Capítulo II

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Narra Setsuna

Estaba caminando hacia el dojo de la familia de Hisui, era raro porque desde que tengo memoria siempre habíamos vivido muy cerca, el dojo se encontraba a tan solo dos calles de mi casa, mientras que Moroha vivía con sus padres en un departamento a una calle de mi casa, por lo cual siempre estábamos en contacto, siempre que se celebraba algo grande íbamos al templo del bisabuelo de Moroha, ahí vive también la anciana Kaede quien cuidó a mi madre cuando quedo huérfana, por lo cual a pesar de que mi padre y mi tío no se lleven tan bien siempre estábamos juntos.

Normalmente Moroha y Towa hiban conmigo hasta el dojo y después hiban al templo Higurashi para ayudar con labores pesadas y una vez que yo salía de el dojo me hiba para ayudarlas, sin embargo hoy todo se había puesto de cabeza, el bisabuelo de Moroha había ido a un chequeo médico y ella se había ofrecido a llevarlo saliendo de la escuela, Towa había decidido quedarse con mi madre ya que últimamente se había estado sintiendo mal, por lo cual yo caminaba sola hacia el dojo.

Todavía no llegaba cuando pude escuchar los gritos de las mujeres afuera de el dojo, no era sorpresa, el maestro Kohaku era un hombre joven, apuesto y soltero, no faltaban las muchachas que hiban a verlo, incluso algunas madres inscriban a sus hijos en el dojo para poder ver al maestro Kohaku, sin embargo hoy había algo raro, el número de féminas era había incrementado y sus chillidos eran de emoción, no tuve que entrar para saber lo que estaba pasando.

Pase entre las mujeres sin importar que las empujara o si ellas se molestaban, al estar lo suficientemente cerca pude entender la emoción de todas las mujeres afuera, el maestro Kohaku y el tonto de Hisui estaban haciendo una demostración, yo solo me dediqué a observar y tratar de memorizar algunos movimientos, de un momento a otro la pelea se había vuelto intensa, estuvieron un rato así hasta que el maestro Kohaku ganó aparentemente, él se empezó a acercar a mi.

-hola Setsuna ¿lista para empezar?- me pregunto el maestro Kohaku, pude escuchar las protestas a mi espalda, seguramente porque el maestro Kohaku ni siquiera las había visto.

-siempre estoy lis...- mi respuesta quedó interrumpida cuando de manera sorpresiva Hisui se abalanzó contra su tío por la espalda, sin embargo este esquivo su ataque, yo no pude reaccionar a tiempo, entonces Hisui chocó contra mi, caímos hacia atrás, cerré los ojos esperando el golpe, pero él puso su mano atrás de mi cabeza evitando que chocara contra el piso, abri mis ojos lentamente topandome con los ojos azules de Hisui, podía sentir su peso encima de mi, su respiración chocaba con la mía, podía oler su fragancia, pude escuchar las quejas a nuestro alrededor, no quería ser el espectáculo de todas esas mujeres -¡levántate tonto!- le dije a Hisui para que reaccionará de una vez y se quitará de encima mio.

-¡¿a quién le dices tonto, tonta?!- dijo mientras se levantaba.

-¡a ti baboso!- le dije, me levanté de el piso y sacudi mi ropa.

-no es mi culpa que no te hallas quitado a tiempo- me dijo cruzándose de brazos.

-pero si es tu culpa por atacar- le dije.

-bueno ya no peleen- dijo el maestro Kohaku -mejor entren y ve a cambiarte Setsuna- nos ordeno, ambos hicimos una pequeña reverencia y entramos, yo me dirigí a los vestidores para cambiarme la ropa por el keikogi*, lo normal siempre era que el keikogi fuera blanco y el obi fuera de diferente color dependiendo del nivel de aprendizaje, sin embargo yo y Hisui habíamos empezado a ser una excepción, yo usaba el keikogi de color púrpura, mientras que usaba el obi de color lila, y Hisui lo en color negro con el obi de color aqua, la mamá de Hisui los había echo especialmente para nosotros, también para sus hijas mayores, pero ya casi no venían por culpa de la universidad.

Cuando salí de los vestidores, pude ver a Hisui recibiendo a los estudiantes, tanto él como yo ayudamos al maestro Kohaku con los estudiantes y a cambio el me daba clases gratis, a mí no me gustaba depender de mis padres, por eso  siempre trataba de conseguir las cosas por mi misma. Las clases estaban a punto de empezar, por lo cual pusimos a los niños en sus formaciones, a mí me gustaba convivir con los niños, siempre había querido tener un hermano o hermana menor, después de todo yo era la menor por 14 minutos, Towa siempre había actuado como la mayor y eso nunca me había molestado, sin embargo ahora teníamos tantos problemas con nuestros padres, que desearía que ellos tuvieran más hijos, talvez así nos darían nuestro espacio y dejarían de sobreprotejernos.

Las clases pasaron rápidamente, me metí a las duchas de el dojo, cuandosalí,   busqué mi celular, cuando lo prendí pude ver que en la bandeja de entrada tenía 10 llamadas perdidas de Towa, 2 de mi padre y como 50 mensajes de whatsapp, cuando los leí sentí un nudo en la garganta, mi madre se había desmayado y Towa la había llevado al hospital, cuando escuché los mensajes de voz podía escuchar sus sollozos, salí corriendo sin despedirme de nadie, llegué a la dirección del hospital que Towa me había mandado, cuando entré  Towa estaba llorando en la sala de espera, no podía ver a mi padre por ningún lado.

-Towa ¿qué pasó?- le pregunté, mientras la abrazaba.

-no lo sé yo solo salí por un vaso de agua y cuando volví ella está inconsciente- me dijo llorando aún más fuerte.

-tranquila vas a ver que se pondrá bien- le dije.

-se supone que me quede para cuidarla- dijo tratando de contener las lágrimas.

-imaginate si hubiera estado sola, si no hubieras estado ahí no quiero imaginarme- le dije tratando de animarla. En eso pudimos ver a mi padre acercarse

-Towa, Setsuna- nos llamó, nosotras nos levantamos como un resorte.

-¿cómo esta mamá?- pregunto Towa.

-esta bien ¿quieren verla?- pregunto, por alguna extraña razón parecía feliz.

-si porfis- dijo Towa, para después arrastrarme mientras seguía a mi padre, cuando llegamos a la habitación, pude ver a mi madre levantada, abrazando un ok s papeles.

-¡mamita!- dijo Towa para correr hasta donde está mi madre y abrazarla, pude escuchar su llanto y mi madre trataba de consolarla.

-madre ¿qué te paso? ¿Te sientes mal? ¿Tienes algo grave?- el bombardeo de preguntas que hice dejo a todos sorprendidos.

-no mi amor, lo que tengo es algo muy bonito- me dijo, yo ya tenía mis sospechas, pero no quería ilusionarme todavía.

-¿qué tienes mami?- pregunto Towa separándose un poquito de ella, mi padre se puso al lado de mi madre.

-lo que pasa es que muy pronto van a tener un hermanito- dijo mi madre, Towa saltó de alegría mientras se arrodilló para pegar su cabeza al estómago de mi madre.

-que bueno- fue lo único que dije, yo estaba feliz, mi problema era mi orgullo que no me permitía demostrar mis sentimientos.

-que carácter tan feo tienes- dijo mi padre.

-tenemos- le dije, el solo sonrió, se acercó y por primera vez en mucho tiempo me abrazó, la noticia nos había puesto felices a todos.

Competencia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora