No se demoran en tomar nuestra orden y cinco minutos tenemos frente a nosotros un gran mix de Sushi bastante apetitoso. No soy muy fan de las piezas de arroz, pero varias veces he escuchado a Tania decir lo mucho que ama la comida japonesa.

Hablamos sobre lo feliz que se siente con su familia ya aquí, lo poco que le queda en ROM, mi trabajo, mi relación distante con mi familia y lo agradecidos que deberíamos estar con Hanna por darnos tantas oportunidades.

Al mencionarla bebo un largo trago de mi vino blanco.

No está bien que salga con ella mientras siento algo por la rubia. Tania es una mujer grandiosa y me gusta tenerla cerca, pero no puedo evitar sentirme mal cada vez que me dice que me quiere, porque yo también lo hago, solo que como amigo.

¿Cuánto tiempo más seguiré con esto? ¿Cuánto tiempo más debo esperar a que Hanna si quiera algo? ¿Y si Thomas tiene razón y es cosa de tiempo para que se aburra de mí?

No creo poder seguir con Tania si Hanna se aburre de mi...

— Oh cielos no...

Dejo la copa y sigo la mirada horrorizada de Tania. Me inclino hacía la ventana y me tenso al verla. Sus ojos están fijos sobre mi chica y cuando me ve, en cuestión de minutos está dentro del local caminando rápidamente hacia nosotros.

— ¡Sabía que no eras gay! ¿¡Estás saliendo con esta zorra!?

— Alice cálmate. — Tiro de su brazo antes de que golpee a Tania. La morena se arrincona contra la ventana asustada. — ¿Puedes calmarte? Hay más gente en el restaurante.

Ella se suelta con los ojos llorosos y me pongo frente a Tania para que no llegue a ella.

— Me mentiste... No eres gay, nunca lo fuiste.

Estoy a punto de aceptar mi error y Tania habla.

— ¿Piensas qué vinimos juntos? Estamos en una cita doble, por eso los asientos son grandes.

Alice se gira hacía ella a la defensiva y yo la miro confundido. Tania sonríe y golpea mi brazo de forma juguetona.

»— Esperamos a Hanna y Ryan.

— ¿Tu eres Amanda? — Alice la mira sorprendida y rápidamente su rostro se sonroja en vergüenza cuando Tania asiente. — Oh... es qué cómo están solo ustedes dos, hay rosas rojas, y van bien vestidos... pensé que estaban en una cita.

— Si, estamos en una cita, pero doble. Y nuestras parejas todavía no llegan. — Tania vuelve a sentarse y yo hago lo mismo para no seguir llamando la atención. — ¿Por qué no te quedas y nos acompañas? Así dejas de pensar que era una cita de dos.

Alice asiente y se sienta junto a ella dejando sus manos sobre su regazo. Evita mirarme.

— Llamaré a Ryan, le diré que si no llega en cinco minutos, nos vamos. — Me levanto tomando mi móvil y algo indeciso, dejo a ambas chicas solas. Voy al jardín trasero y marco su número con prisa.

Justo estaba pensando en usted, Señor Adrien Dimitry Volkov... — Trago saliva. La forma en la que dice mi nombre me excita. — ¿Sabe? creo que hay una fuga de agua en alguna parte de mi techo, porque hay una parte de mí que está muy húmeda, ¿Podría venir y ayudarme?

— Hanna necesito tu ayuda.

Bufa.

Dios, ya estás de amargado. ¿Nunca podremos tener sexo por llamada?

Recuerdo cuando Thomas me dijo que su móvil terminaba pegajoso luego de llamarse con Henry.

Hago una mueca.

Buscando el Paraiso (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora