Destinados

By bar250

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Rin es una joven y brillante estudiante de negocios, que lleva una vida difícil y ocupada, sin ganas ni tiemp... More

Cap. 1: El amor no es lo mío
Cap. 2: Un rostro familiar
Cap. 3: Deudas saldadas
Cap. 4: Sesshomaru Taisho
Cap. 5: La pasantía
Cap. 6: Primer día
Cap. 7: A prueba
Cap. 8: Trato especial
Cap. 9: ¿Error?
Cap. 10: Sólo una noche
Cap. 11: En la boca del lobo
Cap. 12: Juntos
Cap. 13: La cita (Parte I)
Cap. 14: La cita (Parte II)
Cap. 15: El día siguiente
Cap. 16: La verdad de Rin (Parte I)
Cap. 17: La verdad de Rin (Parte II)
Cap. 18: La verdad de Rin (Parte III)
Cap. 19: Hechizado
Cap. 21: Contratiempos (Parte I)
Cap. 22: Contratiempos (Parte II)
Cap. 23: Enmendando errores
Cap. 24: Pequeña Borracha
Cap. 25: Viaje (Parte I)
Cap. 26: Viaje (Parte II)
Cap. 27: El regalo
Cap. 28: Cumpleaños de Rin
Cap. 29: La primera
Cap. 30: Resistencia
Cap. 31: Punto de quiebre (Parte I)
Cap. 32: Punto de quiebre (Parte II)
Cap. 33: Punto de quiebre (Parte III)
Cap. 34: Mentiras y verdades (Parte I)
Cap. 35: Mentiras y verdades (Parte II)
Cap. 36: Nuevo trabajo
Cap. 37: El reencuentro
Cap. 38: Negociaciones
Cap. 39: La boda
Cap. 40: Corazones rotos
Cap. 41: Decisiones
Cap. 42: Sin arrepentimientos (Parte I)
Cap. 43: Sin arrepentimientos (Parte II)
Cap. 44: Sorpresa
Cap. 45: Idiota enamorado
Cap. 46: Destinados

Cap. 20: A su lado

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By bar250


Se removió levemente entre las sábanas, para descubrir que habían unos fuertes brazos rodeándola. Abrió sus ojos con lentitud y se giró con cuidado de no despertarlo, para quedar frente a él.

Era la primera vez que ella despertaba antes que él y aprovechó el momento para apreciarlo con detenimiento. Cuando están juntos no tiene muchas oportunidades para verlo así, no quería parecer alguna clase de acosadora que se queda viéndolo tan fijamente, pero ahora no había nadie que pudiera verla... Es que él era realmente precioso, como nadie que hubiese visto antes... tanto, que a veces le costaba creer que alguien como él se haya fijado en alguien tan normal y simple como ella, pudiendo tener literalmente a la mujer que quisiera... 

Él siempre era muy intimidante, pero ahora su rostro se veía tan sereno y profundamente dormido, que hasta le transmitía algo de paz verlo así. Sabía que últimamente estaba teniendo mucho trabajo con todo el tema de China, probablemente no descansaba bien, así que lo dejaría dormir algunos minutos más.

Le encantaría poder quedarse ahí con él, se sentía tan cómoda a su lado... sentía que podía ser ella misma, hablar lo que quisiera, hacer lo que quisiera y jamás sería juzgada. Por alguna extraña razón, sentía que con él era todo lo contrario... Él la miraba con una dulzura especial cada vez que ella hacía alguna tontería, además, siempre la escuchaba con tanto detenimiento y atención, como si en esos momentos no existiera nadie más que ella. Era lindo sentirse así, él la hacía sentir especial.

No pudo evitar acariciar con cuidado su mejilla y recorrer el marcado contorno de su cara. Lo encontraba tan perfecto, tan varonil, tan exquisito... se sorprendió a sí misma pensando en todas esas cosas y no comprendió en qué momento había quedado tan atontada por él. Ella no era así... no dejaba que ese tipo de cosas le afectarán a tal punto... pero con él, no podía evitar sentirse como una adolescente enamorada.

De pronto sintió esos brazos envolverla con más firmeza, distrayéndola de sus pensamientos y no pudo evitar dejar escapar un pequeño grito de sorpresa al ser levantada y puesta encima de él. 

- Buenos días. 

- Buenos días bello durmiente. - Saludó riendo. 

Él apretó sus ojos, fingiendo molestia por su comentario. En el fondo no podía negar que escuchar su suave voz y su risa al despertar, era demasiado agradable.

- Qué raro que ya estés despierta.

- ¿Raro? Ts, algunos no nos pasamos el día durmiendo, ¿Sabes? - Le dijo aún riendo. Él rodó sus ojos.

- Qué descaro. - Respondió y antes de que ella pudiera decir algo más, atrapó sus labios en un beso. 

- Tengo que ir a mi casa a ducharme y cambiarme para ir a trabajar... - Le dijo Rin separándose de su beso. - Tú deberías aprovechar de seguir durmiendo, te ves cansado.

- Yo te iré a dejar en un rato más, ahora tienes que solucionar lo que causaste.

- ¿Lo que causé? - Él presionó levemente su erección contra ella. - ¡Sesshomaru! Eso no fue culpa mía... 

- ¿Cómo que no? Estás desnuda en mi cama y además, encima mío. 

- ¡Tú me pusiste aquí!

Él la tomó con firmeza y la giró en la cama, quedando sobre ella. Comenzó a besar su cuello y a Rin se le hizo inevitable dejar escapar algunos leves gemidos.

- Lo siento, pero no voy a dejar que te vayas de aquí así como así.

Rin no pudo evitar soltar una pequeña risa. Mientras él seguía recorriéndola con besos hasta llegar a sus senos.

- Mmm, está bien, pero... sé gentil. Estoy un poco adolorida... 

- Siempre lo soy.

Ella se rió nuevamente.

- Las marcas en mi trasero no dicen lo mismo. 

Él sonrió levemente de lado, mientras recorría su cuerpo con delicadas caricias. Cada estocada en ese encuentro fue suave y lenta, pero no por eso menos intensas. Él la besaba con ternura y necesidad a la vez y ella lo atraía aún más hacia su cuerpo con sus brazos, mientras sentía que llegaba al cielo con los exquisitos movimientos de su peliblanco.

Al terminar, Rin notó que ya estaba algo atrasada para su trabajo, se vistieron rápidamente y Sesshomaru la llevó hasta su casa.

- ¿Segura que no quieres que te espere para llevarte al restaurante?

- Si, no te preocupes... es sábado, sería raro que alguien nos viera juntos...

- Está bien...

- Adiós, nos vemos el lunes. - Se despidió mientras se acercaba para besarlo y en eso, las palabras escaparon de su boca. - Te quiero.

Giró su rostro rápidamente, sin asimilar bien lo que había dicho y salió del auto nerviosa, antes de que él pudiera hacer o decir algo más.

Él sonrió de lado por sus palabras y su reacción y la vio alejarse hasta entrar en su edificio.

Esperar hasta el lunes para volver a verla, se le iba a hacer demasiado eterno.


Además de que la regañaron por haber llegado tarde nuevamente a su trabajo, ese día se le hizo más tedioso de lo normal, porque ni siquiera estaba Kagome para divertirla con todas sus ocurrencias. 

Su amiga había pedido el día libre para salir con Inuyasha. Desde que lo conoció parecía no querer separarse de él, aunque bueno, ella no era la indicada para opinar al respecto, pero tenía que admitir que eso era algo bastante extraño en Kagome, generalmente terminaba aburriéndose con bastante facilidad de los chicos con los que salía, pero al parecer con Inuyasha era distinto... Por lo visto los Taisho tenían algo especial.

Al terminar su día, caminó del trabajo hasta su casa, aprovechando la linda tarde. Cuando llegó ya estaba oscureciendo y de pronto se sintió paralizada al ver la silueta de una persona sentada en las escaleras de la entrada de su edificio.

Al reconocer de quién se trataba, metió las manos en sus bolsillos, buscando su celular. 

- Muso... ¿Qué haces aquí? - Preguntó intentando disimular su voz temblorosa por el miedo que le causó verlo nuevamente.

- Rin... Te he estado llamando, pero al parecer bloqueaste mis llamadas, he ido al restaurante pero no te encontré y cuando pregunté por ti, me dijeron que habías cambiado tus turnos... así que vine a encontrarte hasta aquí. Necesito hablar contigo...

- Deja de buscarme Muso, o voy a llamar a la policía.

- Tranquila, no haré nada... sólo quiero disculparme por lo de la última vez que te vi... sé que no era la forma, además estaba algo ebrio... siento si te hice daño, no era mi intención...

- Si quieres remediar lo que hiciste, lo mejor que puedes hacer es alejarte de mi y no volver a buscarme más, ahora con permiso, tengo que entrar a mi casa. - Dijo sin atreverse a pasar por su lado.

- Rin... no seas tan dura, por favor. Sé que cometí errores, lo acepto, pero necesito hablar contigo, necesito que me des otra oportunidad... 

- ¿Estás mal de la cabeza? ¿De verdad crees que después de lo que hiciste y después de como me trataste podría volver a estar contigo? Tienes un problema Muso... Deberías tratarte. 

- Te prometo que algo como eso jamás volverá a ocurrir...

- En serio... no lo comprendo, ni siquiera estábamos enamorados, ni siquiera duramos tanto y estuviste con otra persona durante todo el tiempo... ¿Por qué vienes ahora a decirme todas estas cosas?... No... ¿Sabes? Mejor no digas nada, de todas formas no me interesa. No quiero volver a verte, por favor, sal de aquí.

- Porque me di cuenta de que eres especial, Rin... No he conocido a nadie más como tú... No sabes cuánto te he extrañado, sé que puedo hacer que me ames, puedo hacerte feliz.

- Eso no va a pasar. 

- Rin, no me voy a cansar hasta que te tenga conmigo nuevamente. No importa todo lo que tenga que hacer para recuperarte...

En ese preciso momento un auto que Rin reconoció a la perfección se estacionó afuera de su edificio. 

- Muso, ándate... por favor.

- ¿Por qué te haces la difícil? Sé que tú también lo quieres, sé que en el fondo me extrañas.

- ¡No! ¿De qué forma tengo que decírtelo? 

- ¿Tú de nuevo? - Preguntó una grave voz a su espalda. 

- Entonces si estabas con este imbécil... Lindo auto por cierto... - Rio por lo bajo, con desprecio. - Que mal, Rin... Finalmente resultaste ser sólo una zorra interes... - Un combo en su boca de parte del albino lo hizo callar.

- ¡Sesshomaru! - Rin lo tomó del brazo asustada. Esas situaciones no le gustaban en lo absoluto. - Ven, déjalo... mejor entremos. - Dijo tirándolo del brazo para sacarlo de ahí. - Muso, si vuelves a acercarte a mi, llamaré a la policía.

- Tsk. - Chasqueó su lengua con molestia, limpiando la sangre que salía de su labio.

- Yo no llamaré a la policía, si vuelvo a verte cerca de ella, yo mismo...

- ¡Sesshomaru! - Lo interrumpió antes de que pudiera decir algo más y lo jaló hasta adentro.

Entraron en su departamento y Sesshomaru se acercó a ella, notó que tenía sus ojos brillantes, como si estuviera conteniendo las ganas de llorar.

- ¿Estás bien?

- Si... estoy bien, no pasó nada. Mira como quedó tu mano, Sesshomaru... no me gusta que hagas esas cosas. - Dijo con un leve tono de molestia. - Iré a buscar algo...

- Déjalo... - Sin escuchar sus palabras, Rin fue a buscar hielo para poner en sus nudillos enrojecidos. - Lo siento si estás molesta por lo que hice, pero no me iba a quedar de brazos cruzados escuchando como ese idiota hablaba así de ti.

- Lo que alguien como Muso diga o piense me tiene sin cuidado... Pero no, no estoy molesta contigo... sólo, no me gusta que te involucres en peleas, no quiero que te vaya a pasar algo...

- ¿Te preocupas por mi? - Preguntó con una leve sonrisa.

- Claro que me preocupo por ti, tonto. - Dijo entrecerrando sus ojos con molestia. - ¿Y qué haces aquí?

- No quería esperar hasta el lunes para verte de nuevo... - Rin no pudo evitar sonreír al escucharlo. - Que bueno que vine, no quiero que él se vuelva a acercar a ti, Rin.

- No lo hará... y si lo hace de verdad llamaré a la policía, creo que ya pasó los límites. 

- ¿Cómo terminaste involucrada con alguien así?

- Al principio no era así... 

Sesshomaru la miró con cuestionamiento. 

- Él estudiaba en mi universidad y era un par de años mayor, acepté salir con él un par de veces y me pareció muy atento y preocupado, una persona completamente distinta... Comenzamos a salir más y empecé a notar algunas actitudes raras que no me gustaban para nada, hablé con él y pensé en dejarlo, pero él insistió en que no volverían a ocurrir y finalmente las dejé pasar... Un día salí con Sango y Kagome, fuimos a bailar a un lugar... aunque no soy mucho de salir, ellas siempre me insistían en que las acompañara y ese día finalmente acepté y lo encontré en ese lugar con otra chica. Le pregunté al día siguiente y el muy idiota lo negó todo, hasta que le dije que yo misma lo había visto. Cuando le dije que obviamente ya no quería verlo más, reaccionó muy mal, pero no pasó nada, menos mal... Yo me fui y desde ese día no le volví a hablar nunca más... Después supe que él y ella habían estado viéndose casi todo el tiempo que él estuvo conmigo, nunca supe en realidad si él la engañaba a ella conmigo o a mi con ella... En fin, resultó ser un completo imbécil. Y no sé porqué, pero hace algunos meses me ha estado buscando con insistencia, había logrado evitarlo y por suerte las dos veces que lo he visto, has llegado tú... Gracias por eso. - Besó con ternura su mejilla. - Espero que no vuelva a aparecer más.

- Quiero matarlo...

- Sesshomaru no digas eso... Y por favor, prométeme que lo olvidarás, ya no quiero hablar más del tema. 

- Está bien, pero Rin... podrías poner una restricción.

- No quiero gente cuestionando si lo que digo es realmente así... además, esas cosas rara vez sirven de algo.

- Conozco gente que puede ayudar con esos temas y no van a cuestionarte, pero no voy a insistir si no quieres hacerlo, es tu decisión... 

- Gracias... Lo voy a pensar, pero ahora estoy cansada, no quiero darle más vueltas al asunto, ni seguir perdiendo el tiempo que tengo contigo, hablando de él. - Él acarició con ternura su cabello y abrazó. - ¿Te parece si pedimos algo para comer y vemos una película? Perdón por no tenerte un panorama más entretenido, pero... creo que no tengo ánimos de mucho más.

- Me parece perfecto. - Dijo besando su frente. Ella sonrió enternecida, jamás imagino que las cosas con Sesshomaru terminarían así... Y se alegraba de que así fuera. 

Pasaron esa tarde juntos, únicamente disfrutando de la compañía del otro, algo que él nunca antes había hecho y no se imaginaba haciendo con alguien más que no fuera ella, es que a su lado sentía una calidez especial. 

Cuando se preparaban para dormir, escucharon a Kagome llegar junto a alguien. Sesshomaru bufó molesto al darse cuenta de quien se trataba y Rin no pudo evitar reír al ver su reacción. 

- Lo siento, olvide decírtelo... - Dijo la castaña, aun algo divertida por la expresión de su peliblanco. 

Él sólo la besó. Nunca se imaginó que iba a terminar durmiendo bajo el mismo techo que Inuyasha, pero por Rin valía la pena tener que soportarlo. 

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