AUNQUE PUEDAS VERME -LIEAN #2 (TERMINADA)

♡CAPITULO 25♡

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ADVERTENCIA*este capitulo contiene narrativa explicita. No me haho cargo de posible traumas jaja.

(No sé ni para que pongo advertencia si nadie hace caso jajajaja)

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Sus labios encontraron los míos con una suavidad que me sorprendió. 

Un claro contraste a sus besos previos. Aquello era poseer y reclamar, esto era disfrutar y adorar. 

La suave presión de sus labios me quitaba el aliento mientras, lentamente, su lengua invadía mi boca en caricias suaves.

Mi corazón latía a una velocidad impresionante. A una velocidad vertiginosa. Sus manos se apoyaron en mi nuca, enredando sus dedos entre mis cabellos, atrayéndome cada vez más cerca. 

Mis manos se apoyaron en su cintura mientras me dejaba llevar por el momento. Retrocedimos un par de pasos, entrando a la habitación.

Jean cerró la puerta con una mano y una sonrisa idiota se deslizó por mis labios mientras retrocedíamos entre besos hasta que mis rodillas golpearon la cama. 

Él se apartó de mí un segundo. Sus impresionantes y hermosos ojos color cafe se posaron en los míos, ridículamente cafés y sencillos.

—¿Estás seguro de esto? —preguntó. 

Lo único que pude hacer fue asentir. Era consciente de lo que estaba a punto de pasar entre nosotros. 

—Dilo... —la profundidad en las palabras de Jean me hizo sentir un hoyo en la boca de mi estómago. 

—E-Estoy seguro de esto Jean... —tartamudeé, con la voz temblorosa por la emoción. 

Una sonrisa lasciva, cargada de coquetería y promesas se deslizó por sus labios.

—Voy a hacerte el amor toda la noche, hasta que amanezca. —dijo en un susurro ronco y sentí cómo todo mi cuerpo se tensaba en respuesta a su promesa. 

Mis manos se enredaron en su cuello y lo atraje hacia mí en un beso fiero y urgente. Un sonido ronco brotó de su garganta y su lengua invadió mi boca una vez más.

No podía tener suficiente de él. Sus manos alzaron el material pesado de mi sudadera que estaba usando, sintiendo sus dedos fríos contra mi piel caliente. 

Una risa idiota brotó desde el fondo de mi garganta y él se separó de mí un segundo, mirándome con el ceño fruncido.

—¿Qué es tan gracioso? —preguntó, herido. 

Yo seguí riendo, sin poder evitarlo.

—¿Te das cuenta de lo anti-sexy que luzco? —pregunté, cubriendo mi boca con mi mano. 

La expresión seria de Jean no me detenía, yo no podía parar de reír. De pronto, me atrajo hacia él metiendo sus manos por debajo de mi sudadera, sobre mi cintura, acariciándome suavemente. Mi respiración se atascó dentro de mi garganta y no hubo más risas. 

Sus manos encontraron mis pezones.

Mi respiración se aceleró ante su suave caricia y mis ojos se fijaron en su mirada cargada de deseo.

—Llámame loco pero, para mí, esto es increíblemente sexy. —susurró, acariciando la turgencia de estos con sus pulgares. 

Mis ojos se cerraron con fuerza, absorbiendo su caricia y mis manos se aferraron a sus hombros.

Él deslizó sus manos fuera de mis pezones antes de tomar la parte de debajo de sudadera y deslizarla sobre mi cabeza. 

—Esto también es increíblemente sexy —la voz de Jean salió en un susurro ronco antes de que sus labios encontraran los míos en un beso fiero y apasionado.