Capítulo 24

15 5 8
                                    

El miedo, como la mayoría de los sentimientos, tiene una vista muy subjetiva

Ups! Tento obrázek porušuje naše pokyny k obsahu. Před publikováním ho, prosím, buď odstraň, nebo nahraď jiným.

El miedo, como la mayoría de los sentimientos, tiene una vista muy subjetiva. Nunca puedes acostumbrarte a él, sin importar cuantas veces lo hayas experimentado. Puedes ver muchas películas de terror y luego alardear sobre que no le temes a nada; pero cuando el miedo vuelve a atacar, es incontrolable.

Porque si hubiera una forma de acostumbrarse a él, de combatirlo, debería haberla aprendido desde hace mucho tiempo atrás. Casi todas las noches convivo con ese pánico creciente que se apodera de cada uno de tus sentidos, y nunca pude alejarlo de mí. He llorado, gritado, suplicado; tanto en sueños como en la vida real, y aún así no encuentro la manera en que se detenga. Porque nunca lo hace.

El miedo es imparable, y vas a tener que convivir con él el resto de tu vida.

Y ahí estaba yo, intentando controlarlo para no permitir que se refleje en mis emociones, aunque ahora mismo tengo un millón de razones por las cuales estar asustada. Podía empezar por los horribles gritos que escuché, por el horrible cadáver que encontré, por la misteriosa palabra que reposaba junto a él y, lo más importante, que el asesino podría estar caminando junto a mí.

No habíamos movido el cuerpo, nadie tocó nada y decidimos dejarlo tal cual lo encontramos; lo que no podría ser muy inteligente o incluso bondadoso de nuestra parte. No sabíamos si algún día lo encontrarían, pero ninguno deseaba que lo relacionaran con su muerte.

Pensar en que el hombre ahora mismo podría tener una familia que los busca desesperadamente me angustiaba. Podría tener una esposa, hijos, unos padres preocupados por su bienestar; pero había muerto en misteriosas condiciones que lo hicieron sufrir hasta el último segundo de vida.

Mientras mis pensamientos estaban en cualquier lado menos en la actualidad, llegamos a nuestro lugar del bosque. Levanto la mirada por primera vez en mucho tiempo para ver cómo todos se acuestan en silencio dentro de sus respectivas bolsas de dormir, aunque parece que no fueran a pegar ojo hasta dentro de un largo tiempo. Comprendo algo tarde que alguien falta, pero el rubio en cuestión no tarda nada en hacer acto de presencia.

—Te veo distraída —susurra en mi oído. No sé en qué momento llegó atrás de mí, pero ahora me encontraba con su pecho rozando mi espalda, y sus labios dándome escalofríos en el cuello—. Ten cuidado con eso, podrías perderte algunos detalles interesantes —murmura, y pasa delante de mí con una inmensa sonrisa y aires de inocencia.

Cuando lo veo alejarse, me doy cuenta de a que se refería. Sus manos estaban limpias y sin signos de sangre, además de que su ropa parecía encontrarse en perfectas condiciones. No sé cómo, cuándo ni porqué hizo lo que hizo, pero de lo que sí estaba segura era de que tenía que hablar con él. Reese podrá ser muchas cosas, pero yo no iba a convertirme en su cómplice. Quería saber qué había hecho, y si llega a estar involucrado con el espantoso asesinato que acabamos de ver, no dudaría en decirlo. No esta vez. Iba a confesarlo todo al frente del grupo, y cada uno de ellos se enteraría de lo que hizo. No iba a permitir que me manipulara. Ahora su cara angelical, acciones confusas y su extraño don para encontrar las palabras exactas no iban a persuadirme.

Decere (Invisibles fuerzas oscuras)Kde žijí příběhy. Začni objevovat