Iker
Está claro que Diego no es mi persona favorita, sin embargo sé que es un buen chico, de hecho podría ser mi mejor amigo de no ser porque es una amenaza para mi relación, soy consiente de que si bajo la guardia, podría robarme a Laura en un abrir y cerrar de ojos, por eso he intentado alejarlo de ella, sin embargo mis intentos han sido en vano porque incluso se le ocurrió intervenir en la planeación de mi boda.
Después de haber salido de casa de Laura, decidí ir a dejarle claro que me molestó el comportamiento que tuvo en la planeación de mi boda, porque para ser honesto considero una falta de respeto total que haya llamado escarabajo al anillo que tiene un gran valor en mi familia, así que cuando terminamos de hablar sobre la boda, crucé la calle y toqué su puerta, no tardó mucho en abrir.
—Irving —Dijo sonriendo como niño malcriado.
Me metí en su casa —Es Iker.
—¿A qué se debe esta agradable visita? —Preguntó.
—A que hoy interferiste en la planeación de mi boda y... —Me percaté de la presencia de una chica, tenía un ligero, muy ligero parecido con Laura, tenía pelo castaño, ojos azules, labios de un rojo intenso y un lunar en la comisura de su labio, estaba seguro de haberla visto antes pero no sabía dónde —.¿Nos conocemos?.
—No —Dijo, su voz también sonó familiar, así que insistí.
—¿Segura?
Esbozó una sonrisa tensa —Muy segura.
La observé durante un largo tiempo, estaba seguro de haberla visto antes, entonces un pequeño destello proveniente de su pecho llamó mi atención, tenía un collar con un dije que tenía una letra D —Lindo collar, ¿Puedo preguntar dónde lo compraste?.
—Me lo regaló Diego.
—Podría jurar que Laura perdió uno idéntico hace meses —Dije dirigiéndome a Diego.
Algo no encajaba ahí, Laura tenía un collar igual a ese, jamás se lo quitaba, hace unos meses aquél collar desapareció, ella se volvió loca, recorrió cada mueble de la casa y revisó meticulosamente cada centímetro en busca del collar, pero este jamás apareció.
—Diego —Dijo la chica —Me estoy sintiendo incómoda —Usó un tono de niña indefensa que no fue para nada creíble, pero Diego estaba demasiado ciego como para notar la falsedad que tenía esa chica.
—Iker, debes irte— Se cruzó de brazos y dio un paso hacia mí, él era media cabeza más alto que yo, así que no puedo negar que el tono en el que habló y su cercanía me hicieron sentir intimidado, lo miré fijamente y me percaté de que ese no era momento para indagar más, así que me limité a pasarle de lado y dirigirme a la salida.
—¿Estás bien, Lara? —Alcancé a oírlo decir antes de irme.
Algo ahí no encajaba, estaba seguro, aparte que esa chica tuviera un nombre casi idéntico al de la mía, que se pareciera y que tuviera un collar como el que Laura perdió era demasiado raro, obviamente no iba a dejar que eso se quedara así.
Me escondí detrás de la casa de Diego y ahí espere hasta que o él se fuera y ella se quedara sola adentro o ella saliera y poder interceptarla, estuve ahí un par de horas, estaba cansado y cuando iba a irme por fin oí el sonido de la puerta abriéndose.
—¿Te veo mañana? —Dijo ella.
—No puedo esperar —Respondió él.
—Y espero poder hacerte recordar.
—Estoy seguro de que así será —Se quedó todo un tiempo en silencio, asumí que estaban besándose, en parte me alegró porque eso significaba que Diego ya no estaría detrás de mi prometida pero en parte también me sentí mal, no quería reconocerlo pero sabía que él amaba a alguien más, solo que no podía recordarlo y me daba miedo que lo hiciera porque por más que me doliera aceptarlo, Lau jamás me ha mirado de la misma forma que a él.
—Te quiero demasiado, Diego Patrón —Dijo ella.
Entonces asomé la cabeza de mi escondite para presenciar mejor la escena, ella estaba parada sobre el escalón de la salida de la casa y él estaba en la acera, de esa forma quedaban casi de la misma altura, Diego tenía las manos en sus caderas, él besó su frente —No vemos mañana.
No sé por qué, pero sonreí gracias a que él no respondió que también la quería, entonces mi sonrisa se desvaneció, miré a la casa de Laura, y ahí estaba ella, mirando lo mismo que yo desde su ventana, esperaba que el haber visto esa escena la hubiera hecho olvidar a Diego del todo aunque mi odioso subconsciente me gritaba que eso jamás pasaría.
Finalmente Diego cerró la puerta de su casa y para mi suerte la tal Lara empezó a caminar hacia donde yo estaba, pegué mi espalda en la pared de la casa y apenas la vi pasar, la jalé del brazo, la estampé contra la pared y acorralé su cuerpo con el mío.
—Tal vez a él lo engañes pero a mí no, tienes tres segundos para hablar —Dije.
—N-no sé de qué hablas.
Tomé la D del collar que aún colgaba de su cuello —¿De dónde salió en realidad?
—Me lo regaló mi novio.
Reí amargamente —¿Ahora Diego es tu novio?
—Si, jamás cortamos así que en teoría lo seguimos siendo.
—Ah y ¿Cuánto llevan juntos?
