La margarita II

By Elan_Ruiz

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Nuestro pasado puede parecer borroso y doloroso de recordar. En esta ocasión seguiremos la vida de Freddy Faz... More

La margarita II
La margarita I
Capítulo 1: Freddy Fazbear
\ 1 - 1 /
\ 1 - 2 /
\ 1 - 3 /
\ 1 - 4 /
\ 1 - 5 /
\ 1 - 6 /
\ 1 - 7 /
Capítulo 2: The Storyteller
\ 2 - 1 /
\ 2 - 2 /
\ 2 - 3 /
\ 2 - 4 /
Capítulo 3: Planeando dos veces
\ 3 - 1 /
Capítulo 4: Halloween
\ 4 - 1 /
\ 4 - 2 /
\ 4 - 3 /
\ 4 - 4 /
Capítulo 5: Freddy the bear
\ 5 - 1 /
\ 5 - 2 /
\ 5 - 3 /
\ 5 - 4 /
Capítulo 6: Frío infierno
\ 6 - 1 /
\ 6 - 2 /
\ 6 - 3 /
\ 6 - 4 /
\ 6 - 5 /
Capítulo 7: Fin del juego
\ 7 - 1 /
Capítulo 8: Mangle es mi heroína
\ 8 - 1 /
\ 8 - 2 /
\ 8 - 3 /
\ 8 - 4 / (18+)
\ 8 - 5 /
\ 8 - 6 /
Capítulo 9: La mejor amiga del mundo
\ 9 - 1 /
\ 9 - 2 /
\ 9 - 3 /
Capítulo 10: L'enfant gâté
Élan Ruiz
¡Por fin volví!

\ 8 - 7 /

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By Elan_Ruiz

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   —Es como si viniera de aquí dentro, ¿no?

   Bonnie se preocupó un poco más y se levantó; sus orejas siempre se bajan cuando algo le molesta. Verlo ponerse de pie también me motivó a investigar lo ocurrido, ya que, en efecto, el olor parecía venir del área de cena del restaurante. De pronto pudimos escuchar platos y demás utensilios de cocina azotarse en el suelo. Nadie estaba gritando, pero sonaba como si alguien tratara de escapar del restaurante. Bonnie y yo intercambiamos miradas, entonces supimos que debíamos salir e investigar. No dijimos nada. Nos estábamos asegurando de que todo estuviera como lo habíamos visto hace tan solo algunos minutos. Ballora, quien siempre estuvo afuera de este cuarto, no estaba en su galería; eso era normal, pues Mangle la tuvo que llegar al cuarto de partes y servicios para arreglar sus circuitos y programación. Mangle todavía no estaba de vuelta, así como todo el lugar (al menos en esta parte) se veía bien. Debe ser en el área de cena.

   —Viene del área de cena, ¿verdad? —me preguntó Bonnie.

   —Sí.

   Entonces ambos fuimos por el ducto de ventilación que daba a la galería de Baby, desde ahí seríamos capaces de ver lo que estaba ocurriendo. Yo iba por delante. Conforme me acercaba más al final del ducto, pude notar una luz brillante y anaranjada al final de este, como si alguien hubiera encendido cientos de luces en dicha área. Cuando salimos del ducto pudimos ver toda el área de cena: la cocina ardía en llamas, así como estas se esparcían mesa tras mesa, alfombra tras alfombra, decoraciones tras decoraciones. Ese escenario catastrófico trajo de vuelta a mi mente lo que tuve que pasar en la fábrica antes de que se destruyera. Mi cabeza comenzó a doler; coloqué mis manos sobre mi cabeza.

   —¡Freddy, mira! —gritó Bonnie a mi lado señalándome la entrada del restaurante.

   En el fondo de este pude ver la puerta de enfrente siendo forzada, tal y como si alguien estuviera pateándola.

   —Dijiste que Mangle sale a tomar aire por las noches, ¿no? —preguntó preocupado.

   Era cierto, la que estaba haciendo eso era ella.

