Destinados

By bar250

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Rin es una joven y brillante estudiante de negocios, que lleva una vida difícil y ocupada, sin ganas ni tiemp... More

Cap. 1: El amor no es lo mío
Cap. 2: Un rostro familiar
Cap. 3: Deudas saldadas
Cap. 4: Sesshomaru Taisho
Cap. 5: La pasantía
Cap. 6: Primer día
Cap. 7: A prueba
Cap. 8: Trato especial
Cap. 9: ¿Error?
Cap. 10: Sólo una noche
Cap. 11: En la boca del lobo
Cap. 12: Juntos
Cap. 13: La cita (Parte I)
Cap. 14: La cita (Parte II)
Cap. 15: El día siguiente
Cap. 16: La verdad de Rin (Parte I)
Cap. 17: La verdad de Rin (Parte II)
Cap. 18: La verdad de Rin (Parte III)
Cap. 19: Hechizado
Cap. 20: A su lado
Cap. 21: Contratiempos (Parte I)
Cap. 22: Contratiempos (Parte II)
Cap. 23: Enmendando errores
Cap. 24: Pequeña Borracha
Cap. 26: Viaje (Parte II)
Cap. 27: El regalo
Cap. 28: Cumpleaños de Rin
Cap. 29: La primera
Cap. 30: Resistencia
Cap. 31: Punto de quiebre (Parte I)
Cap. 32: Punto de quiebre (Parte II)
Cap. 33: Punto de quiebre (Parte III)
Cap. 34: Mentiras y verdades (Parte I)
Cap. 35: Mentiras y verdades (Parte II)
Cap. 36: Nuevo trabajo
Cap. 37: El reencuentro
Cap. 38: Negociaciones
Cap. 39: La boda
Cap. 40: Corazones rotos
Cap. 41: Decisiones
Cap. 42: Sin arrepentimientos (Parte I)
Cap. 43: Sin arrepentimientos (Parte II)
Cap. 44: Sorpresa
Cap. 45: Idiota enamorado
Cap. 46: Destinados

Cap. 25: Viaje (Parte I)

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By bar250


- ¡Sesshomaru, hola! ¿Cómo estás? - Lo saludó Kagome al abrir la puerta. - Rin está casi lista, pasa.

- Hola, gracias. - Dijo entrando en la casa.

Se dirigía a sentarse en el sillón cuando escuchó sus pasitos apresurados corriendo hacia él, no pudo evitar sonreír al verla y al sentirla saltar en sus brazos.

- ¡Hola! - Lo saludó alegremente la castaña y lo besó en los labios.

Kagome sonrió al verla tan feliz.

- ¿Estás lista? - Preguntó Sesshomaru.

- Siiiii, iré a buscar mis cosas. - Dijo caminando hacia su habitación. 

Él la siguió sin poder evitar mirarla de pies a cabeza, Rin vestía un short y una polera muy casual, pero que la hacían ver exquisita como siempre.

- Quizás podríamos salir un poco más tarde. - Dijo agarrándola por la espalda, rodeándola con sus brazos y atrayéndola hacia él. 

Rin soltó una risita al escucharlo.

- Sesshomaru... Kagome está en el departamento. - Le susurró entre risas.

- Hpm. Está bien, dame tus cosas, las llevaré al auto.

- Gracias, tan caballero como siempre. - Le dijo besando su mejilla. - Sesshomaru, ¿Avisaste en las oficinas que no estaríamos esta semana?

- Si, le dije a Kagura que estaríamos fuera por reuniones para que no pensaran mal de ti y por si alguien preguntaba.

- Gracias... ¿Dijo algo?

- No, nada.

- Bueno... 

Caminaron hacia la puerta y Rin se acercó a despedirse de Kagome. 

- Chao amiga, pásalo bien. - Dijo Kagome abrazándola. - ¿Cuándo regresan? ¿Estarás aquí para tu cumpleaños, cierto?

- Si, el jueves estaremos de vuelta. - La besó en su mejilla. - Chao, cuídate y tú también pásalo bien.

- Siii, ¡Chao Rin, Chao cuñado! 

El peliblanco entrecerró sus ojos con molestia al escucharla. Se despidió únicamente con un gesto en la mirada y cerró la puerta tras él. Rin no pudo evitar estallar en risas al escuchar a su amiga y ver el gesto molesto de Sesshomaru.

- ¿Cuándo estás de cumpleaños? ¿Por qué no me habías dicho que es pronto?

- Porque no es nada importante. Además, no quería hacerte sentir mal porque te vas justo ese día.

- ¿El miércoles? - La castaña asintió. - Lo siento pequeña, no tenía idea.

- Si, lo sé, no te preocupes, de verdad da igual. Además, me conformo con tenerte para mi solita todos estos días. - Él sonrió al escucharla.

Sesshomaru guardó el bolso de Rin y le abrió la puerta del auto, la castaña se subió feliz y se acomodó en su asiento.

- ¿A qué hora llegaremos?

- Mmmh, en un par de horas si es que no hay mucho tráfico.

- ¡Genial! - Dijo feliz. Le subió el volumen a la radio y apoyó sus piernas estiradas sobre la guantera del auto. - Me gusta esta canción.

Él la miraba de reojo mientras la escuchaba cantar suavemente la canción que sonaba en la radio. Se veía tan preciosa que quería estacionarse y devorarla en ese mismo lugar. Apoyó su mano en la pierna de Rin, sobre su rodilla y ella sonrió al sentirlo.

- Because maybeeeeee, you're gonna be the one that saves meeeee, and after all, you're my wonderwall...

Él sonreía al escucharla. Se sentía tan cómodo a su lado, ella transmitía esa calidez especial que nunca antes había sentido y que ahora no quería dejar de sentir. Quizás sería ridículo pensar en que podría estar enamorándose de alguien casi 9 años menor que él, con quien no tenía nada en común además de lo que sentían el uno por el otro... Pero con Rin todo era así, inesperado. Además, al parecer era inevitable... Por alguna razón el destino se empeñaba en juntarlos y desde que se topó con ella en la universidad no podía sacarla de su cabeza y ahora era mucho peor... Sin ni siquiera quererlo, esa castaña se había adueñado de todo su ser.

Después de un poco más de dos horas de Rin cantando y hablando y al final luchando por no dormirse aunque él le insistió en que no era necesario que fuera despierta, llegaron al hotel.

- Hola, tengo una reservación a nombre de Taisho Sesshomaru.

- ¡Señor Taisho, bienvenido! - Saludó la recepcionista con un tono coqueto. - Su habitación está lista, verdaderamente es un agrado tenerlo aquí, permítame decirle que las fotos no le hacen justicia. - Dijo sonriendo. Rin rodó sus ojos disimuladamente al escucharla, él no le prestó atención. - El señor Myoga me informó que vendría acompañado de su asistente, pero en pantalla sólo me aparece la reservación de una habitación, ¿Necesita también otra? 

- No es necesario, ella es mi novia. - Dijo con la mayor naturalidad del mundo, Rin sonrió al escucharlo.

- Oh, comprendo, lo siento. Bueno, aquí está la llave de su habitación, que tengan una buena estadía y si necesitan algo no duden en llamar. - Él asintió y tomó a Rin de la mano para caminar hasta su habitación.


- Me gusta ser tu novia. - Dijo sonriendo una vez adentro. - ¿Qué quieres hacer ahora, mi amor? - Preguntó riendo. Él no pudo evitar sonreír al escucharla.

- Sabes perfectamente qué quiero hacer ahora. - Dijo acercándose a ella y rodeándola con sus brazos. 

Juntó sus labios con los suyos en un profundo beso y bajó sus manos de su cintura hasta su trasero.

- Mmmmh - Murmuró Rin al sentir sus cálidos besos en su cuello. - Lo siento señor Taisho, pero tendrá que esperar hasta la noche para eso.

- ¿Por qué?

- Es parte de mi venganza.

- Que cruel pequeña, mira como me tienes.

Rin soltó una risita y acarició su entrepierna por sobre el pantalón sintiendo su erección. Él gruñó al sentirla.

- Lo siento. - Le dijo con una sonrisa coqueta.

- Entonces, ¿Qué quieres hacer ahora?

- ¿Te parece si vamos a cenar? Ya es tarde.

- Lo que usted diga, señorita Kimura. - Ella rió.

- Ya, super. Me cambiaré entonces. 

Rin entró al baño y salió vistiendo vestido blanco corto de tirantes y sutil maquillaje. Tomó su chaqueta de cuero y su bolso para salir. 

- Ya estoy lista.

- ¿Lo haces apropósito para torturarme?

- ¿De qué hablas? 

- Te ves preciosa. - Rin se sonrojó al escucharlo. 

- Tú también estás guapísimo. - Dijo mordiéndose el labio inferior al verlo. 

- Ya, salgamos luego por favor, si nos quedamos aquí un segundo más ya no respondo.

Rin se carcajeó al escucharlo.

- ¡Sesshomaru! 


Fueron hasta un restaurante en la playa al que Rin insistió en ir caminando y tuvieron una agradable cena conversando sobre sus vidas. Sesshomaru nunca fue alguien que hablara abiertamente sobre sus cosas personales, pero con Rin se sentía en la confianza suficiente para hacerlo y la castaña podía darse cuenta de eso y lo valoraba muchísimo. 

Cuando terminaron, caminaron por la playa hasta llegar al hotel.

- Gracias por todo Sesshomaru, lo pasé muy bien. 

- Yo también pequeña - Le dijo sinceramente con una leve sonrisa.- ¿Entonces ya no hay más venganza? 

Ella no pudo evitar soltar una risa pícara y se acercó a él, rozando sus labios. 

- Lo siento, pero ahora viene la mejor parte de la venganza.

Él sonrió de lado al escucharla y la besó. 

El beso no tardó en ponerse cada vez más intenso, haciendo que Rin se erizara de pies a cabeza. Intentando mantenerse firme, la castaña se alejó de él y divertida ante la expresión confundida de su peliblanco lo guio hasta la cama. 

- Acuéstate. - Le dijo con una voz coqueta y a la vez demandante, que lo dejó sin opción de refutar y abrió las puertas de closet donde Sesshomaru había guardado sus cosas, buscando algo. 

- ¿Qué haces?

- Paciencia señor Taisho. - Tomó una corbata y se acercó a él. - Hoy tendrá que obedecerme.

Él peliblanco tragó saliva al escucharla tan coqueta y decidida. Una corriente de electricidad recorrió su cuerpo entero.

- ¿Qué... estás tramando pequeña? - Preguntó con su voz ronca y cortada al sentirla sentarse a horcajadas sobre él. 

- Ya te lo dije, te toca sufrir un poquito. 

Se acercó a besarlo nuevamente mientras desabrochaba su camisa lentamente, lo ayudó a sacársela deslizándola por sus fuertes brazos que tanto le encantaban y una vez que tuvo su torso al descubierto bajó sus besos a su cuello y luego a sus pectorales, escuchándolo jadear suavemente. Le sacó su cinturón, abrió su pantalón y se separó de él, sonriendo con maldad.

- Sus manos señor Taisho. - Le pidió mientras metía una de sus manos por debajo de su bóxer, acariciando sugestivamente su miembro ya erecto. 

- ¿Qué...? Rin...

- Si prefiere puedo detenerme. 

Él gruñó y le entregó sus manos. Rin las tomó con una sonrisa victoriosa y las llevó por sobre su cabeza. Las amarró juntas al respaldo de la cama con firmeza, se alejó viendo satisfecha su obra y volvió a besarlo. Se paró de la cama y tomó su bolso.

- ¿Piensas dejarme aquí? 

Rin soltó una risita al escucharlo. 

- Vuelvo enseguida, lo prometo.

Entró al baño y se cambió de ropa rápidamente. Salió vistiendo un pequeño vestido negro, casi transparente, dejando ver el sexy conjunto de encaje del mismo color que llevaba debajo. 

El peliblanco se atragantó de sólo verla. Rin sonrió al pensar que esa era justamente la reacción que esperaba y se sintió humedecer de sólo ver como él la recorría de pies a cabeza con su boca casi abierta. 

- ¿Le gusta señor Taisho? - Preguntó con una voz coqueta, él gruñó al escucharla. 

- Mierda, Rin... Suéltame por favor. 

Ella volvió a reír y se sentó nuevamente sobre él, se acercó a besarlo y el peliblanco atrapó sus labios de una forma casi desesperada, jugando con su lengua y mordiendo levemente sus labios. 

La castaña se separó de él por la falta de aire y comenzó a besar su cuello, mordiéndolo suavemente y luego fue bajando por sus pectorales y por su abdomen marcado, hasta llegar a sus pantalones. 

Los sacó junto con sus bóxer dejándolo completamente desnudo. Comenzó a acariciarlo con tanta suavidad, casi rozando sus dedos por su piel, por la parte baja de su abdomen, siguiendo el camino de sus oblicuos marcados hasta el interior de sus piernas, haciendo que Sesshomaru se retorciera bajo ella ante la dulce tortura de esas exquisitas caricias. 

- Vamos pequeña, tócalo, estoy sufriendo de verdad. 

Rin sonrió al escucharlo, tenía que admitir que tener a su peliblanco amarrado a la cama a su merced, pidiendo por ella, era una imagen realmente excitante.

