OLIVIA's POV.
Podía escuchar un breve goteo a la distancia, el frío me congelaba los huesos y sentía como si clavaran alfileres en las plantas de mis pies.
Mi respiración se hacía cada vez más lenta hasta que de repente tuve la sensación de que alguien me estaba asfixiando, no podía tomar aire.
No podía moverme pero en el instante que sentí que moriría por asfixia de repente logré dar una bocanada de aire mientras abría los ojos de golpe y me estremecía en el aire.
Estaba desorientada, no entendía qué estaba pasando, sólo podía pensar en el enorme tubo que estaba dentro de mi boca y me causaba una enorme molestia.
Abrí los ojos como platos y comencé a observar a mi alrededor, me sorprendí de inmediato luego de que con lo primero que se toparan mis ojos fuera con la vista de mi rubia favorita.
¿Cara?
La rubia se abalanzó sobre mi intentando calmarme pero no podía hacerlo, el tubo del respirador conectado a la garganta me tenía al borde de un colapso.
─¡Dios mío, estás viva! ─fue lo primero que exclamó mientras tomaba mi mano.
Me llevé la mano a la garganta y apreté mi cuello mientras sacudía mis pies.
─¡Enfermera! ─gritó Cara a todo lo que le dio la voz─. ¡Enfermera! ─repitió.
De repente pude escuchar la puerta abrirse de golpe y varias personas comenzaron a acercarse a mí con rapidez.
─Tranquila, vamos a quitarte el tubo. ─mencionó una chica mientras se colocaba unos guantes de látex.
Pude ver a la mujer acercar sus manos a mi rostro, tomar el tubo y luego proceder a retirarlo con fuerza.
Sentí una gran presión en el pecho, era una sensación realmente única y desagradable.
Rápidamente tomé un bocado de aire y me coloqué la mano al rededor del cuello.
Tenía un monitor conectado a mi dedo índice para analizar mi pulso el cuál se reflejaba en una pantalla junto a mi cama.
─Respira cariño, intenta calmarte un poco. ─expresó Cara tomando mi mano.
Estaba paralizada, no podía analizar con claridad lo que había pasado.
No podía pronunciar siquiera una palabra, estaba en completo estado de shock.
─Estás a salvo, Olivia. ─mencionó mientras colocaba su mano suavemente sobre mi mejilla─. Todo estará bien, estoy aquí. ─añadió.
Estaba temblando y mi mandíbula vibraba disimuladamente.
─¿Dónde estoy? ─demandé saber mientras analizaba mi alrededor.
─Estás en el Hospital Central de Minnesota. ─contestó una enfermera.
─¿Qué me ocurrió? ─pregunté.
─Te apuñalaron en la prisión, cielo. ─respondió Cara intentando calmarme.
Mi respiración aún estaba agitada.
Me quedé perpleja, sólo tenía vagos recuerdos de lo ocurrido aquella noche así que no podía recordar con exactitud lo que había pasado.
─Necesito estar sola. ─dije en voz baja mientras observaba a todas partes.
─¿Disculpa? ─contestó una enfermera acercándose a mi para escuchar mejor.
─¡Necesito estar sola! ─exclamé─. ¡Salgan de aquí! ─les ordené.
Rápidamente todo el personal médico procedió a abandonar la habitación y a cerrar la puerta con mucho cuidado.
Sólo Cara quedaba presente.
─¿Cuántas veces me apuñalaron? ─le pregunté observándola fijamente.
─Dieciséis veces. ─contestó de golpe.
Abrí los ojos sorprendida.
Observé mis brazos y procedí a quitarme la intravenosa que estaba conectada a mi muñeca para luego quitarme el monitor del dedo.
─¿Qué estás haciendo? ─me cuestionó Cara.
Ignoré su pregunta y rápidamente comencé a incorporarme mientras me colocaba de pies con mucho cuidado.
─Olivia, ¿Qué estás haciendo? ─insistió mientras se acercaba a mi y me ayudaba a levantar.
Llevaba puesta una bata de hospital y mis pies iban cubiertos por unas finas medias tobilleras.
Aún estaba desorientada pero como pude tomé un breve impulso y logré levantarme de la cama.
Mis piernas estaban entumecidas.
Observé a mi al rededor, era una habitación bastante amplia y estaba muy bien amoblada, a un lado se encontraba la puerta que según el cartel sobre la madera se trataba del baño.
Comencé a caminar directo a él y mientras daba suaves saltos con mucha dificultad logré llegar hasta ella para luego colocar la mano sobre la perilla.
Procedí a girarla y deslicé mi mano sobre la pared intentando localizar el interruptor para encender la luz ya que era de noche y todo estaba completamente oscuro.
Logré encontrarlo luego de un instante y rápidamente el baño se iluminó por completo, era bastante grande y lujoso, sin embargo sólo estaba buscando una cosa, el espejo.
Colocando mi mano sobre la pared logré apoyarme hasta llegar al lavabo y ubicarme finalmente frente al cristal.
En cuanto logré ver mi reflejo quedé completamente perpleja.
Me desconocí de inmediato.
Mi pelirroja melena se veía más larga pero el intenso color se había apagado un poco. Mis labios se veían resecos y mi piel estaba pálida. Habían bolsas negras bajo mis ojos y me veía un poco más delgada.
Tomé la tela de la bata y tiré de ella con fuerza logrando que mi cuerpo quedase completamente desnudo, mientras lo hacía podía sentir los ojos de Cara clavados sobre mi.
Me estremecí de inmediato, se me marcaban un poco más las costillas y tenía diversos moretones en los brazos, una pequeña cantidad de pelirrojo vello púbico había comenzado a brotar en mi entrepierna mientras que mis abdominales habían desaparecido, lo único que adornaba mi vientre bajo eran un montón de pequeñas heridas las cuales sorprendentemente ya habían cicatrizado.
Me quedé estupefacta, mi cuerpo se veía tan débil que por un instante no pude reconocerme al mirarme frente al espejo.
─Esto es un milagro, las heridas han sanado de la noche a la mañana. ─mencioné mientras colocaba delicadamente mi mano sobre ellas intentando conocer cómo se sentiría esa nueva área de mi cuerpo.
Cara me observaba desde atrás, hice contacto visual con sus ojos desde el reflejo del espejo.
─¿De qué hablas? ─preguntó confundida.
─No debió ser para tanto, sólo estuve unos tres días dormida y ya se han cicatrizado las heridas casi por completo. ─contesté.
Pude verla tomar aire y soltarlo con delicadeza.
─Olivia, no estabas simplemente sedada. ─comentó.
Fruncí el ceño confundida.
─¿De qué hablas? ─demandé saber.
─Estabas en coma. ─soltó de golpe.
De inmediato sentí la sangre acumularse en el lóbulo de mis orejas.
─¿Por cuánto tiempo? ─le cuestioné mientras me giraba sobre mis talones para observarla de frente.
─Un mes y medio, Olivia. ─respondió.
En ese instante el mundo dejó de girar y un nudo se formó en mi garganta.
─¿Qué día es hoy? ─fruncí el entrecejo.
─Diciembre dos. ─contestó.
Dios mío, no puedo creerlo, esto parece una broma, estuve un mes y medio en coma y lo he sentido como una siesta de treinta minutos.
─Necesitas descansar. ─dijo acercándose a mi para tomarme del brazo.
─Victoria... ─musité observando al vacío mientras comenzaba a divagar luego de que su nombre se viniera de repente a mi cabeza.
─¿Qué? ─me observó confundida.
─¡Victoria! ─exclamé regresando mi mente a la realidad─. ¡Necesito hablar con Victoria! ─añadí observándola directo al rostro.
Pude ver a Cara observándome cabizbaja.
─¿Qué ocurre? ─demandé saber─. ¿Le pasó algo a Victoria? ─agregué.
Ella no mencionó siquiera una palabra.