   —Sí, vamos. —Puse mi mano en la espalda de Bonnie y lo encaminé directo hacia esta.

   Pudimos salir a través de una escotilla en la pared que da hacia las mesas más oscuras del restaurante, pero no lo suficiente para que la gente no pueda sentarse ahí. El fuego se estaba encargando de volver carbón esas mesas. Cuando íbamos a la mitad del camino noté lo caliente que era el aire, a la vez que respirar era mucho más difícil con tanto humo saliendo de la cocina. Cubrí mi hocico con mi mano para no respirar tanto de eso que me provoca toser. Bonnie tampoco pudo aguantarlo.

   Antes de que pudiéramos llegar a la puerta Mangle la había logrado tirar de una patada. Permaneció de pie por un momento mientras observaba la catástrofe detrás de nosotros, la cual volvía el lugar más caliente.

   —¿¡Cómo pasó!? —exclamó ella mientras caminaba un poco más adentro.

   —No sabemos: nosotros estábamos en el breaker room tranquilos cuando de pronto comenzamos a oler que algo se estaba… —explicaba Bonnie.

   Entonces Mangle se detuvo en seco en cuanto observó una parte de la cocina: el cuarto de objetos perdidos al lado de esta.

   —¿Quién dejó ese cuarto abierto? —susurró un poco fuerte mientras nos daba la espalda, después gritó—, ¿¡quién dejó ese cuarto abierto!?

   La urgencia de hacer algo para cesar el fuego era insoportable, pero la desesperación de Mangle también era un factor importante de resolver. Ambos sentimientos no nos permitieron correr.

   —Bueno… —trataba Bonnie de explicar—, es que yo le dije a Freddy que iba a buscar una manta o algo para cubrirnos.

   —¡Sí! Pero ¿¡por qué demonios dejaste la puerta abierta!? —Su voz se cortaba como si no pudiera gritar más fuerte.

   Las orejas de Bonnie estaban más debajo de lo ordinario, podía notar que se estaba sintiendo muy mal. ¿Él ocasionó esto? Mangle entonces borró la expresión enojada en su rostro y se quedó quieta como si la hubieran apagado. Después de eso escuchamos ruidos de las sillas cayendo en la otra esquina del restaurante; era Baby, quien tenía sus ojos un poco rojos y caminaba hacia nosotros con los brazos estirados hacia adelante. No era muy veloz, pero cuando Mangle la observó pareció haber despertado de ese pequeño trance de hace algunos segundos.

   —Olvídenlo, tenemos que salir de aquí, ¡rápido! —Vino hasta estar detrás de nosotros y nos forzó a volver directo a la galería de Baby.

   —¿A dónde nos llevas? —pregunté sin pensar.

   —Vamos a ir a la galería de FunTime Foxy, ahí hay una escalera con una escotilla de escape en el techo, la usaremos antes de que lleguen.

   —¿Antes de que lleguen?

   —¡Apresúrense! —Giró la cabeza para ver que Baby comenzó a caminar un poco más rápido hacia nosotros; su cabeza nunca dejaba de mirar hacia nosotros—. ¡Mierda!

   —¡Entren, entren! —Nos señaló el poco camino que restaba para entrar a la galería. Ella no entró.

   Antes de que pudiera entrar me volví hacia ella para ver cómo tomó a Baby por los hombros y la arrojó hacia la cocina en llamas. Eso no pareció haberla detenido, pues después de haberla lanzado la pudimos ver de pie entre el fuego con la misma posición de hace algunos segundos, solo que ahora su piel comenzaba a tonarse negra, así como la pintura de su rostro se derretía y goteaba.

   —¡Vámonos, vámonos! —No continuó peleando, sino que ahora sí vino con nosotros a la galería.

   —¡Rápido, entren!

   Dejé que Bonnie fuera el primero en entrar al ducto, después sería yo y al final Mangle; ella está en una posición de protección más experimentada que la mía, no podría guiarla a ella. Antes de que metiera mi cabeza dentro de este, escuchamos que alguien había gritado desde las afueras de la cocina, era una voz ronca.

   —¡Oigan! ¡Espérenme!

   Era el Cupcake, quien salió brincando desde una parte aún sin fuego.

   —¡Es el Cupcake! —le dije a Mangle, quien también lo vio afuera de la galería.

   —¡Cupcake! ¡Ven aquí rápido, tenemos que irnos!

   Lucía como si estuviera a punto de desmayarse, su forma de brincar era cada vez más lenta. Estaba seguro que esa forma de brincar no sería suficiente para que llegara antes de que no hubiera paso para entrar aquí.

   —Tengo que ir por él. —Me puse de nuevo de pie y fui a la escotilla.

   —¡Freddy, no! —exclamó Mangle.

   Cuando di un paso afuera de la galería volví a sofocarme un poco por el humo tan espeso y caliente que salía; ahora el fuego estaba al lado de mí. Fue difícil para mí encontrar al Cupcake, no importaba si movía mi cabeza de un lado para otro, no lograba verlo. Después de algunos minutos logré verlo quieto a tan solo algunos pasos de aquí. Estaba tosiendo mientras me miraba como los ojos entreabiertos, así como todo su cuerpo se tornó oscuro por el humo. Al verlo supe que tenía que correr para recogerlo del suelo, pero en cuando me dispuse a dar mi primer paso hacia adelante, Baby se había acercado lo suficiente para atraparme en caso de que llegara a él. Pensé que sí lo lograría, pero no fue así, ya que Baby no logró verlo en el suelo; con un paso firme pisó al Cupcake y destruyó todo su cuerpo. Uno de sus ojos rodó hasta estar a mis pies. Sentía que mi cabeza iba a explotar, el aire caliente no era suficiente para mí, mi pecho comenzó a doler como un infierno.

   —¡Freddy, vámonos! —Mangle sonaba como si no hubiera visto lo ocurrido.

   Reaccioné de todos esos síntomas para ver que Baby estuvo a centímetros de tocar mi rostro. Mangle me tomó del brazo y me forzó a entrar al ducto. Lo último que vi fue el rostro de Baby pegado a la ventada de su galería observándonos con ojos vacíos y luminosos.

   Me arrastré por este ducto mientras esa imagen se repetía en mi cabeza una y otra vez. No podía pensar de forma clara, no entendía por qué Mangle no sentía nada después de haberlo visto morir. ¿¡Por qué no estaba sintiendo nada!? ¡Si no hubiera sido por ese Cupcake nunca hubiera recuperado mi memoria! Salí del ducto para ver a Bonnie preocupado en medio del cuarto de control. Se extrañó en cuanto vio mis ojos llenos de lágrimas.

   —¿Freddy, qué pasó? —Vino a ayudarme a ponerme de pie—, ¿por qué estás llorando?

   Mangle también había salido del ducto.

   —¡Andando, la salida está por aquí! —Caminó hacia el ducto que daba a la galería de FunTime Foxy.

   Estuvo a punto de salir, pero se retrajo en cuanto vio que no reaccioné a su llamado; me mantuve de pie mirando a un punto ciego en el suelo. Bonnie se mantuvo abrazando mi brazo mientras veía a Mangle.

   —Oigan, ¿no me escucharon? ¡Vámonos! —exclamó más cerca de nosotros.

   —¿Acaso no sentías nada por él? —dije sin voz.

   —¿Qué?

   —Sabes de quién estoy hablando. Tú nunca lo quisiste, ¿verdad? —. Me paré enfrente de ella—. Querías que escapáramos sin él.

   —Freddy, yo no sabía que él estaba en la cocina, de haberlo sabido entonces…

   —¡No es cierto! —Volví a llorar mientras mi sangre ardía de furia—. ¡Yo pude haberlo salvado si no nos hubieras dicho que nos metiéramos a la galería! ¡Pudimos haberlo salvado!

   Entonces escuchamos que Baby había roto el cristal de su galería, así como cosas de metal pesadas caían al suelo de aquel lado.

   —Freddy, no podemos hablar de eso ahora, ¡tenemos que irnos! —Me tomó del brazo y me jaló hacia el ducto, pero no logró moverme.

   —¿Por qué nos está persiguiendo? —preguntó Bonnie asustado.

   —Están programadas para sacarnos de aquí por la puerta de enfrente en caso de incendio, pero si nos atrapan nos harán volver por el camino en llamas; nos matarían, por eso tenemos que irnos de aquí ¡ahora! —Se desesperaba por poder moverme.

   —Entonces por eso nos ofreciste a Bonnie y a mí ir a ese restaurante en Quebec, ¿no? En realidad no querías darnos una buena vida, solo querías deshacerte de nosotros. ¿¡Cómo pude confiar en ti!?

   En cuanto le grité me dio una cachetada. Los tres nos quedamos paralizados en un ambiente lleno de humo y objetos cayendo.

   —¡Escúchame! Si nos dedicáramos a sentarnos y llorar por aquellos que caen en las emergencias nadie saldría de aquí para contar lo sucedido. ¡No puedes tirarte al suelo y rendirte por alguien que no lo logró, tienes que seguir adelante y salvar a aquellos que todavía tienen la oportunidad de vivir! —. Pudimos escuchar que Baby ya había entrado al ducto—. No tenía idea de que él estaba en la cocina, fue algo imprevisto. Pudieron haber existido cientos de escenarios en donde se pudo salvar, pero no fue así. Aún hay tiempo para que nosotros nos salvemos, así que ¡vámonos! A menos que quieras dejar atrás a los tuyos. —Caminó de vuelta al ducto.

   Miré a Bonnie después de sus palabras; sus ojos estaban llenos de esperanza y deseos para que yo entendiera lo que me quiso decir. Bonnie y Mangle eran de los míos, también el Cupcake lo era. La oportunidad de salvarlo no fue exitosa para mí, pero aún puede serlo para ellos dos.

   —¡Vámonos! —le dije a Bonnie, entonces hizo una expresión feliz y valiente. Ambos salimos por el ducto.

   Cuando los tres estábamos afuera del cuarto de control, Mangle nos señaló el camino directo a la escalera de escape, la cual estaba al lado de la puerta del cuarto de partes y servicios.

   —Vamos, es por aquí. —Se detuvo en seco cuando vio a Ballora salir del cuarto de partes y servicios—. ¡Oh mierda!

   Era la primera vez que veía a Ballora sin su posición de bailarina, sino que ahora tenía la misma que tenía Baby. Mangle trató de que camináramos hacia atrás y alejarnos de ella, pero Baby ya se encontraba en el cuarto de control mientras golpeaba los cristales para salir. Eran resistentes, pero no lo suficiente para que no los rompiera. Mientras Baby trataba de salir del cuarto de control, el fuego comenzó a propagarse por dentro gracias a un aceite que su cuerpo sacó durante todo el recorrido que hizo. Estábamos rodeados, si dejábamos que una de ellas nos atrapara sería nuestro fin. Mangle entonces salió corriendo e hizo lo posible por arrojar a Ballora hacia Baby. No podía lograrlo, puesto que ella era mucho más alta que Mangle. Supe que tenía que ayudarla para que saliéramos de aquí, entonces también corrí hacia ella y traté de empujarla. Bonnie vino detrás de mí para ayudarnos también. En un tirón logramos tirarla al cuarto de control, aunque eso provocó que se destruyera el cristal. En cuanto cayó al suelo, los botones que provocaban choques eléctricos se destruyeron y estuvieron en contacto con el fuego. Por alguna razón que desconozco el cuarto de control explotó con Baby y Ballora adentro. Los tres nos pusimos de rodillas por la forma en que el suelo tembló, pero pronto nos pusimos de vuelta de pie y corrimos hacia la escalera.

   —¡Rápido, eso no las detendrá por mucho!

   Tenía razón, pues, mientras Bonnie fue el primero que trataba de subir por la escalera, pudimos ver a Baby y a Ballora levantarse de las llamas con rostros negros y derretidos caminar de vuelta hacia nosotros, esta vez más rápido. Sus endoesqueletos eran ahora más visibles que antes.

   —¡Deprisa! —Mangle exclamó.

   Subí a la escalera mientras Bonnie también subía; este lugar era demasiado alto, por lo que teníamos que estar subiendo por bastante tiempo. Yo había subido, entonces Mangle subió antes de que esas tipas llegaran a atraparla. Parecía que todo había funcionado; en cuanto vieron que nadie estaba parado en el suelo, dejaron de perseguirnos, solo se quedaron de pie mirando la escalera mientras el fuego se seguía propagando por los suelos llenos de su aceite. Todo era ahora color anaranjado y lleno de humo negro, no podíamos durar ni un minuto más aquí adentro.

   —¡Ya casi! —exclamó Bonnie casi al final de la escalera.

   En cuanto abrió la escotilla pudimos ver el cielo negro y estrellado. No había ningún humano alrededor por fortuna, eso nos daría oportunidad de correr tan rápido como pudiéramos. Pero, en cuanto Bonnie siguió subiendo, la escalera comenzó a separarse de la pared desde arriba hacia abajo. Los tres estábamos cayendo de esta.

   —¡Nos vamos a caer! —exclamé.

   Era definitivo, ya que poco a poco se seguía separando la escalera de esta. Entonces escuché que Mangle me habló debajo de mí.

   —Freddy. —Su voz era tranquila—. Freddy.

   —¡Mangle, nos vamos a caer! —le grité desesperado.

   —No, no lo harán, sí van a salir.

   —Querrás decir que vamos. ¡Será mejor que nos apresuremos! ¡Andando, Bonnie!

   —¡Sí, es solo que…!

   Cuando subió un poco más la escalera volvió a temblar, así como era cada vez más difícil estar en ella por lo inclinada que estaba. Sentía tanta impotencia que no sabía qué hacer.

   —Freddy.

   Miré a Mangle en desesperación, pero después analicé su rostro; estaba feliz, aunque tenía lágrimas en sus ojos. Me extrañé por esa reacción, aunque logró tranquilizarme un poco.

   —Mangle, ¿qué sucede? —le pregunté con un tono de voz normal.

   Entonces sacó de su espalda una hoja de papel enrollada y me la entregó. Yo la tomé confundido.

   —¿Qué es esto?

   —Lo necesario para que lleguen a L’enfant gâté.

   —Pero… Mangle… ¿en qué estás pensando?

   —Por favor, Freddy, cuida mucho a mi Bruno, dile que lo amo.

   —¿Mangle? —Mis lágrimas comenzaron a salir de nuevo.

   Entonces ahora su sonrisa se alejaba de mí como si cayera por un pozo lleno de fuego. Mantuvo esa bella sonrisa hasta que las llamas la cubrieron junto con Baby y Ballora, quienes trataron de recoger su cuerpo descansando en el suelo.

   —¡MANGLE! —grité con todas mis fuerzas.
   Nadie me escuchó, ahora ya no estaba con nosotros.

   —¡Freddy, vámonos! —exclamó Bonnie a punto de salir del restaurante.

   No pude seguir subiendo, sentía que también debía tirarme al suelo y sentir lo que ella sintió. Pensaba que ese era mi deber, pero entonces recordé lo que me dijo en el cuarto de control. Esa era Mangle, la que quería que tomara su lugar como el guía del viaje hacia el mañana. No estaba dispuesto a defraudarla, así que subí la escalera. Afuera estaba Bonnie esperándome con una mano para ayudarme a salir.

   Antes de que tomara su mano, pude ver una especie de nube blanca entre el humo negro que nos sofocaba; de pronto tomó la forma de una niña rubia con dos colitas de caballo. Me estaba mirando mientras sonreía. Bonnie y yo la miramos extrañados. Entonces se desvaneció.

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