Destinados

By bar250

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Rin es una joven y brillante estudiante de negocios, que lleva una vida difícil y ocupada, sin ganas ni tiemp... More

Cap. 1: El amor no es lo mío
Cap. 2: Un rostro familiar
Cap. 3: Deudas saldadas
Cap. 4: Sesshomaru Taisho
Cap. 5: La pasantía
Cap. 6: Primer día
Cap. 7: A prueba
Cap. 8: Trato especial
Cap. 9: ¿Error?
Cap. 10: Sólo una noche
Cap. 11: En la boca del lobo
Cap. 12: Juntos
Cap. 13: La cita (Parte I)
Cap. 14: La cita (Parte II)
Cap. 15: El día siguiente
Cap. 16: La verdad de Rin (Parte I)
Cap. 17: La verdad de Rin (Parte II)
Cap. 19: Hechizado
Cap. 20: A su lado
Cap. 21: Contratiempos (Parte I)
Cap. 22: Contratiempos (Parte II)
Cap. 23: Enmendando errores
Cap. 24: Pequeña Borracha
Cap. 25: Viaje (Parte I)
Cap. 26: Viaje (Parte II)
Cap. 27: El regalo
Cap. 28: Cumpleaños de Rin
Cap. 29: La primera
Cap. 30: Resistencia
Cap. 31: Punto de quiebre (Parte I)
Cap. 32: Punto de quiebre (Parte II)
Cap. 33: Punto de quiebre (Parte III)
Cap. 34: Mentiras y verdades (Parte I)
Cap. 35: Mentiras y verdades (Parte II)
Cap. 36: Nuevo trabajo
Cap. 37: El reencuentro
Cap. 38: Negociaciones
Cap. 39: La boda
Cap. 40: Corazones rotos
Cap. 41: Decisiones
Cap. 42: Sin arrepentimientos (Parte I)
Cap. 43: Sin arrepentimientos (Parte II)
Cap. 44: Sorpresa
Cap. 45: Idiota enamorado
Cap. 46: Destinados

Cap. 18: La verdad de Rin (Parte III)

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By bar250


Aunque era difícil y nuevo para los dos, con el paso de los días fueron acercándose cada vez más. Aunque a pedido de Rin, en las oficinas mantenían la distancia para no llamar la atención de nadie y si bien ambos tenían vidas bastante ocupadas, siempre encontraban algún momento para pasar juntos y olvidar todo lo demás. Además, poco a poco la castaña fue abriendo su vida a Sesshomaru, como nunca antes había hecho con alguien, además de Kagome. Decidió que dejaría todos sus miedos atrás, porque por él valía la pena arriesgarse.

- ¿Hoy también tendrás que quedarte hasta más tarde? - Le preguntó Rin.

- No, quería invitarte a cenar a mi departamento.

- Me parece una excelente idea señor Sesshomaru. - Le dijo sonriendo coquetamente. Él le sonrió levemente de lado, con ella no podía evitarlo, es que todo lo que hacía le fascinaba. - Pero tengo que ir antes al hospital, me llamaron para avisarme que debo ir a firmar algunos papeles, así que tendré que irme después de eso y te veo allá, no me tomará mucho tiempo.

- O puedo acompañarte.

- No es necesario, te aburrirás. Además el hospital me queda a un par de cuadras, puedo caminar hasta allá y luego tomaré un taxi, será rápido.

- Déjame llevarte, siempre vas sola...

- Está bieeen. - Sonrió. - Así podrás conocer a mi hermano... creo que se llevarán bien, él tampoco es muy conversador. - Sesshomaru la miró con seriedad, Rin no pudo evitar soltar una risa. - ¡Es una broma! No me mires así.

- Eres rara, Rin... - La castaña no paró de reír y rodó los ojos ante la falta de humor de su peliblanco.

Fueron juntos al hospital y se estacionaron afuera

- ¿Prefieres esperarme aquí? ¿O me quieres acompañar hasta adentro? -Preguntó Ella.

- Te acompaño. - Respondió mientras bajaba del auto. 

Le abrió la puerta a la castaña, caminaron juntos hasta entrar en el hospital.

- Hola, me llamaron para firmar unos documentos a nombre de Kimura Dai. - Preguntó en una ventanilla de información.

- Hola, si, los dejamos al pie de su cama. Cuando los tenga listos puede pasar a dejarlos aquí. ¡Muchas gracias!

- Bueno, gracias a usted. - Respondió amablemente y siguió su camino, cuando de pronto escuchó que alguien le hablaba.

- ¡Rin!

Sesshomaru miró de reojo y se encontró con un hombre de su edad, o quizás un par de años menor que él, de pelo negro y rostro desagradablemente sonriente. Hizo una disimulada mueca de molestia al notar la familiaridad con la que ese hombre la llamaba y lo apresurado que comenzó a caminar hacia ella.

- Hola Doctor Suikotsu. - Saludó Rin con normalidad.

- ¿Cómo estás? ¿Hoy no le traes flores a Dai?

- Bien, gracias... Ehm, no... salí con algo de prisa y no alcancé a pasar a la florería. - Respondió pensando en si debía presentar o no a Sesshomaru, pero cuando se volteo a verlo, notó que él estaba mirando hacia otro lado, así que pensó que mejor no lo molestaría, sabía bien que no le gustaba mucho relacionarse con más gente.

- Bueno, con tu presencia es más que suficiente. - Le dijo sonriendo. Sesshomaru entrecerró sus ojos con molestia. - Además, las que trajiste la última vez aún están bien. 

- ¿Si? Me alegro... Bueno doctor, con permiso... Sólo vine a firmar algo, la verdad es que estoy algo apurada. 

- Oh, bueno Rin, nos vemos en otro momento, que estés bien. 

Rin se despidió con una sonrisa y siguió caminando junto a Sesshomaru. Sintió que el peliblanco la miraba a ratos, pero decidió ignorarlo, hasta que lo escuchó hablar.

- ¿Quién era él? - Preguntó con su serio y desinteresado tono habitual.

- Es el doctor encargado de mi hermano.

- Le gustas. - Dijo sin más rodeos. Ella abrió sus ojos con sorpresa al escucharlo.

- ¿De qué hablas, Sesshomaru?

- Es demasiado obvio, te miraba como idiota.

- Te estás imaginando cosas, él es así. - Dijo con sus mejillas levemente sonrojadas, Sesshomaru frunció su ceño al notarlo.

- Y tú ya lo sabías...

- No creo que le guste, sólo me invitó a salir una vez, hace tiempo... le dije que no y dejó el tema atrás, nunca más volvió a preguntarlo. Eso es todo. Probablemente ya lo olvidó. - Lo escuchó bufar levemente y no pudo evitar reír. - ¿Estás celoso?

- No... sólo me gustaría poder agarrarte y besarte aquí mismo, para que todos los idiotas que te miran así, sepan que estás conmigo. 

Rin sonrió sonrojada, moviendo su cabeza en negación. 

- Sesshomaru, no sabía que eras tan posesivo. - Dijo riendo. - A mi también me gustaría andar por ahí libremente contigo, que no diga nada no quiere decir que no me de cuenta de como te hablan y como te miran las mujeres... pero sé que tú me elegiste a mi. - Dijo entrando a la habitación donde estaba su hermano, él entró tras ella, cerrando la puerta a su paso. - Yo sé que estoy contigo, con eso debería bastarte.

- Si me basta con que tú lo sepas, confío en ti. Y no es que sea posesivo... o quizás si, no lo sé... nunca antes me había sentido así por alguien, supongo que... sólo tengo que acostumbrarme. No puedo evitar que todos te miren de esa forma, eres demasiado hermosa.

La castaña se acercó a él, tomó su rostro con delicadeza y besó con dulzura sus labios, encontrándolo desprevenido. Él sonrió levemente al sentirla, sentir esos deliciosos labios con los suyos era una sensación embriagante a la que sin darse cuenta, se había vuelto adicto.

Rin se separó de él y tomó los papeles que estaban al pie de la cama de su hermano, como la enfermera le había indicado. Se sentó junto a Sesshomaru en unas sillas que habían en la habitación mientras leía los documentos.

- Se parece a ti. - Lo escuchó decir, ella le sonrió en respuesta. 

- ¿Me esperas aquí? Tengo que preguntar algo, vuelvo enseguida. - Él asintió y Rin salió de la habitación.

Sesshomaru recorrió la pieza con su mirada. La última vez que había estado en un hospital fue cuando falleció su papá, pero ahí era distinto. Al lado de la cama habían flores, que por lo que dijo ese idiota sonriente, probablemente las había llevado Rin. Habían varios libros y algo llamó su atención, al lado de los libros había un pequeño cuadernillo con las iniciales K.R marcadas en una esquina de la portada. Supuso que todas esas cosas eran de Rin y con mucha curiosidad tomó el cuadernillo y comenzó a hojearlo.

Por un momento sintió que se había quedado sin palabras. Era un cuaderno de dibujos, pero el nivel de detalle en cada uno de ellos era impresionante, se notaba la delicadeza y la dedicación en cada línea y no sólo eso, estaban hechos con una gracia realmente especial, que le causó un sentimiento extraño, nunca tuvo ojos para ese tipo de cosas, pero esto realmente era distinto. ¿Rin había hecho todo eso? 

Siguió hojeando el cuaderno, apreciando cada uno de los dibujos, y terminó de convencerse que era de ella, al reconocer el último. Era la vista desde su oficina, cada mínimo detalle, cada edificio estaba perfectamente dibujado, todo estaba ahí, era exactamente igual y de alguna extraña forma, era distinto. En ese dibujo se veía aún más hermoso que desde su propia ventana, como si lo estuviera viendo a través de sus ojos... 

Rin tenía esa habilidad, de hacer especial todo lo que tocaba, de encontrar belleza hasta en las cosas más ordinarias y cotidianas... se sintió afortunado de que unos ojos como los suyos se fijaran en él, porque sólo ella sería capaz de verlo de forma distinta a como todos lo veían, sólo ella sería capaz de mirar con dulzura a un idiota frío y desalmado como él.

A los pocos minutos la castaña entró en la habitación, encontrando a Sesshomaru absorto en su cuaderno.

- ¡Hey! ¿Qué haces? - Preguntó nerviosa, sacándolo de sus pensamientos. - No sabía que eras tan curioso. 

- ¿Son tuyos?

- Eh, si, a veces aprovecho de dibujar cuando vengo a verlo... 

- ¿Hay algo que no hagas bien?

- Cocinar. - Respondió riendo aún nerviosa y ahora sonrojada.

- Eso puedo hacerlo yo. - Dijo caminando hacia ella, aun con el cuaderno en su mano, tomó su mentón con la mano que tenía libre y se acercó a besarla. - Esto lo conozco. - Dijo señalando el dibujo.

- Si, pero aún no está listo... - Dijo quitándole el cuaderno de sus manos y lo volvió a dejar junto a los libros. 

- Pensé que sólo lo hacías "de vez en cuando" - Dijo recordando sus palabras del otro día. - Pero no parece así... son hermosos, Rin.

Ella le sonrió con sus mejillas rojizas, mientras pensaba en compartir con él su último secreto. La verdad es que desde que le contó su historia, se sentía mucho mejor con ella misma y más cercana a él, era agradable poder confiar en él y pensó que quizás si le contaba esto, se le haría más liviana la carga que llevaba, al estar viviendo una vida que realmente no era la suya.

- Antes lo hacía más seguido. Iba a entrar a la escuela de artes...

- ¿Y por qué cambiaste de opinión?

No cambié de opinión, siempre supe lo que quería, desde pequeña... Dibujar y pintar era prácticamente todo lo que hacía, me encantaba, o quizás más que eso...

Sesshomaru la miró con cuestionamiento. Rin suspiró intranquila.

- Nunca tuve la intención de estudiar algo más, cuando tenía 14 mi profesora de artes envió algunos de mis trabajos a la escuela de artes en Tokio, ellos me ofrecieron una beca y me dieron la posibilidad de comenzar a tomar algunas clases desde el año siguiente. Yo estaba demasiado feliz y decidida a hacerlo, aunque a mi papá no le gustara para nada la idea, ni siquiera comprendía lo importante que era recibir una beca de ese lugar y más aún con sólo 14 años, él siempre pensó que dedicarme a eso era sólo una pérdida de tiempo... Él me decía que para salir del mundo mediocre en el que vivíamos, mis opciones eran encontrar un buen esposo que me mantuviera, o ser más como mi hermano, un excelente alumno, con excelentes notas, con muchos amigos y su futuro resuelto, con su ingreso asegurado a la escuela de negocios... Todos lo adoraban tanto que era un fastidio, todas mis amigas estaban enamoradas de él... Realmente era un dolor de cabeza. 

Sonrió levemente, se acercó al hombre que dormía en la cama y con cuidado peinó sus cabellos desordenados antes de continuar.

- Me molestaba que todos lo encontraran tan perfecto y lo peor de todo, es que tenían razón... Mi papá no pasaba mucho tiempo en casa y cuando estaba ahí, me hacía sentir menospreciada. Fue mi hermano el que siempre estuvo ahí para apoyarme y cuidarme; cuando era pequeña me protegía de que no cayera al suelo y me rompiera las rodillas y cuando crecí, me protegió de que no me rompieran el corazón... Me protegió tanto, que dio su vida por mi... Siempre pensé que debería ser yo y no él quien estuviera en esa cama... Creo que es lo que todos pensaron, pero nadie se atrevió a decir. Así que en ese momento, decidí que yo viviría la vida que él no pudo vivir por mi culpa y para eso, tendría que aprender a cuidarme sola. Me cambié de colegio cuando me mudé con mi abuela, rechacé la beca y dejé de pintar para concentrarme en estudiar, entré a la universidad con la plata que mis papás tenían ahorrada para la universidad de mi hermano y dediqué todo mi tiempo a convertirme en la alumna que él hubiese sido... 

Sesshomaru la escuchó con pesar, sin comprender realmente cómo había sido capaz de dejar todo lo que ella era atrás por alguien más.

- ¿Te arrepientes?

- No me arrepiento, pero hay días en que me gustaría mandar todo a la mierda, no puedo negarlo. Aún así, esto es algo que tengo que hacer, de otra forma no podría vivir conmigo misma.

- Lo que pasó con tu hermano no fue tu culpa, Rin... No puedes simplemente vivir reprimiendo todo lo que eres...

- Sé que no fue mi culpa, pero es mi manera de devolver todo lo que él hizo por mí. Fue mi decisión, nadie me obligó a hacerlo, es lo que yo elegí. 

- ¿Lo mucho que trabajas tiene algo que ver con todo esto? - Preguntó con curiosidad.

- Ehm, los gastos del hospital se han ido acumulando y tengo algo de deuda, por eso no puedo dejar mi trabajo en el restaurante, ni el de ayudante en la universidad... También esa es una de las razones por la que no he dejado de estudiar esto, aunque no me guste... Sé que me servirá para encontrar un buen trabajo, donde me paguen bien, para pagar todo esto y poder cuidar de mi hermano si algún día despierta. Quiero poder darle la vida que él esperaba tener.

- ¿Y qué hay de ti Rin? No deberías cargar con todo esto...

- Todo lo que hago, es simplemente un pequeño sacrificio comparado con lo que él hizo por mí. Además, no seré ni la primera ni la última persona en estudiar y trabajar a la vez... - Pausó un segundo, indecisa de continuar. - Sesshomaru... sé que mi vida es algo desastrosa, cuando dije que no tenía tiempo para relaciones era verdad, ahora lo sabes... pero aún así quiero intentarlo contigo, porque nunca antes había sentido algo así por alguien... pero si tú no estás seguro o prefieres no involucrarte en todo esto, este es el momento para dar un paso atrás... sin rencores ni remordimientos, yo... lo entenderé perfectamente.

La miró fijamente a los ojos... ¿Cómo podría pensar que después de todo, él pensaría en alejarse de ella? Rin era como nadie que él hubiera conocido antes y mientras más la conocía, más se convencía de eso. Rin era perfecta, a su propia, desastrosa y extraña manera, era realmente perfecta y sin duda, merecía mucho más de lo que ella misma podía notar y de lo que cualquiera pudiera entregarle... aún así, él haría el intento.

Se acercó a ella, tomó su rostro entre sus manos y atrapó sus labios en un profundo beso al que ella demoró algunos segundos en corresponder.

- Ya no tienes que cargar sola con todo eso. - Fueron sus únicas palabras.

Y así de pronto, ella se sintió más liviana.



***

[Muchas gracias por sus comentarios! <3 Espero que les haya gustado el capítulo de hoy. Nos leemos luego!]


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