—William, Miguel, lánzenme.
Ambos lo miraron indecisos.
—¡Háganlo!—insistió Peter.
Los Spider-Men recogierron la catapulta de telarañas y Peni lo ayudó a retroceder.
—¿Estás segu...?—Miles no pudo terminar su pregunta, pues Peter había sido lanzado hacia el agujero.
Peter tiró una telaraña a los cuerpos de Heather y Tony y otra a un edificio para evitar irse. Jaló de ellos y se acercaron un poco, pero seguían sin salir del agujero.
—Vamos.—musitó.
El agujero empezaba a abducirlo a él también cuando sintió una telaraña chocar su espalda y jalarlo con fuerza. Justo antes de cerrarse, Heather y Tony salieron del agujero negro. Los tres iban a caer al agua, pero fueron rescatados por los Spider-Men.
—Gracias.—le dijo Peter a sus compañeros al caer en tierra firme.
Strange y los Cuatro Fantásticos se acercaron a ellos, cojeando y con los trajes rotos. Peter tocó el centro del Traje de Iron Man y pudieron ver a Heather igual de inconsciente que Tony. El castaño se inclinó para escuchar el corazón de la chica.
—Aún late.—anunció.
Reed escuchó el de Tony y palideció.—Late muy poco.
—Necesitan RCP.—dijo Strange, recibiendo miradas confusas de algunos.—Respiración boca a boca. Sé hacerlo.
—Yo también.—dijeron Miles y Reed al mismo tiempo.
Los Spider-Men observaron dudosos al moreno.
Miles rodó los ojos.—Larga historia.
—No puedo respirar bien, así que hazlo tú.—Reed le pidió.
El chico asintió y se arrodilló junto a Heather.—Uno, dos , tres.—contó y, junto a Strange, empezó a hacer compresiones torácicas en sus pechos.
Cogieron aire, le taparon la nariz a cada uno y dieron respiración boca a boca. Heather abrió los ojos primero y separó a Miles para poder respirar.
—Oh, gracias al cielo.—murmuró Peter, abrazándola.
—Querrás decir gracias a Miles.—corrigió el moreno.
Stephen seguía repitiendo el proceso con Tony, sin ningún resultado efectivo. Heather vio a su moribundo tío y soltó un sollozo.
—No está funcionando.—susurró Strange.
La chica se arrodilló a su lado y abrazó su cuerpo.—Despierta, Tony. Por favor.
Todos empezaron a retroceder asustados cuando el cabello de Heather se tornó blanco.
—Vamos. ¡Despierta, puta madre!—gritó desesperada.
Tony abrió los ojos y cogió una bocanada de aire, intentando regular su respiración. Todos suspiraron aliviados y algunos aplaudieron.
—¡Vi la luz! O a Satanás... ¡pero vi algo!—gritó Tony.
—Lo hice.—murmuró Heather con una sonrisa.
—Como Rapunzel.—dijo Miles.
—Llevo resucitado dos segundos y ya comienzas con tus referencias pop.—gruñó el millonario.—Mátenme de nuevo.
Heather rió y lo abrazó.—Pensé que te habíamos perdido.
Peter se agachó y unió al abrazo.
—Como siempre, tus poderes aparecen cuando quieren, y cada vez descubres algo nuevo.—señaló Strange.—Si entrenas...
—No.—lo interrumpió la chica.—No pienso volver a usarlos. Ya entiendo por qué los Vengadores se retiraron.
—¿Dónde está el Nulificador?—dijo Reed.
Heather fue al traje abierto y casi destruido de Iron Man y sacó el aparato. Reed lo agarró y suspiró.
—Debo regresarlo a Attilan... si es que el Palacio sigue en pie.—miró a Strange y Tony.—¿Quieren venir?
—¡No!—exclamaron ambos.
—Yo tampoco quiero ir.—dijo Johnny.— Esa princesa nos debe estar esperando para matarnos.
—Sí, Reed, ve solo.—apoyó la Mole.
Sue rodó los ojos.—Yo te acompaño.
Reed le sonrió a su esposa y miró a Strange. Alzó una mano para despedirse, pero el brujo lo abrazó.
—No te vuelvas un extraño.—bromeó.
—Ja, ja.—dijo Strange con sarcasmo.
Abrió un portal al Edificio Baxter y los Cuatro Fantásticos entraron.
—¡Te veo en la universidad, Parker!—dijo Johnny antes que el portal cerrara.
—Universidad... ¿Dónde está Sinthea?—preguntó Peter.
La pelirroja apareció entre los Spider-Men y le sonrió incómoda.
—Tony, ¿puedes ayudarla a encontrar a Red Skull?
—Debemos ir al Com...—Tony se intentó levantar, pero casi cae, siendo atrapado por Peter.
—Hay que hacerle una revisión médica.—dijo Bruce y lo cargó.
—¿Dónde estuviste todo este tiempo?—le preguntó Heather.
—En el Quinjet, esperando que me llamaran.
Tony abrió la boca para gritarle, pero la cerró—Ugh, como sea. Llévame y cúrame.—Bruce obedeció.—Niña, ven con nosotros.—le dijo a Sinthea.
Heather miró a su alrededor.—¿Y todos los villanos?
—Se fueron apenas Galactus lo hizo. Supongo que tenían miedo que rompieramos la promesa.—respondió Strange.
—Pero Magneto sigue ahí.—señaló Peter.
El villano estaba unos metros lejos de ellos, a punto de irse volando dentro de un campo de fuerza.
—¡Espera!—lo llamó la rubia.
Corrió hacia él y lo abrazó. Magneto rió y le dio unas palmaditas en la espalda.—Lo lograste, niña.
—Fue gracias a todos, incluyéndote. Vi cuando lo atacaste y creí notar un pequeño corte en el labio de Galactus.—afirmó Heather, separándose del abrazo.
—Si algún día quieres jugar GTA en la vida real con mis guardias, ya sabes donde vivo.
Magneto empezó a levitar y se fue por el horizonte. Peter se acercó a su novia y rodeó sus hombros.
—Siempre haces amigos raros.
—Sí, como Ned y tú.—bromeó Heather, sacándole la lengua.
—Bueno, personas, esto ha sido todo.—dijo William.—Deben regresar a sus dimensiones antes que se desintegren.
—Oh, no. Miles.—susurró Heather, abrazándolo triste.
William abrió el portal a quien sabe dónde y los Spider-Men se despidieron.
—Invítenme a la boda y llamen a uno de sus hijos como yo.—bromeó Miguel mientras se iba.
—Vengan a mi fiesta de cumpleaños, les mandaré una invitación.—dijo Miles.
—¿Cómo?—preguntó Peter.
—Con el acelerador de partículas de Tony que Kingpin había robado. Creo que está en la mansión.—sugirió Heather.
—Ni se les ocurra.—regañó William.—No quiero tener que llevarlos con la Autoridad de Variación de Tiempo.
—Le diré a Tony que guarde esa máquina.—añadió Stephen.
Los tres adolescentes gruñeron y se dieron un último abrazo de grupo. En pocos días se habían vuelto más que un equipo, eran amigos de verdad.
—Strange, tómanos una foto.—pidió Heather
El brujó bufó y sacó su teléfono.—Listo.
—¡Adiós!—dijo Miles y saltó dentro del portal.
—Buen trabajo, niños.—William se despidió, siguió a los demás y cerró el portal.
—Nunca pudimos ver su rostro bajo la máscara.—murmuró Peter.
Heather rió.—Volviste a ser el único Spider-Man.
—Hablando de eso... definitivamente me voy a retirar.—admitió Peter.
—No, no. Si todos se retiran, quedaré yo solo.—se quejó Strange.
—Yo creo que te mereces un descanso.—Heather le dijo a su novio.
—Oh, no...—susurró el hechicero.—Paparazzi y reporteros.
Heather y Peter se giraron para ver que, efectivamente, personas con cámaras y micrófonos se acercaban corriendo hacia ellos. Ambos se pusieron rápidamente sus máscaras.
—Strange, llévanos a la mans...—Peter dejó de hablar, pues el brujo ya no estaba.—Nos dejó.
—No puede ser.—musitó la rubia.—Maldito hijo de...
—¡Spider-Man!
—¿Qué era ese monstruo?
—¿Eres una nueva vengadora?
—¿Los Vengadores regresaron?
Heather agarró fuertemente la mano de Peter mientras intentaba no quedar ciega por los flashes. Ese gesto pareció emocionarlos más.
—¿Son novios?
—En primer plano tenemos a la nueva pareja de superhéroes.
Spider-Man rodeó con un brazo la cintura de Heather.—Adiós y de nada por salvarlos.
Tiró una telaraña y los sacó de la horrible situación. Heather gritó y rodeó el cuello de su novio.
—Pensé que te habías acostumbrado a la altura porque, ya sabes, estuviste volando en un agujero negro.—dijo Peter, balanceándose de edificio a edificio.
—E-esto es diferente. ¡No vayas tan rápido!—exclamó asustada.
Después de diez minutos de ir por toda la ciudad mediante telarañas, llegaron a la mansión Stark. Buscaron a Tony, pero este estaba en el Complejo siendo revisado por Bruce y ayudando a Sinthea a ubicar a su padre.
Bajaron al sótano y al abrir el búnker, MJ salió corriendo, sin decirles nada.
—¡Niños!—saludó May, abrazándolos y dándoles besos en las mejillas.
—¿Están bien? ¿Dónde está Tony?—preguntó Pepper con preocupación.
—Fue al Complejo con Bruce, pero está bien. ¡Ouch!—Nico interrumpió a Heather con un abrazo, alzándola en el aire.
—Te extrañé, bebé.—dijo el chico de rulos en tono burlón.
—Sí, sí. Yo también, pero suéltame que aún me duelen las costillas.—gimió Heather.
—Bro, vimos en la televisión como habían miles de Spider-Man, y saltaban y peleaban y el monstruo los atacaba y...—contó Ned emocionado.
Happy lo detuvo.—Deberías decirle a tus padres que estás bien.
El hawaiano asintió y subió las escaleras por donde MJ había desaparecido hace unos segundos. Nico cargó a una dormida Morgan y salió junto a May y Happy.
Pepper miró incómoda y en silencio a Peter por unos segundos.
—Oh, sí, ehm... me voy.—dio el castaño, dejando al fin a tía y sobrina solas.
Heather agarró ambos manos de Pepper, dándole un apretón reconfortante. Intentó sonreír, pero sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Ven aquí.—murmuró Pepper y la abrazó.—Ellos son un idiotas. Se perdieron a una increíble hija.
—E-es que...—cogió aire para poder hablar bien.—Me da rabia saber que todos los años que lloré creyendo que de verdad nos habías abandonado y n-no me querías, fueron una farsa.
—Pero ahora estamos juntas, ¿ok?—Pepper secó sus mejillas.—No pudieron separarnos.
Heather asintió y la abrazó nuevamente.—Te amo, Peps.
—Yo también, Dottie.
Peter entró a la vacía sala de estar y notó que la puerta de entrada estaba abierta. Debía cerrarla antes que algún gato se escapara. Lo iba a hacer cuando vio a MJ vomitando en las flores del jardín.
—¿Qué rayos?—corrió hacia ella y recogió su cabello en una coleta improvisada.—¿Estás bien?
MJ alzó la mirada lentamente y susurró.—¿Te parece que estoy bien?
—¿Qué pasó?—preguntó el
chico. Abrió los ojos como platos al pensar en qué podía ser.—Oh, mierda. ¿Estás embarazada?
—¿Quién está embara...?—Nico, quien caminaba tranquilo, se calló al ver a MJ.—Oh, no. No, no, no. Michelle, dijiste que tomabas pastillas anticonceptivas.
—¡No estoy embarazada!—gritó molesta.—¿Alguien puede traerme agua o papel?
—Y-yo voy.—dijo Nico y corrió a la mansión.
Peter tocó la frente de su amiga.—¿Qué sucedió?
—Me emocioné tanto de estar afuera que tomé un poco del agua del lago como si estuviera en una película y...
—Eso no es un lago, es un río.—dijo Peter con asco.
—Ya me di cuenta, Parker. ¿Puedes dejar de restregar mis errores en mi cara?—aseveró MJ.
El castaño rodó los ojos.—¿Estás segura que no estás embaraza...? ¡Ahh, no! ¡Perdón, ouch!
Un año después...
—Nicholas Stark. Estudiará Animación.
Todos aplaudieron cuando el chico de rulos subió a la tarima por su diploma, especialmente su familia y amigos. Un profesor le dio un micrófono para que dijera su corta despedida.
Nico se aclaró la garganta.—La mayoría me dijo que no podía, me subestimaron...
—No puede ser.—murmuró Heather desde su asiento.
—De mí se burlaron, pero hoy que cumplí todas mis metas, ¡sólo me queda burlarme en sus jetas!—terminó de gritar Nico.
Algunas personas aplaudieron, algo confundidas, y el profesor miró mal a Nico.
—Se les recuerda que no pueden decir malas palabras ni obsenidades.—dijo el señor.
Cuando el chico regresó a su butaca junto a Heather, esta le pegó divertida en el hombro.
—Ese meme está bien muerto, pero me gusta tu valentía.—bromeó ella.
Unas butacas más atrás, MJ se inclinó hacia Peter y Ned.
—Yo le di la idea.—susurró orgullosa.
—Heather Potts. Estudiará Cinematografía.
La rubia se levantó rápidamente, casi tropezándose con la pierna de Nico. Subió a la tarima y miró a su novio, familia y amigos aplaudiendo (escandalosos como siempre).
—¡Esa es mi mejor amiga, wuu!—gritó Nico, recibiendo malas miradas de sus compañeros.
Heather recibió su diploma y el micrófono.
—Ehm, sólo estudié aquí tres meses hace dos años, pero jamás olvidaré nuestra genial obra de otoño: La Gallina.—sus compañeros aplaudieron alegres al recordarlo.—Tampoco la olvidaré a usted, maestra Jones, donde sea que este... oh, ahí está, hola. Bueno, adiós. Supongo que los quiero, aunque no sé el nombre de ning...
—Ya, ya.—la interrumpió el profesor, quitándole el micrófono.
Pepper se secó una lágrima, orgullosa de ambos, mientras Tony intentaba tomarles fotos.
—Peter. Niño, ¿cómo dejo de grabar en esta cosa?
El chico revisó el aparato.—Ehm, nunca empezó a grabar.
—¡Tony!—se quejó su esposa.
—No le grites a un lisiado, Virginia.—regañó Morgan.
Oh, sí... El incidente en el agujero negro causó daños permanentes en los pulmones del millonario, dejándolo en silla de ruedas. Puede sonar triste, pero Tony disfrutaba bastante ser llevado a todas partes.
—No se preocupe, señor Stark, yo grabé todo.—dijo Ned, asomándose desde su butaca y mostrándole su pantalla.
Peter recibió un accidental codazo en el rostro a causa de eso.—Ouch, casi me rompes la nariz.
—Gracias, Ned, siempre eres tan eficaz.—dijo Tony, mandándole una mala mirada a Peter, quien bufó.
—¿Y ahora qué hice?—exclamó el castaño.
—Tú me regalaste esta extraña cámara y no me explicaste cómo usarla.—musitó el morocho.
Peter rodó los ojos.—Perdón por pensar que Tony Stark, genio y millonario, sabría usar una simple cámara.
—Cállense, ya van a lanzar sus birretes.—exclamó MJ.
Todos los estudiantes estaban en la tarima vestidos con sus negras togas y al contar hasta tres, lanzaron sus birretes al aire. Heather gritó emocionada y abrazó fuertemente a Nico.
—¡Ya somos adultos!—exclamó el chico de rulos.—Hay que ir a un club o un bar...
—Aún no tienen la edad legal para tomar.—le recordó Pepper, acercándose a ellos para abrazarlos.—Estoy tan orgullosa de ustedes.
Nico le dio unas palmaditas en la espalda.—Gracias, p-pero no respiramos.
Pepper los soltó con una sonrisa triste y les dio otro corto abrazo.
—Es mi turno.—se quejó Tony.
Los dos chicos se inclinaron y lo abrazaron, intentando no tumbarlo de su silla. Luego, MJ se acercó corriendo y besó tiernamente a Nico. Heather desvió la mirada y buscó a Peter entre la multitud, pero no lo encontró.
—¡Heather!
La mencionada se giró y fue atacada por los brazos de Betty y Ned.
—Bienvenida al mundo de estudiar hasta la madrugada y sólo alimentarte de café.—dijo la rubia.
—Y no tener tiempo para llorar.—añadió Ned.
—Ehm, gracias.—dijo Heather, algo incómoda que ninguno de los dos dejara de abrazarla.
—¿Y a mí no me abrazan?—llamó Nico de brazos cruzados.
La pareja fue hasta él y lo abrazaron igual de apretujadamente. Morgan jaló de la toga de Heather para llamar su atención.
—Te voy a extrañar.—susurró la niña al abrazarla.
Heather frunció el ceño.—No me iré a ningún lado.
Peter se aclaró la garganta y la pequeña niña se alejó dando saltitos de emoción y dejando que la pareja se abrazara. El castaño le dio un beso en la frente, mejilla y, finalmente, en la boca.
—Te graduaste sin mi ayuda en Química.
—Tuve la ayuda de Google.—bromeó la rubia.
Peter rodó los ojos y la besó nuevamente. Esta vez fue más profundo y largo. Al separarse, acarició su mejilla y le dio una sonrisa ladeada.
—Te tengo una sorpresa.
Sacó un sobre de su bolsillo y se lo dio.
Heather lo miró confundida.—¿Qué es?
—Ábrelo.
Y así lo hizo. Sacó una bien doblada hoja que tenía en grande las letras "Université Louis Lumière".
—¿Recuerdas cuando aplicaste a miles de universidades en Francia hace meses?—dijo Tony.
—¿Qué dice?—animó Pepper, sacudiéndola levemente.
Heather ahogó un grito.—¡Me aceptaron!
Todos exclamaron entusiasmados. Pero la gran sonrisa de Heather se desvaneció al encontrarse con la mirada de Peter. Oh, no... Miró a su familia con horror en sus ojos. Entrar a esa universidad implicaba irse a Francia y dejarlos a todos por quién sabe cuántos años.
—Hey, no llores.—susurró Peter, abrazándola reconfortante.—Estas son buenas noticias.
Nicholas y MJ compartieron una mirada triste y se unieron al abrazo, seguidos de Ned y Betty.
—Yo... n-no quiero irme.—sollozó Heather.
—Pero siempre has querido estudiar en Francia.—animó Nico, recostando su cabeza en su hombro.
—Exacto. Es una gran oportunidad.—apoyó MJ.
—P-pero, ¿qué haré sin ustedes?—murmuró triste.
—Nosotros estaremos aquí siempre. Debes ir a cumplir tu sueño, ¿ok?—dijo Peter mientras secaba sus mejillas manchadas de lágrimas.
Heather asintió y aprovechó lo más que pudo el abrazo, quería recordar ese momento para siempre.
—Adivinen. Les tengo un regalo a ambos graduandos.—dijo Tony. El grupo se separó y miró expectante al genio.—Como ya son mayores de edad, excepto Heather, pero cumples la otra semana así que no importa, quise darles algo grande.
—¿Un camión monstruo?—dijo Nico emocionado.
Tony rodó los ojos.—No. Morgan, haz los honores.
La niña tiró confetti lo más alto que pudo sobre los dos chicos y le dio una canastita a su padre.
—Tengan sus boletos de avión.
Nico y Heather abrieron los ojos como platos y recibieron la canasta.
—¿Por qué cuatro?
—¿Y por qué dos tienen diferentes destinos?
Tony arqueó ambas cejas y sonrió pícaramente.—De nada. Oh, y no quiero embarazos.
Heather frunció el ceño hasta que entendió. Miró de reojo a Peter, quien estaba igual de sonrojado que ella.
Nico ahogó un grito y le sonrió a MJ.—Vamos a Hawaii.
Peter agarró suavemente el brazo de Heather y leyó los dos boletos restantes.
—Parece que vamos a Las Bahamas.
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queda el último capítulo y el epílogo, preparen sus pañuelos...