37.- Sorpresas de cumpleaños

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Severus estaba esperando a su hijo en el estudio, sentado en el sofá frente a la chimenea leyendo un ejemplar del Diario El Profeta. Escuchó a Harry entrar en la cabaña y Rellah le preguntó cómo había ido su viaje, y escuchó a Harry responder que había ido de manera brillante. Luego escuchó los pasos del chico sobre las tablas del piso de madera, sonando anormalmente fuertes porque llevaba botas, y el Maestro de Pociones hizo una mueca, sus ultrasensibles oídos dolían por el agudo eco. Hizo una nota mental para recordarle a Harry que se quitara las botas antes de entrar a la casa.

Luego miró hacia arriba cuando su hijo entró, llevando su sombrero en una mano, su cabello levantado como un espantapájaros, un manierismo que una vez había molestado a Severus muchísimo cuando era más joven, pero que ahora encontraba extrañamente entrañable. Harry parecía cansado, ya que suponía que cualquiera volaría tres horas en la espalda de un pegaso, pero había una luz en los ojos verdes y una sonrisa en el rostro del chico que Severus no había visto desde que Harry se había convertido en animago.

– Por la expresión de tu rostro, ¿te fue bien en el viaje? – Preguntó Severus. – ¿Estás adolorido? –

– Solo un poco – Harry se encogió de hombros, descartando el ahora ardiente dolor en sus muslos y trasero. – Papá, fue como... la cosa más increíble de mi vida. Nunca... no puedo ni empezar a decirte... ¡fue tan increíble! Como cuando me convertí en Whisper por primera vez. – Sus ojos verdes brillaron con una emoción desenfrenada. – Y... cuando finalmente aterrizamos, no quería hacerlo, pero Boreal estaba cansado, me miró y... nos unimos –

Severus se inclinó hacia adelante con atención. Seguramente Harry no quiso decir...

– ¿Cómo unidos, Harry? –

– Uh... Boreal lo llamó un vínculo del corazón, es cuando un pegaso elige a un jinete de por vida y se vincula con él, mental y emocionalmente también, supongo. Nos tomó a los dos por sorpresa, todo lo que hizo fue mirarme y simplemente... sucedió – Harry dijo, sonando levemente aturdido.

También podría haberlo hecho, porque tal vínculo era raro y no debía tomarse a la ligera.

– Harry, siéntate – Severus hizo un gesto hacia un asiento en el sofá junto a él. El chico se acercó, haciendo una leve mueca mientras se sentaba con cautela en el sofá de cuero. Severus no se lo perdió y pensó: ¡Un poco de dolor, mi varita! Necesitará mi bálsamo más tarde, seguro que un pegaso tiene alas. Pero esa no era su principal preocupación ahora. – Harry, ¿sabes lo que significa estar unido a Boreal de por vida? – Su hijo asintió lentamente.

– Sí, eso creo. Significa que no tendrá otro jinete excepto yo y... que es mi amigo y mi socio... ¿no? –

– Sí, también significa que cuando tú mueras, él también lo hará – dijo Snape con gravedad.

Harry tragó.

– ¿Quieres decir... si yo muero, él también lo hará, incluso si... incluso si no está herido o enfermo o algo así? –

– Sí. Ese es el precio del vínculo del corazón –

– Pero... ¡eso no es justo! ¿Y yo? Si él muere, ¿lo haré yo? –

– No. Pero la mayoría de los jinetes que están unidos nunca sobreviven a su pegaso, viven cientos de años, Harry. Como mago, tendrás una vida útil más larga, debido a la magia en tu sangre, pero solo unos pocos magos viven más allá de los trescientos años más o menos – Harry sintió que las lágrimas le picaban en los ojos y parpadeó con fiereza.

– Lo sabía, ¿no? Antes de aceptar, sabía lo que significaba si se unía a mí –

– Sí, me parece un pegaso sabio y sabría el precio del vínculo de corazón, esta no es la primera vez que se produce un vínculo así –

Brazos de un ángel oscuroWhere stories live. Discover now