonces no sería una sorpresa.

- ¿Pero de qué se trata? 

- No seas impaciente, Rin.

- Pero... 

- Mañana en la tarde lo sabrás.



***

[Hasta aquí el capítulo de hoy, espero que les haya gustado! 

Sólo le tomó 42 capítulos a Sesshomaru decirle a Rin que la amaba... jajaja Quizás algunas esperaban un poco más de drama en su reconciliación, sobre todo con el tema de Rin y el doctor, pero pensé que a estas alturas Rin ya no necesitaba más drama, lo siento por eso y espero no haberlas decepcionado! 

Como siempre quería agradecerles por todos sus votos y comentarios y especialmente a quien recomendó la historia <3 Muchas gracias!! Son lo máximo, nos leemos en la próxima actualización que espero sea luego.]




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