Un Crimen Perfecto (libro 1)

By gendrailybrito1

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Sed de sangre, cuerpos inertes por la ciudad, ellos son el caos tormentoso de Europa, la incapacidad de senti... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29 (final)

Capítulo 19

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By gendrailybrito1

Sara


Llevo rato sola en mi habitación, mis padres no quieren que Ares suba y no me dirigen la palabra, pues están decepcionados por lo que sucedió, desde que los chicos se fueron me levante de la cama y me arregle, Esmeralda trajo mi desayuno el cual sigue intacto sobre mi mesa de estudio, estar en mi habitación estaba matándome por primera vez.

La puerta se abrió dándole paso a Athan, no lo habita visto desde que me arrestaron, él se veía cansado con su cabello revuelto y unas ojeras muy pronunciadas, yo diría que se ve perfecto aún cansado, me miro en busca de aprobación para entrar a mi habitación y yo le hice una seña para que lo hiciera.

—¿Cómplice de la persona que asesino a tus amigos? –su pregunta salió y me sorprendió –no lo creo, eres de todo menos eso –dice sentándose a mi lado en la cama.

—Cometí un error tratando de buscar esa cabra y heme aquí –le digo señalando mi habitación –tú te ves cansado, ¿qué has hecho? –le pregunto curiosa.

—Hice todo un turno, me tocó una hora de descanso, tengo que volver cuando termine –me explica.

—La estás desperdiciando, viniendo aquí –le digo en reproche.

—Claro que no –se defiende y me dio gracia la cara que puso –por cierto, estoy al tanto de tu situación, ¿quieres un consejo? –me miró directamente a los ojos esperando una respuesta a su pregunta, yo asentí –una vez Albert Einstein dijo: "tienes que aprender las reglas del juego y después jugar mejor que nadie", creo que eso te ayudará, acóplate y busca ser la mejor –sus palabras se plasmaron en mi mente como una canción.

—Ser la mejor cuando ni mis padres creen en mí –digo un poquito más para mí.

—Pues habla con ellos y convéncelos –no le dije nada con respecto a eso –¿no comerás? –me pregunta al percatarse de la bandeja de comida.

—No tengo apetito en este momento –le digo mirando el piso.

Su consejo es bueno y pienso utilizarlo, él se quedó en silencio un rato al igual que yo, mi cabeza generaba un sin fin de cosas que en algún momento tendrán sentido y podré utilizarlas, sentí uno de sus brazos rodear mi cintura y reaccioné.

—¿Qué haces? –le digo alejando su mano.

—Quizás podamos divertirnos un rato, y así no tengas tan mal ánimo –sonreí de lado empujándolo, haciendo que cayera acostado en la cama.

—Escúchame cavernícola, ¿tuvimos sexo en Berlín?, sí y me lo disfruté como no tienes idea, pero ahí quedó todo, nunca me quedo con el mismo juguete –su expresión cambio radicalmente, parecía enojado –agradezco tu visita y el increíble consejo, ahora lárgate a trabajar –le digo permitiéndole levantarse.

—Sara, mi terca –ese apodo hirvió mi sangre –estás jugando con fuego y créeme que eso no te gustará –dice tomando mi barbilla en su mano.

—Creo que te equivocas y el que está jugando eres tú –le digo apartando su mano.

Él soltó una carcajada mientras se marchaba no dijo nada cuando desapareció de la habitación, creo que herí quizás un poco su ego masculino, minutos después llegaron nuevamente Klaus y Mauro con archivos policiales, según me dijeron fue difícil entrarlos a la casa por los policías, les dije que vayan sacándolos mientras les buscaba algo de comer.

Llegué a la cocina en la cual estaban mis padres y Esmeralda, dejé la bandeja con el desayuno intacto, mis padres detuvieron su tema de conversación al ver que había entrado, eso me irritó, antes de hablar vi que Esmeralda iba a protestar por no haber comido nada.

—No soy responsable de nada, admito que quiero encontrar a esa persona, igual que muchos, solo me están utilizando, sino me creen pidan el caso de Thomas Meyer en el bufete de Berlín –les suelto enojada –no me digan ni una mierda que no quiero escucharlos –les digo cuando veo que mi padre iba a hablar –Esmeralda por favor lleva comida para los chicos, gracias.

No espero nada de parte de ellos, salí directo a mi habitación, la sangre me hierve de lo enojada que estoy, se supone que ellos deberían de ser los primeros en creer en mí, es triste que sean más de hechos poco coherentes.

Las siguientes horas las pase con los chicos, Esmeralda nos llevó de comer, manteníamos la puerta cerrada con seguro para que nadie entrara sin aviso previo, después de mucho trabajo teníamos un mapa de la ciudad con todas las zonas en las que se realizaron los homicidios. Me recosté en el suelo resoplando de lo cansada que estaba, los chicos hicieron lo mismo, todo esto fue una total pérdida de tiempo, no habíamos encontrado ni un indicio de una buena zona que eligiera la cabra para asesinar.

No les dije nada y empecé a recoger todo, las cuatro cajas de información volvieron a estar como antes, las metí bajo la cama y dejé el mapa en su lugar en el suelo, tocaron la puerta y la persona que estaba del otro lado se identificó como Giles.

—Ahora apareces –le digo abriéndole la puerta.

—Lo siento pequeña, pero tenía cosas que hacer en el hospital –dice entrando –hola, chicos –los chicos solo hicieron un asentimiento con la cabeza como saludo.

—Al parecer los hospitales siempre son mejores –digo bajándome al suelo para recoger el mapa.

—¿Qué es eso? –dice Giles deteniéndome.

—Un mapa –digo divertida.

—¿Para qué y por qué esas marcas? –los chicos y yo lo miramos –Sara, por Dios, deja de ser testaruda y deja de buscar a un responsable, ¿acaso no ves dónde estás metida? –dice enojado.

—Ni siquiera sabes lo que estás hablando, y si quiero buscar a alguien o algo simplemente lo hago, no me puedes prohibir hacer las cosas, ni mis padres lo han logrado hacer alguna vez –le digo con un enojo creciente.

—Eres una terca.

—Sí lo soy –él respira profundo, no dice más nada, sé que no quiere discutir y que por esa razón salió de la habitación.

Siento enojo, hoy no he sentido más sentimientos que enojo y cansancio, los chicos estaban ahí mirándome, Mauro recogió el mapa y lo coloco en mi mesa de estudio.

—Klaus te espero abajo –le comunica –Sara, cuídate y trata de calmarte, pasa buenas noches –antes de irse dejó un beso en mi frente.

Klaus me miraba desde su asiento en el suelo, él me conoce sabe todo lo que pienso y como me toma el enojo, pero yo también lo conozco a él y justo ahora desde hace días está enojado conmigo, la situación que está ocurrido empeoro su molestia y no sé cómo reaccionará porque nunca lo había visto así.

—Sara, debemos investigar a tu hermano, sospecho algo extraño de él –dice levantándose y acercándose a mí, lo miro como sí le estuviera saliendo un tercer ojo.

—Estás loco sí piensas que él asesina personas, eso iría en contra de todas sus normas –le digo.

—Lo dices porque es tu hermano, pero no debes verlo así al menos por un tiempo –me dice colocando una de sus manos en mi hombro derecho –y debes relajarte, te estás dejando consumir por esto, ya estemos bien entre nosotros –me sonrió bonito haciendo que me relajara.

—Está bien, estemos bien e investiguemos a mi hermano, ya verás que él no tiene nada que ver –le digo devolviéndole la sonrisa.

—Ya veremos, me voy, duerme que te ves fatal –me dice besando mi frente –nos vemos mañana a primera hora, no te dejaré sola en tu cárcel.

—Tú igual descansa –le digo riéndome.

Él se fue dejándome sola, me desvestí y fui a ducharme, pienso hacer algo más productivo que solo descansar, Nadia y Adeline según me informó Klaus hicieron lo que pudieron, yo recordé algo que aprendí de Esmeralda cuando la ayudaba en la jardinería, la mala yerba hay que arrancarla desde la raíz, es decir desde su inicio y eso haré.

Entre los archivos que trajeron estaba el archivo del primer homicidio de la cabra en la ciudad, supuestamente no encontraron ningún video en las cámaras cercanas a la zona donde se cometió, pero tengo un amigo que encontraría hasta la aguja más pequeña en el gran pajar. Cuando terminé de bañarme me cambié con un pijama y me decidí en bajar, con eso ya le daría comienzo a mi plan para salir de la casa, busqué algo de comida en la cocina y me paseé por la casa, no solo eran dos policías, tenía al menos 9 custodiando la maldita casa.

Me senté en el gran sofá de la sala de estar, en eso uno de los policías entra y me observa, yo traía un plato de verduras y salmón, junto a una barra de chocolate, dejé la barra de chocolate a mi lado y empecé a comer lo que traía en el plato, el tipo se quedó observándome y yo no le di importancia, después de unos minutos se retiró.

"Claro que sí, véanme perros porque hoy me desaparezco un rato", me terminé mis verduras y salmón, dejé el plato en la mesa de centro y tomé mi barra de chocolate para degustar lo dulce de la vida, en eso entró otro de los animales y repitió la misma acción que el tipo anterior.

—¿Qué, acaso tengo algo en la cara que me miran así? –le digo antes de darle un mordisco a mi chocolate.

—No, solo la custodio –me causó gracia esa palabra.

—Pues hacen un mal trabajo, pues deberían de ir a dormir conmigo también –le digo burlona y antes de que él me contestara llegó mi madre.

—Sara –me reprendió solo con mi nombre –¿no te irás a dormir? –pregunta.

—Claro, madre –le digo levantándome de mi asiento y tomando el plato de antes.

Pasé por su lado y el policía miraba cada uno de mis movimientos, dejé el plato sucio en el fregadero, tomé unos dulces y jugo de manzana para llevarlos a mi habitación, aquí hay que hacer una buena escena de rebeldía, llegué a mi habitación y cerré la puerta con seguro.

Mientras me terminaba mi chocolate y bebía del jugo recordé lo que Klaus me dijo, es cierto, mi hermano está diferente, su mirada era diferente, necesito investigarlo yo misma antes de que alguien más sepa lo que pasa, siempre él ha sido uno de mis puntos débiles y una de las personas que más amo, quizás sea una perra que aparenta ser fría pero en verdad amo a muchas personas y le tomo afecto rápido a los demás.

Me terminé todos los dulces y el juego, era hora de llamar a mi elemento sorpresa para lo que quiero hacer esta noche, fui hasta el cajón y saqué mi teléfono, lo encendí y rápidamente busqué el nombre de la persona que necesito, le di a marcar, no me tomó la primera llamada, volví a llamarlo y esta vez sí la tomó al tercer tono.

—¿Sara? –su voz se escucha sorprendida.

—La misma que respira –le digo con una sonrisa burlona que no podía ver –necesito tu ayuda, ¿crees poder ofrecérmela?

—Por supuesto, sabes que siempre estoy para ayudarte, y supongo que necesitas de mi silencio también –siempre supone bien.

—Me conoces, te enviaré la ubicación de donde quiero verte, necesito que nadie te vea –le advierto.

—Sabes que soy como un fantasma, nunca estuve y nunca me verán.

—Perfecto, lleva tu computadora.

Cerré la llamada, le envié la ubicación y la hora en la que debe de estar allá, será un poquito tarde ya que necesitaba tiempo para escaparme de esta casa, él tiene mi insólita confianza y ninguno de los chicos lo conoce, me vestí con unos leggins negros, un top deportivo negro, un abrigo negro y zapatos que, por supuesto eran negros, para mí sí quieres pasar desapercibida de noche debías llevar negro.

Ya lista para irme, debía empezar mi estrategia para salir de aquí, con un poco de suerte lo lograría.

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