Capítulo 1 (Parte 1)

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Hanna

— ¿De quién eres la perra?

— De usted, Hanna Morgan.

— ¿De Los Morgan?

— No, de usted.

— ¿De La Elite?

— No, de usted.

— ¿De la Guardia? Dime Cooper, ¿¡De quién eres la maldita perra!?

— ¡De Hanna Morgan!

Me giro hacia los demás hombres.

— ¿De quiénes son las perras?

— ¡DE HANNA MORGAN!

— ¿¡Qué son!?

— ¡LAS PERRAS DE HANNA MORGAN!

Me acerco a Cooper enseñándole la pistola de oro.

— Yo soy lo más importante en tu vida, todo lo demás pasa a segundo plano, y si yo necesito que hagas algo lo harás al instante y sin dudar. ¿Verdad?

— Verdad. — Cooper responde con seriedad.

— Bien, mata a tu mujer embarazada. — Fátima sienta a la mujer embarazada con el rostro tapado y veo cómo unos cuantos se tensan. Menos Cooper. — Ni tu mujer ni tu hijo son más importantes que yo, asique mátalos. — Le extiendo el arma.

Le quita rápidamente el seguro y dispara tres veces a la mujer sin pestañear.

Cada generación es más bestia que la anterior.

Cuando la mujer se está desangrando con quejidos bajos, Cooper vuelve a poner el seguro del arma y me mira.

— Listo, señorita.

Miro detenidamente su rostro, no repasa los treinta, sus ojos no expresan emoción alguna y en su cuello, todavía está rojiza la piel alrededor del tatuaje que deben hacerse todos mis hombres y guardias.

"Bitch"

No sé cómo hacen para verse tan rudos con eso tatuado en su cuerpo.

El hombre se mantiene inmóvil esperando otra orden de mi parte. Rio un poco y luego avanzó donde la mujer quitándole la bolsa de la cabeza. Fátima se para a su lado y la miro para que me diga su nombre.

— Dhalia. — Asiento y acarició la mejilla de la mujer que agoniza. Me ruega con la mirada que la deje vivir.

— Muchos de ustedes no alcanzaron a conocer a Dhalia. — Me giro hacia los demás y veo a Cooper aliviado por no haber matado a su mujer. Ahora si es expresivo, ¿Eh? — Dhalia trabaja para mí, desde hace cuatro años, y el día de hoy... Fue encontrada vendiendo nuestra mercancía a un costo más elevado para quedarse con un porcentaje. Traición qué debe pagarse con la muerte, y ella lo sabía. Ustedes lo saben.

— Hanna lo siento... El dinero lo necesitaba...

— Mi paga es más de lo que podías pedir, no terminaste tus estudios y nadie iba a pagarte tanto por hacer ni una mierda. Lo sabes bien.

Ese es uno de los grandes riesgos en este negocio, no falta el imbécil que se cree mejor y trata de hacerse un imperio con mi mercancía.

— Por favor deja vivir a mi hijo... Él no tiene la culpa de mis errores.

Miro a Dhalia alzando una ceja y luego veo su vientre. Rio y ella solloza derramando grandes lágrimas y sangre por su boca. Me inclino hacia ella y dejo un beso en su mejilla.

Buscando el Paraiso (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora