Brazos de un ángel oscuro

43.- Preparativos para la carrera

Los ojos de Harry se sentían doloridos y pegajosos cuando logró dejar de llorar y levantar la cabeza del hombro de su padre. Se sentía agotado y exprimido, no podía recordar haber llorado tanto durante tanto tiempo, su respiración todavía estaba entrecortada. La mano de Severus estaba en su espalda, frotando suaves círculos sobre ella. El toque ayudó un poco, lo que le permitió a Harry relajarse e intentar recuperar algo de autocontrol.

– Lo siento, papá. Yo... no quise desmoronarme así – Se disculpó, sintiendo su rostro enrojecer.

– Está bien, Harry. A veces todos necesitamos derrumbarnos, para poder recoger los pedazos y comenzar de nuevo – Dijo Severus, poniendo a su hijo en su regazo, porque le dolían un poco las rodillas de sostener al huesudo niño de once años. – Esperaba que reaccionaras de esta manera ante el Pensadero, hijo. Es natural. ¿Hay algo que te gustaría preguntarme sobre lo que viste? –

– Umm... los brazaletes de plata, así es como siempre sabías cuando estaba enfermo o herido, ¿verdad? –

– Sí. Los brazaletes pertenecían a mi abuela, mi madre era su hija, y se los pasó a mamá, quien a su vez me los dio a mí. Deletreé el tuyo invisible para que los muggles no lo vieran y se lo llevaran –

– ¿Puedo verlo? –

– Ciertamente – Se subió la manga izquierda para mostrar su brazalete. – Esto siempre me informará si estás enfermo o herido y algunas veces también me muestra imágenes tuyas, como dónde estás cuando te lesionaste, etc., para que pueda buscarte desde allí o Aparecerme a donde tú estás –

– Oh. Supongo que eso explica mucho entonces – Dijo Harry. – ¿Puedo ver la pulsera? La mía, quiero decir –

– Sí, extiende tu brazo izquierdo – Ordenó Severus. Dijo una frase corta y de repente apareció en la muñeca de Harry un brazalete plateado con la inscripción "Curar es amar".

Harry giró el brazalete examinándolo.

– Todo este tiempo, y nunca supe que lo estaba usando. No se siente como nada en absoluto –

– No se supone que sea así. Las pulseras están diseñadas como una forma para que un padre o cuidador salve la vida de una persona joven o anciana que es propensa a accidentes y demás. O eso me dijo mi madre cuando me las dio. Me imaginé que era la mejor manera de seguirte la pista, Harry – Agitó su mano y el brazalete alrededor de la muñeca de Harry desapareció. – ¿Hay algo más que te gustaría discutir sobre los recuerdos, hijo? –

– Uh, sólo que ahora finalmente entiendo por qué no le agradaba tanto mi verdadero padre, señor. Era un idiota para usted – Harry dijo, sonrojándose. – Y mi mamá... realmente la amabas –

– Sí a ambas preguntas, Harry. Como dije antes, James era un matón mimado y se deleitaba en meterse conmigo. Y tu madre era a la vez mi mejor amiga y la única mujer que he amado – dijo Severus simplemente, parpadeando para contener las lágrimas. – Si terminaste con los recuerdos, hijo, me gustaría reemplazarlos –

– Sí. Muchas gracias por compartirlos, papá. Me ayudó a conocerla mucho mejor – admitió Harry en voz baja. Sabía perfectamente bien que los recuerdos privados de su padre eran un gran regalo y estaba agradecido de que se le permitiera acceder a ellos, era mucho más significativo ver los recuerdos en el Pensadero de lo que hubiera sido solo escuchar a Severus hablar sobre ellos...

– Bien. Porque mereces conocerla, ella era muy especial para mí... como su hijo – Severus dijo en voz baja, dándole al chico una sonrisa antes de pasar al Pensadero y comenzar a extraer los recuerdos y volver a colocarlos dentro de su cabeza. El proceso tomó quizás diez minutos y luego el Maestro de Pociones se frotó las sienes, siempre tenía un ligero dolor de cabeza después de recuperar recuerdos del pensadero y declaró: – Mi viaje al Callejón Diagon resultó muy fructífero, Harry. Recogí un programa de carreras y varias revistas sobre las carreras de pegasos, y un formulario de inscripción y un libro que detalla el curso del Skybolt y las reglas de la carrera también. Cuando te apetezca, puedes leerlos, están en el estudio sobre la mesa –