Capítulo 29

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La mirada de Dionisio me incomodaba

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La mirada de Dionisio me incomodaba.

Su intento de coqueteo no me pasaba desapercibido, pero no quería nada con él. ¡Ni siquiera le hablaba! Pero eso no parecía interesarle. Al contrario, parecía satisfacerlo el tener más tiempo para hablar sin interrupciones.

Suspiro. Tampoco podía alejarme demasiado de la barra. Thalía estaba tomando como si no tuviese que volver a despertar y sufrir una resaca, y alguien debía estar ahí para ella y cuidarla.

Desde que Amos no está... son tiempos duros para ella. Intenté darle todo mi apoyo, pero nunca fui bueno con las palabras. Esperé que estar a su lado fuese suficiente; pero el problema con estos casos es que nunca lo es. Siempre te queda esa extraña sensación de pérdida y culpa, y nada ni nadie puede hacerla desaparecer.

Y yo... yo siempre la observé desde la distancia. Sabía que no tenía oportunidad alguna con ella, y siempre se me dio bien pasar desapercibido. Apenas recaía en mi presencia, pero yo siempre estuve encandilado con la suya.

Me avergonzaba admitir que esto se remonta desde antes de lo del centro de investigación. Yo siempre fui el retraído de clase, la persona a las que todos ignoraban, el cero a la izquierda de cualquier ecuación. Y Thalía... ella deslumbraba. Su cabello rubio, sus hermosos ojos, sus bellas curvas que me moría por abrazar; toda ella era un espectáculo que amaba observar.

Claro que ella nunca lo notó, y no la culpo por eso. Luego nos tocó estar juntos en esta especie de experimento, y mis sentimientos se afianzaron al descubrir de a poco lo que se encontraba debajo de su maravillosa imagen.

Pero ella se fue con Amos.

Aquella noche, mientras controlaba mi respiración e intentaba deshacerme de el inmenso terror provocado por la parálisis del sueño, escuché a Thalía buscar confort en los brazos de Amos. No entendería que la había llevado a ello. Por qué lo eligió a él y no a mí. Pero, ¿cómo podría reprochárselo? Yo era nada. Yo era nadie. En ese entonces ni siquiera podría haberle devuelto la palabra. Pero aún así, eso dolió.

Y ahora Amos había muerto. No me malinterpreten, jamás quise que eso sucediera. Nadie merece ese final, y por más de que él obtuviera lo que yo más quería sin el mínimo esfuerzo, no tenía razón alguna para odiarlo. Era un buen chico, solo que el destino no supo apreciarlo. Y sin duda su muerte es una de las cosas más traumáticas que jamás había presenciado.

—Los ojos en mí, chico bonito —Dionisio chasquea los dedos frente a mí.

—Perdón —susurro. No le estaba prestando atención—. La próxima vez que Thalía te pida una bebida, ¿podrías traerle un vaso de agua diciéndole que es vodka? Creo que ya tomó suficiente.

El alcohol no iba a hacer que olvidase su pérdida, solo iba a aumentar el dolor el día de mañana.

—Claro —ríe—. Esa es la frase más larga que me has dicho, lo mínimo que puedo hacer es cumplirla.

Decere (Invisibles fuerzas oscuras)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin