Capítulo 31

10 5 1
                                    

Mi cuerpo entero pesaba

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Mi cuerpo entero pesaba. No me acordaba qué había pasado, pero sabía que debía obligarme a mí mismo a abrir los ojos, aunque no tenía de dónde sacar las fuerzas para hacerlo.

Luego, los recuerdos llegaron junto con un torbellino de emociones.

El rastro de sangre. El gato que maté. El bar. Briana. La bruja que nos acecha. Amos muerto por mi culpa.

Mierda, pasaron muchas cosas ayer.

Utilizo toda la voluntad que me queda para abrir los ojos. Sea cual sea la clase de hechizo que nos lanzó, poseía una potencia indiscutible. Mis músculos no querían obedecerme, pero los obligo a pararse y prestar atención a lo que sucede a nuestro alrededor.

Mi primera vista no fue agradable.

Reese estaba a unos pasos de mí, recostado en un árbol y, aparentemente, disfrutando de cómo todos nos sumimos en la inconsciencia.

—Roncas. ¿Lo sabías, doctorcito? —murmura en mi dirección.

—Oh, cállate. —Me pongo frente a él. Era la primera vez en mucho tiempo que estábamos solos, aunque los demás no tardarían mucho en despertar.

—¿Se puede saber por qué todos decidieron tomar una siesta justamente en este lugar? —Alza una ceja.

Bufo.

—Una estúpida bruja y su odio injustificado.

—¿Una bruja? —ríe—. ¿Te dejo solo unas horas y las mujeres ya te comieron la cabeza?

Reese tenía la enorme capacidad de hacerme perder los nervios en tiempo récord.

—¿Y tú por qué no estabas con nosotros en primer lugar? —pregunto—. ¿Dedicarle una canción no tuvo el resultado esperado? No sabía que tenías un lado romántico, rubio.

Su porte cambia y sus ojos se enfurecen, por fin un cambio de emociones en su ridícula estabilidad a base de burlas y risas con doble sentido.

—No quiere seguir con esta conversación, doc.

—¿Por qué no? ¿Tienes miedo de demostrar algún tipo de sentimiento?

Me acerco más a él. Ahora estábamos los dos lo suficientemente enojados como para empezar una pelea, y esta vez no había médicos cerca que me dejen fuera de combate.

—¿Qué sucede? —Una voz detrás de mí nos interrumpe.

Briana nos veía confundida, y no era la única que se había despertado. Se notaba en los rostros de todos el cansancio y la pesadez en el cuerpo por la cual yo también había pasado.

—¿Podrías contener a tu novio, amorcito? —Reese le guiña un ojo. ¿Y este quién se cree? —Se despertó un poco alterado, me temo.

Briana suspira y vuelve a recostarse, como si lidiar con nosotros fuese más de lo que pudiese soportar.

Decere (Invisibles fuerzas oscuras)Where stories live. Discover now