Sara
Me recuesto contra una pared esperando a que Athan despierte de su hermoso sueño, la cabaña en la que estamos es acogedora, hace 15 minutos Adam se fue de regreso a la ciudad en su moto, así que me encuentro sola con una persona que es considerada un asesino en serie, que justo ahora en estado de inconsciencia.
Empiezo a acariciar la Glock en mis manos, quiero que despierte, ansío charlar un poco con el idiota mayor, mis dudas son enormes y es hora de que me explique todo. Lo veo removerse, "al fin despierta el bello durmiente", me acerco a él, me bajo hasta quedar como sapo apoyando mis codos en sus piernas, sus ojos chocan con los míos y le sonrío con inocencia.
—¿Es en serio, pequeño ángel? –dice tratando de quitarse los amarres.
—Es momento de hablar –le digo pasando la Glock por su preciosa cara.
—No, cariño aquí no hablaremos nada sin antes saber algo sobre mi hermano –dice con el ceño fruncido.
—Bien, déjame dejarlo pasar –digo dirigiéndome hasta la puerta, la abro y el estúpido cuerpo de Evan cae al suelo –mierda, te dije que estuvieras de pie –le digo mientras tomo su brazo y lo arrastro hasta llegar frente a su hermano.
—¿Qué diablos le hiciste? –pregunta y yo sonrío aún más, pero esta vez con malicia.
Dos días atrás...
Mi hermano no aparece, después de hablar con los chicos sobre la fiesta me dispuse a buscarlo con quienes quizás sí sabrían sobre él, antes de eso lo busqué en el trabajo y me dijeron que tenía varios días sin asistir, de las primeras cosas que pasaron por mi mente fue que le hicieron algo, quizás no estoy actuando como se debe, pero no esperaré, mis ideas no eran del todo claras, aun así, los enfrentaré.
Para ir por ellos me contacte con Adam por dos simples razones: primero es la persona en que más confío en este momento, y segundo, no les diré a los chicos, no quiero que mis seres queridos se vean involucrados y salgan lastimados, eso no significa que no le tengo aprecio a mi amigo/cómplice, simplemente es que con él tengo la confianza certera de que se sabrá cuidar sin mi ayuda. Desde que llegó a mi casa salimos directo al hospital de la persona que para mí es el más débil, Evan, mi hermano me contó que ese chico está loco y que su inteligencia era más bruta que cualquier otra.
Lo buscamos en el hospital donde está haciendo su internado, ahí nos dijeron que no le tocaba turno ese día, así que nos tocó irlo a buscarlo en su casa, para nuestra suerte estaba llegando en ese momento, yo quería ir a atacarlo y ya, pero Adam me detuvo señalando su mochila, lo mire extrañada.
—Por algo tienes a un amigo rata, lo necesitamos fuera de la casa para no tener ningún problema con alguien –dice sacando algo de su mochila –un microchip geo-localizador, no me preguntes como lo conseguí, me costó y no sabes cuánto –dice sacando la cosa esa de su caja.
Me pasó su mochila y me dejo sola con su moto, vi cómo se acercó al auto de Evan y dejaba el chip en él, supongo que ahora sabremos dónde irá nuestro querido asesino, Adam regresa conmigo, me quita la mochila y saca de ella su iPad.
—Listo –dice mostrándomela –dale un tiempo para que se vaya, ahora nosotros podemos ir por algo de comer.
—Yo no tengo hambre –le digo tomando el iPad.
—Pues yo sí –hace un puchero que me da ternura y me rio.
—Bien, vamos por algo de comer –le digo.
Subimos a su moto y él comenzó a conducir sin decirme a donde íbamos, llegamos a una cafetería algo pequeña, el interior es acogedor con pocas personas y silencioso, eso me permitió estar atenta al iPad mientras que Adam comía algo, yo me pedí un café para no dejarlo del todo abandonado. Ambos nos sumergimos en mundos separados mientras estuvimos ahí, me percaté de que Evan se comenzaba a mover, pero no dije nada para que Adam pudiera terminar de comer y reúna energías para lo que haremos.
—¿Puedes decir algo interesante? –le pregunto dejando a un lado el iPad.
—¿Qué cosa? –dice prestándome atención.
—No lo sé, últimamente te sumerjo en mi mierda y se me olvida que también eres humano –le digo encogiéndome de hombros.
—Quieres escuchar algo como, por ejemplo, que mi novia cree que la engaño contigo –dice y no puedo evitar reírme a carcajadas –¿qué?, eso es un problema de un humano real.
—Ella tiene sus problemas, pero la entiendo, solo mírame –le digo coqueta y ahora es él quien ríe.
Nos burlamos un rato de las cosas que le pasan, hasta que él se dio cuenta de que Evan se movió, pagamos y salimos hacia la ubicación que nos daba el iPad, Adam no fue muy delicado conduciendo, corrió sin miedo a perder su vida, cuantas ganas me entraron de gritarle que yo sí apreciaba la mía, pero mis quejas fueron aplacadas cuando llegamos a una cabaña alejada de la civilización, Evan me regaló el esfuerzo.
Adam estacionó la moto cerca del auto del psicópata, le dije que no se preocupara y que se quedara fuera, cualquier cosa gritaría por su ayuda, el auto de Evan está vacío eso me indicó que estaba dentro de la cabaña, prepare la Glock y entré, lamentablemente el idiota me esperaba, pues un cuchillo pasó muy cerca de mi cara y quede sin alguna expresión en ella.
Evan está con un hacha en sus manos, me mira con lo que parece odio, una sonrisa salió de mi interior sin esperarla, no le doy tiempo a nada, le apunté a su brazo dominante y le disparé, mi sonrisa se amplió al ver que con su mano no dominando no sabía cómo dominar el hacha. Me acerco aprovechando su debilidad lo patee haciendo que retrocediera, me iba a cortar con el hacha pero lo detuve y se la arrebaté.
Rápido recibí un puñetazo de su parte, pega fuerte, sin más que esperar nuestros golpes iban y venían, Evan a pesar de estar herido da buena pelea, en un momento estoy en el suelo tirada por un fuerte golpe que me pegó en el estómago, él iba por su hacha y un dardo se atravesó en su camino impactando en su brazo derecho, segundos después calló al suelo rendido.
—¿No qué gritarías sí me necesitabas? –dice Adam acercándose a mí, mi nariz sangra gracias al idiota.
—No necesitaba tu ayuda, aún –le digo mirando el cuerpo en el suelo.
—El sedante del dardo le durará unos 30 minutos, tenemos ese tiempo para revisar la cabaña –dice y lo miro.
—Hay que buscar algo para atarlo –le digo y él asiente.
La sangre de la nariz no me importó, Adam fue a revisar las habitaciones y yo lo demás que no era mucho, en la cocina no encontré nada, la sala de estar es obvio que solo estaba el psicópata y en el baño que había solo pude conseguir un botiquín para ayudarme con las heridas, Adam llegó y no traía buena cara.
—Creo que querían matar a otras personas –dice enseñándome sogas –en cada una de las habitaciones hay, también cuchillos, armas y unas cuantas cosas más –me explica.
—Lo revisaré en unos minutos –le digo.
Ambos atamos a Evan, me asegure de que fueran buenos amarres para que no me sorprendiera después, me separaré de él y fui a limpiarme la nariz con algunas cosas del botiquín, ese hijo de puta me las apagará. Dejé a Evan con Adam mientras iba a revisar que tenían en las habitaciones, con sinceridad nada de lo que vi me sorprendió, Evan estaba preparando esto, pero ¿para qué?
De una de las habitaciones tomé una navaja, es linda y se ve filosa, no siempre se puedo utilizar balas eso me lo enseñaron ellos, saqué una sonrisa de lado cuando escuché la voz de Evan, regresé a la sala de estar, ahí en el suelo se removía como gusano tratando de liberarse.
—No sé si excitarme o pasar directamente a aumentar mis ganas de matarte –le digo con voz cantarina, él me mira mal y Adam se va a la cocina.
—No sabes con quien juegas niña estúpida –el odio en su voz es palpable para cualquiera que lo escuchara.
