INEFABLE

By raixaatomica

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"La única manera de librarse de la tentación es caer en ella." - Oscar Wilde Maisie Wilde, una chica que des... More

Nota
⚠️¡ADVERTENCIA!⚠️
Personajes🎬
Prólogo🍷
Inefable (Nueva edición)
Capítulo 1🍷
Capítulo 2🍷
Capítulo 3🍷
Capítulo 4🍷
Capítulo 5🍷
Capítulo 6🍷
Capítulo 7🍷
Capítulo 8🍷
Capítulo 9🍷
Capítulo 10🍷
Capítulo 11🍷
Capítulo 12 🍷
Capítulo 13🍷
Capítulo 14🍷
Capítulo 15🍷
Capítulo 16🍷
Capítulo 17🍷
Capítulo 18🍷
Capítulo 19🍷
Capítulo 20🍷
Capítulo 21🍷
Capítulo 22🍷
Capítulo 23🍷
Capítulo 24🍷
Capítulo 25🍷
Capítulo 26🍷
Nota de Autor
Especial de Navidad🎄
Capítulo 27🍷
Capítulo 28🍷
Capítulo 29🍷
Capítulo 30🍷
Capítulo 31🍷
Capítulo 32🍷
Capítulo 33🍷
Capítulo 34🍷
Capítulo 35🍷
Capítulo 36🍷
Capítulo 37🍷
Capítulo 38🍷
Capítulo 39🍷
Capítulo 41🍷
Capítulo 42🍷
Capítulo 43🍷
Capítulo 44🍷
Capítulo 45🍷
Capítulo 46 🍷
Capítulo 47🍷
Feliz Año 2022🎆
Inefable🍷
Anuncio: volví.
ANUNCIO: VOLVÍ

Capítulo 40🍷

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By raixaatomica

Black

Observo a Maisie dormir tranquilamente. Me gusta verla así, muy tranquila, sin las cosas que la perturban a veces.

No voy a justificar mis actos, la secuestré porque quise, porque tengo el poder de hacerlo. No me voy a hacer el bueno en ese sentido porque no lo soy. Estoy tomando demasiada ventaja ante mi enemigo, y eso me sirve, al igual que Maisie.

No voy a negarlo, ella es atractiva, muy dulce e inocente, y creo que caí por su inocencia, es algo que me atrajo como un imán hacia ella. Y no digamos el sabor de su boca.

Mantuve los ojos puestos en ella desde aquel hecho que hizo que su familia prácticamente se destruyera.

Las fotos que tengo de ella de cuando era pequeña son cuando estuvo con ellos.  Fue parte de ellos antes de que todo se fuera por la borda y ser Maisie Wilde. A veces las cosas no son como nos las dicen y por eso es mantener la confianza solo en ciertas personas.

Ella no confía en mí, pero poco a poco me voy ganando su confianza a tal punto de que se entregó a este ser que poder dentro está muy podrido, que está lleno de oscuridad y que un abrir y cerrar de ojos le puede arrebatar todo. Pero era necesario antes de que fuera de él, porque quiera o no, ahora es más mía que nunca.

Ella sabe que de ahora en adelante solo tendrá espacio para sus más sucias fantasías y que el hombre que puede cumplirlas también puede destruirlas.

De solo recordar los estrecha que estaba se me pone dura. Siento que no tengo suficiente y me hace querer más, quiero más de ella, quiero ensuciarla hasta que no quede ni un rastro de inocencia en ella.

Ellos no pueden venir por ella, porque se supone que está muerta, así que solo tiene a su familia que es un puto imán de problemas.

Ella quería, ella quería entregarse a mí, yo la lleve a eso.

La forma en la gemía, la forma en que sus mejillas iban adquiriendo un color rosa con cada embestida, de solo pensarlo estoy duro otra vez.

No resisto, no puedo más.

Antes pensaba que me iba satisfacer al quitarle su pequeña flor, pero solo quedé con ganas de más.

La luz de la luna aún se filtra por las cortinas iluminando parte de su cuerpo, haciéndola ver deseable y muy provocadora.

Me levanto de la cama para ir a mover un poco las cortinas y así ella no me pueda ver.

Regreso y comienzo dar pequeños besos en su espalda. Nunca he sido vainilla y ni pienso serlo, así que no dudo en tomar algunas cuerdas que tengo guardadas.

Beso sus labios sintiendo la suavidad de estos.

Ella comienza a despertarse y murmura:

—¿Pero qué estás haciendo? —dice algo somnolienta.

—Voy a follarte otra vez —le suelto sin un ápice de empatía.

Me urge estar dentro de ella, mi polla solo quiere estar en ese coño tan adictivo que tiene.

—¡Estás loco! —vuelve a cubrirse con la sabana—, ¿quién folla a las dos de la mañana?

—Pues yo y muchas personas más.

Le quito la sabana y tomo sus manos.

—¿Acaso nunca te cansas de follar? —suelta, un tanto molesta

Sé que finge y la humedad de su sexo no me lo niega.

Paso mis dedos por sus pliegues disfrutando de su humedad.

—Al parecer tú tampoco quieres dejar de follar —ato sus manos a los barrotes de la cama.

—Eres un salvaje y un sádico loco —gruñe.

Tengo una muy buena vista de sus senos. Redondos con el tamaño perfecto.

—Pero te gusta que sea así, pequeña —muerdo sus labios hasta sentir un poco el sabor metálico y agridulce de su sangre.

Cada que ella se vea en el espejo mañana y se fije en cada una de mis marcas sabrá que fue mía y que es mía.

Dejo un camino de besos desde su pecho hasta su vientre. Sus piernas se comienzan a tensar, pero sé que está lista para mí. El olor de su humedad me llega a mis fosas nasales y me embriago con ello.

Ato sus pies para que su coño quede totalmente expuesto para mí.

Mi mano se estampa en su coño mojado. Ella gruñe y sus rodillas tratan de doblarse, pero no puede. Repito otra vez el mismo proceso unas cinco veces más y sus respuestas se basan en gemidos y gruñidos.

Ella es muy sensible y me encanta que lo sea, pero hay que trabajar en su resistencia.

—¿Cuántas veces te has corrido estando aquí? —meto un dedo en su interior. Es cálido y húmedo.

—No sé —jadea—, unas veinte veces, que sé yo.

Su pecho comienza a subir a y bajar frenéticamente.

—¿Cuál es la que más te ha gustado? —no dejo de mover el dedo en su interior, aumentando su humedad.

—Eso no...—sus ojos se ponen en blanco—se pregunta.

—Mala respuesta.

Mi boca ataca su jodido y adictivo coño. Ella gime y eso todavía me excita más.

Arquea su espalda cuando está cerca, pero se lo niego.

—¡Maldito! —gruñe.

—¿Qué es lo que quieres, Maisie? —le pregunto.

Mis dedos hacen suaves círculos en su centro para torturarla un poco. Yo tengo el control me gusta tenerlo mas cuando se trata de ella.   

—Estás loco —gruñe.

Admito que ella no es una chica que se cede, es un poco gruñona de vez en cuando, pero me gusta.

—Dilo, Maisie —paso mi lengua por su coño saboreando sus jugos—. Es muy fácil decirlo.

—No...mmm —se muerde los labios—. No lo diré.

—¿Entonces no quieres orgasmos?

—N-no.

Dejo de tocarla para lamerle el coño.

Lamo por pocos volviéndola loca.

—Bueno, entonces ya que no quieres me voy —le digo. Hago ademán de levantarme.

—¿Me vas a dejar así? —frunce el ceño.

—¿Así cómo?

—Al menos métela un poco, ¿no crees?

De seguro ha de estar regañándose mentalmente en estos momentos porque puedo ver el arrepentimiento en su mirada.

No voy a negarle lo que quiere, con ella. Es como una dulce tentación inocente que quiero probar cada que yo quiera.

—Si eso es lo que quieres, no te voy a negar nada.

Disfruto de sus labios unos momentos. Mojo mi polla con sus jugos para hacer el proceso menos doloroso y de una estocada estoy dentro de ella.

No hay tacto físico solo el morbo de querer seguir embistiéndola una y otra vez, y que ella reciba muy gustosa mi polla.

Desear a la futura mujer de mi prójimo es el mejor pecado que pude cometer, el tenerla en mi cama gimiendo una y otra vez, lo hace aún mejor.

—Di mi nombre —digo cerca de sus labios.

Niega con la cabeza.

Saco mi polla para embestir más duro.

—Te gusta todo a las malas —se la entierro nuevamente hasta el fondo. Sus gritos aumentan.

—Me va...vas a partir —pone los ojos en blanco y se muerde el labio.

El ángel ha sido corrompido por el demonio.

—Di mi nombre, Maisie —no detengo la fuerza de mis embestidas.

—B-Black.

—Eso me gusta, pequeña.

                          🍷🍷🍷

Me despierto antes de que Maisie lo haga.

Busco mi ropa y me comienzo a vestir.

No es buena idea dejarla sola, no después de lo de anoche.

Su primera vez.

Yo fui su primera vez, el primero en hacerla suya, el primero en hacerla gritar y gemir. El primero en sentir la perfección de su coño con su polla.

Mi mirada recorre todo su cuerpo y el hambre me regresa. No puedo seguir, tengo que detenerme. No la puedo tomar cada que yo quiera por más que lo desee. No quiero depender de su cuerpo ni del deseo que me recorre cada vez que la veo.

No la quiero despertar, así que con cuidado la tomo entre mis brazos para llevarla a su habitación.

Observo con mucha atención la mancha de sangre que hay en la sabana. Quiero sentir culpa, pero no llega ni un ápice de ella. De hecho, ver esa mancha de sangre me hace vanagloriarme al haber tenido a la futura mujer de mi prójimo en mi cama, en mis brazos.

La llevo cargada hasta su habitación. Me encuentro a mi hermana menor en la sala. Admito que no me agrada como mira a Maisie, es como si la viera como su platillo favorito y no voy a ser tan cínico de negar que yo también lo hago, pero no quiero que nadie más la vea de esa manera y que nadie más la tenga.

Ella es mía.

—No voy a preguntar que hicieron toda la noche que ya sé la respuesta —me da una sonrisa lasciva.

Ella está sentada en la espalda de uno de sus esclavos, es uno nuevo y una sonrisa se atraviesa en mi rostro al ver a uno de los españoles que intentaron atacar el club en donde los miembros que hicieron el Pacto de Acero se reúnen. 

—Y ni te iba a decir tampoco —digo sin mas.

Ella ríe muy perversamente.

—Y dime, hermano, ¿estaba muy cerrada? —me comienza a fastidiar. De seguro anda en sus días.

—Qué te importa.

—Tengo a unos integrantes de los Vis Belli —alardea poniéndose de pie—. Lo digo por si quieres sacarle algo de información.

—Los Vis Belli no me interesan por el momento —murmuro. No quiero despertar a mi mujer.

Odette se fija en ello y dice:

—Déjala en su habitación y luego regresas que tenemos que hablar urgentemente.

Asiento y subo con ella hacia su habitación.

Me encanta ver mis marcas en su piel morena. Dejo un beso en sus labios disfrutando de la ciudad de estos y salgo de su habitación.

—Ahora ya puedes hablar —digo, bajando los escalones.

—Los Vis Belli atacaron a Edward en Rusia —comienza a hablar—. Lo peor de todo es que otra vez la señal viene de maldito Pentágono, ¿puedes creerlo? —hace una mueca de desagrado—Al menos yo no lo creo. Sabemos que casi ninguna organización en el mundo sabe de la existencia de ellos, y el Pentágono tiene otros asuntos más importantes que estos. Aunque ya no se qué pensar.

No me gusta ver a mi hermana tan frustrada, verla así me pone también muy frustrado.

—Tengo que hablar con un iraní que contacté para que me brinde un poco mas de armas  —comienzo a darle mi idea. Hace unas semanas atrás encontré a un iraní que fabrica muy buenas armas, no tan letales como las que hacemos, pero sirven de algo o para alguna emergencia. Además me interesa tener más personas de mi lado—. Hablaré para que infiltré a uno de los suyos en el Pentágono o qué se yo.

—Lo que dices es absurdo. Esa mierda es imposible.

—Como si no tuviera un infiltrado en los Vis Belli.

Sus ojos se iluminan.

—¿Cómo lo lograste? —ensancha sonrisa en su rostro.

—No fue tan difícil.

—Vamos, necesito que me acompañes a quitarle un poco de ventaja a los griegos.

Me río.

—¿Piensas atacar a Xander?  —asiente—Pensé que tú y él eran amantes o algo así.

Xander Sakellariu es un maldito bastardo que es una piedra en el zapato. Él siente que ahora tiene más poder por la alianza con algunos clanes rusos como los Ivanov. Tengo que averiguar si Enzo Ruggio tiene alguna alianza con él. Los Ruggio solo me sirven para tener a más personas de mi lado y porque ambos sabemos que tenemos dos enemigos en común: los Vis Belli y el maldito comandante de la central de Nueva York, Aaron Rainer.

—Teníamos nuestros encuentros, pero ya no —confiesa.

Me molesta el hecho que mi hermana se haya involucrado con Xander, de hecho me repugna, no se tiene que involucrar con semejante hijo de puta, yo también lo soy y no lo voy a negar, pero ahora Xander anda detrás de lo que yo también quiero.

Caminos hacia la camioneta que nos espera.

Antes de irnos le doy unas indicaciones a Mary para que atienda a Maisie cuando se despierte.

Le doy al chofer las indicaciones, voy con la gente necesario para poder atacar. No necesito más de cuarenta hombres, ya que Odette y yo siempre hacemos explosivos y armas que nos aseguran la victoria. Pero necesito más armas para cuando ataque cada una de las centrales de los Vis Belli nadie quede vivo y mucho menos Aaron. Tener su cabeza de adorno en mi cabeza seria el mejor recuerdo de que perdió la batalla, pero antes tengo que ir matando a los griegos.

Llegamos a un casino en donde me informan que algunos griegos sostienen una reunión con los españoles. Los Alvarado nunca me han agradado así que para mí será un placer matarlos.

De hecho quiero exterminarlos, porque los españoles son una escoria. Se dedican a explotar niños y más, y yo no hago participe de esa mierda. Están locos. Los Ivanov son la misma mierda que ellos. 

Mi infiltrado me pasó muy bien los datos.

Odette es la que más se emociona a la hora de matar a alguien, es como una niña pequeña que destruye sus juguetes, y le encanta hacerlo.

Odette me ofrece una daga que acepto gustoso.

Uno de mis hombres manda la puerta al suelo para descargar una lluvia de plomo sobre cada uno de los integrantes.

Entro con Odette para matar a quien se atreva a cruzar mi camino.

Veo como mi hermana entierra su daga en el estómago de un hombre y la mueve hacia arriba para que todos los órganos de este queden al descubierto.

Le corto la garganta a unos idiotas que se quieren pasar de listos.

Fuera del lugar se escucha todo el intercambio de balas. Los malditos tenían más personas, pero es algo que no me preocupa, ya que les llevo ventaja.

Antes de entrar dejé algunos explosivos en la entrada del casino.

Antes de venir ya había estudiado la estructura del lugar, así que siempre tienen una salida de emergencia e incluso un túnel subterráneo en donde pasan la mercancía de un casino a otro.

Agarro a un hombre del cuello y lo estampo contra la pared.

—Dime, ¿en dónde se encuentra el maldito de Óscar? —mi puño choca contra su cara.

—En donde no te importa —estos malnacidos le tienen lealtad a Óscar.

Hasta no acabar con ellos no me voy a quedar tranquilo. Necesito más territorios ya que los griegos se están expandiendo.

De pasar a hacer un clan pequeño con apenas una ciudad, ahora tienen cinco ciudades al mando y eso solo pasó en cuestión de un mes.

Si se enteran que la tengo a ella le irán a decir a Enzo y sabemos que está mierda se pondrá peor. Así que antes de que lo hagan tengo que llegar a matarlo y cortarle la lengua para que no diga ni una puta palabra.

Primero quiero tener a los Vis Belli a mi favor, depende como surjan las cosas, y para eso necesito al bastardo de Enzo.

Yo sé en qué momento le daré el golpe bajo, no me gusta atacar así sin más.

—Sabes que hay unos traidores y eso es algo que los Lestrange no perdonamos —mi puño choca otra vez en su cara una y otra vez. Hasta que queda desfigurada y se ahoga en su propia sangre.

Un maldito me da un golpe que me desequilibra un poco, trato de recuperarlo para enterrarle el cuchillo en la garganta y moverlo de un lado a otro.

Por parte de los Lestrange tendemos a ser muy sangrientos, no pensamos a la hora de atacar, es como si una bestia se apodera de nosotros y nos dedicamos a matar a diestra y siniestra.

Todo estaría un poco en paz sino fuera por los soldados de los Vis Belli han estado atacando constantemente. Eso ha creado muy buenas alianzas, pero también las peores traiciones.

Quieren un mundo de paz en donde se supone no existan organizaciones criminales, pero eso es algo imposible.

Eso me ha llevado a querer tener más territorio, y no solo a mí.

Las Triadas, la Bratva, los yakuza, la mafia italiana, los griegos, españoles, todos, absolutamente todos necesitan más poder porque saben que nos están cazando.

Maisie solo es un daño colateral de todo esto. Su hermana también.

No voy a mentir, de seguro si miro a sus padres los mato.

Hace poco tuve un poco más de información muy valiosa, así que no quiero que se acerquen a ella ni a su hermana pequeña.

Acabo con el último sacándole todos los órganos de su interior. El olor a muerte es un incentivo para mí y para mi familia, eso implica que nos tienen que temer.

La figura siniestra de Odette se posa junto a mí. Sus jeans y su chaqueta de cuero marrón están cubiertos de sangre. Sus manos también.

No quiero saber ni como he de estar yo. Después de haber tenido el mejor sexo de mi vida estoy aquí matando y queriendo recuperar territorio.

Odette enciende un cigarrillo y se lo lleva a los labios. Uno de nuestros matones esparce la gasolina por todo el dinero. Las joyas nos las quedamos, es algo que no se puede dañar totalmente.

Ella quema el dinero, mientras yo me lleno las manos de sangre para darles un mensaje a los griegos.

Y es que poco a poco se va ir formando una batalla en la que yo tengo ganar. Tengo la debilidad de muchos en mis manos, lo malo que esa maldita debilidad es mi adicción.

Tengo que destruir mi propia debilidad, mi propia adicción antes de que todo se vaya a la mierda.









Muchas gracias por leerme y tenerme toda la paciencia del mundo mundial.

Pueden unirse al grupo de whatsapp pidiendo que las añadan por dm en las cuentas oficiales de los personajes por medio de ig.

Grupo de fb: Lectores de pandemonium 

Booknet: Dinah Lu
Instagram: itspandemonium

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