37. De verdades y carcajadas

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CAPÍTULO TREINTA Y SIETEDE VERDADES Y CARCAJADAS━━━━━━━━┓ * ┏━━━━━━━━

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CAPÍTULO TREINTA Y SIETE
DE VERDADES Y CARCAJADAS
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La puerta se cerró a sus espaldas con un clic audible.

Hange miró a su acompañante de reojo, a la blancura en sus ojos y la ligera capa de sudor que le perlaba la frente. Había sido así desde que abandonaron Ragako, desde que ingresaron a su oficina para discutir sus descubrimientos y después, al salir de ella para presentarlos a Erwin.

Hange sentía por Connie, en verdad que lo hacía. Y a pesar de que siempre había sido ella quien cazaba conocimiento como un perro tras una salchicha, esto no era lo que buscaba. Lo que esperaba.

No quería descubrir lo que los titanes eran a costa de la salud mental de sus compañeros, a costa de la familia, la madre de uno de sus chicos.

No se sentía correcto, y mientras más pensaba en ello, mientras más vueltas le daba al tema, más enferma se sentía.

Esto no era ciencia, esto era crueldad.

—Ah, así que estaba, Comandante Pixis.

El hombre le ofreció un asentimiento, pero sus ojos se desviaron casi de inmediato hacia el chico junto a ella.

—Ah, es cierto, este es...

—Connie Springer —le interrumpió el chico, llevándose una mano al pecho en saludo—. De la tropa 104, procedente de Ragako

—Oh, el pueblo del que se cree que proceden los titanes.

Había una nota de pena en la voz del hombre, a pesar de estar bien disfrazada. Hange tragó saliva con pesadez, mirando una vez al chico de reojo. Connie estaba pálido, con la mirada perdida.

Tenía ganas de brindarle apoyo, quizás consuelo, pero nada que ella le dijera serviría para tranquilizarlo. Hange no podría traer de vuelta a sus seres queridos incluso si así lo desearía.

—Hai. Tras corroborar los resultados de la inspección del pueblo con él, nuestra teoría se volvió más verosímil, así que he venido a informar de ello.

Al hablar, sentía la garganta seca. Como si hubiera tragado demasiada sal, o tierra, y toda la saliva que debía ser utilizada al momento de entablar una conversación hubiera sido absorbida por otra cosa. Las palabras se sentían pesadas en su boca, y en su pecho, el agujero crecía.

Hange era una mujer de ciencia, de descubrimientos y hambre por conocimiento.

Esto no era lo que esperaba al cazar aquel deseo.

—Hace un tiempo noté varios aspectos que creía habíamos pasado desapercibidos, y me acerqué a un compañero mío para poder darle forma a esas ideas en mi cabeza. Durante una expedición, encontramos el diario de una antigua integrante de la Legión de Reconocimiento llamada Ilse, que solo logró confirmar parte de lo que nosotros ya nos temíamos.

Friend of the Devil ━shingeki no kyojinWhere stories live. Discover now