—La persona que no sabe con quién juega son tú y tu querido hermano –me agacho hasta él –escucha, esto es simple, solo quiero saber dónde está mi hermano –le digo y él empieza a reírse.
—Con los muertos en el infierno –se rio aún más.
Una punzada de dolor pasó por mi pecho al escuchar eso y de tal manera la navaja impactó justo en su herida de bala, un grito desgarrador floreció de su parte y de la mía con mucha amabilidad corte su antebrazo desde la inicial del impacto de bala.
—Solo debes cooperar, mira que soy buena –él quería separarse de mí, pero se lo impedí –¿sabes?, todo para ustedes sería excelente si no fuera por tu novia y tu hija, Rinaldi no sabe mentir, debiste enseñarle mejor.
—¿Cómo sabes de mi hija? –pregunta con terror, así que ese es su punto débil.
—Yo hago preguntas, tú respondes, al parecer se te hace difícil la temática –le digo sentándome como indio en el suelo –¿qué pasó con mi hermano? –pregunto esperando que me responda.
Se mantiene callado, lo agarro de la camiseta y lo atraigo hasta mí, tengo poca paciencia creo que esa es la virtud que me hace falta, rasgue su camiseta y aprecie su torso desnudo, tanto me tentó que no dude en hacer cortadas profundas en él, sus gritos no tardaron en aparecer y eso me lleno de satisfacción.
Lo siguiente que sucedió fue que le propiné muchos golpes entre ellos patadas, este idiota no quiere decirme absolutamente nada sobre mi hermano, pero pronto lo hará, debe hacerlo, me cansé de golpearlo y cortarlo, tomé la Glock y le apunten en medio de la cabeza.
—Dime qué pasó con mi hermano, o te mato ahora y voy tras tu amorcito, y tu hija –el odio en su mirada se hizo más fuerte con la diferencia de que ahora posee terror.
—Mátame si quieres, sé que no irás detrás de ellas –le quieto el seguro a la pistola.
—¿Quién te dijo que no? –le pregunto sin emoción alguna.
—No somos iguales no caerás tan bajo –su ingenuidad me hace gracia.
—Si torture a mi hermano, ¿qué me impide a matar a dos personas que no son absolutamente nada mío? –le digo lo más fría que he sido nunca, terror se implanto en su rastro.
—Bien, no te metas con ellas, ellas no tienen nada que ver –yo asiento bajando la pistola.
Empezó a narrar lo que le hicieron a mi hermano, mi estómago se revolvió imaginando lo que sufrió, ¿se lo merecía?, sí pero no quita el hecho de que haya sido mi hermano, Evan se veía débil por la sangre que ha perdido en todo este rato.
—¿Dónde Athan tiene el anillo de Allegra? –pregunto sin mirarlo, se quedó en silencio un largo rato hasta que finalmente habló.
—Solo sé que lo tiene en su habitación, lo busca siempre que necesita algún tipo de motivación –culmina y le pego con la pistola en la cabeza.
—Espera a tu querido hermano –le digo al cuerpo inconsciente.
Ahora...
—Solo dialogamos un rato –le respondo a Athan, mientras mira a su hermano en mal estado, estos últimos dos días a estado sin comer, beber agua y desangrándose.
—Sara, con él no –me dice Athan en mal tono.
—¿Entonces con mi hermano sí? –le pregunto y me mira –tú también vas a morir Athan, yo misma voy a acabar contigo –le digo mirándolo con odio –mataste a Allegra y le disparaste a Klaus, tu hermano corre la suerte de que mato a Noah y que por eso estoy siendo un tanto considerada –Evan apenas me puede mirar con gran esfuerzo –te prometí que no las tocaría, no lo haré, pero es tu turno de llegar al infierno –le digo apuntándole en medio de sus cejas.
Lo siguiente pasó en cámara lenta, Evan no se quejó ni nada por el estilo, Athan grito un "no" fuerte y claro, y vi cómo se liberó de los amarres, pero cuando llegó a mí a quitarme la pistola ya era tarde, el cuerpo inerte de Evan está sobre el suelo y su hermano me mira aterrorizado cayendo al suelo buscando el cuerpo de su hermano.