Rápidamente pude sentir un nudo formarse en mi garganta.
─¡No! ─exclamé sacudiendo mi brazo de su agarre─. ¡Necesito hablar con Victoria! ─le exigí.
─Ella está bien. ─soltó de golpe─. Pero será imposible que puedas hablar con ella por ahora. ─añadió.
La observé confundida.
─¿Por qué? ─demandé saber de inmediato.
─Primero debes descansar un poco, prometo que te contaré todo pero debes ir a la cama primero. ─dijo tomándome del brazo.
─¿Acaso la apuñalaron también? ─pregunté frunciendo el ceño.
─Olivia, debes calmarte. ─repitió.
─¡Necesito saber qué está pasando! ─exclamé mientras comenzaba a alterarme de nuevo.
─¡Cállate! ─vociferó tomándome del brazo con fuerza y dándome una breve sacudida.
Me quedé perpleja.
─Que hayas estado en coma no borró tu historial con la justicia, aún sigues siendo una reclusa. ─se detuvo─. Afuera de la habitación hay dos malditos oficiales de la prisión, si escuchan que te estás alocando van a entrar y te esposarán de pies y manos a la cama hasta que les den órdenes de llevarte nuevamente a la prisión. ─añadió con el ceño fruncido.
Sus palabras me hicieron reflexionar de inmediato.
─Lo siento. ─fue lo único que pude decir antes de tomar aire con fuerza y bajar mi vista hacia su abdomen.
Sentí mi corazón palpitar con fuerza al instante.
─Dios mío. ─musité analizando la forma en que su vientre había crecido.
Rápidamente coloqué suavemente mi mano sobre su estómago.
─¿Cuántos meses tienes? ─le pregunté.
─Cinco. ─confesó.
La observé fijamente al rostro, sus ojos grises brillaban bajo la luz de los bombillos.
─¿Cuánto tiempo has estado aquí acompañándome? ─demandé saber.
─Desde el día uno, Liv. ─respondió colocando su mano sobre la mía que aún se encontraba posada sobre su abdomen.
Me tomé un segundo y para respirar y llegar a la conclusión de que Cara no es una mala mujer, es una chica maravillosa.
─Gracias por estar aquí, fue bueno despertar y ver de inmediato un rostro conocido. ─solté con ojos amables.
─Te prometí que siempre estaría para ti, Olivia. ─dijo colocando su mano sobre mi mejilla─. Y también le prometí a Victoria quedarme contigo y cuidarte hasta que despertaras del coma. ─añadió.
La observé extrañada frunciendo el ceño.
─¿Victoria? ─mencioné levantando la ceja izquierda.
Ella asintió.
─Hay algo que debes saber Olivia. ─dijo con seriedad─. Y creo que tal vez no te va a gustar. ─finalizó.
De inmediato la adrenalina comenzó a invadir mi torrente sanguíneo y pude sentirme viva de nuevo.
Sabía que poco a poco todo regresaría a la normalidad, empezando porque desperté del coma hace un rato y ya estoy por recibir lo que sé que probablemente serán malas noticias.
Sólo puedo pensar en dos cosas, ¿Qué estará pasando en la cárcel? y ¿Qué habrá pasado con Victoria?
Espero que mi chica esté bien o voy a darle fin a un par de problemas con los funcionarios de la prisión.
Acabo de regresar de la muerte como el puto Ave Fénix y esta vez he venido a quedarme para siempre.
***
¡Hola!
Espero que estén muy bien.
En este apartado quiero contarles que ''INOCENTE'' ha ganado el PRIMER LUGAR en la categoría ''De Todo'' en el Concurso Literario de Navidad 2020 que se llevó a cabo en la cuenta de -LittleCoffee-. Quiero agradecerles a los jurados del concurso por todo el esfuerzo que hicieron y también por la hermosa insignia que me otorgaron y la cuál ya añadí a la portada de la novela.
Muchas gracias a todxs y cada uno de ustedes por leerme, lxs quiero mucho.