26.- Una mano firme

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Advertencia: ¡abuso infantil implícito en este capítulo!

Los Dursley se iban de vacaciones, Harry se enteró tan pronto como puso un pie en Privet Drive. A París y Normandía en Francia. Dudley no perdió el tiempo en presumir del viaje a su primo menos afortunado, que Vernon había sido premiado como un beneficio porque acababa de obtener un ascenso y había firmado una cuenta enorme.

– Papá tiene suficientes entradas para mí y para mamá, pero no para ti, extraño Harry – dijo Dudley con desprecio. – Entonces, ¿adivina qué puedes hacer? Quedarte en casa solo, aww... ¡pobrecito bebé! – Harry le dio a Dudley una mirada penetrante.

– Cállate, Diddydumpling. No me importa si estoy solo en casa – Serían tres días de bendita paz y tranquilidad, sin nada que hacer más que relajarse y ver la televisión por una vez, hasta que Snape viniera a buscarlo.

– ¡No me llames así, fenómeno! – Dudley lo empujó con fuerza, casi golpeando a Harry contra la pared de su habitación. La tía Petunia le había ordenado a Harry que subiera y ayudara a su primo ballena mimado a empacar para su viaje.

– ¿Por qué no? Tu querida mamá lo hace – bromeó Harry, haciendo una mueca de dolor cuando su hombro protestó.

Los Dursley seguían tan horribles como siempre, nueve meses fuera no habían cambiado eso, pensó con tristeza. Excepto que Harry ya no necesitaba aguantarles tanto, ahora que pasaría los veranos con Severus. Harry sabía que sus parientes estarían saltando de alegría cuando supieran que Harry ya no era su responsabilidad durante el verano o las vacaciones, gracias a la decisión de su tío Toby de adoptarlo.

Apenas habían parpadeado cuando les había hablado del pariente lejano de su madre de Estados Unidos, que le había pagado para que se sometiera a una cirugía ocular correctiva.

– Lástima que no haya cirugía para corregir tu extrañeza también, muchacho – había comentado Vernon con frialdad, mirando a su sobrino con disgusto. – Tal vez puedas pedirle a este tío tuyo que te haga una lobotomía también, ¿eh? – Se rio a carcajadas y Dudley siguió su ejemplo,

Harry no se había molestado en responder a eso, en lugar de eso, actuó como si no entendiera la insinuación de Vernon y se fue a ayudar a Petunia a preparar la cena. Ella no había hecho ningún comentario despectivo sobre sus nuevos ojos, excepto para decir que era mejor que este hombre no esperara que le reembolsaran. Harry le había asegurado que Tobias Knight nunca pensaría en hacer eso.

– Es dueño de una bodega en Napa Valley, tiene suficiente dinero para pagar la cirugía y algo más – Harry improvisó rápidamente.

– ¿Es él... uno de ellos? – Petunia preguntó, revolviendo una olla de papas.

– ¿Un mago? Sí. Fue a la escuela con mi madre – respondió Harry, ignorando el estremecimiento de Petunia. Era ridículo, la forma en que tenía tanta fobia a la magia, que ni siquiera podía decir las palabras "magia" o "mago", al igual que la mayoría de los magos se negaban a decir el nombre de Voldemort en voz alta. A veces, Harry solo deseaba gritar – ¡Boo! ¡Soy un mago y puedo hacer magia! – justo en su rostro contraído, pero él lo sabía mejor.

Había aprendido desde niño que nada traía la ira de Vernon y Petunia sobre su cabeza más rápido que usar esas palabras prohibidas. La única paliza que había recibido de Petunia había sido porque inocentemente le había dicho a su vecino de al lado que podía hacer magia a veces, tenía cinco años. Petunia se había sentido mortificada, aunque su vecina, la divertida gata Arabella Figg, se había reído y dicho que los niños tenían tan buena imaginación en estos días. Pero a Petunia no le había hecho gracia y había dejado patente su desaprobación en el trasero de Harry tan pronto como lo arrastró dentro, azotándolo profundamente en su trasero desnudo y luego tirándolo en su armario. Harry había llorado hasta quedarse dormido y cuando despertó se encontró en el laboratorio de Severus, acurrucado en el regazo del ángel oscuro.

Brazos de un ángel oscuroWhere stories live. Discover now