6. A través de cartas

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—¡Ow, tu enano-!

—Uh, ¿Capitán Levi?

Levi ladeó un poco su rostro, su postura el epítome de tranquilidad y neutralidad que era tan característica del hombre y a la que todos estaban acostumbrados. Hange por su parte, estaba de pie con la silla corrida hacia atrás, su cuerpo inclinado sobre la mesa mientras su puño se cerraba alrededor del cuello de la camisa del otro. Félix simplemente estaba ahí sentado, observando todo de la misma manera en la que la situación se sentía: sinsentido.

Petra pestañeó en la dirección de los otros, mentalmente encogiéndose de hombros y dando los pasos necesarios para acercarse hasta su Capitán.

—Harold trajo correspondencia en la mañana. Hay un par para usted de parte del Comandante Erwin y otro para Hange-san —Petra les entregó sus cartas, siempre sonriente y después viró hacia Félix, presentándole tres cartas—. Aquí tienes, Félix.

Dichas cartas y una vez las hubo tomado fueron suficiente para que la mente de Félix volara lejos de los sucesos dentro de la habitación. En el fondo podía escuchar a Hange murmurando lo que sea que contuviera su carta, Levi sorbiendo de su taza de café para ahogar los murmullos y Petra, que seguía de pie frente a él.

El azabache parpadeó, alzando la mirada y observando curiosamente a la pelirroja.

Su expresión era… desconcertante. La sonrisa en los labios de ella resultaba dudosa, sus ojos moviéndose de sus manos al rostro de Félix, como si tuviera algo que decir pero no supiera cómo.

Le ofreció una pequeña sonrisa, y por una fracción de segundo, tanto Petra como Félix vieron dos imágenes distintas frente a sus propios ojos.

Él, el rostro ensangrentado de su camarada.

Ella, la figura demasiado quieta de un amigo.

Ambos se estremecieron, los ojos muy abiertos y los labios temblorosos siendo lo primero que notaron en el otro. Ambos se sostuvieron la mirada por unos momentos antes de que Petra se diera media vuelta y desapareciera sin mediar palabra, dejando a Félix con el corazón en la garganta y las náuseas dando vueltas en el fondo de su estómago.

Lentamente, y aunque todavía se sentía lo suficiente inestable como para no poder respirar adecuadamente, su mirada bajó a los sobres en sus manos, notando finalmente la forma en que apretó los puños alrededor de ellos con tan fuerte agarre.

La caligrafía de su madre era distintiva incluso entre los pliegues que se habían formado y por un instante, una gran ola de alivio lo inundó de dentro hacia fuera. Félix relajó el agarre en los sobres y los colocó sobre la mesa, su pulgar suavizando el papel porque recibir una carta de parte de su madre era un milagro de por sí.

Sus manos aún temblaban cuando apartó el primer sobre y leyó el otro, la caligrafía más nítida de Erwin atrapando su vista de inmediato. Félix sonrió con ligereza y rompió la parte de encima del envoltorio, sustrayendo la hoja en el interior y desblobándola para comenzar a leer.

Félix,

Es algo tarde para comunicarte esto, y a pesar de que sé estás ya consciente de los nuevos reclutas, me gustaría informarte personalmente de ellos.

Como Mike muy cordialmente me recalcó después de la ceremonia, y por alguna extraña razón que creo se debe principalmente a Eren, la 'élite' de la Tropa 104 de cadetes se ha unido a nosotros. Lo cierto es que ni yo podía creerlo. Una pena debo de admitir que es para la Policía Militar que de diez solo uno se haya unido a ellos, Nile debe estar realmente decepcionado.

En fin. Policía Militar o no, considero esto un logro para nosotros a pesar de los eventos recientes y de nuestra verdadera tarea. Quiero pedirte que, a parte de vigilar a Hange y mantener a raya sus impulsos —aunque considero que no debes preocuparte, encontraré la forma de quitarle a Moblit el trabajo de aquí para enviarlo con ustedes—, me gustaría que mantuvieras un ojo encima de los nuevos reclutas.

Friend of the Devil ━shingeki no kyojinWhere stories live. Discover now