Capítulo 18

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La idea de Beau me había concedido las pocas esperanzas que necesitaba para juntar fuerzas y seguir adelante con el plan

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La idea de Beau me había concedido las pocas esperanzas que necesitaba para juntar fuerzas y seguir adelante con el plan. 

¿Era infalible? No. ¿Seguro? Menos. Pero, ¿nos daba alguna posibilidad? Sí, mierda que sí lo hacía. Y justamente por ese pequeño pero existente porcentaje de conseguir la tan ansiada libertad, no tardamos casi nada en ponerlo en práctica. 

Ya llevamos alrededor de un mes aquí dentro. Un mes claustrofóbico y con muchos problemas en el medio. O al menos ese fue el tiempo que logramos calcular prácticamente haciendo cuentas en el aire, ya que el no tener ventanas cerca para notar cuando oscurece o cuando sale el sol nos complicaba las cosas en demasía, y creo que está de más decir que eso estaba por volverme loca. 

Lastimosamente, no pudimos movernos tan rápido como habríamos querido. El estúpido de Zev, por más de haber aceptado trabajar juntos para huir de aquí, es bastante escurridizo. Para nuestra desgracia, esta vez era una certeza que necesitábamos su ayuda -si el plan de Beau sale tal y como lo planeamos-, lo que disminuyó las probabilidades de que le cuente la verdad tras mi pequeña mentira que utilicé para que aceptara. Reese iba a venir con nosotros, el señor malhumorado quiera o no, pero creo que es mejor que se entere por su cuenta en un momento en que le sea imposible hacer algo para evitarlo. Lo conozco lo suficiente para saber que si se llegara a enterar, haría hasta lo imposible por eliminarlo del plan. Zev era un hombre serio y terco como él solo, y no permitiría que su enemigo no declarado se salga con la suya.

Por medio de Amara, el rubio ya sabe que debe ser discreto y silencioso sobre su escape; aunque, según las palabras de la argentina, no pareció interesarle mucho el enfado de Zev. 

Supongo que, después de todo, ya se habían enfrentado a los golpes una vez. Y Reese había resultado ganador. Así que, ¿por qué debería temerle ahora?

De todas formas, tampoco parece ser el tipo de chico que se deja intimidar, ni aunque su adversario fuese un contrincante digno; cosa que, evidentemente, nunca admitiría. Su orgullo y narcisismo es demasiado grande como para aceptar que alguien podría estar a su altura. 

Actualmente, me encontraba recostada en la cama de una de las habitaciones que utiliza Coleman para sus estudios. No había dejado de hacerlos, obviamente, y aprovechó esto de tenernos las veinticuatro horas del día para tener nuestro cerebro totalmente esclavizado bajo sus aterradoras manos; cosa que también contribuyó a que tardaramos tanto en planear nuestra huida como es debido. 

Sabíamos que solo tendríamos una oportunidad. Si llegamos a errar -opción que no quiero ni imaginar- las consecuencias serían de índole catastrófico. Nos encerrarían con la máxima seguridad, nuestros tratamientos probablemente dejen de ser indoloros, y los aliados con los que ahora contamos desaparecían. Se desaseherian de Zev en un abrir y cerrar de ojos, y quién sabe en que condiciones dejarían a Reese. 

Eran muchos factores que podrían salir mal, por lo que nos aseguramos de que cada paso  esté cuidadosamente en su lugar y se efectúe cuando sea preciso. 
Si no fuese así, estábamos realmente jodidos. Y con un paso más cerca de la muerte. 

Decere (Invisibles fuerzas oscuras)Where stories live. Discover now