Capítulo 16; Bomba atómica

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Sigue y hasta el fondo –murmuré contra la ventana de la camioneta llena de gotas de lluvia.

–Pero esa es la casa de Sean –me observó confundido mientras estacionaba el auto frente a la fachada.

–¿Cómo sabes donde vive Dawson? –pregunté extrañada.

Ninguno de los dos habían mencionado haber tenido algún tipo de relación con el otro.

–Solíamos ser amigos –confesó.

–¿Tú y Dawson? –enuncié entre risas, las cuales cesaron al ver que lo decía en serio.

–Discutimos por una idiotez y nos dejamos de hablar –intentó comentar como si no tuviera importancia –. Pero a ver, no entiendo. Te olvidó en el diner ¿por qué vienes a buscarlo?

–Porque vivo aquí –le contesté con simpleza, algo divertida.

–¿C...con él? –titubeó extrañado, casi sin aire.

Afirmé, tomando mis cosas e intentando devolverle su abrigo, aunque me detuvo, asegurándome que se lo podría regresar otro día.

Me preguntó por qué vivía ahí con su usual necesidad de saber todo, lo que solo ocasionó que lo ignorara.

–Buenas noches, hoyuelos –me despedí, bajándome del auto.

–Esp...

Iba a decir algo, pero yo ya había cerrado la puerta y sus palabras se perdieron en el abismo de la obscuridad, en el abismo de la lluvia.


Martes 13 de octubre

Era el día, ese día.

No tenía energía para salir de la cama, ni de ir a la escuela, o de seguir con el trabajo.

No tenía ganas de hacer nada, ese día no.

Simplemente no podía.

De alguna manera logré salir de la cama y tomar lo primero que encontré en mi vestidor, unos mallones negros y una sudadera café, que Dawson había dejado en mi cuarto.

No me molesté en cepillar mi cabello antes de amarrarlo en una coleta de caballo, ni apliqué maquillaje para cubrir mis evidentes ojeras.

Este día marcaba el tercer año, tres miserables años desde que la había perdido.

Un poco de maquillaje no iba a disimular absolutamente nada.

Bajé las escaleras y lo primero que vi fue a Dawson parado frente a la estufa, preparando el desayuno, que al contrario de otros días no era cereal, eran panqueques junto con un buffet completo.

Sabía que no tenía muchos dotes culinarios, por lo que verlo intentar me derritió el corazón.

Trataba de hacerme feliz, él siempre lo trató.

Al llegar a la escuela, nos bajamos del coche y Dawson se quedó charlando con unos conocidos, por lo que yo me dirigí a la entrada.

Había una sensación, un aura, inusual en el estacionamiento que me causó escalofríos.

No era por la constante lluvia, que no había parado desde la noche, dejando el cielo con tonos opacos y el sol oculto por las nubes cerradas, ni por el silencio.

Era como si el mundo estuviera de luto, en cierto modo lo estaba.

Mi mundo entero estaba de luto.

–No es que no te veas bien, pero o que te quedaste ciega o intentas llamar mi atención desesperadamente –dijo el rubio señalando mi elección de ropa, haciendo que me percatara de su presencia a mi costado.

Colisión InevitableWhere stories live. Discover now