AUNQUE PUEDAS VERME -LIEAN #2 (TERMINADA)

♡CAPITULO 8♡

-Déjame ver si entendí Libi: Jean casi te atropella ayer, le prestaste un libro, le mentiste acerca de tu nombre y le dijiste que te llamas Lucas, fue a buscarte a tu casa mientras tú ibas de camino a esta, estuviste enviándote textos con Jean y quedaron de verse la próxima semana... ¿¡Y dices que no hiciste nada importante ayer?!, tienes un serio problema de prioridades, Libardo!. -me regañó Darian, cruzándose de brazos en un gesto enfurruñado.

Una sonrisa se filtró por mis labios inevitablemente.

Me encogí de hombros sin poder ocultar la emoción de mi rostro.

-No sé porqué te emocionas tanto. No es como si él fuera a pedirme que volvamos a estar juntos.- dije intentando ocultar mi emoción.

-¡Claro que lo es!, Jean quiere estar contigo!. -espetó mi mejor amiga.

Yo mordí mi labio inferior para reprimir una sonrisa boba antes de echarme a caminar por el pasillo rumbo a mi salón.

Ése día estaba de un mortal buen humor, así que ni siquiera me importó tener un montón de tarea para el día siguiente. Era como si una envoltura de positivismo se hubiera apoderado de mi cuerpo en un abrir y cerrar de ojos.

"Buscaré a Naim. Te veo en la cafetería. X" me envió Darian en un texto.

Yo sonreí y me dirigí a paso veloz a la cafetería para apartar una mesa para los tres.

Pedí un burrito de carne deshebrada y un refresco de cola. Cuando me dieron mi comida, me dispuse a sentarme nuestra mesa habitual y saqué mis audífonos y mi reproductor junto con el libro que había comprado hacía un par de semanas.

Leer con música suave era algo que disfrutaba demasiado, así que no me costó trabajo sumergirme en la historia; olvidándome del mundo entero.

Mi audífono izquierdo fue arrancado suavemente de mi oreja y alcé la vista, esperando encontrarme con la mirada divertida de Darian,

Pero mi corazón dio un vuelco al encontrarme de frente a un par de ojos color cafes fijos en mi. Mi corazón comenzó a latir fuertemente dentro de mi caja torácica.

-Así que... ¿Lucas? ¿No? -preguntó Jean, alzando las cejas con incredulidad. Se habia dado cuenta de que *Lucas* no era mi nombre.

Sentí el rubor subir hasta mis mejillas y cerré los ojos con fuerza mientras sonreía suavemente.

-Creo que alguien ha leído un poco. -mascullé.

Jean se sentó a mi lado dejando su mochila sobre la mesa.

-Casi lo termino -dijo encogiéndose de hombros. Una sonrisa bailaba por sus labios

-, ¿Lucas? -volvió a preguntar sonriendo.

Yo reí suavemente, pero al reir pude notar como su sonrisa se desaparecia mientras su ceño se fruncía ligeramente. Y sus ojos me miraban fijamente.

-¿Q-Qué pasa? -pregunté con cautela
.
Él abrió la boca para responder, pero volvió a cerrarla mientras negaba enérgicamente con la cabeza.

-Tu risa, tu risa me parece familiar. La he escuchado antes -dijo con la voz enronquecida.

Mi corazón comenzó a golpear con fuerza dentro de mi pecho y sentí mis manos comenzando a temblar. ¿Me habría reconocido?, ¿En ese momento?, ¿Con mi cabello hecho un desastre y la ropa más horrible que pude haber encontrado en mi clóset?

-¿Ah, sí? -dije, intentando sonar despreocupado.

Jean se inclinó hacia mí un poco y su aroma me invadió por completo, haciéndome perder el aliento un par de segundos. Parecia querer olerme.

-¿Cómo te llamas? -inquirió en voz muy baja, mirándome directamente a los ojos. Su rostro estaba muy cerca del mio.

Mi corazón se aceleró y abrí mi boca para responder. Sus ojos se posaron en mis labios y su mirada se oscureció por completo. Yo miré los suyos.

Recordaba perfectamente la sensación de sus labios sobre los míos. La presión de su boca, la calidez de su aliento, el sabor de su lengua contra la mía..., por un segundo, creí que iba a besarme.

-Y-Yo... -tartamudeé.

"Vamos, Libardo, ¡Díselo!, ¡Díselo de una buena vez!" me regañé mentalmente.

-¡Jeansito!, ¿no vienes? -la voz una chica hizo que Jean se volteara hasta encontrar a la persona que le hablaba.

Yo cerré los ojos y suspiré fuertemente. Cuando los abrí nuevamente, pude ver a Brianda, caminando directamente hacia nosotros.

-Hey, Brianda -dijo Jean.

-Vamos a ir a desayunar al restaurante de Joe, ¿no vienes? -dijo ella, sonriéndole radiante.

Yo apreté los dientes para no gritar del coraje que estaba invadiéndome.

-Tengo clase en diez minutos. No podré acompañarlos -dijo él, encogiéndose de hombros.

Algo rugió en mi interior. La satisfacción de ver el rostro de Brianda decepcionarse casi me hizo sonreír.

-¡Hola! -Chilló ella, dirigiéndose hacia mí -, ¡Soy Brianda Deyanara!, mucho gusto.

Yo abrí la boca, buscando desesperadamente una forma de escapar de ella.

No quería que, cuando Jean se enterara quién era, estuviera Brianda presente.

Quería que estuviéramos solos. Quería ahorrarme la humillación y, ¿por qué no?, en el fondo esperaba que estuviéramos solos para que me envolviera entre sus brazos y me besara.

-¡Príncipe! -una voz conocida me hizo voltearme en mi silla.

Orson caminaba con paso despreocupado en mi dirección. Sin decir una palabra, tomó mi mano y me puso de pie de un tirón.

-¿Les importa si me lo robo? -dijo, despreocupadamente.

-Adelante - Brianda le guiñó un ojo y él sonrió radiante.

Jean lo miró con el ceño fruncido antes de apretar los labios en un gesto un poco molesto.

Orson tomó mis cosas a una velocidad impresionante y me guió de la mano hacia afuera de la cafetería.

-¡Gracias por sacarme de ahí! -jadeé aliviado, cuando estuvimos fuera.

Él rió suavemente y apretó mi mano, diciendo

-: Un placer, Libi. La próxima vez, asegúrate de estar únicamente con Jean, a solas, para que puedas decirle quien eres.

-Lo tendré en cuenta -mascullé

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Holaa♡

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