Capítulo 40 (Parte 2)

292 28 5
                                    

ACTUALIZACION DOBLE, ESTA ES LA SEGUNDA PARTE


Abel

Sus ojos brillan, su rostro se mancha con sangre cada que entierra el cuchillo y lame sus labios con una sonrisa viendo a su víctima.

Los gritos y lamentos le encantan, debería decirle que necesitamos apurarnos para salir de aquí ya que el efecto comenzara a pasar en diez minutos y los guardias despertaran. Sin embargo no puedo dejar de mirarla matar a el desgraciado.

Hanna adora matar.

No, me equivoco, le excita, le moja el maldito coño escuchar como piden piedad, como rezan o como dicen que le darán lo que quiera si se detiene. El poder que siente quitando vidas es algo que le eriza los pezones y la pone tan lista para follar.

Estoy muy seguro que cuando se encierra en el baño para limpiarse la sangre, termina metiéndose los dedos.

Sin embargo, no puedo culparla, entiendo el sentimiento.

Una vez el cadáver deja de poner resistencia en un todo, bajo la mirada viendo el desastre de intestino que hay desparramado sobre la cama matrimonial. Hanna quita el cuchillo del pecho y lo alza.

La veo levantarlo frente a sus ojos y me mira. Su mirada endemoniada es la misma que vi la otra noche al entrar a su habitación, la misma que vi cientos de veces hace cuatro años. Está caliente, deseosa por coger, y me lo confirma cuando lame la cuchilla manchándose la lengua con la sangre del cerdo.

Sonrió de lado mirándola.

¿Adrien? ¿Amarlo? Si, puede que lo haga, pero ama mucho más el sexo.

Si Adrien no estuviera en su vida... tomaría su hermoso rostro, y la besaría saboreando la sangre del infeliz en sus labios. Rodaríamos hacia el lado más limpio de la cama y le metería toda la maldita polla escuchándola gemir en mi oído.

"Abel..."

Pero tiene razón...

Adrien extendiéndome una taza de café sin mirarme en el desayuno.

Adrien saliendo del baño dejándome agua caliente para ducharme.

Adrien haciéndome reír con su ignorancia y curiosidad por las palabras de Edwin.

El maldito comunista abrazándome en año nuevo con fuerza.

"¿Sabes? Si no fueras tan idiota, podríamos ser buenos amigos."

No se sintió como las cogidas que solíamos tener, luego del orgasmo, se sintió mal.

— Vamos. — Carraspeo levantándome y apartando la mirada guardando mi móvil. — Pronto comenzaran a despertar los guardias.

Asiente extendiéndome el cuchillo y se limpia la boca con el dorso de su mano.

— Vamos.

Caminamos a la salida llevándonos las prendas de los guardias y las dejamos en el asiento trasero del Tesla junto al cachorro que duerme acurrucado junto al bolso de Hanna.

Enciendo la radio buscando una sintonía en vivo y acelero de regreso sin decir ni una palabra.

"Si, lo amo."

Salgo de Kalorama tomando la Avenida Connecticut y Hanna me hace detenerme cuando pasamos sobre el rio Rock Creek. Se baja a la oscuridad y se aferra a la baranda del puente mirando el cielo.

Miro hacia el animal ya despierto en el asiento trasero.

— Amón, a tu dueña le faltan un par de tuercas. — Se acurruca otra vez contra el bolso de la rubia y tengo el leve presentimiento de que lo hace porque tiene el olor de Hanna.

Buscando el Paraiso (+21)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon