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Palomitas y secretos



Querido Diario:

Me costó mucho pero al final logré despertar a Izar para que vieramos el cometa, aunque ya a ambas nos pesaban los ojos y bostezamos hasta que nos fuimos a dormir y no mentiré: sí fué una bonita y agotadora experiencia.

Por suerte logramos ir al colegio y no dormirnos en el intento, así que eso nos salió bien.

Es más, creo que todo está yendo relativamente bien, sí, se acerca la semana de exámenes, pero la verdad estoy muy confiada en que todo me saldrá bien, he prestado atención a mis clases y no he faltado a ninguna tarea, a quién si le debo a veces tareas es a David, pero él con la Universidad y yo con mis proyectos encima, pues, dejamos pasar por alto ciertas cosas.

Cómo este fin de semana: suspendimos mis clases con él solo para venir a la iglesia y ver una película, me sentía muy emocionada porque Izar estaba con nosotros, y yo no cabía en ningún lugar por la felicidad que tenía.

Le enseñé dónde Gabi daba sus clases y dónde habíamos dejado un pequeño mural que ella misma nos ayudó a armar una vez que llegó de sorpresa a mi casa, le enseñé el interior de la iglesia, el exterior, y hasta le enseñé donde a veces me quedaba a hablar con Mateo cuando llegaba a limpiar la Iglesia, ella no parecía particularmente emocionada por todo lo que le enseñaba, pero parecía feliz de verme feliz.

—Aún no creo que me hayas hecho llegar tan temprano —se quejó mientras comíamos de una bolsa de papas fritas, sabía que el grupo de jóvenes iban a vender cosas, pero aún así había traido mis golosinas—, ¿Por qué no me hiciste llegar cuando faltaran al menos unos cinco minutos?

—Solo falta una hora —le recordé—, no te quejes.

—Sí, y estoy aquí desde hace una hora —se volvió a quejar—, hasta parece que soy más puntual que algunos religiosos.

Giré mi cabeza para ver el salón, la película la veríamos dentro de la iglesia, por lo que había mucho espacio, pero ya había ciertos jovenes conversando, otros buscando buenos lugares para sentarse y otros dejando cosas en los asientos, seguramente apartandolos para que nadie se sentara ahí.

—Pues sí... serías una buena religiosa al parecer.

—Ya cállate —me dijo sonriendo y yo aproveché para tomar otra papita—. ¿Dónde estarán los otros?

—Gabi y Julio no tardan en llegar, David estará vendiendo durante toda la cinta, Moisés no me ha contestado los mensajes y Mateo se supone que ya debería de estar aquí.

—¿Por qué "se supone" que Mateo ya debería de estar aquí? —me cuestionó ni bien había terminado de hablar—, ¿No que ésta era una actividad de los jóvenes? Y él no pertenece a ese grupo, no creas que no presto atención cuándo se ponen a hablar de esta iglesia.

—Ya sabes, vive aquí.

—¿Cómo? ¿Vive aquí en la iglesia? Vaya, ni se ha de masturbar tranquilo.

—¡Por Dios, Izar!, no digas eso.

—¿Qué? —dijo con falsa inocencia, sabía que solo estaba molestando así que negué con la cabeza, ella solo se cubrió la boca con ambas manos y casi en un susurro dijo:— ¿Está prohibido decir eso aquí?

—¡Dios, dame paciencia!.

—Tú eres la que dices que vive aquí y me enseñaste todo menos a dónde le debo de llevar serenata en su cumpleaños —se excusó como si le estuviera llamando la atención.

¡Rayos!... Me Enamoré De Un Cristiano [Parte 1]Where stories live. Discover now