Jadeo por el roce de ambos labios en mí, apenas me han quitado la ropa y ya me estoy volviendo loco. El contacto de varias manos... Que maravilla que Scarlett me ofreciera algo así hace dos días, no pude negarme.
- ¡Fuera! -Los gritos provienen de arriba, la morena baja demasiado rápido, ella misma se ha dado cuenta al llegar al salón y marearse-. ¡Ahora! -Es un tono enfadado, desesperado, pareciera que está peleando con perros callejeros.
- ¿Por qué deber...?
Un puñetazo aterriza en la cara de Scarlett antes de que pudiera terminar, Marta, la chica de pelo azul ha retrocedido agarrando sus pertenencias y guardando sus pechos en el vestido. Otro golpe en seco en la cara de la morena mientras me levanto apresurado a separarlas, el cuerpo de Atenea parece un bloque dispuesto a seguir hasta que se harte. Tiro de ella, nada. Otro golpe, el labio de la rubia sangra demasiado rápido, deja salir gritos agudos mientras son opacados por gruñidos y palabras sueltas de la morena.
- No -Golpe-. Me vuelvas -Golpe-. A desobedecer -Araña la mejilla de ella dejando una raya horrible-. En mi casa -Golpe en el ojo.
Cuando la ve lo suficientemente débil se aparta a tropezones chocando de espaldas conmigo, jadea como si hubiera hecho un gran esfuerzo y yo jadeo por no poder hacer nada para detener esta locura. Sus ojos centellean la demencia que corre por sus venas, suspira y gira hacia mí para dedicarme una sonrisa sarcástica mientras alza la nota encontrada el día del incidente.
- ¿Puedes explicarme qué es esto? -Sorprendentemente su tono es calmado, un intento de dulce.
- Esperaba que me lo dijeras tú -Cruzo ambos brazos sobre mi pecho cuando Scarlett sale corriendo de la casa agarrada de su amiga con cara de pánico.
- Es la nota que me dejó alguien del psiquiátrico antes de que Wilde muriera -Masculla con rabia arrugando el papel entre sus manos-. Y me encargué de quemarla ¿Por qué la tenías tú?
- Cayó de tu ropa el día que vinimos de fiesta -Dije rápido antes de que perdiera la cordura-. Pensaba que era alguna amenaza reciente.
- Puede serlo, no hay más cartas iguales y solo esa persona que la escribió sabe exactamente lo que decía como para calcarla.
- ¿Sabes quién la escribió?
- ¡Claro que no, genio!
Se sienta ahogando un grito entre sus manos, piensa un segundo dónde está sentada y se levanta con una cara de desagrado. Me apunta con un dedo amenazante y puedo jurar presenciar en directo al diablo dentro de sus facciones.
- Deja de traer putas a mi casa, sobre todo enemigos.
- Scarlett no...
- Es un orden -Ladra-. Esta casa es un refugio al menos para mí, si va en mi contra, puede mandar a alguien a venir cuando duermo, me parece perfecto que te acuestes con mujeres pero no aquí, no en el único sitio donde puedo cerrar los ojos sin tener un cuchillo en la espalda.
- Entendido.
Trago duro mientras espero a que se relaje, baja la cabeza con confusión mientras retira el dedo amenazante y mira hacia su pie sangriento. Recorro el camino que ha hecho y me doy cuenta de que ha dejado un rastro de sangre por las escaleras y además, con la paliza a la rubia ha formado un charco sobre la alfombra. Traigo el botiquín que encuentro desparramado encima de su cama, llego lo más rápido posible a donde se encuentra, cambiada de posición de pie frente a la ventana de la cocina que da a la calle mirando con melancolía la lluvia que de un momento a otro comenzó.
Nota mis intenciones por el rabillo del ojo, sin ninguna queja o palabra para detenerme se sube al pollo de la cocina inclinando la pierna izquierda hacia mí, la atrapo con una mano e inspecciono la zona. Hay un fino hilo rojo aferrado a la herida ahora abierta, con un trapo y agua consigo limpiar la sangre que sigue brotando y ver con mayor claridad cómo empieza a infectarse. Retiro los puntos con sumo cuidado, miro su cara de angustia y dolor cuando por fin aprieto fuerte la venda y cierro del todo ambos extremos. Da un corto salto para irse pero la detengo con una mano en su pecho, alza una ceja insinuante recorriendo todo mi brazo hasta mis ojos esperando una explicación pero siento las palabras atascadas en mi garganta, una oleada de sentimientos en sus profundas esmeraldas.
- Lo siento -Consigo decir en un suspiro-. Lo siento, debí preguntarte cuando encontré la nota, dudé de ti y de tu confianza... Lo siento, de verdad.
- Estoy acostumbrada a que duden de mí Styles, no seas el primero en arrepentirte -Posa una mano en mi hombro a modo de consolación.
- No, no quiero ser como el resto Atenea -Ha dado un par de pasos así que me giro para encararla y ver que ella se ha detenido para escucharme atentamente-. Tú confías en mí lo suficiente como para cerrar los ojos y dormir mientras sabes que estoy en la otra habitación, dudas de todos, menos de mí... -Esboza una sonrisa cansada y asiente de lado-. Sé que reaccioné como un terco, dejé de hablarte y te culpé por algo que no comprendía.
- Yo soy la primera que reacciona antes de preguntar, no te sientas culpable -Suelta una pequeña risa entre dientes-. A lo mejor lo aprendiste de mí.
- No me entiendes, no es eso lo que quiero decir. Lo que quiero... Lo que necesito que sepas es que confío en ti.
- Hay palabras que no concuerdan con los actos.
Y tras decir eso guarda silencio para poderse marchar. Me ha desgarrado el alma, fría y rota, ¿Por qué no le dije que la encontré? ¿Por qué mierda me he estado comportando como un capullo? Niego con la cabeza antes de salir en marcha con el coche al gimnasio particular de Malik, un sitio donde prácticamente sirve de reunión y charlas con compañeros que están en la misma o mayor cagada que tú. El paisaje se me difumina a la hora de aparcar, no sé si son lágrimas lo que me brota de los ojos o la velocidad que me ha impactado en forma de viento por la ventana. Estoy eufórico, no he dicho todo lo que tenía dentro, no he aclarado nada, quizás siga pensando que soy la misma persona o me vea incompetente, un débil, alguien que entró en el ala más peligrosa del psiquiátrico por un capricho con su padre, eso soy para ella, nadie se le compara, nadie de allí, de aquí o de ese ala Sur es como Atenea, nadie es competencia para ella, incluso puede que se sintiera como un gato en una ratonera esperando a que abrieran las puertas para devorarnos a todos.
Mis ojos se clavan en la espalda ancha del hombre que siempre habla con ella, el único que parece tolerar, el único con el que ríe y gruñe sin amenazar con partirle la tráquea: Joet.
- Pero mira quién ha venido -Dice en tono gracioso y saludo al mismo tiempo mientras levanta unas pesas de pecho-. ¿No has entrenado esta mañana? Tenía entendido que estarías ocupado en la tarde con la hermanita del jefe.
- Parece que te llega mucha información -Digo entre risas unidas a las suyas, no me molesta que sepa más de lo que debería, al final trabaja para Zayn y está al tanto de lo que ocurre.
- Tengo la sensación de que no es casualidad que hayas venido a mí -Deja la pesa de doscientos kilos sobre su cabeza, descansa y se reclina apoyando los codos en sus rodillas para mirarme, se limpia el sudor y pide la botella de agua a mi lateral.
- ¿Quieres hablar en otro momento?
- No, está bien, ya que has venido no te haré dar la vuelta -Ríe alzando los hombros-. ¿Qué sucede Styles?
- ¿Recuerdas el encargo que nos tocó juntos? -Asiente volviendo a las pesas-. Me dijiste que debía ser más... Discreto y que era muy valiente por jugar con fuego ¿A qué te referías?
- Llamas mucho la atención Harry, no solo me refiero a tu atractivo con las mujeres que al final, es un punto de distracción en muchos trabajos y juega a tu favor, me refiero a cómo te has estado comportando este tiempo de ausencia con Atenea.
- ¿Entonces debo ser discreto con ella?
- No hombre, no es eso, la cuestión es que debes tener cuidado con la información que le haces llegar, vives con ella y por lo que se te permite vivir, no dudaría en que podría matarte en menos de un segundo si quisiera -Bufo pero no me niego, no pienso retarla para averiguarlo-. Has estado coqueteando con chicas, has hecho encargos fallidos, no se te ve centrado y tampoco parece ver en ti al chico que ayudó a salir de ese lugar de locos. Si quieres divertirte sé más discreto, sé un hombre, limpia todo rastro de culpa y haz que se sienta orgullosa de haberte salvado el culo.
- ¿Y qué tiene que ver ser valiente? ¿Con qué fuego estoy jugando?
- No sé si te has dado cuenta pero aquí todos estamos de una pieza y eso es gracias a no abrir la boca para cabrearla, todos sabemos quién es pero nadie se atreve a sacarla de sus casillas y mucho menos yo -Ríe amargamente-. Tú en cambio la retas, la picas, le molestas, la haces enfurecer y aquí sigues, intacto. Quizás ella sea la protegida del jefe, pero tú eres su protegido. No me hagas demasiado caso, a lo mejor son cosas mías y mañana te vuela la cabeza -Vuelve a reír con ese tono rasposo profundo de su garganta gruesa-. Si me permites un consejo Harry, deja de juntarte con chicas cualquieras y céntrate en lo importante.
- ¿Scarlett te parece una chica cualquiera?
- Me sorprende que tú no lo veas así -Se sienta de nuevo para limpiar el sudo de su cara-. Quiero decir, con la mujer que duerme bajo tu techo ¿Y te fijas en la hermana de Zayn? Aquí ninguno hemos querido saber nada de ella, es caprichosa, traidora, manipuladora, tiene un bonito cuerpo ¿Pero has visto cómo nos mira cuando entra aquí escoltada por su hermano? Se cree que somos sus mascotas, perros con los que decide con cuál pasear, nadie quiere tener nada que ver con ella.
- No sabía que fuera de esa manera...
- Por el contrario -Interrumpe esbozando una sonrisa anhelada-. Atenea puede dar miedo, sí, es bruta, borde y sus respiraciones gritan peligro pero mientras no te acerques a su zona peligrosa te hace reír, te habla como uno más, te ayuda a mejorar, quizás no sea la mejor amiga del mundo o apenas una conocida en un lugar como este, pero como compañera siempre me la llevaré en el alma. Además, puede parecer que impone a muchos pero no dudes ni por un segundo que par de ellos no han fantaseado con ella, vives con una bomba en marcha que todos aquí quisieran tener en su poder, ya sea para un rato o para conocer lo más oscuro de su ser, y aquí estás tú, la excepción, la única persona que tolera que le levante la voz, que le apunte con un arma, que la pelee, que le dispare y todo ello sin apenas molestarse en mirarte y arrancarte los ojos.
- Esta mañana has hablado con ella -Cambio de tema cuando siento que mis mejillas empiezan a sonrojarse, observo a todos los presentes que entrenan y me vienen pensamientos absurdos de cómo ellos la ven, cómo piensan en ella y porqué yo no lo he sabido hasta ahora-. Me dijo que la bala le atravesó de un lado a otro y todos vimos cómo no la ayudabas.
- Se negó -Dijo sin más remordimiento-. Una tipa dura, ya la conoces.
- ¿Te dijo algo de mí?
- ¿Te refieres a si se cagó en todos tus muertos por dispararle? -Alza una ceja divertido-. No, jamás reprocharía algo que ha ordenado el jefe y dudo que lo hiciera aunque lo hubieras hecho por puro placer, se sacó la bala, se cosió y se fue.
- Gracias Joet, no te robo más de tu tiempo.
- Por favor -Dice sin importancia-. Aquí estaré para la próxima vez que necesites hablar.
Sonrío recordando sus palabras pero vuelvo a mirar a mis compañeros e intento empatizar con sus pensamientos, ¿Se la imaginarán en la cama? ¿Llevándola a una cena romántica? Si apenas la conocieran sabrían que todo ello es casi imposible, Atenea y el romanticismo jamás irán de la mano a no ser que se base en un amor sarcástico, que las rosas sean armas y que los bombones sean una promesa de seguridad garantizada para el resto de su vida.
Zayn está plantado en una columna hablando con su hermana, la tan nombrada Scarlett con varias tiritas en la cara y que sigue vestida con la ropa que le presté de Atenea, me ruborizo al verla, no le queda ni la mitad de bien que a la morena, apenas rellena la parte del pecho y las caderas, toda una decepción. El día que se lo vi a Atenea casi pude escuchar mi corazón desbocarse, algo apretaba demasiado fuerte en mi pantalón y eso que tenía a una herida al lado desangrándose, pero esa imagen... Ella encuerada en lo alto de las escaleras, sujetando un arma, con esa cara de poder, de deseo... Al contrario que la rubia, quise fantasear con ese momento y ella no se negó sin saber porqué se lo ofrecía, el parecido es inevitable al mirarla a la cara pero ese vestido... Ese vestido sabe a quién pertenece por muy similar que sean sus facciones.
- Pudiste escapar de las garras de esa...
- Que sorpresa -Interrumpe Zayn a su hermana al girar y verme, la fulmina con la mirada por las próximas palabras que estaba por soltar y ella bufa rodando los ojos-. Por qué será que siempre hay algún altercado cuando tú estás cerca de Scarlett.
- En mi defensa diré que esta vez no tuvo nada que ver con ella.
- Roces de convivencia -Sonrió la rubia con ironía-. Y Marta casi se desmaya.
- Ya me he enterado de tu fatídico... Trío -Espeta sin gracia Malik.
- Bueno, después estuve entretenido -Veo como Scarlett cambia su cara a una furiosa, marcando la mandíbula y llenando sus ojos de ira, fastidio.
- ¿Me vas a decir que has tenido algo de... Intimidad con Atenea después de que te viera a punto de hacer un trío?
- No -Toso rascando mi garganta, Scarlett se relaja y vuelve a sonreír-. Ella jamás me tocaría, mucho menos después de ver eso y con quién.
- Soy consciente de la rivalidad de mi hermana con Atenea Coeh, te pido por favor que evites encontronazos entre ellas, sobre todo conociendo la inestable personalidad de esta última.
- Creí que era tu favorita, una protegida de Malik y una amiga.
- Así es -Afirma en un leve asentimiento-. Pero eso no me hace olvidar de dónde viene y quién es.
- Quizás la juzgas más de lo que merece -Entrecierro los ojos-. ¿Qué hubiera pasado si le disparaba esta mañana en la frente? Como tú mismo pediste.
- No hubiera pasado nada porque no lo ibas a hacer.
- ¿Tan seguro estás de mi mala puntería?
- Para nada -Alza la barbilla de autoridad-. Pero hay otros factores a tener en cuenta que quizás tú pasas por altos si crees que el culpable soy yo, ¿Por qué decidiste asestar en el pie?
- Era menos doloroso que en la cabeza.
- Más indoloro sería no darle.
- No me dejabas marchar hasta que le diera en alguna parte, fue tu orden.
- Estoy satisfecho de que mis empleados cumplan con lo que se le ordene, a pesar de eso, eres uno de los que más desobedece y desde que has llegado no has hecho más que llevarme la contraria, puede que el sorprendido sea yo después de ver que me has obedecido.
- Lo dices como si mereciera un premio por ello -Mascullo.
- ¿Todavía crees que soy el malo? Tú apretaste el gatillo voluntariamente, yo solo miraba.
- Cuánta arrogancia, se ve que es algo familiar.
- Cuidado Styles, te lo volveré a preguntar ¿Por qué decidiste asestar en el pie?
- Porque no iba a darle en la cabeza y matarla, es tu protegida, seguro después me hubieras matado a mí -Espeto con rabia entre dientes.
- Para nada, si yo lo ordeno eres libre de hacerlo sin consecuencias, en cambio, ese no es el motivo real, ¿Por qué decidiste asestar en el pie? -Su tono calmado es insistente.
- Porque no iba a matarla.
- ¿Y porqué no? ¿No tienes motivos? ¿No quieres verla muerta como el resto de personas? ¿Qué es lo que dice esa cabecita tuya al respecto?
- Es algo más allá de tu entendimiento.
- Seguro que sí -Hace una pausa dramática y vuelve a mirarme con una sonrisa ladeada-. Pero algo de lo que sí puedo entender y afirmar es que tú la quieres, sientes por ella hasta puntos insospechados, es por ello que no pudiste darle en la cabeza ¿Me equivoco?
- Te equivocas -Afirmo.
- ¿En serio? -Alza las cejas sorprendido-. ¿Tan tonto me crees? Te diré una cosa Styles, estás colado por esa muchacha, no te culpo -Suspira pesado-. El problema es que sabes que sientes más por ella de lo que ella jamás sentirá por ti y te pido, por favor, que dejes a mi hermana lejos de tus fetiches y la ilusiones mientras juegas a conformarte con una copia -Scarlett se muestra ofendida tras las palabras de Zayn pero guarda silencio.
- ¿Tú qué coño vas a saber? Solo ladras basura que no eres capaz de entender.
- Claro que lo entiendo... Lo entiendo.... Perfectamente -Me mira directamente a los ojos mientras muestra una sonrisa sin dientes-. Porque yo siento por ella lo mismo que tú.