Brazos de un ángel oscuro

22.- El ángel oscuro y el engañador

Primer capitulo del maratón!!!

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Harry casi se cae de espaldas en las llamas negras, estaba tan sorprendido de ver a su guardián allí, y aparentemente se preparaba para batirse en duelo con Quirrell hasta la muerte. Respiró hondo, considerando si debía o no revelar su presencia. Un instante después, decidió no hacerlo, se subió la capucha de la Capa de Invisibilidad y desapareció. Sabía por las muchas conferencias de Severus que la concentración y el enfoque era primordial durante un duelo, y si Snape veía a Harry allí, perdería el enfoque y se distraería, preocupándose por su protegido en lugar de por Quirrell. Y no quería ser responsable de que mataran a Severus. Ya había muerto suficiente gente por él.

Así que miró alrededor de la cámara, era redonda y el espejo estaba colocado sobre un estrado elevado con dos escaleras que conducían a él. Snape estaba parado frente al espejo, era el mismo que le había prometido a Harry su sueño de un hogar y un verdadero padre durante las vacaciones de Navidad. Dumbledore lo había llamado con un nombre divertido: el Espejo de Oesed, pero para Harry siempre sería conocido como el Espejo de los Sueños.

Además del espejo, la cámara estaba vacía. Harry miró pero no vio en ningún lugar donde pudiera esconderse la Piedra Filosofal. Sin embargo, seguramente debe estar aquí, de lo contrario, ¿por qué Snape estaría protegiendo esta habitación? Harry se mordió el labio. ¿Quizás había un encantamiento de desvío o incluso un encantamiento de invisibilidad en él? Harry no estaba seguro de cómo se veía realmente, el libro de Hermione no había sido específico sobre su apariencia, diciendo que podría parecer una joya de color rojo oscuro del tamaño de una pelota de golf o, en ocasiones, una de color ámbar dorado que era un poco más pequeña...

Retrocedió contra la pared, sintiendo que cuanto más lejos estaba de los dos magos maestros, mejor, especialmente cuando empezaron a lanzar hechizos. Vamos, Sev, patea su trasero bien. Probablemente seas años mejor que él en ser un mago de la guerra, mira lo que me enseñaste en tan solo unos meses.

Quirrell sacó su propia varita, una mueca aguda en su pálido rostro cetrino.

– He esperado mucho tiempo por esto, Snape. Siempre acechando en las sombras, amenazando todo lo que hago, protegiendo a ese maldito mocoso Potter y sus amiguitos. Él habría muerto mucho antes y mi tarea aquí estaría casi completa si tú lo hicieras. No metiste tu nariz larga entrometida en mis asuntos –

– El bienestar de cualquier estudiante en Hogwarts es asunto mío, gimoteando, cobarde y lamido de culos bastardo – gruñó Snape, sus ojos negros brillando. – Tú que te rebajarías a matar a un niño, Quirinius, ¿te atreves a pararte aquí y proclamarte maestro? No eres más que una broma, una farsa cruel disfrazada de un ser humano normal –

Quirrell se irguió en toda su altura, lo que no era tan impresionante, Snape lo superó por al menos seis pulgadas y espetó:

– Te atreves a hablarme así, a mí, que ha sido elegido para ser el recipiente para el mago más grande del mundo. ¿El mundo ha conocido alguna vez? Te haré retorcer, Snape, te haré suplicar misericordia antes de que termine, y mi Maestro me verá y me recompensará enormemente por mis servicios –

– ¿Lo hará ahora? Todos saludan a Riddle, el Gran y Terrible Mago – se burló Severus. – ¡Quien se arrastra por el bosque chupando la esencia de los unicornios para preservar su lastimosa vida, quien hace mucho tiempo hizo un oscuro trato con el Príncipe de las Tinieblas, y quien ahora debe pagar la deuda adeuda! ¡Hágase a un lado, lacayo, y deje que su Maestro ¡Se mostrará! ¡Descubrirá que soy algo más difícil de matar que un simple niño de once años! –