—Que asco el café americano...— se quejó Jisung con una mueca de asco en su rostro luego de probar el café que Hyunjin estaba bebiendo.
Horas antes, Hyunjin me llamó para decirme que él pasaría por mi para ir a merendar con él y los chicos, y aquí estábamos, en Starbucks, los nueve juntos.
Felix estaba muy cansado ya que, según me había contado, sus padres le habían dado la antigua casa de campo a Noah y él, para que su hermano no tuviese que hacer todo el trabajo, lo ayudó a limpiarla y al ser una gran casa, habían tardado horas.
Hyunjin se puso serio y comenzó a hablar.— Pero si es delicioso el...— tomó aire. Los chicos y yo cubrimos nuestros oídos puesto a que sabíamos lo que se venía.— Americanooo...
—¡Ya!— le gritó Minho, haciendo que el otro muchacho lo mirara mal.— Es la décima vez en cinco minutos que dices lo mismo, ya para.
Hyunjin se hizo más pequeño en su asiento y pidió disculpas con cara de vergüenza, a lo que lo abracé por los hombros y le susurré que no pasaba nada.
Changbin y Jeongin querían jugar en un arenero que había en un parque cerca de la zona, por lo que tomamos nuestras cosas y comenzamos a caminar hacia el lugar mencionado.
Llamé a Taehyung y le avisé que estaba con los muchachos, a lo que respondió que no había problema alguno y que luego, si quería, podía pasar a buscarme luego de que saliera de la veterinaria, cosa que le agradecí.
—¡Yo quiero el caballo!— gritó Changbin al ver asiento en forma de caballo.
—¡Yo lo vi primero!— gritó también Jeongin. Ambos corrieron hacia el juego y comenzaron a pelearse cual niños pequeños. Los demás, reíamos ante la situación.
Dejamos nuestras cosas sobre la zona de césped del parque y ahí nos sentamos.
—¿Puedo peinarte?— preguntó Hyunjin detrás mío. Volteé a verlo y estaba mirándome con una mirada de niño pequeño mientras sostenía un peine y varias coletitas.
—Claro, ven.— corrí mi cuerpo un poco hacia adelante, dejándole lugar. Se arrodilló detrás mío y suavemente comenzó a peinar mi cabello con el peine.
—Tu cabello es muy suave.— murmuró.— Te haré pequeñas trenzas.
Dicho eso último, comenzó a trenzar pequeños mechones de mi cabello, dejando así pequeñas trenzas distribuidas por mi cabeza.
El tacto de Hyunjin sobre mi cabello era tan suave y delicado que poco a poco mis ojos empezaban a cerrarse y mi cuerpo era invadido por el sueño.
—¡Ja! Goeun se quedará dormida.— exclamó Minho, a lo que rápidamente abrí mis ojos y recuperé mi postura.
—Es que Hyunjin hará que me quede dormida.
Pasamos un largo rato en el arenero hasta que el sol comenzó a caer. La hora de salida de Taehyung de la veterinaria se acercaba por lo que yo había comenzado a preparar mis cosas para así ya estar lista cuando llegara, pero pasaban los minutos y él no aparecía. Los chicos seguían conmigo, diciendo que no me dejarían sola y menos si ya casi era de noche.
Mi celular vibró al recibir un mensaje de texto de mi novio.
"Estoy llegando."
En cuanto vi el mensaje, me paré de mi sitio y me despedí de los chicos, les agradecí por la tarde que pasamos juntos y me dirigí hacia el borde de la calle para esperar a Taehyung, esperando encontrarme con su auto, pero me llevé una sorpresa al encontrármelo sobre su moto, vestido con jeans y una polera, y con una expresión de puro enojo en su rostro.
—Hola, Tae.— lo saludé al llegar donde él estaba.— ¿Sucede algo?
—Hola, pequeña.— me tendió mi casco, aún manteniendo su rostro serio.— Sube, en casa te explico.
Me posicioné detrás de él y en cuanto terminé de acomodarme, Taehyung encendió el motor y comenzó el viaje hasta la casa.
Ninguno de los dos habló durante el camino. Notaba a Taehyung muy tenso bajo mi tacto. Acaricié un poco su cintura con mis manos, intentando hacer que se relaje, pero no lo conseguí.
El edificio entró en nuestro campo de visión y a los pocos segundos ya nos encontrábamos en la puerta.
Ambos bajamos de la moto en silencio y así nos mantuvimos hasta llegar al departamento.
—Tae, ¿qué sucede?— pregunté, bastante preocupada, apenas ingresamos en el departamento.
—Alguien cortó la línea de combustible del auto. A mitad de camino hacia aquí el auto se detuvo y alguien venía siguiéndome. Logré hacer que arranque y afortunadamente estaba a pocas calles del departamento, pero aún así, Gogo, esta situación ya está asustándome.— suspiró, su voz temblaba.— No es lo primero que sucede; la piedra que me cayó en la cabeza, la piedra que tiraron a la puerta, intentaron entrar en el departamento de Yoongi. Y llámame paranoico o loco, pero no creo que todo esto sea pura casualidad.— sus manos temblaban mucho y sus ojos realmente reflejaban miedo.
Yo, por mi parte, no tenía palabras. Taehyung tenía razón; no era pura casualidad que pasaran estas cosas. Y aunque supiéramos esto, no sabía que podíamos hacer.
—Pero...— comenzó a decir.— si esto fuese obra de alguien, no sé de quién podrá ser.
Abrí mi boca para hablar, pero me vi interrumpida por unos golpes en la puerta.
Rápidamente me acerqué para abrirla, encontrándome con Noah detrás de ella.
—Noah, hola.— lo saludé. Pude sentir como Taehyung rodaba sus ojos antes la presencia del muchacho. Inmediatamente noté que este se encontraba un tanto agitado y con una expresión de miedo en su rostro.— Hey, ¿estás bien?— pregunté preocupada, pero Noah no soltaba ninguna palabra.
Volteé a ver a Tae, quien miraba extrañado a Noah por su estado. Amablemente lo hice pasar al departamento, cerré la puerta detrás de él y lo acompañé hasta el sofá. Me senté junto a él y Taehyung frente a nosotros.
—Noah, ¿qué pasó?— preguntó esta vez Taehyung. Noah tomó una bocanada de aire y comenzó a hablar.
—Estuve todo el día en la casa de campo de mis padres terminando de limpiarla y cuando volví y entré a mi departamento...— hizo una pausa luego de hablar muy rápido.— estaba todo revuelto, como si alguien hubiese entrado.
Taehyung y yo nos miramos. Luego de escuchar lo que había dicho Noah, creía aún más lo que Taehyung me había planteado minutos antes.