—No tengo por qué responder a eso —Me pisó el pie con la aguja de su tacón, me agarró desprevenido, entonces me dio un codazo en la mejilla y se zafó, pero ágilmente pude arrancarle el collar, ella se echó a correr y no había forma de atraparla sin causar un alboroto, así que la dejé ir.
Me dolió al tocar mi mejilla, sentía que se me estaba inflamando, aquella chica estaba entrenada, de eso estaba seguro, porque no cualquiera podría liberarse de mi agarre tan fácilmente, digo practico artes marciales desde los ocho años, así que fue sorprendente que se haya liberado con tanta destreza. Una cosa tenía clara, ella no era quien decía ser, si de algo estaba seguro era de que Diego jamás habría engañado a Laura, mi prometida, su novia... o bueno ex novia real.
Me sentía cansado y adolorido, sin ganas de caminar, entonces decidí ir a casa de Laura, tenía una llave de su casa y ella de la mía así que no fue necesario tocar para poder entrar, me puse hielo sobre el golpe y me senté en la cocina, intenté ser silencioso pero mi torpeza me superaba y terminé despertando a todos.
Laura entró en la cocina con una bata de pijama y su pelo despeinado, sonreí al verla, incluso desarreglada y recién levanta se veía bella, cada vez que la veía me sentía afortunado de tenerla en mi vida, estaba seguro de que era la mujer de mi vida, sin embargo yo no estaba seguro si era el hombre de la suya.
—¿Qué te pasó? —Preguntó alarmada.
—Me estrellé con la puerta —Mentí, es decir, no sabía cómo explicarle lo que en realidad pasó porque ni siquiera yo lo tenía muy claro.
—Tonto —Dijo con ternura y se acercó a mi, me puso una pomada y luego mas hielo, la tenía muy cerca de mí, así que la jale más, sentándola sobre mis piernas y la besé, el ambiente se empezó a calentar a medida que recorrí su muslo con mi mano, estaba a punto de llegar a ese punto sensible y como era de esperarse ella se separó.
Llevábamos años comprometidos y jamás lo habíamos hecho, ella siempre nos detenía, obviamente moría por hacerlo, no me había acostado con nadie desde que estaba con ella y respetaba su decisión de esperar hasta después del matrimonio, pero ella siempre postergaba la fecha de la boda, esperaba que esta vez si la pudiéramos hacer en diciembre de ese mismo año, me gustaba imaginar que la iglesia estaría nevada.
Ella aún seguía sentada sobre mis piernas, entonces saqué el collar del bolsillo de mi pantalón y se lo mostré, abrió demasiado sus ojos, sorprendida y emocionada.
—¿Dónde estaba?
Recorrí nerviosamente con la mirada todo el lugar pensando que inventar hasta que mi vista se topó con el refrigerador —Debajo del refrigerador, se me cayó mi teléfono y vi algo reluciente debajo, resultó ser tu collar, deja te lo pongo.
Me lo quitó —Esta bien, yo lo hago —Lo examinó —El broche está roto.
Tenía sentido debido a que se lo arranqué del cuello a la otra chica —Mañana podemos llevarlo a arreglar.
Asintió y me abrazó —Gracias, no tienes idea de lo que significa para mí este collar.
—Te lo dio Diego, ¿Cierto?
Bajó la mirada —Si.
Entonces, Diego se lo dio a Laura pero Lara decía que Diego se lo dio a ella, en conclusión: Lara, si es que en serio ese era su nombre real, mentía en más de una cosa, y yo lo descubriría... o moriría en el intento.
Llevé a Laura hasta su habitación, yo dormí en el sillón, o bueno no dormí, no podía dejar de pensar en Lara, ¿Acaso era posible que con Diego fingiera ser Laura?.
Mi mente no paró hasta que amaneció, Omar como siempre fue el primero en despertar, no entendía de dónde sacaba tanta energía ese niño, le di de desayunar unos waffles y lo acompañé a la escuela, al volver Laura ya se había despertado y había preparado algo para que nosotros desayunemos. —¿Después de ir a arreglar tu collar, vamos a comer comida francesa?
—¡Si!.
Estábamos recogiendo la cocina cuando tocaron la puerta —¿Esperas a alguien? —pregunté.
Ella negó, fuimos a la puerta, yo abrí y ella se quedó detrás, ahí habían dos oficiales de policía —¿Iker Leblanc Martinez? —Preguntó un oficial.
—¿Si? —Dije confundido y miré a Laura que igual no entendía que estaba pasando, entonces de un ágil movimiento me pusieron las manos detrás y me esposaron.
—Queda arrestado por haber agredido a la señorita Lara Reynoso.
—¡¿Qué?! —Laura exclamó mientras me empezaban a encaminar hacia la patrulla, algunas personas salieron de sus casas para contemplar mi arresto, frente a la puerta de la casa de Diego estaban él y Lara, quien esbozaba una malévola sonrisa mientras me miraba, tenía un ojo morado, definitivamente yo no se lo había hecho, lo último que pensé antes de que me metieran en la patrulla fue que ella misma se lo hizo para culparme.
—¡El collar se lo diste a Laura! —Grité hacia Diego que igual estaba atónito.
Nota de la autora: Y empezó el drama... Espero les haya gustado el capítulo, trabajé en el todo el fin de semana.
Actualizo el jueves (pero como siempre, si tengo tiempo, lo cual es probable, lo hago antes)