13. La verdad

2.2K 354 276
                                    




Diego


Después de haber tenido ese momento especial con Lau en el lago, pensé en ella más que nunca, quería esperar para hablar con ella hasta el siguiente día pero no podía, me sentía ansioso por verla y no podía aguantar más esa sensación, eran las doce de la noche pero no me importó, tuve una idea de cómo conseguir información, así que tomé una botella de whiskey y fui a su casa, no tardó en abrir.

—Vamos a emborracharnos y decirnos todo lo que tenemos miedo de decirnos sobrios —Dije esbozando una sonrisa.

—¿Q-qué?

—Ambos vamos a tomar y tal vez nos digamos cosas que sobrios nunca haríamos, pero mañana será como si no hubiera pasado porque no recordaremos nada, ¿Aceptas? —Le extendí la botella.

Lo pensó unos segundos, luego me arrebató la botella y dio un largo trago —Tuvimos sexo en un avión.

Me extendió la botella y fingí dar un trago —Vaya, eso es muy revelador.

—Lo sé, pero hicimos cosas peores por ejemplo....

—Lau —La callé y señalé su escote —Me refería a tu blusa.

Soltó una carcajada, me tomó de la mano y me metió en la sala —Sigues siendo el mismo bobo de siempre.

Ella era la única que tomaba y yo solo fingía dar tragos, por pequeños momentos sentía remordimiento porque la estaba engañando, ella era la única con barra libre, pero eso era porque el doctor me había prohibido tomar y porque al siguiente día, dijera lo que dijera, yo fingiría no recordar nada.

Mientras ella daba otro trago mi cerebro apenas procesó las primeras palabras que me dijo —Espera... ¿Cómo que en un avión?

Soltó una risa nerviosa —Si mañana recuerdas algo de esto me mato.

—Tranquila —Dije fingiendo estar igual de alcoholizado que ella —.Mañana lo único que tendremos será un dolor de cabeza insoportable y resaca.

—Estoy de acuerdo, bueno ganaste un concurso de arte y el premio fue el viaje a París, pero tu lista de cosas que hacer antes de morir era algo peculiar, entre las cosas que querías estaba lo del avión, lanzarte de paracaídas... ¡Oh!, nunca sentiste el viento en la punta de la Torre Eiffel —Lo último lo dijo con tristeza

—¿Qué? —Pregunté confundido, hablaba tan rápido que era algo complicado entender todo.

—Mejor te contaré nuestra historia paso a paso —Dijo y se sentó frente a mí —Prepárate porque hay contenido no apto para niños y personas susceptibles —Soltó otra risa.

Toda mi atención se centró en ella, estaba ya tan borracha que no se daba cuenta de que yo estaba en mis cinco sentidos, iba a detenerla porque por un momento me sentí mal al estar haciéndola decirme algo que no quería decirme o de lo contrario ya lo habría hecho estando sobria.

—Lau, espera, no tienes que decirme nada si no quieres.

—Calla —Llevó su dedo a mi boca —Muero por contarte todo pero la bruja que se hace llamar tu madre lo impide.

—¿Eh?

—Todo empezó a los 6 años, cuando te vi por primera vez, desarrollé una obsesión poco sana contigo, entonces a lo largo de los años empecé a disfrutar eh... tu sabes, seguirte a todos lados y saberme tu vida de memoria, era un trabajo de tiempo completo y créeme que podría ser un deporte de alto rendimiento, eras un desastre total, y siempre hacías fiestas que no me dejaban dormir, entonces de repente cambiaste y no saliste mas de tu casa, así llegué a la conclusión de que guardabas un secreto que me empeñé en descubrir.

El Secreto de mi VecinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora