La margarita II

By Elan_Ruiz

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Nuestro pasado puede parecer borroso y doloroso de recordar. En esta ocasión seguiremos la vida de Freddy Faz... More

La margarita II
La margarita I
Capítulo 1: Freddy Fazbear
\ 1 - 1 /
\ 1 - 2 /
\ 1 - 3 /
\ 1 - 4 /
\ 1 - 5 /
\ 1 - 6 /
\ 1 - 7 /
Capítulo 2: The Storyteller
\ 2 - 1 /
\ 2 - 2 /
\ 2 - 3 /
\ 2 - 4 /
Capítulo 3: Planeando dos veces
\ 3 - 1 /
Capítulo 4: Halloween
\ 4 - 1 /
\ 4 - 2 /
\ 4 - 3 /
\ 4 - 4 /
Capítulo 5: Freddy the bear
\ 5 - 1 /
\ 5 - 2 /
\ 5 - 3 /
\ 5 - 4 /
Capítulo 6: Frío infierno
\ 6 - 1 /
\ 6 - 2 /
\ 6 - 3 /
\ 6 - 4 /
\ 6 - 5 /
Capítulo 7: Fin del juego
\ 7 - 1 /
Capítulo 8: Mangle es mi heroína
\ 8 - 1 /
\ 8 - 2 /
\ 8 - 3 /
\ 8 - 4 / (18+)
\ 8 - 5 /
\ 8 - 6 /
\ 8 - 7 /
Capítulo 9: La mejor amiga del mundo
\ 9 - 1 /
\ 9 - 3 /
Capítulo 10: L'enfant gâté
Élan Ruiz
¡Por fin volví!

\ 9 - 2 /

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By Elan_Ruiz

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Bonnie

El frío ni siquiera me hizo temblar tanto como ver su horrible cara de nuevo enfrente de mí, aunque ahora no se sentía de la misma manera: cuando estábamos juntos en The Storyteller se veía mucho más imponente y un poco grande, como si fuera un ratón tratando de ganar una batalla a muerte contra un gato gordo y enorme. Lo veía como una bestia cuando me golpeaba, pero recuerdo que se suavizó una vez que perdía la habilidad de ver y escuchar. Su rostro ahora no representa nada para mí, pero al levantar uno de sus párpados pude confirmar que sus ojos vacíos seguían registrando información para guardar en la memoria de su sistema. La nieve alrededor de él parecía derretirse un poco.

   —¿Qué hacemos? —le pregunté a Freddy.

   Él, por el otro lado, expedía furor de los pies a la cabeza; parecía estar concentrando toda su fuerza para darle el golpe final y enterrarlo para siempre entre la nieve espesa y algo dura. No podía decirme nada, pero sabía que si no lo detenía lo mataría ahora mismo. Yo… Yo… ¡Yo no podía dejarlo hacer eso! En cuanto apareció ese pensamiento en mí, Freddy se colocó en una posición para golpearlo. Yo lo detuve con ambos brazos.

   —¡Freddy! ¡No!

   Exhaló en cuanto le di esa orden, después se arrepintió y se volvió a poner de pie como yo.

   —¿Por qué? —se quejó conmigo.

   —Parece que mis desgracias aún no acaban —el habló.

   Su voz no era la misma, ahora era más ronca y gruesa como si su sistema estuviera a punto de expirar. Fue muy escalofriante escuchar esa voz, incluso fue peor para los dos estando en las afueras de un restaurante clausurado y un bosque oscuro y frío.

   —¿Aún tienes suficientes huevos para cagarnos la vida? —preguntó Freddy enojado.

   —Al menos me queda lo suficiente para que alguien me encuentre aquí y me devuelvan a una fábrica. Eso si cuento con la fortuna de que alguien vuelva a la escena del crimen.

   —¿No te cansas de decir estupideces que nadie entiende? Debería partirte el hocico ahora y dejar que te congeles por muchos más días, idiota.

   —Haz lo que quieras conmigo, Freddy, ambos sabemos que no tengo esperanzas de salvarme.

   No podría decir cuántos días había pasado aquí atrás, pero por el color morado de su piel no pudo haberse tratado de un día.

   —¿Dónde está Springtrap? —pregunté.

   —Sí, ¿dónde está ese pedazo de mierda? —Freddy comenzó a mirar alrededor.

   —Ya nadie debe preocuparse por él, ni siquiera los restaurantes que requieran de una atracción en oferta de mínimas habilidades. Ese idiota no volverá a meterse con ustedes aunque quisieran que lo hiciera.

   —¿Por qué? ¿Tuvieron una pelea y dijo que iría por cigarrillos? —Se rió.

   Aunque Springtrap era un sujeto con el que nunca querría volverme a topar, no lograba sentirme tan satisfecho con saber que ya no nos volvería a molestar, así como ver a Golden Freddy indefenso y agonizando en el suelo. Parecía que Freddy guardaba un rencor menos precario que el mío, al menos uno tan grande para burlarse en esta clase de situación. En cierta forma sentía que Golden Freddy en realidad no nos estaba rogando por una muerte artificial (nunca podría ser natural), su forma de hablar parecía indicar que quería hacernos conscientes de algo.

   —¿Por qué no se largan de aquí? Creí que solo los humanos se interesarían por saber el chisme por aquí, no un bueno para nada y su novio.

   —Cada palabra que sale de tu asqueroso hocico es un minuto menos de vida que tendrás, porque ¡te voy a pisar la jeta para que no vuelvas a…!

   —¡Espera, Freddy! —Lo detuve colocando mi brazo enfrente de él.

   Su temperatura podía derretir toda la nieve alrededor de nosotros, pero por fortuna se controló.

   —¿Qué pasó con Springtrap? —le pregunté sin tono de amenaza.

   Se mantuvo en silencio por un momento, después me respondió mientras cerraba los ojos.

   —Fue destinado a ser el objeto de venganza de los niños asesinados; solo tres de ellos. No vale la pena investigar, los humanos debieron haberse dado cuenta de que las partes de su cuerpo eran demasiado obsoletas para la reparación y creación de nuevos. Solo un idiota lo hubiera considerado para un proyecto banal. Lo mejor era deshacerse de él y pretender que nada de su historia había marcado la vida de muchos niños y adultos en Fredbear’s Family Diner. ¿Por qué lo volverían a usar?

   —Y al parecer la mierda contagió a lo único que pudo tener cerebro para salir del infierno, ¿no? Pero en vez de eso decidió seguirla hasta convertirse en lo mismo —decía Freddy mientras estudiaba su cuerpo sucio y frío.

   —¿Quieres decir que…? —le dije tratando de que enfatizara el mensaje de su comentario.

   —Ya no está, ¿de acuerdo? Olvídense de que una vez existió. Así que ahora váyanse y sean felices sin nuestra presencia, ahora ya no habrá nadie que los prive de aparearse tantas veces como quieran.

   —Sí, estaré feliz de que una basura inútil como tú sea olvidada en esta podredumbre de lugar. Vámonos, Bonnie. —Entonces Freddy caminó de vuelta a la puerta de enfrente del restaurante.

   Lo observé hasta que estuvo fuera de mi vista, entonces me giré de vuelta a Golden Freddy, quien se mantuvo con los ojos abiertos mientras miraba las estrellas del cielo negro. Los copos de nieve dejaron de caer, pero no quería decir que se salvaría de los que se habían acumulado sobre sus piernas, sus brazos y algo de su rostro. Permanecí por algunos segundos parado al lado de su cabeza.

   —¿Qué quieres? —me preguntó.

   —Nada que puedas hacer, al parecer —dije con un tono más grave.

   Entonces también me dispuse a ir de vuelta con Freddy para irnos de una vez de aquí, aunque todavía sentía una conexión que me impedía dar media vuelta y pretender que no encontré a nadie aquí. ¿Por qué era tan difícil? Debería sentirme enojado y ansioso por verlo morir como Freddy, pero la realidad es que no lo estaba, ni siquiera si trataba de mentirme a mí mismo de que eso era lo que deseaba.

   —Bonnie —me habló cuando di un paso más lejos de él—. Bonnie.

   Lo miré extrañado, pero, como él sería el último animatrónico que querría hablar conmigo, me acerqué para saber su propósito.

   —¿Qué quieres? —le pregunté como si estuviera enojado.

   —¿Freddy no está contigo?

   —No, ¿quieres que le hable? —Mi tono se volvió un poco más amedrentador.

   —Si quieres ve por él, pero no podré llevarlos a los dos.

   —¿Llevarnos? —pregunté más curioso.

   Después de algunos segundos volvió a hablar.

   —Sabía que ustedes llegarían aquí… y… quería ofrecerte a ti el resto de mi poder, al menos lo último que me resta para mantenerme respirando.

   —¿Por qué harías eso?

   —Tómalo como un perdón de mi parte. Si no quieres aceptarlo puedes irte ahora mismo, no te afectará en nada rechazar mi propuesta.

   Pensé por un momento en esto que me estaba diciendo. Tal vez conocía un poco más la manera de ser de Springtrap, porque siento que estoy hablando con otro animatrónico. Él ya no era más el compañero vengativo de Springtrap, sino que ahora contaba con un pensamiento crítico.

   —¿Qué propuesta es esa? —le pregunté después de pensar.

   —Yo todavía tengo suficiente poder para transportarnos a ti y a mí —. Cada palabra que decía era pausada por un suspiro frío—. Puedo aún llevarte con alguien muy especial para ti, al menos para que te despidas. Solo tienes que tomar mi brazo y ambos apareceremos allá.

   —¿Y quién es?

   —Ya lo verás.

   Tenía a una persona en mente, pero si esto se trataba de una estafa volvería a estar lejos de Freddy; todos nuestros amigos tuvieron que pagar el precio más caro para que nosotros pudiéramos aprovechar el resto de nuestras vidas juntos. ¿Vale la pena?

   —Cuando hayas terminado vuelve a tomarme del brazo y reapareceremos aquí, como si nada hubiera pasado. Después podré terminar el deber que nunca terminé en este mundo.

   Mi respiración se volvió un poco más acelerada. Sabía que no debía aceptar su viaje, pero mi corazón palpitaba de emoción por un deseo en mi mente que anhelaba volverse realidad. Sucumbí ante él y me arrodillé para poner mi mano en su brazo. Su pelaje parecía estar hecho de cristales de hielo. Después de eso Golden Freddy cerró sus ojos.

   —Cierra tus ojos —me dijo.

   Le hice caso.

   De pronto dejé de sentir la nieve fría debajo de mí, el viento ya no soplaba en dirección hacia el bosque detrás del restaurante, ni siquiera las estrellas estaban sobre mí. Desobedecí a la orden de Golden Freddy y abrí mis ojos; parecía estar dentro de un vórtice negro, donde no existía el espacio ni el tiempo. Volví a cerrar mis ojos y esperé a volver a sentir algo en mis pies. En efecto, después de algunos segundos ambos habíamos llegado a un lugar.

   —Ábrelos —susurró.

   Cuando los abrí, lo primero que vi fue una pared oscura ligeramente iluminada por la luz de la luna. Había una ventana a mi derecha, así como unas escaleras a mi izquierda; eran de madera. Habíamos aparecido en una casa.

   Me puse de pie mientras me aseguraba de que no hubiera algún humano cerca de aquí.

   —No tengo suficiente poder para que los humanos no nos vean, así que ve a ese cuarto tan callado como puedas. Ese de ahí —. Me señaló la última puerta de un pequeño pasillo al lado de las escaleras.

   Había dos puertas en ese pasillo, pero la última tenía brillantina en la orilla de esta, como si un niño la hubiera usado como si lienzo en blanco. Llegué a pararme y analizar la puerta como si estuviera hablándome. Me giré para ver a Golden Freddy sentado contra la pared; su color de piel se veía ahora gris, y la luz blanca que expide de sus ojos era más débil. Me volví a la puerta. Tomé el picaporte dorado y lo giré tan lento como pude. Al abrir el cuarto encontré a mi deseo durmiendo pacíficamente en su cama.

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