Se sentó sobre él y comenzó a moverse tentadoramente sobre su miembro, jadeando al sentir ese delicioso roce aún con su ropa interior puesta. El peliblanco temblaba y se deleitaba con sus maravillosos movimientos, pensando en que si seguía así, se iba a correr sin más. 

Rin retrocedió sobre él y llevó ambas manos hasta su miembro, con una lo sostuvo mientras con la otra lo acariciaba suavemente sobre la punta, se acercó lentamente, con su piel erizada al ver la mirada completamente excitada de él y bajó a besarlo. Lo recorrió juguetonamente con su lengua y después lo introdujo lentamente en su boca, mientras escuchaba como Sesshomaru forcejaba para poder soltarse del amarre y los roncos gemidos que escapaban de su boca, que la inundaban en placer. 

Jugó con él por un rato y luego se separó, antes de que él pudiera llegar a su límite.

- Eres muy cruel, Rin. - Le dijo con su respiración entrecortada. Ella soltó una risita. 

- ¿No te gustan mis caricias? - Preguntó con un puchero y falsa inocencia, mientras dejaba caer los tirantes de su vestido por sus hombros. El peliblanco tragó saliva al verla, pensando en que se moría por enterrar su cabeza entre sus deliciosos senos. 

- Me encantan.

Rin sonrió y se paró de la cama, dejando caer su vestido al suelo y buscó un condón entre sus cosas. Se lo puso y se deshizo del resto de su ropa interior. 

Se posicionó sobre él y tomó su miembro con una mano, rozándolo sobre su húmeda intimidad y logrando que gruñidos escaparan de la boca de Sesshomaru al sentirla. 

- Ahora tienes que prometerme que no te volverás a portar mal conmigo. 

- Ahggg, te lo prometo pequeña, vamos, quiero sentirte.

- Primero tienes que decirlo bien. 

- Rin... te prometo que seré un buen novio y no volveré a portarme mal contigo... ¿Ahí si? 

La castaña sonrió satisfecha. 

- Siii...- Dijo bajando lentamente sobre él. - Ahhhh, dios... te extrañé tanto. 

- Ahgggg, yo también mi pequeña exquisita. 

La castaña comenzó a moverse sobre él con necesidad, sin retener los gemidos que salían de su boca y gozando cada vez que lo escuchaba gruñir de placer. 

- Ya... no más venganza... eres libre. - Dijo entre jadeos acercándose para soltar el nudo que había hecho con la corbata. 

- Nunca antes me habían amarrado a una cama... Tengo que admitir que fue... De lo más excitante. - La castaña sonrió muy sonrojada al escucharlo, ya no daba más de placer al sentir su ronca y seductora voz. - Pero ahora no te libras de mi. - Dijo atrapándola con sus brazos una vez que estuvo libre.

La giró en la cama quedando sobre ella y besó desde su cuello hasta sus pechos, dejando mordidas y lamidas a su paso. Enterró su cara entre sus abundantes senos saboreando todo lo que tenía a su disposición, ella no pudo evitar soltar una leve risita de placer al sentirlo. 

Comenzó a embestirla con fuerza y profundidad, cada vez más rápido, logrando que los suaves jadeos de la castaña se convirtieran casi gritos que resonaban en toda la habitación. 

La tomó en sus brazos y la giró nuevamente, poniéndola sobre él y siguió embistiéndola con fuerza desde abajo, agarrando y apretando su trasero con firmeza. 

- ¡¡¡Ahhhh!!!, por dios... más fuerte que me voy...

- Ahgg, Rin, quiero escucharte decir mi nombre...

- Ahhh, ¡¡Sesshomaru, por favor, no pares!! Ahhh, ahhhhhh - Gemía la castaña al sentir su cuerpo vibrar como nunca antes, mientras hundía una mano entre sus cabellos plateados y con la otra se afirmaba enterrando sus uñas en sus firmes pectorales. 

Él la embistió con profundidad por última vez, llegando al orgasmo con ella y dejándose llevar por todas esas exquisitas sensaciones que le provocaba su castaña. 

Ella cayó rendida a sobre él y se quedaron así por un momento, mientras él acariciaba con ternura su delicada espalda perlada por el sudor, haciéndola estremecer entre sus brazos con sus suaves caricias con la sensibilidad a flor de piel. 

Sesshomaru no pudo evitar sonreír levemente al pensar en que estos definitivamente serían días interesantes junto a su pequeña castaña.

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