10. Y más mentiras

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Iker


Está claro que Diego no es mi persona favorita, sin embargo sé que es un buen chico, de hecho podría ser mi mejor amigo de no ser porque es una amenaza para mi relación, soy consiente de que si bajo la guardia, podría robarme a Laura en un abrir y cerrar de ojos, por eso he intentado alejarlo de ella, sin embargo mis intentos han sido en vano porque incluso se le ocurrió intervenir en la planeación de mi boda.

Después de haber salido de casa de Laura, decidí ir a dejarle claro que me molestó el comportamiento que tuvo en la planeación de mi boda, porque para ser honesto considero una falta de respeto total que haya llamado escarabajo al anillo que tiene un gran valor en mi familia, así que cuando terminamos de hablar sobre la boda, crucé la calle y toqué su puerta, no tardó mucho en abrir.

—Irving —Dijo sonriendo como niño malcriado.

Me metí en su casa —Es Iker.

—¿A qué se debe esta agradable visita? —Preguntó.

—A que hoy interferiste en la planeación de mi boda y... —Me percaté de la presencia de una chica, tenía un ligero, muy ligero parecido con Laura, tenía pelo castaño, ojos azules, labios de un rojo intenso y un lunar en la comisura de su labio, estaba seguro de haberla visto antes pero no sabía dónde —.¿Nos conocemos?.

—No —Dijo, su voz también sonó familiar, así que insistí.

—¿Segura?

Esbozó una sonrisa tensa —Muy segura.

La observé durante un largo tiempo, estaba seguro de haberla visto antes, entonces un pequeño destello proveniente de su pecho llamó mi atención, tenía un collar con un dije que tenía una letra D —Lindo collar, ¿Puedo preguntar dónde lo compraste?.

—Me lo regaló Diego.

—Podría jurar que Laura perdió uno idéntico hace meses —Dije dirigiéndome a Diego.

Algo no encajaba ahí, Laura tenía un collar igual a ese, jamás se lo quitaba, hace unos meses aquél collar desapareció, ella se volvió loca, recorrió cada mueble de la casa y revisó meticulosamente cada centímetro en busca del collar, pero este jamás apareció.

—Diego —Dijo la chica —Me estoy sintiendo incómoda —Usó un tono de niña indefensa que no fue para nada creíble, pero Diego estaba demasiado ciego como para notar la falsedad que tenía esa chica.

—Iker, debes irte— Se cruzó de brazos y dio un paso hacia mí, él era media cabeza más alto que yo, así que no puedo negar que el tono en el que habló y su cercanía me hicieron sentir intimidado, lo miré fijamente y me percaté de que ese no era momento para indagar más, así que me limité a pasarle de lado y dirigirme a la salida.

—¿Estás bien, Lara? —Alcancé a oírlo decir antes de irme.

Algo ahí no encajaba, estaba seguro, aparte que esa chica tuviera un nombre casi idéntico al de la mía, que se pareciera y que tuviera un collar como el que Laura perdió era demasiado raro, obviamente no iba a dejar que eso se quedara así.

Me escondí detrás de la casa de Diego y ahí espere hasta que o él se fuera y ella se quedara sola adentro o ella saliera y poder interceptarla, estuve ahí un par de horas, estaba cansado y cuando iba a irme por fin oí el sonido de la puerta abriéndose.

—¿Te veo mañana? —Dijo ella.

—No puedo esperar —Respondió él.

—Y espero poder hacerte recordar.

—Estoy seguro de que así será —Se quedó todo un tiempo en silencio, asumí que estaban besándose, en parte me alegró porque eso significaba que Diego ya no estaría detrás de mi prometida pero en parte también me sentí mal, no quería reconocerlo pero sabía que él amaba a alguien más, solo que no podía recordarlo y me daba miedo que lo hiciera porque por más que me doliera aceptarlo, Lau jamás me ha mirado de la misma forma que a él.

El Secreto de mi VecinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora