Destinados

By bar250

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Rin es una joven y brillante estudiante de negocios, que lleva una vida difícil y ocupada, sin ganas ni tiemp... More

Cap. 1: El amor no es lo mío
Cap. 2: Un rostro familiar
Cap. 4: Sesshomaru Taisho
Cap. 5: La pasantía
Cap. 6: Primer día
Cap. 7: A prueba
Cap. 8: Trato especial
Cap. 9: ¿Error?
Cap. 10: Sólo una noche
Cap. 11: En la boca del lobo
Cap. 12: Juntos
Cap. 13: La cita (Parte I)
Cap. 14: La cita (Parte II)
Cap. 15: El día siguiente
Cap. 16: La verdad de Rin (Parte I)
Cap. 17: La verdad de Rin (Parte II)
Cap. 18: La verdad de Rin (Parte III)
Cap. 19: Hechizado
Cap. 20: A su lado
Cap. 21: Contratiempos (Parte I)
Cap. 22: Contratiempos (Parte II)
Cap. 23: Enmendando errores
Cap. 24: Pequeña Borracha
Cap. 25: Viaje (Parte I)
Cap. 26: Viaje (Parte II)
Cap. 27: El regalo
Cap. 28: Cumpleaños de Rin
Cap. 29: La primera
Cap. 30: Resistencia
Cap. 31: Punto de quiebre (Parte I)
Cap. 32: Punto de quiebre (Parte II)
Cap. 33: Punto de quiebre (Parte III)
Cap. 34: Mentiras y verdades (Parte I)
Cap. 35: Mentiras y verdades (Parte II)
Cap. 36: Nuevo trabajo
Cap. 37: El reencuentro
Cap. 38: Negociaciones
Cap. 39: La boda
Cap. 40: Corazones rotos
Cap. 41: Decisiones
Cap. 42: Sin arrepentimientos (Parte I)
Cap. 43: Sin arrepentimientos (Parte II)
Cap. 44: Sorpresa
Cap. 45: Idiota enamorado
Cap. 46: Destinados

Cap. 3: Deudas saldadas

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By bar250

"No puede ser." Pensó Rin al ver entrar al restaurante al mismo hombre con el que había chocado días atrás en la universidad. Finalmente había logrado recordar por qué su nombre le era tan familiar y luego de ese desagradable encuentro fuera de las oficinas, no quería tener que volver a cruzarse con él.

Él venía junto a una hermosa mujer de cabellos negros y exóticos ojos color carmín, se sentaron en una de las mesas de al fondo, que para mala fortuna de Rin, eran las mesas que le correspondían a ella.

- Kagome, ¿Puedes ir tú a atender a las personas que acaban de llegar?

- Bueno, pero... ¿Por qué?

- Recuerdas el otro día que Sango hablaba y hablaba sobre... Sesshomaru Taisho...

- Si, el idiota con el que chocaste y ni siquiera se disculpó...

- Si, bueno, es la persona que está ahí.

- Wow, Sango tenía razón... con gusto voy a atender su mesa, amiga mía.

Rin rio y luego negó con su cabeza.

- Ya recordé por qué su nombre se me hacía tan familiar...

- ¡Habla! - Le insistió su impaciente amiga.

- En mi primer año de trabajo aquí, él vino con otras personas y terminó muy ebrio... La verdad es que no se veía nada bien, creo que después se metió en algunas peleas, no sé bien qué ocurrió, pero cuando salí de mi turno, ya era de noche, muy tarde y él estaba tirado afuera, prácticamente inconsciente, al parecer le habían sacado la madre... No pude dejarlo así como así, tirado y herido en el medio de la noche, de verdad tenía un mal aspecto, así que busqué si tenía su celular con él, para llamar a alguien, pero no lo encontré. Por lo menos encontré su identificación y ahí salía su nombre, "Sesshomaru Taisho" y su dirección, así que tomé un taxi y lo llevé a su casa...

- ¿Qué? ¿Te fuiste con él a su casa?

- No paso nada de lo que te imaginas... Esto fue hace como 5 años, yo tenía 16. Sólo llegué a su edificio y afuera había un pequeño hombrecito con cara de afligido que corría de acá para allá. Cuando llegué, él vio a Sesshomaru y se volvió casi loco, se notaba que estaba muy preocupado por él, así que se lo dejé a él y volví a casa.

- Ahora que me lo dices, recuerdo que me contaste algo así...

- Si... Al principio no lo reconocí porque fue hace tiempo y creo que en ese entonces él tenía el pelo largo. El otro día, cuando chocamos, él pareció reconocerme, pero no estaba seguro y realmente no creo que lo recuerde, así que prefiero que se quede así.

- Bueno, yo iré a atender su mesa entonces, no te preocupes. Pero recuerda que hoy tengo que irme más temprano...

- Oh, es verdad, lo había olvidado... bueno, atiende esa mesa y yo tomaré las que te queden.

- Bueno, nos vemos en el departamento.

***

Había llegado el final de su turno y Rin, bastante agotada, tomaba sus cosas para volver a casa. Apenas puso un pie en la calle sintió que la llamaron por su nombre y no pudo evitar su expresión de sorpresa y desagrado.

- ¿Qué haces aquí, Muso? - Preguntó la castaña. 

- Te he llamado y no contestas, pensé en venir a encontrarte a tu trabajo...

- ¿No se te ocurrió pensar en que si no te contestaba era porque no quería verte o hablar contigo?

- Pero yo si tengo que hablar contigo, necesito que me escuches... - Le dijo sonando casi molesto y acercándose a ella, ella incómoda comenzó a retroceder.

- No tengo tiempo para esto.

- Rin... Sé que si conversamos nuestros problemas podremos solucionarlos, te necesito, no sabes cuánto te he extrañado... 

- Han pasado meses, es un poco tarde para eso... 

- Me di cuenta que había cometido un error... No quiero a nadie más, sólo te quiero a ti. - Le dijo tomando su rostro con sus manos.

- Suéltame. - Pidió, pero no hubo respuesta, al contrario, él se acercó aún más. - ¿No me escuchaste? ¡Suéltame!

- ¿Por qué no quieres estar conmigo? Pensé que me querías... ¿O acaso era todo una mentira? - Le dijo respirando en su cuello. Rin asqueada intentó apartarlo con fuerza con sus manos, sin lograr que se moviera ni un centímetro. La situación estaba comenzando a ponerla muy nerviosa. 

- Déjame tranquila, no quiero verte, no quiero estar contigo, ¡¿De qué manera tengo que decírtelo para que lo entiendas?!

- Perra, ¿Acaso estás con alguien más? - Le dijo afirmándola con más fuerza.

- Eso no te incumbe, y no me vuelvas a hablar así. Y ya suéltame, por favor, me estás haciendo daño.

- No lo creo, tú vas a venir conmigo y vamos a solucionar esto, quieras o no. - Dijo arrastrándola hacia su auto.

- ¡No tengo nada que hablar contigo! - Dijo intentando resistirse y sintiendo que su cuerpo se paralizaba por el miedo al pensar en lo que ese hombre pudiera hacerle. 

- Suéltala. - Dijo una grave e imponente voz. Rin suspiró aliviada. 

- Esto no te incumbe, sal de aquí antes de que me las vea contigo. - Dijo Muso sin soltar a Rin.

Sesshomaru caminó calmadamente hacia él, dejó caer el cigarro que fumaba y lo apagó en el suelo con su pie.

- Suéltala, te dije. No me hagas volver a repetirme. - Tener que involucrarse en esa pelea no le agradaba en lo absoluto y ese idiota ya estaba comenzando a agotar su paciencia. Si hubiese sido cualquier otra persona probablemente no se hubiera inmutado, pero lo hacía únicamente porque después de todo, recordó de dónde conocía a esa joven y de cierta manera sentía que se lo debía. 

- ¿Quién carajos te crees que eres? - Preguntó Muso y en ese mismo segundo un certero golpe en su cara lo hizo retroceder varios metros y caer al suelo inconsciente.

Rin miraba toda la escena espantada. Vio a Muso inconsciente y no pudo evitar asustarse.

- No le pasó nada grave. - Dijo Sesshomaru al ver su expresión. - Vamos, te llevaré a casa. - Le habló con su fría y seria voz de siempre.

- No es necesario... Gracias de todas formas, pero estoy bien. - Le dijo ella, aún impactada por todo lo que había sucedido.

Sesshomaru vio sus ojos brillantes, al parecer quería llorar y se estaba aguantando de hacerlo. No entendía bien por qué, ni siquiera la conocía, no tendría por qué importarle lo que pasara con ella, pero aunque odiaba tener que insistir, se negaba rotundamente a dejarla sola. 

- Estás tiritando, no estás bien. Vamos, no me hagas perder el tiempo. Además, ese no es el único loco que anda a esta hora por las calles.

Rin tragó pesado.

- P-pero... ¿y... tu cita? - Preguntó tímidamente. Él la miró de reojo.

- No era una cita. - Respondió secamente, sin entender porqué tenía que darle explicaciones a esa muchacha.

Le abrió la puerta de su auto y Rin se subió sin decir ni una palabra. Sesshomaru pudo sentir su olor apoderarse de todo el lugar y extrañamente no le molestó. No era un olor desagradable, al contrario, era un aroma dulce y delicado...

Después de que le dijo su dirección, viajaron en silencio por el resto del trayecto. Rin miraba por la ventana, aún algo afectada y él de vez en cuando la miraba de reojo. Ella llevaba su cabello casualmente tomado en una cola alta, su falda de trabajo y los labios pintados con un suave brillo. Se veía bien, no podía negarlo.

- Gracias... por ayudarme y por traerme. Perdón por interrumpir tu noche. - Le dijo antes de bajarse del auto, que se había estacionado justo afuera de su edificio.

- No importa. - Dijo secamente sin mirarla. La vio bajarse del auto y antes de que cerrara la puerta le habló. - Ahora estamos a mano.

- ¿A mano? Oh, ya comprendo... pensé que estabas muy ebrio como para recordarlo. - Dijo sin pensarlo. 

Él la miró con el ceño fruncido, molesto por aquel comentario, esa chica era bastante imprudente. 

- Lo recordé cuando te vi en tu uniforme de trabajo.

Apenas entró a ese restaurante y la vio adentro, los recuerdos comenzaron a llegar a su cabeza. Fue hace cinco años, cuando su padre murió y sumado a eso, se enteró que le había dejado la mayor parte de su herencia a su nueva familia... "Al bastardo de su medio hermano." Eso lo tuvo mal por bastante tiempo, solía embriagarse con frecuencia y buscar peleas innecesarias... Ese día en especial, sintió que había tocado fondo. Estaba tan ebrio que no pudo evitar la paliza que le dieron y quedó inconsciente en la calle, luego de eso tuvo algunos recuerdos borrosos de ir en un taxi con alguien, era una joven bastante atractiva, pero si o si, menor de edad. Al día siguiente despertó en su departamento y miró a su lado, pero descubrió que estaba solo, había pensado por un momento que había llevado a esa joven a su casa... Luego Jaken le contó que la chica sólo lo había llevado por buena voluntad, al verlo en tan mal estado. Agradeció que así fuera, o habría hecho algo de lo que definitivamente se hubiese arrepentido.

No entendía bien por qué, pero desde ese día que se toparon en su universidad, no pudo sacarse la imagen de su rostro de la cabeza. Pensó que se debía simplemente a que no podía recordar dónde la había visto antes, y él jamás olvidaba algo... Así que ahora que lo recordó, dejaría de pensar en ella. O al menos eso esperaba...

- Entonces si, estamos a mano... - Le dijo ella sonriendo. - Pero gracias de todas maneras. No sé qué hubiese hecho si no hubieses estado cerca.

- No es para tanto. - Le respondió seriamente. 

- Claro que lo es, me salvaste... ahora puedo disculparte por haber chocado conmigo el otro día en la universidad. - Le dijo riendo.

Su risa... causó una extraña sensación en él. Era una sonrisa sincera, no como las que él estaba acostumbrado a ver.

- Fuiste tú quien chocó conmigo. - Dijo aún serio. 

Rin rodó sus ojos.

- No voy a seguir discutiendo esto contigo... así que cree lo que quieras creer. - Le dijo sin perder su sonrisa, se despidió de él y se fue.

Él no pudo evitar la leve sonrisa que se esbozó en su serio rostro. La observó caminar hasta que entró en su edificio y luego se marchó.

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